Capitulo 29 ~Creo que no ha sido buena idea. ~

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La cena pasó en un silencio incomodo y cuando salía un tema de conversación, solo participaban Carol y Blas, que no hablaban muy cómodamente, Álvaro estaba con el móvil todo el tiempo hablando con Natalia y Eva solo asentía o contestaba monosilábicamente cuando le hacían una pregunta. Cuando terminaron de cenar, dieron un pequeño paseo antes de despedirse e irse cada pareja hacia un sitio. Álvaro y Eva no hablaron en ningún momento, solo caminaron hacia casa. Al entrar, Eva se metió en su habitación y se encerró en ella hasta la mañana siguiente, cuando salió para meterse en el baño a ducharse y arreglarse para irse a la piscina. Justo cuando salía, Álvaro iba a tocar la puerta, ella pasó por su lado sin decir nada más que un simple “Buenos días.” y fue a la cocina, desayunó y después fue al salón para esperar a que llegaran los chicos. Cuando tocaron al timbre, abrió sonriendo animada de no tener que soportar más ese incomodo silencio y las mirada confusas de él.

-          Bueno, señorita, ¿Dónde tenemos que ir? – preguntó Dani sonriendo sentado al volante.

-          Cuando salgas de esta calle, gira a la derecha pasando dos, después otra a la izquierda, recto cuatro manzanas y hemos llegado. – sonrió Eva desde el asiento trasero.

Se pusieron en marcha siguiendo las indicaciones de ella, llegando veinte minutos después.

Al bajar del coche, las chicas estaban esperándolos en la puerta con una sonrisa, tras saludarse todos, Lucia abrió la puerta y entraron, siendo recibidos por un pequeño cachorro de San Bernardo que salió al encuentro de ellos.

-          Hola, Oliver, ¿Cómo estás, bonito? – dijo Lucia agachándose para acariciarlo.

-          Que mono, ¿desde cuándo lo tienen? – preguntó Marta cogiéndolo en brazos.

-          Desde ayer, se lo mandó mi tía por correo. – sonrió acariciando al cachorro, que le lamió la mano - ¿Está la abuela o te han dejado solo? – le preguntó sonriendo, a lo que el pequeño soltó un ladrido.

-          No sabía que hablabas con los perros. – se rió Carlos a su lado.

-          No, pero me encantan. – se rió con él.

Siguieron caminado por el jardín hasta la piscina, al ver las puertas de la terraza cerrada, supuso que sus abuelos no estaban, por lo que los llamó para decirles que había ido allí con unos amigos y que se marcharían por la noche.

Las primeras que se metieron al agua fueron Marta y Carol, que nada más dejar las cosas en el césped, se tiraron de cabeza, seguidas de los chicos.

Eva se quitó el vestido que llevaba y lo dejó sobre su macuto, dejando ver una camiseta de tirantes muy larga que casi le tapaba hasta la mitad del muslo.

-          ¿No te vas a quitar eso? – preguntó Lucia mirándola con el ceño fruncido.

-          No.

-          ¿Por qué?

-          Porque tengo morados por todas partes y no quiero que me veáis así. – respondió caminando rápidamente y tirándose a la piscina.

Lucia suspiró y se metió también al agua. Así estuvieron toda la mañana, gastándose bromas y jugando en el agua hasta que un móvil empezó a sonar. Álvaro salió de la piscina y lo cogió, descolgó y estuvo hablando por él durante unos minutos, miró a Lucia y le preguntó si le importaba que fuera una amiga suya, a lo cual ella respondió que no, que viniera sin problema, pero lo que ninguno se imaginaba al aceptar que viniera era que esa amiga fuera Natalia, quien se presentó allí media hora después con una enorme sonrisa.

¿Cuándo te volveré a ver?Where stories live. Discover now