IMAGINA: cuando Barton se enteró de tu infidelidad
Creíste que el complejo estaba solo, pues el silencio reinaba en todo aquel lugar, así que aprovechaste esa pequeña pero valiosa oportunidad de estar con el chico que habías conocido algunas semanas atrás y con quien ya te habías acostado antes.
Y aunque en un principio te parecía fantástico toda esa soledad en ese enorme edificio, pronto te pareció un poco sospechoso: era "demasiado bello para ser verdad", diría tu abuela.
Aquél joven de nombre Raymond te comenzó a notar extrañada y te cuestionó tu actitud.
-¿Qué sucede hermosa?
-No lo sé Ray, algo me parece raro aquí
-¿A qué te refieres?
-El complejo nunca, NUNCA, está tan solo y silencioso... casi siempre hay alguien que se queda cuando los demás están en misión
-¿Y esa no deberías ser tú?
-No, ahora no me tocaba, pero quise aprovechar la inmensidad del edificio para portarme mal
-Entonces, ¿qué estamos esperando? -te dijo aquél mientras volvía besar tu boca y tu cuello
-¡No Ray! -te hacías la difícil, pero con aquel hermoso chico te era imposible -basta... basta... -le regresabas los besos y las caricias
Una vez más siguieron con los jugueteos y toqueteos, cuando de pronto se les ocurrió ir a la cocina por algo para tomar y hacerlo ahí mismo... "un lugar diferente esta vez", te dijo él al referirse a tener sexo en un sitio distinto a la recámara.
Cuando estuvieron ahí sentías como si algo o "alguien" les observara desde un lugar desconocido, la sensación no se iba y por más que posabas la mirada en los rincones, no encontrabas el origen.
De repente, una figura negra pasó por la puerta y te levantaste como pudiste de la isla que estaba a media cocina, con la blusa abierta dejando a la vista tu sostén y el pantalón abierto del botón; sigilosamente te acercaste a ella y un rostro adusto se asomó en los claroscuros.
-¡Clint! -gritaste espantada ante la aparición y por la sorpresa -¿qué haces aquí?
-No quería creerlo... Pietro me advertía sobre ti pero no quise hacerle caso, ahora veo que tomas cualquier chance para ponerme el cuerno hasta en nuestra propia casa
-Clint, no es lo que parece, es que él...
-¡No me dijiste que tenías novio! -dijo el chico Ray sosteniendo su pantalón y con el torso descubierto
-¡Es que no es mi novio! Bueno... sí es pero... o sea... no es nada formal
-¿Nada formal? -preguntó aún más molesto Barton
-No, no quise decir eso... -ya no hallabas la salida para que aquello terminara
-Bueno, ya que te gusta correr riesgos, te dejo en libertad para que hagas lo que quieras... al fin y al cabo, eso se te da muy bien -Clint dio media vuelta y salió del recinto para nunca más volver