Estaban en la puerta del McDonald’s esperando a que llegaran los chicos, paradas en la puerta donde no hacia ni una pizca de sombre por ninguna parte. Carol cruzó la calle rápidamente y se metió debajo de un árbol, les hizo una seña a las demás y fueron hacia ella, se sentaron en el suelo en círculo mientras esperaban.
- Ay, me acabo de acordar… Dice el chico de la barra que si te puedes pasar mañana a hablar con su jefe para el trabajo del cartel. – dijo Lucia mirando a Eva.
- ¿Qué trabajo? – preguntó Álvaro llegando detrás de ella, haciendo que se sobresaltaran.
- ¡Por fin llegáis! – exclamó Lucia levantándose del suelo, sacudiéndose las hojas de césped que se habían quedado pegadas en su pantalón.
- No sabía yo que tuvieras tantas ganas de verme, rubita. – le dijo Carlos riendo, guiñándole un ojo.
- No es precisamente por eso por lo que quería que llegarais. – respondió riendo.
- ¿Entonces? - preguntó mirándola divertido.
- Porque me muero de hambre, por eso. Cinco minutos mas y no os espero para comer. – respondió mirándolo divertida.
- Anda, vamos, que la señorita está hambrienta… - dijo Carlos mirándolos a los demás, pasándole un brazo por encima de los hombros a Lucia, que se rió.
- Pobrecita… - la pinchó David riendo.
Carlos la cogió de la mano y tiró de ella para empezar a caminar hacia la puerta del McDonald’s. Los siguieron Dani y Marta junto con David, que iba chinchándole a Lucia por pura diversión.
Blas se quedó mirando a Carol, que sonrió algo avergonzada por su mirada insistente, se giró para coger sus cosas del suelo y al levantar la mirada y girarse, se lo encontró muy cerca de ella.
- ¿Ya no me saludas? – preguntó con una sonrisa.
- Hola. – dijo riendo.
- Que sosa eres cuando quieres, ¿eh? – dijo él riendo también.
- ¿Y qué quieres que haga? – lo miró divertida.
- Darme un beso, por ejemplo. – sonrió de medio lado.
- ¿Y por qué no me lo das tú? – sonrió picara.
- También es cierto. – se rió él.
Le puso una mano bajo la barbilla y la acercó a él, besando sus labios con un suave toque, al separarse, la miró con una pequeña sonrisa, le quitó un mechón de pelo que impedía que pudiera ver sus ojos con claridad y, aun sonriendo, la besó de nuevo, pero esa vez mas largamente, haciendo que ella le respondiera al beso.
- Creo que deberíamos dejarlos solos… - le susurró Eva a Álvaro con una pequeña sonrisa.
- Ven. – sonrió Álvaro cogiéndola de la mano.
Empezaron a caminar bajo los arboles que había por ahí, cubriéndose del fuerte sol bajo las hojas.
- ¿Qué tal has pasado la mañana?
- Muy bien, ya te contaré luego… - se rió - ¿Y tú? ¿Qué tal? Carol ha dicho que cuando ha llamado a Blas estabais ocupados, perdón si os hemos molestado.
- Ah, no era nada, estábamos ensayando una canción, pero era la última, así que, no pasa nada. – sonrió.
- Qué bien… - sonrió mirándolo de reojo.
