Capítulo 19

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Feliz sábado, zorritos!

Espero hayan tenido una bonita semana. En mi caso no he podido estar muy activa en mis redes o con la escritura, pero espero solucionar eso pronto. Afortunadamente los fanaccounts de instagram siguen subiendo sus increíbles edits para generar contenido. Muchas gracias por todo! En serio amo ver todo en lo que me etiquetan y me comparten, y todos los hermosos mensajes que me hacen llegar <3 Incluso aunque no llegue a responder todo, quiero que sepan que siempre los leo. Y muchas gracias a quienes les hablan de mí a las páginas que recomiendan historias.

Como siempre, no se olviden de votar y comentar al final!

Cuál ha sido su momento favorito de la historia hasta el momento?

xoxo,

Sofi

***

Cada paso implicaba un esfuerzo inmensurable. Key no había logrado avanzar mucho, antes de resignarse a usar su naginata para ayudarse. Estaba dejando un horrible rastro de sangre también, y lo odiaba más que nada, porque sería tan sencillo rastrearla y seguirla entonces. ¿Cómo podía haber sido tan descuidada? Debería haberse quedado atrás, a solas ahora que sus pensamientos eran un caos sin control. Habría ido con Fyod, arrastrándose como la primera vez de ser necesario, y hubiera hecho que el brujo la curara lo suficiente como para volver a salir.

—Teikō suru —ordenó Chi a su lado.

Key apenas se contuvo de atacarlo. Era siempre peor cuando el efecto de la sangre pasaba, y entonces Ashdown volvía a enloquecerla con todo su peso. El aire se sentía demasiado espeso para respirar, sus pies se hundían con desgana, su propio cuerpo era empujado hacia abajo. Demasiada magia en el aire, para alguien que no podía tolerarla.

Estaba demasiado herida también, como para además tener que luchar contra Ashdown. Pero ceder no era una opción. Sería lo peor que podría hacer en aquel momento, sin estar sola ni en un sitio seguro. No confiaba en sus propias acciones tras consumir sangre. Siempre era igual. La paz al probarla, el absoluto control, y entonces el caos y salvajismo que le seguían.

Tenía que mantener la frontera cerrada. El mal no podía extenderse.

Se fijó en el brujo delante, y lo sencillo que sería saltar sobre él y degollarlo. Solo un simple parpadeo. Un umbrus menos que pusiera en peligro el equilibrio. Era lo que debería haber hecho desde la primera vez que lo había visto. Un rápido corte, y la amenaza sería exterminada. Podría gritar para aturdirlo, y entonces sería cuestión de un solo movimiento. Si era veloz, él ni siquiera lo notaría. Una muerte sin dolor.

—Tienes que controlarte —dijo Chi.

—Cállate —masculló Key a duras penas.

—Recuerda el plan.

Debería haberlos matado a todos, eso hubiera sido lo más seguro. Uno a uno, y de haber actuado en silencio, hubiera podido. Incluso herida podría haberlo hecho. Debería haberlo hecho. Tonto de su parte, considerar siquiera otra opción. No podía haber margen de error en su constante juego con el rey. No podía permitir que él recuperara lo que ella le había quitado, o entonces todo habría sido en vano. Y se negaba a permitir que vivir en semejante infierno fuera por nada.

Sostuvo su arma con firmeza, preparándose para una última pelea. Entonces se paralizó al notar las primeras gotas. El miedo se extendió por su piel como un frío manto. Levantó el rostro al oscurecido cielo, y contuvo un grito al comenzar a sentir el ardor.

Corrió hasta el árbol más cercano sabiendo que no sería suficiente. Nunca lo era. Sostuvo su espalda contra el tronco y se dejó caer hasta sentarse en el suelo. ¿Cuáles eran sus opciones? Abrazó sus piernas y apoyó la frente sobre sus rodillas en un intento por proteger la mayor parte de su cuerpo. De todos modos ya estaba demasiado herida, y aun así odiaba la idea de haber quedado tan expuesta.

El ladrón de mundos (trilogía ladrones #3)Where stories live. Discover now