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POV BECKY

Después de casi 12 horas de vuelo y un transbordo agotador, finalmente aterrizamos. Al salir del aeropuerto privado, un chófer nos recogió y condujo durante casi una hora hasta llegar al lugar, mierda en que me había metido.

"Alex, detente" - dije antes de entrar.

"¿Qué pasa, Beck?" - preguntó Alex confundida.

"No puedo costear esto con mis ahorros. Es enorme. Pensé que íbamos a un departamento pequeño" - expresé preocupada.

"Es de mi familia. Es raro que vengan, así que lo pedí al abuelo" - respondió Alex con una sonrisa.

"No me gusta. Esto no está bien" - negué con la cabeza.

Alexandra se acercó a mí y acarició mi mejilla. "Eres hermosa, inteligente, tienes un enorme corazón y siempre mereces lo mejor" - dijo con ternura.

"¿P..por qué siempre dices esas cosas para convencerme?" - pregunté con voz temblorosa, apartando la mirada. Alex solo sonrió.

"Ven, vamos. Debes conocerla" - me tomó de la mano y entramos juntas.

Era una mansión de ensueño en medio de los exuberantes paisajes de la Toscana. Se encontraba en una colina y ofrecía vistas impresionantes de los viñedos.

Las grandes puertas de madera maciza se abrieron hacia un vestíbulo deslumbrante, decorado con un suelo de mármol.

En el interior, se podían apreciar muebles costosos, tapicería de seda, una cocina gourmet completamente equipada, un comedor formal con capacidad para doce personas, dormitorios lujosos y baños con bañeras de hidromasaje.

Los jardines rodeaban la mansión, con una piscina hermosa y un viñedo privado que producía vinos de renombre mundial.

"¿Y qué te parece, Beck?" - preguntó Alex emocionada.

"Es hermoso, todo. Me encantan los paisajes que se pueden apreciar desde aquí" - respondí maravillada.

"Puedes tomar esta habitación. Ahora me voy, duerme mucho. El jet lag es horrible. Nos vemos por la mañana, Beck" - me dijo Alex antes de salir.

A pesar de que eran las 8 de la noche, decidí ir a dormir para adaptarme al nuevo horario. Cuando entré al dormitorio, me di cuenta de que estaba equipado con cosas que me gustaban. Sabía que al día siguiente tendría que matar a Alexandra, ya que siempre gastaba en cosas para mí sin consultarme. Me aventé a la cama y no sé cuánto tiempo pasó hasta que finalmente me dormí.

Desperté en medio de un silencio extraño. No había ruido de la bulliciosa ciudad. Bajé a la cocina en busca de algo para desayunar, pero como no sabía cocinar, opté por tomar un poco de cereal mientras enviaba mensajes a Irin para informarle dónde me encontraba.

"Despertaste, ¿qué estás haciendo?" - dijo Alexandra al entrar en la cocina y sentarse a mi lado en el desayunador.


"Desayuno, moría de hambre" - respondí.

"Eso no es un desayuno adecuado, Rebecca. Debes comer bien hoy, vamos a visitar la ciudad" - dijo mientras cortaba fruta.

"Necesito buscar trabajo, no puedo ir a pasear" - le respondí preocupada.

"No puedes" - dijo ella mientras colocaba un plato de fruta frente a mí.

"¿A qué te refieres?" - pregunté confundida.

"Son las políticas del país. Dentro de dos meses podrás trabajar" - explicó mientras seguía dándome fruta.

"Me lo dices ahora, ¿qué haré?" - pregunté frustrada.

"Pasear conmigo, divertirnos" - respondió con una sonrisa y acercó un trozo de fruta para que lo tomara de su mano.

"Alex..." - intenté decir algo, pero ella me interrumpió.

"Está bien, entonces te contrato. Puedes ser mi asistente" - propuso.

"¿De qué estás hablando?" - pregunté confundida.

"Voy a montar una exposición, Beck. Necesito ayuda, y así tú podrás trabajar" - explicó.

"¿Tengo opción?" - pregunté un poco molesta.

"No, por ahora, desayuna. Más tarde iremos a ver el estudio donde trabajaré en algunas pinturas faltantes" - dijo mientras continuaba con su desayuno.

Decidimos explorar la ciudad juntas. Era fascinante, con sus calles empedradas y pequeñas tiendas. El arte estaba presente en cada rincón y era simplemente hermoso.

Después de comer, visitamos el estudio en el centro de la ciudad donde Alexandra comenzaría a trabajar en su exposición. Me encantaba verla pintar. Al finalizar la tarde, regresamos a casa.

"¿Qué te pareció la ciudad, Beck? ¿Te gustó?" - preguntó Alexandra mientras se tumbaba en la alfombra de la sala.

"Me encantó. Es tranquila, relajada, perfecta. Pero ya no puedo más por hoy" - respondí exhausta.

Me recosté a su lado y Alexandra se giró, quedando de lado. Desde mi posición, la observaba de reojo mientras acariciaba mi cabeza. Cerré los ojos y me dejé llevar por la sensación reconfortante de sus manos. De repente, sentí un cambio en el ambiente y noté su respiración cerca de mí.

Abrí los ojos y Alexandra estaba demasiado cerca. Sus ojos transmitían una mezcla de ternura. Lentamente, acarició mi mejilla, lo que me hizo tensarme, pero decidí no moverme y simplemente observar sus movimientos. Mordió su labio inferior y luego dirigió su mirada a mis labios durante unos segundos.

"Beck..." - susurró con voz nerviosa y débil.

"Mnnnh" - respondí nerviosa y con la voz temblorosa.

"¿Estás mejor después de lo del divorcio?" - preguntó cerrando los ojos con fuerza alejándose de mí, volviendo a recostarse boca arriba. Yo dejé salir un suspiro.

"Pensé que estaría con ella para siempre" - confesé con tristeza.

"¿Por qué no quisiste escucharla?" - preguntó Alexandra, abriendo un tema inesperado.

Cerré los ojos, pensando en la pregunta. - "Ya no confío en ella. Intenté mantener esa esperanza, pero siempre terminó más rota" -respondí con pesar.

Era extraño que Alexandra preguntara por Freen, pero desde que salí de Bangkok, fantaseaba con que Freen vendría a buscarme. La extrañaba a esa idiota, aunque sabía que era yo mas idiota por creer en ese tipo de fantasías.

El Lazo Que Nunca Se RompioWhere stories live. Discover now