NARRA VANESA
Cuando dejé a Mónica en su casa tras la comida que compartimos en un restaurante cercano al estudio, conduje de vuelta a mi casa sintiéndome, con diferencia, más viva que nunca. Habíamos estado juntas casi veinte horas, donde el denominador común a todas ellas habían sido besos, cariño y sexo. La noche anterior hicimos el amor por primera vez, y juro que nunca había sentido tantas cosas en el pecho al mirar a alguien mientras estábamos en la cama; era su primera vez con una mujer, y yo había barajado hasta la opción de que a ella no le apeteciera o no quisiera tocarme a mí, pero nada más lejos de la realidad. Me volvió loca y me hizo sentir un placer indescriptible.
Aquella tarde había quedado con mi hermano para ir a la estación a buscar a nuestra madre, que venía a pasar el fin de semana a Madrid. Era algo que hacía de manera bastante habitual, y que a mí me gustaba especialmente.
-Hola, hermanita -dijo Antonio nada más entrar en mi coche.
Se inclinó a besar mi mejilla y yo le correspondí con gusto. Arranqué el coche en dirección Atocha.
-¿Qué tal? -le pregunté ya en la carretera.
-Bien -me respondió sonriente -¿tú también?
-Sí, muy bien -asentí. Noté la mirada de mi hermano matándome, a mi derecha -¿por qué me miras así?
-¿Me vas a contar ya de Mónica Carrillo?
Tragué saliva, aguantándome las ganas de reír fuerte.
-¿Qué hablas?
-¿Cómo que qué hablo? -se quejó -estuvo en Málaga, estuvo en Madrid, y llevas unos cuantos días desaparecida, a saber haciendo qué...
Me mordí la mejilla por dentro, aguantándome fuerte la risa. Inútilmente.
-¿De qué te ríes? -me dio un manotazo en la pierna -¿es un secreto? ¿no vas a contar nada?
-¿Un secreto? -me sorprendí -claro que no.
Mi hermano me volvió a asesinar con la mirada, esperando a que hablara de una vez por todas. Me di cuenta rápido que no tenía mucha escapatoria.
-Nos estamos conociendo -dije aquella famosa frase -nos caimos bien aquel día en Málaga, y desde entonces nos estamos viendo mucho.
-¿Que os estáis viendo mucho? -dijo levantando las cejas -o sea, que estáis follando, ¿no?
Reí fuerte, contagiándole.
-Bueno, entre otras cosas -dije sonriente -no sólo es sexo.
Antonio me miró sorprendido.
-Vaya, o sea que te gusta de verdad.
-Sí -asentí -me gusta de verdad.
Mi hermano guardó silencio unos segundos, los cuales yo ocupé en su mayoría en pensar en ella.
En seguida cambiamos de tema, y pronto llegamos a la estación. Nuestra llegada coincidió perfecta con la bajada del tren de mi madre, que nos recibió soltando su maleta y estrechándonos a cada uno por un lado de su cuerpo.
-Qué pena que no esté Francis -dijo, agarrando a mi hermano del ganchete mientras yo empujaba su maleta hacia el coche de nuevo.
-Desde que se ha enamorado no sube nada a Madrid -dije riendo, mientras abría el maletero con el mando.
-Bueno, aquí todos estamos enamorados -empezó a decir Antonio -y eso no significa que no podamos estar un ratito solos.
-¿Estamos todos enamorados? -dijo mi madre mientras yo le daba al botón del maletero para que el portón bajara -¿tú también estás enamorada? ¿desde cuando? -se dirigió a mí.
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Nadie más que tú
FanfictionUna nueva historia desde un punto de vista diferente, pero con un mismo nexo: el amor entre Mónica y Vanesa.