XVIII

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Capitulo 28

Chocolate para un corazón roto.

Él… no estaba.

¿Se había ido? ¿Otra... vez?

Sin decir nada, sin ni siquiera despedirse y sin dar ninguna explicación. 

Me quede un segundo viendo a un punto fijo, flexione las rodillas y las abrace. Sentía su olor en la camiseta que me había prestado. Por un momento me quede así, no se muy bien cuanto tiempo supongo que unos minutos.

Mi mente trataba de imaginar escenarios ficticios en donde el aparecía por esa puerta y me daba un beso en los labios, trayendo el desayuno a la cama. Tal como sucede en las películas.

Pero eso nunca paso.

Porque la realidad no es como en las películas, no siempre la chica buena puede hacer cambiar al malo.

“Lo prometo, Lily”

Esas palabras resonaban en mi mente.

Observe la puerta por un segundo más con todavía un poco de esperanza. Hasta que ese segundo termino y con ello mis ganas de seguir en ese cuarto.

Me levante de la cama de un solo golpe y tome mis zapatos y vestido. Tenía demasiados sentimientos en el corazón a punto de explotar y me olvidé de que llevaba su camiseta, así que me la deje.

Me dirigí hacia la puerta y salí de ahí. Solo quería irme, salir de ese lugar y no volver. Mis ánimos no eran los mejores y encontrarme con alguien para hablar no era una opción.

Llevaba ambos zapatos en la mano derecha, camine por ese pasillo con la cabeza agachada y no di cuenta que alguien estaba llegando.

Me choqué con un chico alto pelinegro, con rostro serio, pero sereno a la vez. Tenía la misma mirada que Mattheo. Era su hermano, Tom.

—Lo siento, no te vi.—Murmure en voz baja y él me observo un segundo.

No le hice caso y comencé a caminar hacia la salida, pero antes de que diera más de tres pasos el chico habló.

—¿Mattheo está en su cuarto?—Preguntó, con voz sería.

Frene un segundo y me di la vuelta para verlo.

—¿Cómo sabes que estaba en su cuarto?

—Su camiseta.—Señalo la que tenía puesta.—¿Está en su cuarto?—Volvió a preguntar.

—No. ¿Tú..tú sabes donde está?—Pregunte, acercándome a él.

Tom sonrió amargamente. Se acercó un poco a mí y ambos quedamos en ese pasillo.

—¿Tu nombre es Lu, no es así?

—Sí.

—¿Quieres un consejo Lu? Yo que tú no lo busco por un tiempo. Mattheo no es de esas personas que quieran una relación y mucho menos con una Potter.

Sentí ese coraje por las venas.

—¿Y qué te hace pensar que estamos en una relación? Jamás en mi puta vida, estaría con un Riddle.—Respondí, con total seriedad.

CORAZONES MALDITOS|| Mattheo Riddle. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora