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Al siguiente día, me levanté temprano para prepararme para el trabajo. Cuando estaba a punto de salir, recibí una llamada de mamá

"Hola, Becky, ¿cómo estás, cariño?" - dijo mamá del otro lado de la línea.

"Hola, mamá, estoy bien. Estoy a punto de salir para el trabajo."

"Recuerda que la cena con el abuelo es hoy. Regresa de su viaje de negocios y quiere verlos a todos aquí" - dijo mamá.

"Claro que sí, mamá. Me ilusiona ver al abuelo" - respondí.

Pasé todo el día de trabajo de excelente humor. Había extrañado al abuelo y anhelaba verlo. Pero también sabía que con el abuelo aquí, podríamos pedirle el certificado de matrimonio y Freen podría continuar con los trámites.

Ofrecí mi presentación con propuestas para los nuevos clientes, y Friend quedó fascinada con cada detalle que incluí. Había terminado mi jornada laboral cuando encontré a Friend en el ascensor y me acompañó hasta la salida.

"Rebecca, eres extraordinaria. Pronto tendrás mi puesto y yo estaré desempleada" - bromeó Friend

" Como si eso fuera posible" - sonreí.

Salimos juntas a la calle, mientras seguimos conversando y riendo.


"¡Rebecca Armstrong!" - me llamó por mi nombre aquella insistente voz.

Me di la vuelta y vi a Freen parada detrás de mí, pero esta vez Heidi no estaba con ella. Se notaba incómoda y molesta. Tal vez mamá y la abuela la habían obligado a venir por mí, por eso mantenía su rostro de frustración.


"Bueno, Becky, te dejo con tu amiga. Hasta mañana" - se despidió Friend de mí.

"Está bien. Hasta mañana" - respondí con una amplia sonrisa. Friend se alejó y me despedí de ella con la mano, y antes de que pudiera bajar el brazo Freen me agarró y me arrastró hacia su auto.

"¿Qué estás haciendo, Freen?" - así fue como mi buen humor se fue.

Freen se estaba volviendo demasiado autoritaria. No éramos pareja de verdad y ella estaba sobrepasando los límites.


"Entra al maldito auto" - me indicó con cara de pocos amigos.

La miré molesta, pero ella me ignoró. Casi me empujó dentro del vehículo, cerró la puerta de un portazo, dio la vuelta hacia la puerta del conductor y ocupó su lugar. Decidí quedarme callada porque su mal humor iba a contagiarme y no quería discutir. Después de todo, ahora que regresó el abuelo, pronto tendríamos los papeles del divorcio listos para firmar. Así podría librarme de los juegos de Freen.

El ambiente dentro del automóvil era pesado y tenso. Me limité a mirar a través de la ventana, aferrándome con fuerza a la puerta ya que íbamos a gran velocidad. De repente, Freen frenó en seco, lo que me hizo impulsarme hacia delante. Si no fuera por el cinturón de seguridad, habría chocado contra el frente del auto. Debido a la fuerza del frenazo, me lastimé un poco con el cinturón.

"¿Qué te sucede?" - le grité furiosa. - "No te pedí que me recogieras, debiste quedarte con Heidi. Yo podía llegar sola"

"Rebecca, eres una mujer casada. ¿Por qué estás coqueteando con otras mujeres?" - me dijo con voz acusadora.

"¿Qué?" - me quedé pensando de que hablaba. Después de unos segundos, entendí a qué se refería. - "No estaba coqueteando con Friend, estábamos hablando. Y si coqueteo con ella, no le veo problema. Tú y yo no somos nada" - la miré a los ojos.

"Aún no hemos hecho los trámites" - su voz se tornaba mas molesta.

"¿Cuál es la diferencia? No estás enamorada de mí, estás enamorada de Heidi. Deja de acorralarme y sofocarme" - grite.

"Eso no tiene nada que ver. Ninguna mujer espera ver a su esposa coquetear con otras" - dijo con determinación.

"No me importa. Yo tengo derecho de coquetear con quien me plazca" - fijé mi mirada en la ventana. Ya no me interesaba seguir tolerando sus tonterías.

Durante varios minutos, ninguna de las dos dijo nada. Freen se dio por vencida y volvió a encender el automóvil, acelerando bastante enojada.


"Si quieres que Heidi se quede sola y desamparada, sigue manejando como una desquiciada" - automáticamente, al decir eso, Freen desaceleró. Todo indicaba que Heidi era la mujer que la influenciaba.

Cuando llegamos a la mansión, el mayordomo, quien estaba en la entrada, percibió el mal humor de Freen y no dijo nada hasta que ella ingresó.

"Señorita Rebecca ¿se encuentra bien la señorita Freen?" - susurró el mayordomo.

"En un rato estará bien. Por ahora, dejémosla tranquila" - susurré, sonriéndole.

Cuando entré a la sala de estar, ya se encontraba toda la familia reunida.

"¡Al fin llegan! Bienvenidas" - el abuelo abrazo primero a Freen, luego me miró sonriente y me abrazó cálidamente. - Pasemos a cenar, familia.

El abuelo Luan Sarocha era un hombre cálido y amable. Era el patriarca de los Sarocha y su autoridad era indiscutible. Nadie se atrevía a cuestionar sus decisiones, incluso Freen nunca protestaba tanto como lo hacía con la abuela o mamá. Todos le temían y respetaban por igual. Siempre había sido amable y considerado conmigo desde que me adoptaron.

Tomamos asiento en la gran mesa, con el abuelo en el extremo. A su derecha estábamos Freen y yo, a su izquierda se encontraba la abuela junto a nuestros padres, y a mi lado estaban los padres de Jane junto con ella, hasta el final. Cuando Jane me vio, me sonrió y me guiñó un ojo, lo que Freen notó y golpeó levemente mi hombro.

Había ido allí con la firme convicción de pedirle al abuelo el acta de matrimonio para solicitar el divorcio. Pero ahora me daba miedo mencionarlo frente a toda la familia. Sin embargo, al recordar a Heidi y sus múltiples arranques por hacerme sentir mal, y a Freen aún casada conmigo y viviendo con ella, antes de comenzar a cenar tomé el valor suficiente para abrir la boca.

"Abuelo, siento pedirte esto, pero ¿nos podrías entregar el acta de matrimonio? Freen y yo hemos decidido divorciarnos" - solté mis palabras y, al escucharlas, todos voltearon a vernos a Freen y a mí.

"Querida, ¿podemos hablar de esto en otro momento? Hace mucho que no cenamos en familia" - dijo el abuelo con calma, pero se notaba un malestar en su mirada.

"Abuelo, agradezco todo lo que esta familia ha hecho por mí. Me han dado todo. Pero creo que es momento de aceptar las cosas" - dije con firmeza.

"¿Qué sucede, Freen Sarocha? ¿Hay algo que deba saber por ti?" - el abuelo miró a Freen, esperando una respuesta. Freen se tensó y no podía mentir.

"Abuelo... yo..." - Freen intentaba hablar, pero estaba atrapada.

"Freen, mira lo que has hecho. Lastimaste a tu esposa y ahora quiere divorciarse" - regañó nuestro padre.

"Sé que Freen no ha sido la mejor esposa, pero no pueden botar este compromiso como si nada pasara" - decía la abuela, preocupada.

Freen no decía nada, solo se quedó allí en silencio. Era su culpa o tal vez la mía por haber accedido a esta locura.

La familia Sarocha había cuidado de mí desde pequeña. Me habían protegido y me habían dado todo. Antes de conocerlos, estaba sola en el mundo. Era huérfana y les debía mi vida. Por eso accedí a todas sus peticiones, incluido casarme con Freen, a pesar de que ella no me amaba.

El Lazo Que Nunca Se RompioWhere stories live. Discover now