Capítulo 7

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—Me comunico del área de Recursos Humanos para formalizar su solicitud de vacaciones

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—Me comunico del área de Recursos Humanos para formalizar su solicitud de vacaciones.

Fruncí las cejas extrañado. ¿Qué demonios? Confundido tuve que revisar el número en la pantalla para confirmar no fuera un error.

—¿Dulce? —dudé, reconociendo ese tono.

—Diablos —murmuró al verde atrapada.

—Te dije que no funcionaría. —Escuché otra voz al fondo a la par una risa que pronto tomó el mando—. Discúlpanos, hoy amanecimos creativos —bromeó José Luis.

—¿Puedo saber qué fue eso?

—Digamos que su forma sutil y diplomática de recordarte su ascenso —apuntó divertido.

Cerré los ojos sosteniendo el puente de mi nariz, maldiciendo a mis adentros. Lo había olvidado por completo... Alguien debía darme el premio al peor jefe del año.

—Escucha, dile que...

Sin embargo, él cortó mi intento de remediarlo.

—Tranquilo, es una broma —soltó relajado, riéndose de mi reacción—. Ya me he encargado —me puso al tanto. Asentí para mí menos agobiado, no me hubiera perdonado aplazarlo a causa de mis problemas. No quería cometer el mismo error dos veces—. Hasta ahora todo bien, mas no sé cuánto tiempo pueda sostener este milagro —añadió el verdadero motivo de su llamada.

Me hice el tonto, pese a entender el significado.

—¿Las cosas van mal?

—Uh... No por ahora —concedió—, pero no quiero correr riesgos. Sé que te dije que podías tomarte el tiempo que tú necesitaras —admitió—, pero jamás aclaraste si serían días, un par de semanas. Vamos, aunque suene contradictorio no quiero presionarte —remarcó—, mas me gustaría una fecha. Ya sabes, un plazo para dejar de contener el aliento y saber que todo volverá a la normalidad —puso sobre la mesa—. Este negocio tiene más de ti de cualquiera.

—Sí, fue una irresponsabilidad marcharme de la nada —reconocí con la cabeza fría. Sin avisarle a nadie, ni repartir tareas. Seguí un impulso sin pararme a pensar la gente que dependía de mi decisión. No era algo que hiciera con frecuencia, todo lo contrario, para mí, mi trabajo siempre fue mi prioridad, es solo que en aquel momento el orden cambió—. Prometo que...

—Oye, tranquilo, sonó demasiado formal de parte de ambos —interrumpió mi discurso de buen humor—. Ahora sí, lo importante. En realidad me urge que vuelvas porque hace unos días se abrió una convocatoria en la que me gustaría trabajáramos.

—¿Una convocatoria?

—Están buscando proyectos sociales. Ya sabes, campañas o productos que se centren y difundan alguna problemática actual para crear consciencia —contó sin contenerse—. Estuve leyendo las bases. Hermano, tenemos que participar. No solo van a inyectarle el capital para respaldar la iniciativa sino que hasta podemos colarnos en la cartera del gobierno. Sé lo que te digo, si llegamos a quedar entre los seleccionados esto puede cambiarnos la vida.

El trato perfecto no rompe un corazónWhere stories live. Discover now