Capítulo 50. Demonios.

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Hua Cheng se sentía impotente, tenía lo que se podría considerar una eternidad mirando a Xie Lian. El omega mantenía una postura de inseguridad y su aroma mayormente de miedo, así había estado desde que se reunió con Ling Wen. Pensó que si lo llevaba de regreso para descansar mejoraría, pero no resultó, Xie Lian continuaba despierto con mirada perdida.

—Gege —le llamó siendo incapaz de soportar verlo en ese estado un minuto más—. ¿Cómo puedo ayudarte?

Xie Lian apenas se despejó, sus manos se aferraron a las del alfa para juntarlo más hacia él.

—Solo quédate a mi lado —pidió en un murmullo aspirando su aroma.

Hua Cheng besó la coronilla y entrelazó sus manos con más fuerza. —Lo haría aunque no me lo pidieras.

Por unos minutos únicamente se escuchó el bombeo de sus corazones, el alfa quería hacer más preguntas, lo único que le detuvo fue su prudencia, no era el mejor momento, menos cuando Xie Lian tenía un aspecto demasiado vulnerable.

En realidad Hua Cheng no tuvo que hacer mucho, ya que fue el mismo Xie Lian quien empezó hablar.

—¿Crees que Jun Wu en algún punto me hubiera obligado a matar a mis hermanos? —cuestionó encogiéndose de hombros al imaginar aquello—. Ling Wen dijo que al final desistió, pero... ¿Y si no lo hubiera hecho? ¿Y si en verdad yo hubiera seguido su orden? ¿Sería igual a él entonces?

Hua Cheng sintió como el pulso de Xie Lian se aceleraba, indicando cómo los nervios comenzaban a consumirle, dándole ese aspecto ansioso para nada saludable.

—Gege, deja de pensar en eso —pidió el alfa con suavidad, y con una sonrisa le miró de frente—. Te conozco, jamás los lastimarías.

En ese punto los ojos del omega comenzaron a llenarse de lágrimas, era el sentimentalismo de ver como su alfa confiaba ciegamente en él y eso a veces le preocupaba demasiado.

—¿Cómo estás tan seguro San Lang? —Su voz rota lastimó en lo profundo del corazón de Hua Cheng. Las lágrimas de Xie Lian por fin cayeron—. ¿Cómo sabes que no terminaré como él? Siendo un monstruo y lastimando a todos... lastimándote a ti... ¿Cómo podrías saberlo?

Hua Cheng se tomó con calma sus palabras, retirando las gotas cristalinas, respondió. —Porque tu mayor deseo es salvar a las personas.

Xie Lian le observó con ojos grandes, sorprendido, impactado de recordarse a sí mismo pronunciar tales palabras.

Su reacción fue satisfactoria para Hua Cheng, quien aprovechó el momento y continuó dando mil y un motivos por los cuales Xie Lian jamás podría ser lo que una vez fue Jun Wu.

—No te compares con él, no lo hagas más, tú y él nunca podrían ser lo mismo, dentro de Gege hay una luz resplandeciente, nada ni nadie podrá apagarla, este San Lang se asegurará de eso —aseguró con esa mirada decidida, era un alfa firme a su palabra que no se retractaba jamás, en especial cuando era una promesa hacia Xie Lian.

El omega por fin pudo mostrarle el inicio de una sonrisa, su rostro se ocultó en el pecho de Hua Cheng mientras que sus manos le abrazaron. —Ahora que estás a mi lado temo tanto hacerte daño y perderte.

No lo diría en voz alta, pero Hua Cheng se sentía igual, ahora que tenía a Xie Lian en sus brazos le asustaba no ser suficiente para él, incapaz de ayudarlo. Era su mayor miedo, sin embargo, no por eso se acobardaría, siempre daría su más grande esfuerzo por su preciado omega.

Acostándose lentamente se acurrucaron ambos, el alfa soltó un suspiro y habló justo en la oreja de Xie Lian, dejando que su cálido aliento rozara la piel expuesta. —Jamás me perderás, mi lealtad hacia ti seguiría intacta incluso después de la muerte.

C O N E X I Ó N | Omegaverse & Crossover MXTX Donde viven las historias. Descúbrelo ahora