VII Eᴸ ᶜᴼᴹᴵᴱᴺᶻᴼ ᴰᴱᴸ ᶠᴵᴺ

6.3K 327 9
                                    

Actualidad

Es la misma carta, la misma que días después de su cumpleaños le lancé en la cara, la misma que escupí con enojo por haber hecho a su padre presionar al mío para que yo aceptara salir con él. Después de todos estos años, aún la conserva. No entiendo nada, no entiendo por qué me la envió ahora, no entiendo el por qué de este vestido. No lo niego, siento algo de pavor con este regalo, no ha sido una grata sorpresa, al contrario.
Estoy sentada sobre mi cama, anonadada aún, sin poder siquiera respirar correctamente. Este chico está...
El sonido de mi celular anunciando una llamada entrante me saca de mi estado de trance.

Número desconocido

Pero, algo me dice que la voz que escucharé detrás no será para nada desconocida. Descuelgo. Me quedo en silencio esperando que hable primero, y, lo hace.

— Hola Michel. — lo sabía. No digo nada. — Bien, puedo sentir tu respiración. No importa que no quieras hablar.

Su voz es prepotente, es arrogante y con confianza. No me recuerda para nada a la voz debilucha y con temblores con la que me hablaba hace cinco años atrás.

— Bueno, debo entender que a esta hora ya debes de haber visto mi sorpresa. Espero que te haya gustado el vestido, lo elegí yo personalmente, se te ha de ver precioso.

— ¿Qué quieres Nolan? — decido hablar, ya basta de ironías. Él se queda en silencio por unos segundos.

— Vendrás a cenar conmigo esta noche. — es una demanda. Me bufo.

— ¿Quién dice?

— Vamos mariposa. — me da un escalofrío cuando me llama por ese apodo. — Te estoy dando una escapatoria de tu patética vida de macarrones con queso o pastel de carne.

Pero, ¿cómo sabe?

— Peyton, mandaré a mi chófer por ti a las 9:00 pm en punto. Odio las impuntualidades.

— ¡Que no voy a ir idiota! — lo ven, está sacando lo peor de mi.

— No estás en condiciones de decidir nada niña. — un astibo de enojo se nota en su voz.

— Te equivocas en dos cosas. La primera: yo soy dueña de mi vida y decido por ella siempre que me de la gana, y la segunda, hace mucho tiempo dejé de ser una niña Nolan.

— Eso último lo tengo bastante claro. — habla resentdio.

— Entonces déjame en paz.

— Está bien. Ah, por cierto, he estado pensando en ampliar los negocios familiares. — y ¿eso a qué viene? — me gusta la zona donde vives, es tranquila, desde niño amaba ir a tu casa por eso, no solo por ti.

Mi cuerpo se pone en estado de alerta. Esta conversación está tomando un rumbo que no me gusta.

— Se podría hacer un bonito cetro de yoga donde ahora está tu vieja casa. Lo he pensado por mucho tiempo, creo que hice una buena compra.

Y justo ahí mi corazón se detiene.
¿Qué? ¿Buena compra? ¿Mi casa? ¿Centro de yoga? No, no, no. Él no pudo comprar mi casa. El señor Wilman y yo teníamos un trato, de palabra pero, aún así, trato es trato. Él no pudo hacerme esto.

— ¿De, de qué hablas? — ahora no solo tiembla mi voz, también mi cuerpo.

— Lo hablaremos mejor en la cena. Trata de estar lista a las 9:00 pm. Adiós mariposa.

Cuelga. Mis piernas no soportan más mi peso y caigo al suelo aún temblando. Esto no puede ser posible, él no, él no pudo comprar mi casa. No Peyton, todo esto es una mentira, él solo quería convencerte para ir a esa cena, ¿cierto?

El deseo del amo (Completa ✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora