Capítulo 8

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Feliz 2021, zorritos!

Me tomé un necesario descanso estas semanas, pero espero este año poder con el gran desafío de terminar El Ladrón de Mundos. Espero poder organizarme con mis tiempos y mi vida pronto como para lograrlo, y que las estrellas se alineen para mí.

Para quienes no lo saben, la historia de Navidad del 2020 ya está disponible en el apartado en mi perfil. 

Como siempre, no se olviden de votar y/o comentar al final si el cap les gustó! En serio sobrevivo leyendo sus comentarios y teorías.

Xoxo,

Sofi

***

Llegaron al atardecer. Dos brujos que Rai no tenía interés alguno de encontrar. Uno que conocía para su desgracia, y otro que prefería no conocer. No los recibió cuando una acólito le avisó de la visita, demasiado ocupada en su ceremonia de despedida. Ellos podían esperar, ella debía acompañar a Amaterasu durante su partida. Era lo mínimo, considerando toda la luz y calor que el sol le había regalado ese día.

Inspiró y contuvo el aire, permitiendo que la naturaleza llenara sus pulmones. La llegada de un portador de la oscuridad no podía ser buena señal. Jamás debería haberse involucrado en ese inconveniente con los Feza. Como una Taiyo, el tener que lidiar con magia negra le provocaba el mismo rechazo que la noche al día. Vivía para honrar y venerar a Amaterasu, que los seguidores de Tsukuyomi lidiaran con la oscuridad.

Pero los brujos habían preguntado por ella, y su madre ya suficientes preocupaciones tenía con la situación actual como para sumarle algo similar. Ordenó que les prepararan la cena, y los recibieran con la ceremonia debida. Que Feza Takeo se atreviera a decir algo contra su hospitalidad si podía, Rai le demostraría que su clan no tenía nada que envidiarle al otro. Mala fama o no, un umbrus seguía siendo un brujo, y los Taiyo lo tratarían como a cualquier otro.

Permaneció sentada, vigilando el horizonte hasta que el último rayo de sol desapareció, la noche absoluta. Solo entonces se atrevió a retirarse y arreglarse para la ocasión. Imprevisto o no, ella debía recibirlos, y lo haría con toda la formalidad que una futura líder de clan debía mostrar.

—La ceremonia de despedida es una tradición que lleva siglos en este clan, pasada de generación en generación —explicó ella al entrar en la sala—. Nada debe interrumpirla. Me disculpo por el retraso.

Se sentó en el suelo al otro lado de la mesa, frente al singular duo de invitados. Ellos no se disculparon por llegar sin invitación ni previo aviso. Rai los juzgó en silencio. No había pasado mucho tiempo desde que había visto a Nix Showk, eso no evitó que ella ansiara los sai que tenía atados al muslo.

Había visto al joven brujo con su absoluto desinterés e indiferencia durante las reuniones de la Agencia, y lo había visto enfermo ardiendo en fiebre, aferrándose a un sweater que no le pertenecía como si su vida dependiera de esa simple prenda. En todo ese tiempo, nada, jamás, había delatado su verdadera naturaleza. De no saber el tipo de magia que poseía con anterioridad, Rai jamás lo hubiera descifrado por su cuenta.

El brujo ahora frente a ella ya no era tan irrelevante. Había algo distinto en su aura, en su absoluta quietud u oscura mirada. Había una frialdad en sus gestos que antes no había estado allí, como si antes solo hubiera sido espectador en medio de un juego que no le involucraba, y ahora fuera un estratega detrás del tablero. ¿Qué podía haber cambiado en esas pocas semanas?

Su acompañante era una historia completamente distinta. Rai nunca antes había visto a ese brujo, y el chico resultaba un completo desastre con su cabello enmarañado y su cuerpo lleno de vendas. Muñecas, cuello, nudillos... Lucía demasiado incómodo, apenas conteniendo sus muecas mientras tanteaba constantemente la mochila descansando a su lado como si temiera que fuera a desaparecer.

El ladrón de mundos (trilogía ladrones #3)Where stories live. Discover now