𝚇𝚡 𝚕𝚘𝚜 𝚛𝚎𝚜𝚝𝚘𝚜 𝚍𝚎 𝚖𝚒 𝚍𝚒𝚐𝚗𝚒𝚍𝚊𝚍

6.7K 332 11
                                    

¿Qué hago aquí? <<no sé>>

¿Qué estoy haciendo? <<ni idea>>

Me estoy dejando llevar por un impulso, o más que eso, por una necesidad, una profunda y llameante necesidad que no me deja dormir ni estar en paz.
Las manos de Caleb están bajo mi camisón de seda mientras agarra mi desnudo trasero para pegarme más a él y profundizar el beso. El único sonido conciente en esta habitación son nuestros jadeos entremezclados entre si y el aire erótico que habla por si solo. Él se aleja primero para robar algo de aire y me observa, sé que no entiende nada, pero también sé que no preguntará nada para que suceda lo que deba suceder. Vuelvo a atacar sus labios, sus sensuales y adictivos labios. Es tan ágil con ellos que solo de besarme podría correrme.

《acabemos con esto》

Comienzo a sacar su camisa con desespero y él me ayuda, en el proceso nuestras manos se rozan, pero ignoro los choques eléctricos que ocasionó un simple toque y me centro en la lujuria que reina en el ambiente. Cuando su amplio, musculoso y cincelado pecho y abdomen quedan al descubierto decido ser atrevida y provocar. Mis manos contornean cada línea, cada músculo, luego, descendiendo sobre mis piernas, es mi lengua la que toma el lugar de mis dedos, y él jadea, eso me da un poder de locos para ser más atrevida. Arrodillada a la altura de su erección lo miro a los ojos, sus azules iris están oscuras y parecen un tormentoso mar que solo quiere arrazar y consumir todo lo que esté a su paso, me estremezco al ver que, el objetivo soy yo, pero, una vez que comencé esto no pienso pararlo.
Saco mi bata y él me observa, maldice por lo bajo pero se queda quieto, dándome el permiso de dominar la situación, no porque él no quiera o no pueda hacerlo, sino porque, no entiende nada de lo que está pasando, pero Caleb no sabe que ya somos dos los que no entendemos.
Saco su cinturón y él mismo hace descender sus pantalones y boxer. Mis ojos consumen su erección liberada para mi, me doy una autocharla de convencimiento porque, sé en lo que acabará todo esto y ya no hay vuelta atrás Michel, no la hay. La agarro con mis manos y su enorme cuerpo tiembla, eso es una buena señal para mi que alimenta a la atrevida Peyton. La sumerjo en mi boca acariciando cada lugar con mis labios, luego mi lengua toma un rol protagónico y sus gemidos aumentan así como la velocidad en que lo empujo y saco de mi boca. Así estamos, yo a sus pies pero no precisamente cumpliendo el papel de sumisa, sino, la que está doblegando al maldito macho alfa. Unos cortos minutos después Caleb se libera y no me retiro, eso lo hace sorprenderse o tal vez, excitarse más. Sonrío con satisfacción hasta que él saca su verdadera naturaleza. Me agarra por los codos para ponerme de pie y ataca mis labios sin importarle que hay rastros de él en mi boca. El beso es tan cargado de deseo que mis piernas tiemblan con anticipación, sus manos llegan a mi cintura y yo de un salto estoy sobre él, me sostiene y camina sin detenerse hacia la cama dejándome caer. Me observa, realmente lo hace, pero no dice nada, de hecho, nadie dice absolutamente nada, ambos sabemos que si hablamos, se irá la magia del momento y todo acabará. Me hace abrir las piernas dando suaves toques en la tapa interna de mis muslos, ahora la que jadea y se estremece soy yo cuando sus dedos tocan y resbalan por lo mojada que estoy, y él obviamente nota eso y como si fuera posible, se vuelve aún más caliente el ambiente.
Sin darme tiempo a reaccionar Caleb está colado entre mis piernas y antes de siquiera poder acostumbrarme a la idea empuja fuerte dentro de mi, llenándome por completo. Mi espalda inconscientemente se arquea y nuestros pechos chocan. Mis pezones sensibles se quejan por el tacto a la vez es tan delicioso que disfrutan. Me besa y comienza a oscilar sus caderas contra las mías, al principio solo a un ritmo constante pero después, el choque de nuestros cuerpos es fuerte que el ruido llena el lugar, mis gemidos son audibles y los de él brutales y masculinos. Me aferro a su espalda y mis uñas se clavan cuando llega más profundo.

— ¡Joder!

Primera palabra coherente que sale de mis labios. Caleb Nolan sabe muy bien lo que hace y como hacerlo.

El deseo del amo (Completa ✔)Where stories live. Discover now