22 de octubre de 2013

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Todavía me acuerdo de aquella sonrisa. De esa que logró que las mariposas que encerraba mi estómago revivieran y danzaran en infinitas volteretas. Fue la que me dedicaste el día que nos conocimos.

Nuestra primera cita.

Esa sonrisa parecía decir tantas cosas. Parecía contener un millón de promesas, algunas de las cuales pronunciaste a viva voz poco después. Pensándolo bien, creo que yo puse la mayoría de ellas allí, queriendo asegurarme de que las cosas estaban por cambiar. De que todo iría bien, para variar.

Puse demasiadas esperanzas en ti, Chase. Lo reconozco. Y ahora sé que, en realidad, no te necesitaba. No eras tú lo que me hacía falta. Pero, aun así, te quería. Te quería demasiado.

Ojalá hubiera llegado a esta conclusión mucho antes. ¿Quién sabe todo lo que podríamos haber evitado?

* * * * *

—¿Lo ves, Emma? Empezaste a escribir un diario con la excusa de que era para Chase, pero eso es todo lo que fue. Una excusa. Dijiste todo lo que ya no podías callar poniéndolo a él solo para tener una razón que te convenciera de que podías expresar todo aquello que estaba en tu mente. —Estaba mareada y la doctora Liessen no dejaba de hablar. Sus palabras eran como flechas y yo era su diana. Ella acertaba siempre—. Chase es solo el puntapié inicial, pero quiero que reflexiones sobre ello. Sobre su verdadera importancia en todo esto y por qué lo elegiste a él. Porque no pasa de ser un disparador, pero me queda claro que tú no lo ves del mismo modo. Y debes entender que hay responsabilidades que le endilgas a él, incluso a ti misma, que no les corresponden. Necesito que pienses en ello, ¿de acuerdo?

Ayer mi mutismo escondía demasiado. Pensé en todo lo que dijo desde antes de poner un pie afuera de su oficina. Busqué respuestas pero huyeron de mí, despavoridas. Mi mente no logra enfrentar la verdad y no puede superar nuestra cruda despedida.

Y hoy me concentro de nuevo, repitiendo la búsqueda. Pero es inútil.

Ya no sé qué llave abre la puerta del cuarto en donde alojé las únicas memorias que pude atrapar y encerrar. Ni siquiera sé qué es lo que se halla detrás de ella, pero algo me dice que no es nada bueno.

Y ahora temo lo que pueda encontrar.

Sin embargo, sé que la doctora Liessen no está errada. Basta ver las nuevas entradas para darle la razón. Tu nombre va escaseando, Chase, y mis letras van dedicadas más a mí misma que a ti. Voy desentramando las hilachas de nuestra historia y trato de continuar el tejido como es debido.

Sin ti.

De tu ex, con amor (Emma & Chase #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora