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POV FREEN

Me encontraba en la oficina, trabajando hasta tarde en la noche. El estrés me invadía y mi mente estaba completamente enfocada en mis tareas. En ese momento, recibí un mensaje que hizo que mi estómago se revolviera. Al ver el nombre de la persona que lo envió, dudé en abrirlo. Pero finalmente, reuní el coraje necesario y lo leí. Era un simple mensaje que decía "tenemos que hablar".

Desde hace una semana, sabía que Rebecca regresaría de Londres. Sin embargo, había tomado la decisión de no ir a recogerla al aeropuerto. No quería generarle expectativas sobre nuestro falso matrimonio. Aunque sabía que era lo correcto, no pude evitar sentirme culpable por ello.

Conduje rumbo a la mansión que mi abuelo nos regaló el día de nuestra boda. Al ver a Rebecca, me di cuenta de que aún lucía igual que hace tres años. Sin embargo, ya no era la niña que solía seguirme a todas partes. Se había convertido en una hermosa mujer, y eso me impactó.

Cuando hablamos del acuerdo de divorcio, su evidente tranquilidad me confundió. No era la reacción que esperaba. Me despedí de ella, sabiendo que estar cerca una de la otra no era bueno para ninguna de las dos. Sin embargo, mientras estaba sentada en mi deportivo, algo dentro de mí me causaba intranquilidad. ¿Por qué había reaccionado tan indiferente ante el divorcio? ¿Acaso no le importaba en lo más mínimo? Al cabo de unos segundos de pensarlo, bajé del deportivo. Necesitaba averiguar qué le pasaba. Odiaba su actitud y quería entenderla.

Ella no dijo nada cuando le ordene que durmieramos en la misma habitación simplemente obedeció. Después de bañarme, la vi dormida. Parecía un ángel: frágil y serena. Negué con la cabeza y me recosté a su lado, tratando de encontrar la paz en el sueño.

La comida con Heidi había resultado bastante bien, hasta que Rebecca mostró una foto de una chica que la tenía de la cintura. Para colmo, estaban saliendo. Pero, ¿a mí qué me importaba? Estaba comprometida con Heidi y pronto nos casaríamos. Sin embargo, esa foto despertó en mí una mezcla de emociones: celos, enojo y confusión. No pude evitar que mi rostro reflejara mi incomodidad en ese momento.

Después de dejar a Heidi en su casa, decidí regresar a la oficina para ocuparme de algunos asuntos de negocios pendientes. Fue entonces cuando recibí un mensaje en mi teléfono.

Nam: ¿Quieres venir? Estamos todos aquí.

-De acuerdo, estaré ahí pronto. -respondí mientras salía apresuradamente de la oficina.

Nam era la dueña del Sky Bar, uno de los lugares más populares de la ciudad. Esa noche, el bar estaba especialmente concurrido. Tan pronto como entré, vi a Nam, Heng y Noey, mis amigos de toda la vida. Los cuatro habíamos crecido juntos y siempre habíamos sido muy cercanos.

"¿Has visto a Becky?" - me preguntó Nam tan pronto como me acerqué a ella.

"Sí" -respondí, y luego pedí al cantinero que me sirviera un vaso de whisky para relajarme.

"De verdad te estás divorciando de ella, ¿idiota?" - Nam siguió cuestionando.

"Sí" -respondí con impaciencia, mientras encendía un cigarrillo. La verdad era que no me gustaba que me cuestionaran sobre mi decisión, pero entendía que Nam se preocupara por Rebecca. Después de todo, habíamos crecido juntos y Rebecca era como una hermana para ellos.

"¿Cómo pudiste hacer eso? Becky es como nuestra hermana. Crecimos con ella. Tú y Heidi están siendo muy crueles con Becky" - me reprochó Nam.

Soplé una bocanada de humo mientras el cantinero colocaba mi bebida frente a mí. Decidí no responder a Nam en ese momento y simplemente me dispuse a beber mi whisky. Aunque no quería admitirlo, sabía que lo que decía era cierto. Estaba siendo dura con Rebecca.

El Lazo Que Nunca Se RompioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora