Chapter 10

686 44 9
                                    

TK despertó varias veces por la noche. Se sentía agotado; sabía lo que era un dolor de cabeza, pero no había tenido nunca tan terrible como aquella vez. Estaba casi convencido de que iba a morir y le hacía gracia que de alguna manera se estaba acostumbrando a la sensación. En el momento sí, pero a largo plazo no le daba miedo la muerte.

Despertaba y volvía a dormirse, pero antes de hacerlo, daba igual la posición en la que estaba, necesitaba buscar a Carlos; mirarle, acariciarle la mejilla, cogerle las manos, tocarle un momento y asegurarse que estaba realmente allí. Luego podía dormir tranquilo.

No supo qué hora era cuando despertó y vio que Carlos le estaba mirando. Incluso en medio de la noche cerrada pudo discutir el color oscuro de sus ojos y la sonrisa que se dibujó en sus labios al verlo despertar.

"¿Va todo bien? ¿Qué tal la cabeza?" le preguntó Carlos susurrando.

"Mucho mejor, ahora solo siento un motor dentro de mi cerebro, pero parece que se va apagando."

Carlos se dio la vuelta hasta la mesilla y TK escuchó el sonido de las pastillas dentro del bote agitándose. Tragó saliva nervioso, con fuerza y se estremeció. Cuando Carlos se dio la vuelta, se quedó mirando la pequeña pastilla blanca, casi translúcida, en su mano.

"No hace falta, ya casi no duele."

"Recuerda lo que dijo el médico. Si el dolor está ahí, hasta que no se marche del todo, puede volver. No quiero que vuelva a pasarte lo de antes, te aseguro que me he asustado mucho."

TK se echó a reír.

"Ya deberías estar acostumbrado a verme en situaciones de vida o muerte, ¿no?"

Carlos se mantuvo serio y TK se dio cuenta de que su comentario no había tenido ninguna gracia. Es fácil decirlo cuando eres el enfermo o el herido, el que está inconsciente y el que no se da cuenta de nada. Pero cuando estás al otro lado, cuando estás en la sala de espera, con el corazón en la garganta hasta que el médico te dice algo; cuando te pasas horas sentado al lado de la cama de la otra persona sin saber si despertará o no... Entonces esa broma no tiene ninguna gracia.

"Lo siento, no debería haber dicho eso."

Carlos acarició su mejilla y TK le cogió la mano

"Oye, quería preguntarte algo." Carlos asintió y esperó en silencio, porque no tenía idea de lo que podía tratarse. "Antes... bueno, estos días... has dicho muchas veces que me quieres, que no puedes vivir sin mí. Antes has dicho que si yo me muero, tú te mueres y que te hace daño verme mal." De nuevo Carlos asintió para no interrumpirle. "¿Por qué entonces seguimos así? Ya sabes lo que siento por ti y fuiste tú el que tomó la decisión de que nos separáramos."

"Buena pregunta." Carlos, por fin, dibujó una sonrisa en sus labios. "Pero no es hora de hablar de ello a las cuatro de la madrugada. Todavía necesitas descansar y los dos necesitamos dormir. Hablamos de todo mañana, ¿vale?"

TK conocía lo bastante bien a Carlos como para saber que estaba huyendo de la conversación. Tal vez se había precipitado a sacar el tema. Pero Carlos tenía razón, por mucho que el dolor más fuerte de cabeza hubiera desaparecido, se le cerraban los ojos, así que simplemente se dejó ir y volvió a dormir.

Salir del sueño con un despertador no era algo a lo que estaba acostumbrado ya, pero cuando su cerebro despertó por fin, se dio cuenta que no se trataba de un despertador sino música, una canción que sonaba desde la mesilla; no muy alta, su propósito no era despertarle, solo que la escuchara.

https://open.spotify.com/track/2z1HcH3hHiuo9nN3Jy7HEM?si=DZg3aVn9Qc-cIC_T56jJKw&utm_source=native-share-menu

La conocía, su padre la escuchaba cuando él era pequeño y luego se pasaba el día cantándola. Luego él, de niño, iba por la casa con lo que fuera en mano haciendo de micrófono o de guitarra dependiendo del momento, creyéndose Brian Adams, repitiendo una y otra vez una letra que, en el momento, no era nada más que la letra de una preciosa balada romántica.

Lo nuestro es únicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora