Capítulo 2.

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Su corazón estaba latiendo a mil por horas esa cálida mañana. Mikey se había acercado a él por casualidad, sonriéndole tan bonito como nunca. 

Takemichi estaba de pie en los pasillos de la escuela, viendo con interés como  Mikey se inclinaba hacía su rostro, relamiéndose los labios.

¡Ese iba a ser su primer beso!

Estiró sus labios, removiéndose nerviosos en el lugar, iba a cumplir su mayor sueño.

Hasta que el estridente sonido de la alarma lo despertó, se quitó las mantas de encima muy frustrado y estiró sus brazos para apagar al ruidoso aparato.

Se preparó mentalmente para un día más de clases sin Mikey como novio.

Se levantó perezoso, arrastrando sus pies al baño para una ducha rápida. Tuvo que animarse a sí mismo al notar lo fría que estaba el agua.

Al salir, su uniforme ya estaba colgado en su armario, por lo que no tardó en estar listo. Se peinó frente al espejo, jugueteando con su cabello rubio teñido hasta hacerse su usual cresta.

"Takemichi, eres todo un galán", le dijo a su reflejo, lanzándose un guiño.

Al bajar a la cocina, sus padres ya no estaban en casa. Encontró su desayuno al lado de una nota. Se ahorró las molestias de leer las disculpas de su madre y lanzó el papel arrugado al cesto de basura, tampoco tenía ganas de comer, así que agarró su mochila y salió de casa.

El recorrido era siempre tranquilo, pero esa mañana en especial, Hinata lo alcanzó a mitad del camino. Ella era su mejor amiga.

— ¡Takemichi! Buenos días.

— Buenos días, Hina-chan.

— ¿Ya decidiste a qué club te unirás este año? 

— Uhm no,   no hay nada que me interese.— Respondió,  encogiéndose de hombros.

— Deberías intentar con Karate, está el chico que te gusta allí, ¿No?

Takemichi soltó un suspiro, mirando a la chica desinflado. No estaba listo para hablar de ese tema, menos después de la absurda carta que sus amigos le enviaron a Mikey.

— Oh sí, probablemente lo enamore cuando me derriben de un solo golpe.— Se quejó,  temblando ante la repentina imagen mental.

— ¿Dónde está ese chico optimista de siempre? — Cuestionó la joven, adelantándose a él.

—  Se perdió ayer cuando mis amigos le enviaron una carta a Mikey-kun de mi parte.

— ¿En realidad? Oh vaya, al menos debieron consultarme antes para ayudarles a redactar la carta.

Takemichi no podía creer con la clase de amigos que se juntaba.

— Oh no, tú no, por favor.

— Oh sí, yo seré la madrina de bodas.— Se burló la chica y Takemichi no hizo más que ir tras ella cuando empezó a correr, riendo por su tontería.

— ¡No huyas, cobarde!

Entre risas y bromas sin sentido llegaron a la escuela, pero antes de entrar, se lanzó tras unos arbustos al ver que Mikey y sus amigos también llegaban al mismo tiempo, por dios, ¿Alguien podría decirle a su corazón que dejara de acelerarse cuando el capital del club de Karate se aparecía?

— Pareces un vil acosador, sal de allí. — Hinata lo tomó del cuello de la camisa y lo obligó a salir.

Quejándose trató de zafarse, pareciendo todo un niño berrinchudo. Qué vergüenza.

— Ya basta, suéltame.—  Estiró sus brazos para intentar alcanzar a su mejor amiga, dando algunas vueltas.

En un mal movimiento Hinata lo soltó con torpeza y por poco cae al suelo, de no ser por unos brazos desconocidos que lo sostuvieron de la cintura, sería un Takemichi dolorido.

— ¿Estás bien? — Takemichi reconocería esa voz en cualquier lugar del mundo. Era suave y con un tinte de preocupación.

— Yo... — se animó a levantar la cabeza, encontrándose con esos ojos negros que tanto se aparecían en sus sueños.— Mikey-kun...

El mundo dejó de existir a su alrededor, parecía estar flotando sobre nubes de colores con el sonido de arpas angelicales de fondo.

— ¿Nos conocemos? — Esa pregunta lo devolvió al mundo real. Poniendo sus manos en el pecho del mayor, lo empujó sin fuerzas, pero lo suficiente para que lo soltará.

— No lo creo, lo siento.— Hizo una pequeña reverencia y se alejó del lugar como alma que lleva el diablo.

Hinata se quedó atrás, sonriendo apenada a Mikey.

—  Fue mi culpa, lamento las molestias.— Y después de eso, salió tras Takemichi, gritando su nombre para que la esperara.

Mikey un poco confundido, volvió con sus amigos, repitiendo en su mente el nombre del chico torpe.

Takemicchi.

...

"Quién fuese hambre para darte tres veces la día

Atte: tu alma gemela."

— ¡No!— El gritó que soltó Takemichi probablemente se escuchó hasta en el otro continente. Sus compañeros de clases lo miraban como un bicho raro.

No podía creer lo estúpidos que eran su amigo.

Justo habían llegado más temprano ese día, para dejar la cartita de Mikey sin que Takemichi se diera cuenta y les hiciera un drama por ello.

Pero el contenido era peor que el anterior, mucho más perturbador para alguien que ni siquiera había dado su primer beso.

— Mikey pensara que soy un acosador de lo peor.— Se lamentó, hundiendo su rostro en sus brazos cruzados sobre el pupitre.

— Vamos Takemichi, no es tan malo como piensas. — Dijo Akkun, tratando de darle apoyo moral.

—  ¿Van  a parar ya con esto? — Preguntó, mirando a los chicos con ojito de cachorrito.

— Nop, pero prometemos que antes te preguntaremos sobre que quieres que digan las cartitas.

— Bien, eso es algo.— Susurró. — Pero, les juro que los mataré si Mikey se entera de esto.

— Oye, somos tan sigilosos como ninjas y rápidos como Flash.— Ese fue Makoto, sonriéndole con orgullo.

— Ya lo creo...

No pudieron seguir la conversación porque el maestro entró a clases.

En la mente de Takemichi aún se recreaba la escena anterior, donde Mikey lo sostuvo y le habló.

Probablemente fuese lo más cercano que estaría de él, por lo que quedará de vida.

El capítulo de hoy, gracias por leer.  ^^

Team Takemichi Vs Team Mikey.Where stories live. Discover now