Capítulo 32. Casi, casi lo consigues.
Imagina estar dentro de una maleta con olor a macho, ¿Te gustaría tener la cara pegada a los bóxers de tu medio hermano? Porque esa no es precisamente la actividad favorita de Meredith.
Sacó una mano y luego se impulsó para afuera. No había estado ni un minuto ahí pero ya moría. Scorpius estaba doblando (haciendo bolita y tirando en una maleta) su ropa. Le dio una mirada de reojo y sonrió.
—¿Qué pasa, pequeña idiota?
—Ahí —Dijo jadeando—. Se murió alguien, ¿Verdad? Llevaste a un cadáver en ese lugar.
—La verdad es que no... Oh espera —Se rasco la nuca con una mueca—. Creo que cuando tenía diez se me murió un hámster y lo metí ahí...
Pero Meredith no le prestó atención, ya que se agachó y tomo algo, cuando volvió a levantarse, lo examinó con interés.
—¡Una pasita!
La acercó a su rostro y Scorpius le dio un manotazo para que la suelte.
—¡No sea cochina! Eso no se come.
—No me vuelvas a pegar —Gruño ofendida—. Y no la iba a comer.
—¿Entonces?
—Iba a olerla —Se sonrojó—. Mala costumbre...
Escucharon unos golpes en la puerta, muy insistentes. Meredith volvió a meterse en la maleta. Otra vez con la cara en los calzones. Maldijo en su mente.
Pude comprar un boleto de avión, no espera eso es malo, o un bote... O nadaba hasta la casa de Vic... En ninguna de esas opciones iba a tener ropa interior en la cara.
—¿Scorpius? Parece que ya terminaste —Pudo oír la voz amortiguada de Andy, parecía sospechosa.
—Si, tampoco es para tanto, volveré pronto —Cerro la maleta de una y una sensación de claustrofobia le invadió a Mar.
—Ajá. Oye, ¿No has visto a Meredith?
—¿Y por qué tendría que ver yo a esa idiota?
Hijo de... Puto.
—Puesto que anoche estabas llorando en su hombro —Respondió con tranquilidad.
Jua, alabad a la directa Andrómeda. Se mordió el labio para no reír.
Pudo verlo, Scorpius rojo y con cara de enojo. Y así era.
—Yo no...
—No me interesa que llores, Malfoy, todos lloran. Yo sólo te he preguntado por mí gemela.
Resaltó el mí con una pizca de posesividad.
—No.
Pasó un tiempo en silencio y Meredith pensó que Andrómeda ya lo había matado. Y entonces abrieron la maleta.
La luz le cegó y el viento frío se coló al fin. La cara pálida y enfadada de Andy se vio en lo alto.
—Hola bonita —Sonrió con inocencia.
—Mamá ha dicho que no irás a Francia.
—Pasa que es severamente importante ir... ¡Yo quiero ir! —Añadió en tono chillón cuando la tomo del brazo para sacarla de la maleta.
—Deja de ser malcriada Mar.
—No es ser malcriada, es defender mi maldito derecho. Suéltame el puto brazo, o juro que te muerdo una pompa.
Andy dio una risotada y la soltó en la cama. Scorpius estaba recostado en la puerta con expresión aburrida.
—Si no se la mordiste a James, ¿Por qué si a mi?
El rubio alzó una mano—. ¿Cómo que morder el trasero de James?
—¡Eso era chiste privado, hermana! Ash, todos metiéndose en mi vida...
—No irás a Francia —Dijo luego de un rato, decidida, Scorpius seguía con la boca abierta y la mano arriba.
—Si, me iré.
—No-o.
—Si-i.
—¿Morder a James? —Insistió sin recibir atención. Ellas seguían discutiendo.
Tuvieron una batalla de miradas, hasta que Meredith dio un grito ahogado y tomo una almohada para luego lanzársela a la cara de Andy.
—¿Por qué no me dejan?
—¡No voy a decírtelo frente a él! —Señalo despectivamente a Scorpius.
—¡¿Por qué ibas a morder el maldito trasero de Potter?!
—¡PORQUE ES MI NOVIO, PUTO! Y no vengas con tus celos de hermano porque te rebano los huevos, no tienes el maldito derecho, Percy si, tu no, ahora vete a la mierda y has el favor de llevarte a Andrómeda contigo.
Cerró la boca y entrecerró los ojos. Volvió a su posición anterior.
—Mala —Mascullo por lo bajó.
—Mala tu maldita abuela en calzones... Omm, ¿No vas a defenderla? —Dijo sorprendida al notar que se encogía de hombros.
—No soy fan de ninguna de mis abuelas.
Andy se removió y tomó a Meredith de la muñeca. Fue a la puerta e hizo a un lado a Scorpius de forma brusca. De alguna forma todos cayeron en el pasillo.
