19 de agosto de 2013

5.2K 317 73
                                    

Ojalá dejar de amar fuera tan sencillo como enamorarse.

Creo que en eso debemos coincidir. ¿Cuánto tiempo pasó desde que ella se fue? Años. Ya deberías haberla olvidado, pero nunca lo hiciste. La odio, pero sobre todo odio lo que quedó de ti... Y lo que esa parte causó en mí.

* * * * *

Hoy recordé nuestra primera cita. Yo tenía veinte y seguía sin tener idea de lo que estaba haciendo con mi vida. Tú tampoco tenías mucha idea, y tenías veinticuatro.

Me pasaste a buscar a la tarde temprano. Estabas nervioso, pero la sonrisa no se te borraba. Yo también estaba nerviosa. De hecho, mi estómago estaba hecho trizas por la ansiedad. Estuve a punto de llamarte para cancelar la cita por eso.

¿Sabes lo que esa sola llamada nos hubiera ahorrado?

No te llamé. En cambio, me vestí, la cabeza a punto de estallarme por la cantidad de pensamientos que revoloteaban dentro de ella.

Hacía frío y detesté eso. Tuve que ponerme ropa que no me gustaba para evitar congelarme y terminé por parecer una cebolla gigante perdida entre tantas prendas. Pero todas las preocupaciones se fueron cuando te vi.

Puedo jurarlo, Chase. Las mariposas se apelotonaron y empujaron todas juntas y a la vez en mi interior. Sonreí yo también, porque no podía hacer otra cosa. Quise correr esos pocos pasos que nos separaban y abrazarte y nunca dejarte ir.

Hice las dos primeras.

Mis mejillas ardían y tu sonrisa no se apagaba. Me besaste poco después y fue allí cuando firmé mi condena, beso tras beso.

Pasamos todo el día juntos, como dos adolescentes viviendo su primer amor, hasta que cayó la noche. No quería despedirme ni volver a casa a estar sola. Cuando estaba contigo se sentía como si estuviera donde debía estar. Era mi lugar. Mi casa era vacía y solo podía conformarme con pensar en todo lo que había sucedido en el día. ¿Cómo podía ser eso suficiente? El recuerdo era tan descolorido y sabía a poco.

Ahora el recuerdo me mata.

* * * * *

—Emma...

—No, Chase. Déjame terminar... Esto no funciona —te dije mientras las lágrimas me aguijoneaban. Hice tanto esfuerzo para que ellas no cayeran. Tenía que mostrarme entera. Pero solo tenías que mirarme a los ojos para saber que todas mis estructuras se estaban derrumbando—. Te quiero demasiado, pero esto no me hace bien.

—Como quieras...

—No es solo como yo quiera. Se supone que somos dos. Una pareja, Chase. —¿Lo éramos? Creo que solo yo había apostado a ello. Y perdí mi apuesta.

—Si fuera por mí, seguiría contigo, así. Yo no puedo darte más. —¿No podías darme más o no querías hacerlo? Chase, nunca pude leerte, pero en ese momento sí. Y lo vi, Chase. Lo vi todo. Eras un maldito mentiroso y yo una idiota.

—Se acabó, Chase. Se acabó. —Una idiota que se había rebelado.

* * * * *

Estaba nublado. La neblina se envolvía en finas filigranas vaporosas, arañando cada cuerpo que estuviera en la calle. Quise salir de tu auto porque me sentía ajena a tu mundo. Estabas en silencio y ya no me mirabas. Solo conducías.

Eso fue al tercer mes, ¿lo recuerdas?

Habíamos peleado y discutido durante toda la semana. No te había visto en una quincena. Te extrañaba, pero al encontrarnos sentí como si me sumergiera en un mar de hielo. No podíamos hablar sin herir susceptibilidades, así que callamos. Nos sofocamos a besos. Nos desgastamos los labios y la piel y nunca hablamos.

No debería haber callado.

* * * * *

Soy un enredo de fibrillas, sentimientos y aire consumido. Ya no sé lo que escribo. Simplemente tomo el diario y dejo que el lápiz se deslice dejando sus trazos en el papel. Escribo lo que recuerdo y todo lo recuerdo sin orden, de manera fragmentada, como flashes que se prenden y se apagan. No me dejan concentrarme en otra cosa y me inducen a escribir y escribir.

Te gustaba leer lo que yo escribía. Decías que era talentosa. Que era envidiable. Justo yo. Me reía, porque me parecía ridículo que alguien envidiara algo de mí. Te enojabas por eso y yo arreglaba todo con un beso. Me mirabas con el ceño fruncido y yo borraba esas arrugas que se formaban alrededor de tus ojos con sonrisas y caricias.

Chase, tú querías que escribiera nuestra historia. Querías leer mis palabras y hacerte dueño de mi visión sobre todo lo que vivimos juntos. Creo que puedo decir que la estoy escribiendo, pero no como la hubiéramos querido.

Es una tragedia moderna disfrazada de romance.

Es el desenvolvimiento de una mente que no puede aceptar una pérdida.

Es la historia de una chica que creyó en un chico. Ese chico le mintió.

Adivina cuál es el final, Chase.

Ya no te hace falta leerlo.

 

* * * * *

Esta es la sexta vez que interrumpo lo que hago para dejarme arrastrar por lo que siento. Me estoy hundiendo en el océano que es mi pequeño mundo de palabras tristes. ¿Qué estoy haciendo? Llevo mi pena a cuestas y este estúpido cuaderno para no olvidar que lo que siento es mío y es real. Es dolor traducido en letras, en pequeñas dosis. No puedo escribir mucho, de un tirón, porque ese tirón me llega al alma.

Esto tiene que terminar... Pero presiento que es solo el comienzo.

De tu ex, con amor (Emma & Chase #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora