Capítulo 1

633 89 124
                                    

—¡Por Chayanne!

اوووه! هذه الصورة لا تتبع إرشادات المحتوى الخاصة بنا. لمتابعة النشر، يرجى إزالتها أو تحميل صورة أخرى.

—¡Por Chayanne!

Fruncí las cejas extrañado, preguntándome si había escuchado bien, por la manera en que la rubia se sonrojó ante la mirada desencajada de los demás, seguido de un incómodo silencio, confirmé no había sido mi imaginación. Aunque hace un rato la gente había dejado sus mesas y ahora rondaban en el salón en grupos, su voz había retumbado con tal fuerza que incluso gente curiosa le había dedicado una mirada a nuestro alrededor.

—Digo... —recompuso al caer en cuenta de la atención, carraspeó con fuerza fingiendo estar ahogándose—. ¡Por Sebastián y José Luis! —se corrigió antes de llevarse la copa a los labios—. Dios, lo que un par de letras fuera de orden pueden causar —se justificó divertida, restándole importancia en un argumento tan ingenioso que le robó una carcajada a mi socio a mi costado.

Después de muchos años trabajando juntos debería estar acostumbrado a sus comentarios, pero culpé de mi confusión a mi ausencia en la mayoría de reuniones fuera del horario laboral. En momentos así empezaba a cuestionarme si sería verdad que el trabajo estaba acabando con mi vida.

No me di oportunidad de contestar, agité mi cabeza, me había propuesto que ningún pensamiento negativo arruinaría esa noche. Había esperado años para ese momento. Cuando llegué a Monterrey me prometí que no me rendiría hasta sentirme orgulloso de mí mismo, hasta cumplir los sueños que para un chiquillo que salió de un pequeño barrio de Sonora resultaban imposibles. Y ahí, dándole un vistazo al equipo que habíamos formado, después de recibir un reconocimiento tan importante, tuve que admitir que la suerte me había sonreído.

Estaba justo donde algún día soñé estar.

—Sí, un error humano que podemos pasar por alto, a mi madre también le sucede con frecuencia —concedió de buen humor mi amigo. Dulce lo felicitó por su decisión. Resultaba llamativo como incluso con su atuendo tan profesional, blazer blanco y tacones, no perdía su iluminada personalidad.

—Lo que no debemos ignorar es el nombramiento de su nueva gerente de recursos humanos —remarcó orgullosa, señalándose contenta—. La chica que regresó la buena música a esa oficina, la que tiene la mejores ideas del menú de la cafetería, con menos demandas y...

—La más inoportuna —lanzó Carlota al aire, sin poder contener al margen su enemistad.

Dulce afiló su mirada, reprochándole el comenatario. Estoy seguro que estuvo a punto de protestar, pero me le adelanté, frenando la guerra antes de que comenzara. Las conocía, si dejaba que avanzara, no se detendrían.

—Yo me encargaré personalmente del asunto este lunes —aseguré, calmando sus dudas, convirtiéndolo en mi prioridad. También dictaremos tu aumento —añadí desabrochando el botón de mi saco. A ella la mirada se le iluminó. El tema no me incomodaba, al contrario, no me gustaba dejar esas cosas para después. Ya había cometido ese error—. Es justo y necesario que reconozcan tu trabajo.

El trato perfecto no rompe un corazónحيث تعيش القصص. اكتشف الآن