Capitulo 17

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ABBY

Me desperté sudando y muerta de miedo. Ya no recordaba cuantas veces había soñado con eso, pero estaba claro que el miedo no desparecía. Hacía mucho que no sabía de mi marido y eso me preocupaba.

Maldije en voz baja que hubiesen pedido su ayuda y que él hubiera aceptado. Ahora estaba muy lejos de casa.

Me levanté. Ya era de día, así que me vestí y crucé el corredor para bajar después las escaleras.

Siempre me había gustado el tapiz granate de las paredes y las pequeñas mesas de madera que había ente tramo y tramo antes de bajar las escaleras.

Fui al comedor y esperé a que me trajeran el desayuno.

La tarde anterior, casi a la noche, David consiguió burlar a los campesinos y salir de Salem. De inmediato, avisaron a Phillip y habían empezado a buscarle unos por el norte y otros por el sur, de momento sin éxito. Ya era por la mañana, así que supuse que ya andarían buscándole por el este y oeste; aunque probablemente ya no lo encontrarían.

Yo había decidido mandar por si acaso una carta a Emily y Kyle porque podría caber la posibilidad de que les encontrase y no quería correr el riesgo después de todo lo que habíamos hecho. Lo mejor era avisarles.

Cuando terminé de desayunar, salí de casa y di la carta a un fraile. Recé porque llegase a buen puerto

DAVID

Me desperté y me desperecé antes de levantarme de la cama. Debería de ser casi las ocho y seguramente estarían todavía buscándome, así que para no correr riesgos, pensé en despertar a Dorothy para irnos.

Me dirigí a la habitación de Dorothy, abrí y la desperté. Cuando me miró, no se cayó de la cama gracias a que la sujeté a tiempo.

– Ten cuidado – dije – Venga, tenemos que irnos

– Gracias – murmuró levantándose de la cama

Me miró de arriba abajo con el camisón y yo entendí y salí de la habitación. Esperé abajo a que bajase mientras tomaba el desayuno. La posada era típica para un alojamiento de burgueses de clase alta, algo que no era de mi rango.

Pero dado que Emily se dirigía a la zona del mar, poco me importaba pasar solo una noche en ese lugar. Había que admitir que tenía clase el lugar y además que Dorothy se habría sentido mejor en un sitio como ese que en uno de mayor lujo.

– Ya estoy lista – me asustó por detrás - ¿Nos vamos ya?

– Sí – me levanté del asiento – Aunque no has desayunado

– Comeré cuando hagamos una parada – ladeó la cabeza – Vamos

Salimos de la posada y cogimos el caballo con el que yo había viajado hasta ahí. La ayudé a subir y emprendimos camino a la zona del mar.

Dorothy parecía temblar por momentos y no sabría decir si era por frío o miedo.

– Dorothy, ¿te encuentras bien?

– Sí – respondió intentando controlarse – solo tengo frío

La miré pero rehuyó mi mirada

– Es por lo de anoche, ¿verdad? – entendí

Ella no respondió pero interpreté su silencio como un sí.

– Si te preguntas el porqué, debo decir que no lo sé con claridad – proseguí yo – Pero, significó mucho para mí así que no creo que lo hiciera por aburrimiento. Puedes estar tranquila en ese aspecto, pero no debe volver a suceder, ¿me entiendes?

Bloody Wedding ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora