XI

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Capitulo 11

Hermano de otra madre.

Y le tiré toda la cerveza arriba de la cabeza.

—Ah. Y me caes mal.—Agregué con una sonrisa orgullosa.

La cara de Pansy estaba en completo shock. Sus manos tocaban su cabello mojado y pegajoso por la cerveza. Al igual que su ropa y cuerpo.

Sentí la mirada de todo el mundo centrada en nosotros.

—¡Vete a la mierda Potter!—Me insultó, empujándome.

El empujón de Pansy hizo que casi me cayera, pero Fred estaba atrás mío y me sostuvo firmemente para que no lo hiciera. En ese momento, sentí como las manos de Fred me tironeaba para que nos fuéramos de una vez. Pero yo no  tenía pensado irme y muchos menos con lo que dijo después.

—¡Controla a tu perra Weasley!—Grito enfurecida.

—Lu, vámonos ya.—Me susurró Fred al oído.

—No.—Dije seriamente y me acerqué a ella.—¡A ver si te libras tan fácil de esta perra!

Y le devolví el empujón mucho más fuerte del que ella me dio. Mattheo sostuvo a Pansy. Pero se veía que ella estaba dispuesta a rematar. En cuanto intento acercarse a mí, él la detuvo rápidamente.

—¡¡Suéltame Riddle!!—Dijo, mientras forcejeaba con él.

Mattheo trato de tranquilizarla y la alejo un poco de nosotros.

Mientras eso sucedía se podía escuchar los murmullos de todos al rededor.

Y entonces me empezó a surgir la risa involuntaria que había estado teniendo todo este tiempo.

—Z-o-r-r-a.—Deletree entre risas.

—¡Yo no soy una zorra! ¡Tú eres la zorra!—Grito a lo lejos mientras me señalaba con el dedo.

—¡Tú eres una puta zorra perra!—Le contesté ahora seria.

—Okay, ahora si ya vámonos.—Dijo Fred e hizo que soltara la cerveza que todavía tenía en la mano. 

Fue entonces cuando sentí unas fuertes manos que rodeaban mi cintura y me cargaban como si fuera una bolsa de papas.

Escuchaba los gritos de Pansy a lo lejos, pero no le preste más atención. En realidad no le estaba prestando atención a nada. Tal vez por eso no me di cuanta de que todo el mundo me estaba viendo.

—¡¡Fred!! ¡Ya bájame!—Proteste, mientras golpeaba su espalda.

Pero él no me hizo caso y siguió caminando hasta alejarnos de ese lugar.

—Bájame.—Le ordené.

—No.—Respondió.

—Bájame.

—No.

—¡Bájame!

—¡No!

—¡No te dejaré en paz hasta que lo hagas!

—Inténtalo, me crie con 5 hermanos y un gemelo. No creo que lo logres.—Señaló divertido.

Suspiré mientras mi cabeza daba vueltas y veía  la parte de atrás de los zapatos de Fred y el piso borroso. Intente levantar la cabeza, pero eso hacía que todo se pusiera más dado vuelta. Así solo dejé que esta se acostara en la espalda de Fred. 

Luego de un rato la música empezaba a sonar cada vez menos fuerte y vi que llegamos a unos de los pasillos donde se encontraban los cuartos. Por fin me bajo. Pero seguía sosteniéndome con el brazo cruzado por atrás de mi cintura para que no me cayera.

CORAZONES MALDITOS|| Mattheo Riddle. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora