XII

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Capitulo 12

La luna y el sol.

—Créeme que besas mejor que nadie.

Y creí  que se iba a detener. Pero no lo hizo.

Estaba a punto de decir algo pero me interrumpió haciendo que nuestros labios se junten de vuelta. Aunque esta vez el beso fue más calmado y no tan apresurado como el anterior.

Y otra vez volví a caer en lo que se llama la maldita realidad.

Me separé de el lo más rápido que pude con un pequeño empujón. Ambos quedamos a unos metros de distancia. Podía ver como una expresión de confunción se formaba en su cara. 

—No te hagas iluminaciones conmigo Riddle.—Dije mientras me alejaba un poco de el.

—Ilusiones.—Me corrigió.


—Eso también.—Dije y el soltó una pequeña sonrisa a la luz.

Me enojó que estuviera  divirtiéndose, como si todo esto fuera un juego para el.

—Tu..¡No puedes hacer eso!—Dije, enfurecida.

—¿Que cosa?

—¡Eso! Lo que.. acabas de hacer.—Intente explicarme de la mejor manera, pero el alcohol que llevaba hacia que me fuera algo difícil.

—¿Hablas de besarte?

—¡No puedes besarme y pretender que nada paso!

—¿Y que se supone que paso Lu?—Preguntó el alzando una ceja y acercándose lentamente hacia mi.

Di un paso atrás a la misma vez que el se acercaba. Todo mi cuerpo estaba tenso por la mirada que imponía el ante mi.

—¿Por que cada vez que intento acercarme te alejas?—Volvió a preguntar con ese tono pícaro hacia mi.

Volví a retroceder.

—¿Por que la vez que te pregunte lo del beso dijiste que te importo un carajo?—Pregunte, y se quedo quieto. Casi inmóvil.

Su mirada seguía clavada en mi. Lo que hacía que mis nervios aumenten cada vez mas.

—¿Que mas da? ¿Por que te importa?—Preguntó.

Otra vez empezó a avanzar.

—Curiosidad.—Respondí. 

—¿Siempre eres así de curiosa?

—A veces. 

Una sonrisa torcida se formo en sus labios. Y para cuando me di cuenta mi espalda estaba pegada a la puerta. Ya había retrocedido demasiado. Mire para atrás  asustada al chocarme con la puerta.

Mattheo estaba en frente mio.

—Yo no fui quién empezó con esto.

Sus ojos estaban mirándome fijamente  sin apartar la mirada ni un instante. Intente salirme de ese lugar por un costado pero el puso su brazo y literalmente quede atrapada entre el y la puerta cerrada. No tenía salida.

CORAZONES MALDITOS|| Mattheo Riddle. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora