V

12.5K 777 130
                                    

Capitulo 5

Algodón de azúcar



—Pero… No podemos salir, el profesor Snape dijo que-

—Me importa un carajo lo que haya dicho Snape.—Me interrumpe y se dirige a la puerta, dejándome completamente inmóvil, al lado del estante de libros.

Se acerca a la puerta y se arrodilla observando la cerradura de la misma.

Me acerco a él, sin entender muy bien que es lo intentaba hacer.—¿Cómo piensas abrirla? No tienes varita.—Digo algo ilusa.

Mattheo levanta la cabeza, y saca el invisible que me había robado. Me lo muestra, con una sonrisa sin dientes de fondo. Solo lo miro, todavía sin entender.

—No todo en la vida se resuelve con magia.—Dice introduciendo el invisible y dando algunas vueltas en la cerradura de la puerta. 

—No la abrirás.

Luego de algunos intentos fallidos, da algunas vueltas más y se escucha un Clic. Toma el picaporte y con mucha facilidad abre la puerta como si nada.

—¿Decías?

Su cara de triunfo y burla hacia mí, hace que voltee los ojos.

Se levanta y abre un poco más la puerta, de hecho la deja completamente abierta, poniendo su cabeza a fuera, viendo a ambos lados del pasillo que desde adentro se notaba que estaba completamente vacío. Y como si de un niño jugando a ser espías se tratase, dice:

—Genial, no hay moros en la costa.

—Genial James Bond.

Vuelve a meter la cabeza e ignora completamente mi existencia, esquivandome y cruzándose. Veo que se dirige a la mesa donde dejo el cuaderno y lo dobla a la mitad metiéndolo en el bolsillo trasero de su pantalón.

Y otra vez me ignora completamente esquivándome de nuevo del camino.

—¡Espera! ¿Va-vas a dejarme sola...Aquí?

—¿Quieres venir?

—No.

—Entonces sí, te quedaras sola.

Empieza a caminar, en dirección a la puerta y esta vez como si los papeles se invirtieran lo sigo como un patito a mamá pato. Tal y como él lo hizo la primera vez que lo vi en la torre de astronomía.

—Te acusaré con Snape.

Intento amenazarlo, aunque en verdad no lo iba a hacer. No me gusta ser ese tipo de persona, pero en estos momentos es lo único que me quedaba. No quería quedarme sola toda otra media hora.

—No, no lo harás.—Afirma, seguro de sí.

—¿Cómo estás tan seguro?

—Si lo haces, diré que tú también quisiste irte y que me echaste la culpa. Además, volveré antes de que el castigo termine y Snape no se dará cuenta.

CORAZONES MALDITOS|| Mattheo Riddle. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora