Capítulo 3.

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La segunda vez que Mikey encontró una carta en su casillero trató de evitar que sus amigos la vieran, metiéndola  rápidamente en su mochila. Quería ahorrarse la molestia de golpear a alguien tan temprano.

Estaba decidido a encontrar a quien le jugaba esa absurda broma y mandarlo a volar de paso.

Por eso mismo se mantuvo callado, caminando en compañía de Draken hacía el aula de clases.

Mikey  solía ser descrito como un chico infantil y torpe, también, un amante empedernido de los dulces, sin embargo, nadie se metía con él, tenía fama de golpear a quien lo molestara, incluso sus amigos lo respetaban.

Los chicos solían estar a la par de sus decisiones y eran perfectos compañeros de travesuras.

Entre todos, Draken era su mejor amigo y confidente, no hacía nada si no era en su compañía. Además, fungía como consciencia cuando hacía las cosas mal. Su perfecta media naranja.

Por eso mismo, ahora estaba tratando de sacarle información sobre quién de lo chicos le estaba jugando esa estúpida broma, Draken no podía decepcionarlo.

— Vamos, Kenchin, tú sabes quién es el gracioso. — Insistió, apoyando las palmas sobre el pupitre de su compañero.

— Por enésima vez, ¡No!  Y no me llames así.— Respondió fastidiado el más alto.

— Pues esto no tiene sentido. — Se movió solamente para sacar la carta de su mochila y mostrárselo a su mejor amigo.

Draken la tomó entre sus largos dedos y miró entre Mikey y las letras allí escritas, antes de soltarse a reír.

Mikey rodó los ojos, quitándole la carta para volver a guardarla, no quería que los otros la vieran.

— Por mucho que cueste aceptarlo, alguien tiene el mal gusto de fijarse en ti. — Dijo casual, volviendo a ponerse serio.

— ¡Oye! — Le golpeó en el brazo, haciendo pucheritos.— Soy el chico más guapo de esta secundaria. Y el más popular entre las chicas.

— Si claro, señor irresistible.

A Mikey no le quedó de otra que volver a su asiento, suspirando.

— Quiero Dorayakis.

— No soy tu esclavo, ve a comprar. — Inquirió Draken, sacando de su mochila una pequeña cajita que al final terminó por extender a Mikey.

— Eres el mejor, Kenchin. — Emocionado, se concentró en su cajita, sin prestar atención a sus amigos que entraban al salón haciendo alboroto.

— Oigan, a Mikey le enviaron una nueva carta.

Por poco se atora con uno de los dulces cuando el traidor de Draken lo delató.

Mikey tuvo que usar algo de su fuerza para evitar que le quitaran la mochila y de paso los dorayakis, luego se vengaría de Draken, sabía perfectamente como avergonzarlo usando a su hermanita.

— Basta ya, suelten.— Se quejó, empujándolos tanto como podía, sin éxito alguno.

— Vamos, Mikey. No sientas vergüenza. — Hablo Baji, siendo el más motivado por leer la carta.

— Dije que no, ¿Esperas qué te dé otra paliza? — Preguntó, sonriendo presuntuoso.

— Ya quisieras. — Bufo, mirando al capitán con una chispa de interés en sus ojos.

— Ah no, ni crean que se van a poner a pelear ahora, par de niños. Además, tenemos clases.— Como siempre Draken siendo la voz de la razón.

El maestro entró segundos después, pidiéndoles a todos que volvieran a sus lugares.

— Después de clases te veo en el salón de entrenamiento.— Dijo Baji en voz baja, provocando que el más bajo se encogiera de hombros.

La clase transcurrió sin mayores problemas, con un Mikey dormido la mitad del tiempo. 

Capítulo corto, pero sustancioso. Bueno no.

Team Takemichi Vs Team Mikey.Where stories live. Discover now