—¡No me toques, maldita oculta secretos a gemelas! —Exclamo con lágrimas en los ojos por el dolor de que le pisaran el dedito.
—¿Vas a llorar? Pues llora, ¡Que Scorpius te acompañe, traidora!
—¡Ya olvida eso, mierda! —Grita Scorpius avergonzado.
—¿También me prohibiras estar con Scorpius?
—¡Tu lo odiabas! —le clavo el dedo en el pecho.
—¡Aun lo odio! Igual que tú.
—Son un par malvado —Se llevó una mano al pecho.
Andrómeda lo observó molesta.
—Pues llora, idiota.
—Cabrona...
—¿Por que mis hijos salieron tan bocas sucias? —Astoria se lamentó mirándolos derrumbados en el suelo.
Todos dejaron de forcejear y miraron a Astoria levemente avergonzados.
—Perdón, mamá.
Ella suspira y se frota las sienes.
—Ve a arreglarte Scorp, tu padre viene a buscarte... Mar, Andy, bellezas vengan conmigo.
Se levantaron. Astoria besó la frente de Scorpius a forma de despedida y guió sus hijas hasta la biblioteca. Cerro la puerta tras ellas e hizo un Muffliato.
Meredith se dejó caer en su sofá rojo y Andy se alejó lo más posible de ella, en el uno verde muy Slytherin. Meredith no puedo evitar una mueca.
—Se pasan con la histeria —Astoria se pasó las manos por el cabello —. No pueden pelear así...
—¡No puedes ocultarme cosas así! —le interrumpió Mar.
—Y ya no voy a hacerlo —Dijo con suavidad.
—Pues iluminame, madre.
Astoria se sento frente a ella. Pudo notar las pequeñas arrugas alrededor de sus ojos, las ojeras, su mirada cansada. De pronto recordó que su mamá ya no era muy joven.
Por un momento se sintió culpable de haberse comportado así.
—No permitirte ir a Francia es por tu bien. Ahora lo más seguro es que no vayas a ese lugar precisamente.
—¿Por qué?
—A eso voy, pequeña, por favor guarda silencio —Otro suspiro—. ¿Recuerdas la vez que te hable de-de Arista?
Apretó los labios, su mente nublada poco a poco le permitió recordar. Asintió.
—Ella está en Francia —Murmura con un tono preocupado.
—¿Y eso qué mamá?
—Tengo miedo de que vayan y las lastime —Se aguaron los ojos—. No quiero perder a nadie más a manos de esa mujer.
Meredith gimió tapandose la cara y volvió a mirar a su mamá.
—¿Por qué no puedo ser una niña mimada y rebelde por más de un día? Siempre termino fracasando.
Se arrodilló ante su mamá y bajó la cabeza.
—Perdoname, no quería que llorarás mami, pero la verdad hubiese sido más fácil si lo decías antes.
—Eso lo se —Se limpio los ojos con un pañuelo —. La próxima dejaré que seas rebelde por más de un día.
—Y promete no llorar, no puedo si lloras.
—No lloraré —Tomo sus manos y le sonrió.
Andy las miraba con la boca abierta.
—¿Así de fácil? —Preguntó en un balbuceo—. ¿No está castigada o algo así? ¿Sabes que me dijo groserías? ¡Iba a escaparse en la maleta de Scorpius!
—¿Qué? ¡Meredith Allysa!
—¡Andrómeda! —Chilla con los ojos muy abiertos—. ¿Por qué tan cruel?
—Cruel es bueno —Sonríe satisfecha.
—¿De verdad ibas a escaparte?
—Bueno... Tal vez moría antes de llegar —Se encogió tímidamente—. Olía horrible.
—¿Qué voy a hacer contigo?
—¿Amarme y apapacharme por toda la vida? Soy una monada, no hay nada más que hacer.
Batió las pestañas inflando las mejillas. Andy volvió a soltar el aire cansada. Astoria parecía encantada con su hija.
—No, enserio, su relación es demasiado... Agh, deberían ser menos melosas.
—¡Abrazo grupal! —Declaro Meredith en venganza. Andy la observó horrorizada.
Y de pronto.
Se vio enredada en los brazos de su gemela y su mamá.
—¡No es genial que Afrodita haya dejado tantos genes en ustedes!
Hola!;)
Luego de toda mi loca nota anterior (Recalcando la parte de los patos cof*cof*) y la emoción vengo ahora.
Ow, con mi mami soy así e-e lastimosamente mi rebeldía nunca supera el día y medio. Jum, que adolescencia más aburrida (ah?) deberia aprovecharme de mi altura y ser bravucona LOL (Una bravucona que teme a las mariposas y patos) jo, imaginarme pegando a otros niños pequeños además de mi hermano y primo es raro...digo... Soy una santa, no le he tocado ni un pelo a nadie en toda mi vida *inserten canto de ángeles*
En fin...
Hasta pronto!;)