Ver a Carlos después de todo lo que había ocurrido fue extraño para TK, pero sobre todo fue extremadamente doloroso. Sabía muy bien que no lo tenía superado, porque no había nada que superar. Carlos era el amor de su vida, no habría otro como él para TK, pero las cosas no habían funcionado y, casi tan rápido como había comenzado, la magia se había quemado de la noche a la mañana. Se había asegurado de no verle, cinco meses no era bastante tiempo para poder mirar a la cara al hombre con el que esperas pasar el resto de tu vida y que te ha dejado, y sentirte bien. Necesitaba más tiempo, mucho más tiempo.