La nieve dejó de caer, las flores y los árboles se quedaron como estaban, lo pajaros callaron y la luciernagas desaparecieron. Necesitaba descansar, se sentía pesada, agotada, como si no hubiese dormido en semanas. Empezó a caminar sin saber muy bien a donde iba, caminaba en modo automatico, sentía frío y humedad alrededor de su cuerpo, pero no le importaba, se sentía verdaderamente bien y se quedó dormida.

A la mañana siguiente todos los miembros de la familia wells estaban en el comedor, junto con Mike y Jetsel que charlaban animadamente. El Dios entró en la sala cabizbajo, no quería admitirlo, pero se sentía rechazado y deprimido; Él había pasado toda su vida junto a Sam, la había visto crecer, hacer amigos, llorar y reir, había dormido con ella, visto miles de películas con ella y, aunque en un principio solo quería protegerla, se había enamorado de ella. Pero ella había conocido a otro chico antes de poder conocerle a él, uno que le había llamado la atención, pero sus celos pudieron con él y en cuanto pudo besarla...

-¿y la diosa?- preguntó Helena al Ian, este salió de su ensoñación y se sentó junto a Mike.

-Durmiendo-respondio secamente.

-Mara, sube a despertarla por favor.- Mara asintó antes de salir por la puerto, pero Ian la detuvo.

-No está en su habitación, está durmiendo en el lago.

-¿Junto al lago?- Preguntó Drake, la voz de aquel muchacho hizo que le hirviese la sangre, él no tenía la culpa de nada, pero aún así le odiaba. Sam le pertenecia a él, solo a él

-No- respondio- EN el lago, se divirtió mucho anoche probando sus poderes y acabó agotada.- Una chica que trabajaba en la cocina le puso delante un plato lleno de comida, tanto dulce como salada- Estar en contacto con la naturaleza nos ayuda a recobrar fuerzas o curarnos.

-Entonces Mara, mejor ve al lago.

Mara salió del comedor sin saber muy bien que se iba a encontrar, y un poco asustada por como la recibiría ella.

-¡Mara!- está se giro para ver a Amando corriendo hacia ella. Esta la recibió con una sonrisa y ambas se dirigieron al lago cogidas de las manos.

Sam empezaba a notar la luz del sol luchando por despartarla, ella no quería despertarse y se dió la vuelta cuando algo húmedo le rozó la pierna, rapidamente abrió los ojos para darse cuenta que una de las carpas del lago había nadado demasiado cerca de ella. "Solo era un pez" le costó varios segundo darse cuenta de donde estaba, nadó hacia arriba corriendo como si de repente le faltara el aire, llegó a la superficie y aspiró todo el aire que pudo, para después darse cuenta de la idiotez que acababa de cometer.

Empezó a reirse de si misma, aún metida dentro del lago y completamente mojada, agradeció que aún hiciese calor y entonces se quedó paralizada por la escena que estaba viendo. Mara y Amanda se estaban besando justo delante de ella.

-Oh- se le escapó. Ambas chicas se volvieron corriendo con cara de asustadas.-No quería interrumpiros, lo siento, pero si agradecería que me ayudarais a salir de aquí.

Cada chica le ofreció una mano y la sacaron de ahí completamente mojada.

-Gracias.

-Sam, por favor, no digas nada de esto a nadie.-pidió Amanda con un hilo de voz.

-¿no lo saben?

-Mi madre no es muy liberal, piensa que la gente que es como nosotras está enferma...o solo es una fase de la juventud...

-Pero nosotras realmente nos queremos- termino Amanda.- Ambas chicas se miraron e intercambiaron una mirada de complicidad repleta de amor.

-Tranquilas, podeís confiar en mi.-A Sam no le importaban ese tipo de cosas, no entendía que tenía de malo que dos personas del mismo sexo se gustasen.

El cazadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora