Capítulo 48. Demonios.

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Hua Cheng parecía querer atravesar las paredes de lo desesperado que estaba por no poder encontrar a Xie Lian, se supone que debieron haberse topado desde hace mucho, pero seguía sin rastros del omega. Su alfa interno presentía que algo no andaba bien, se sentía inquieto y temeroso de no hallarle.

La explosión había alertado al personal, varios hombres corrían intentando salir del complejo, en ese momento le importaba poco toparse con alguno de los Wen y terminar la tarea, sólo quería encontrar a Xie Lian y sacarlo de ahí. Las columnas estaban agrietadas, con una segunda explosión todo se desmoronaría.

Guiado por su instinto, Hua Cheng corrió hacia donde su alfa interno le dijo. Terminó llegando a un corredor oscuro, escuchaba gotas de agua caer, ya había pasado tanto tiempo que un gran charco se había formado en el suelo, haciendo que el plop tuviera mayor intensidad, provocando un eco a lo largo de todo el pasillo.

Entre el olor de la pólvora, sangre, tierra y demás, unas notas de flores silvestres con toque amargo volaron por el aire. Hua Cheng no perdió el tiempo y se dejó guiar por ese aroma familiar. Sintió que la mitad de su corazón regresaba cuando encontró al omega.

Para su mala suerte la alegría duró poco al ver el pésimo estado en el que se encontraba. No sólo por la sangre que bajaba por su frente y ropa percudida, era su mirada llena de sufrimiento lo que alertó más a Hua Cheng.

—¡Gege! —gritó corriendo en su dirección para poder rodearlo en un abrazo, comenzó a escanearlo de cerca buscando más heridas, pero no había nada físico que pareciera ser letal. —¡¿Quién te hizo esto?!

Hua Cheng estaba furioso, sólo se habían separado unos momentos y ahora Xie Lian parecía a punto de colapsar.

El omega se apretó contra él buscando refugio, sus lágrimas no habían dejado de salir, haciendo que la tierra se pegara en su rostro por la humedad.

—No pude hacerlo San Lang... —dijo Xie Lian con voz ahogada—. Fallé... hice lo que él quería.

Hua Cheng le miró con seriedad, sus manos crujieron ante la presión de sus puños, estaba conteniendo su enojo, ese maldito que se había atrevido a dañar a su omega, a su preciado Gege, el motivó por el cual su corazón latía y su respiración permanecía.

—¿De qué hablas Gege? —preguntó Hua Cheng esperando una explicación, aunque por dentro ya sabía de quién se trataba. Solamente existía una única persona que podría causar tantos estragos en Xie Lian. —... Jun Wu te hizo esto.

No había que afirmar lo obvio, pero aún así esperó a que Xie Lian asintiera, el omega debía confirmarlo por su propia boca.

—Lo tenía enfrente, sólo debía disparar... pero no pude —Xie Lian se lamentó bajando la mirada, lucía vulnerable y frágil, esperando alguna clase de castigo por sus fallas—. Lo siento tanto.

Hua Cheng no soportó verlo así, le tomó en brazos abrazándolo con fuerza y escondiéndolo en su pecho, dejó salir su aroma para intentar calmarlo, o por lo menos lograr que el omega dejara de temblar.

—No llores, no hace falta que ensucies tus manos con su sangre, de eso me encargo yo — le murmuró Hua Cheng en la oreja con voz cálida, aunque su mirada fuera fría y hostil.

Lentamente Xie Lian comenzó a recobrar la compostura, aunque se rehusaba a separarse de la seguridad que le brindaba el alfa.

Xie Lian cerró sus ojos al recordar la escena, negó desesperadamente intentando deshacerse de ella. —Cuando escuché su voz... yo...

Hua Cheng se tensó. —¿Usó su voz?

A cada segundo el coraje del alfa aumentaba, ya no era sólo furia contra Jun Wu, sino contra él mismo. Una vez más no había podido proteger a su omega, una vez más le dejó sufrir a manos de aquel malnacido, y una vez más no estuvo ahí para él.

C O N E X I Ó N | Omegaverse & Crossover MXTX Where stories live. Discover now