Wigetta: Número equivocado

By PinketAura17

78.9K 7.5K 1.6K

Samuel entra a una cafetería que solía visitar antiguamente, pero esta ha sido renovada. Al sentarse en una d... More

1. La cafetería
3. El primer mensaje
4. 'Tío sexy'
5. ¿Demasiado lejos?
6. Mal día, buena noche
7. Nombres
8. La llamada
9. ¡¡Cumpleaños!!
10. La esperada quedada 1/2
11. La esperada quedada 2/2
12. A veces uno hace hasta lo imposible
13. Alejados
14. Incómodo
15. Lo siento.
16. Nervios a flor de piel
17. ¿Cambiaría algo?
18. Lo que mal empieza, bien acaba
19. No es un final, solo un inicio.

2. Sexy desconocido

5.2K 459 113
By PinketAura17

Guillermo:

Hoy, como cada día de la semana excepto los domingos, me levanté a la hora de siempre para desayunar y vestirme rápidamente para ir a trabajar.

Dejé los estudios hace varios meses, no es que me alegrara pero fue mi decisión, y ahora me encontraba trabajando en una pequeña cafetería -la cual había aumentado de clientela en los últimos días-, era bastante agradable pero a veces la timidez me impedía ejercer de camarero como debía.

Cogí mi abrigo negro, colgado en una percha junto a la puerta, y salí de inmediato. Una vez más se me echó el tiempo encima.

-¡Guillermo! -me llamó la atención mi jefe. Él no solía estar allí, pero algunas mañanas se pasaba poco antes de abrir para vigilar a sus trabajadores y averiguar si llegaban o no tarde. -¿Qué te tengo dicho? ¿Acaso no tienes despertador?

-Sí, señor. -le contesté educadamente. -Lo siento, no volverá a ocurrir. -me disculpé.

Siempre le decía lo mismo, pero él no tomaba medidas conmigo. Debía caerle demasiado bien para no despedirme.

-Eso espero, chico. -me dio una suave palmada en el hombro y me dirigí tras la barra, mientras íbamos preparándolo todo para abrir.

Éramos cuatro camareros; Carolina, una chica de pelo castaño y de ojos verdes, Jessica, una morena bastante creída, Raúl, con uno de los que mejor me llevaba, y yo. Y en la cocina se encontraba Pedro, el único que superaba los treinta años de edad.

-No sé como siempre te libras del jefe. -Carolina se acercó a mí sonriente. -Tienes mucha suerte.

-Yo también opino lo mismo.

Ambos nos sonreímos y fuimos cada uno a un rincón del lugar, para tener todo listo para abrir.

-Ya está. -Raúl colocó el cartel de 'Abierto' en la puerta, y a continuación entraron unas doce personas, que luego se fueron sumando hasta estar completamente lleno.

Fui a llevar un par de desayunos a una mesa, sintiendo que casi me tropiezo al ver entrar a un guapísimo y musculoso chico. Deposité los platos y vasos sobre la mesa, girándome rápidamente para poder observarlo acercarse a una mesa, situada a pocos pasos de la barra. Disimuladamente lo seguí, para pasar por detrás de él sin apartar la vista de su figura.

-Disculpe, ¿qué desea? -le oí decir a Carolina. La miré de reojos, y como era de esperar, estaba tan embobada como yo mirándolo de arriba a abajo. 

Lo miré por un momento, y al parecer mi compañera lo había impresionado. "Otro hetero." Me dije a mí mismo, yendo de vuelta hasta la barra.

Las mujeres nunca me habían gustado, aunque tampoco me han gustado muchos hombres -sólo dos, uno era Raúl y otro el desconocido que hace un momento hablaba con Carol-. 

Conozco a mi compañero desde hace poco, pero su cabello castaño brillante y ojos azules me impactaron al segundo de entrar por mi vista. No creo que él supiese nada sobre mi orientación sexual, pero a veces me daba la sensación de que sí.

Carol apareció por mi espalda, dándome un ligero toque para que me girara a mirarla.

-Un descafeinado con leche para el chico del fondo.

Asentí nervioso, lo preparé con algo de torpeza y fui a llevárselo. Estaba temblando.

Pasé por delante suya, sin mirarlo a la cara, y coloqué, rápidamente, el café sobre la mesa.

-Gracias. -me susurraron sus labios. Me estremesí al escuchar su voz dirigirse a mí. Su voz era un tanto aguda, pero no dejaba de sonar sexy al llegar a mis oídos.

-D-De nada... -me di la vuelta e intenté escapar de allí lo antes posible.

-¿Qué te pasa? -Oí que me preguntó.

-Nada... sólo... -Que estás muy bueno. Aislé ese pensamiento de inmediato y continué hablando: -Llevo poco trabajando aquí, y siempre estoy detrás de la barra.

Asintió y tomé aquella conversación por finalizada, así que me alejé velozmente de su cercanía -la cual me tenía inquieto-.

-Adiós. -le escuché decir, mientras me iba alejando.

-¿Qué te pasa, Guillermo? -me preguntó Raúl, al verme tan nervioso tras haber hablado con el desconocido. -Te veo algo intranquilo. -Alzó la mirada al chico sexy, para volver a mirarme. -¿Ha pasado algo con aquel chaval?

-N-no, no. -"Willy, tranquilízate." Volví a repetirme. -Está todo bien.

Pasé por su lado y volví a resguardarme tras la barra. Sentía que el corazón se me iba a salir por la boca.

Apoyé los codos sobre el mostrador, intentando tranquilizarme un poco. Sin darme cuenta, estaba observándolo a la lejanía.

Raúl había ido a atenderle, debería haber pasado yo por ahí para que me llamara. Soy idiota. No entendía mi reacción, estaba exagerando demasiado sobre ese chico.

-Guille, espabila. -me llamó la atención Pedro. -Lleva esta tostada a la mesa número tres.

-¡Sí! -Me tendió el plato, para acto seguido cogerlo yo. -Ahora mismo.

Una, dos... y tres. Me paré frente a la mesa, dejando con cuidado el plato sobre esta, ante la mirada de uno de los que estaban sentado.

Inconscientemente, volví a fijar la mirada en la mesa, en la cual escasos segundos se encontraba el adonis que había estado en mi punto de mira desde que entró por la puerta.

Desvié la mirada hacia la puerta, apresuradamente, localizándolo abriendo la puerta para terminar saliendo por ella.

Suspiré pesadamente, regresando al mostrador.

-Oye, Guillermo. -me llamó Raúl. -Ese chico... -Se llevó una mano a la cabeza, para rascarse. -Ha dejado esto para ti.

Me entregó una servilleta, en la que había un número de móvil apuntado.

-¿P-para mí? ¿No te habrás equivocado de persona?

-No, él me dijo que te lo entregara. -Esbocé una enorme y sincera sonrisa, sintiéndome feliz. Tenía su número y podía hablar con él cuanto quisiera.

-¿Así que te gusta ese chico? -me preguntó alzando una ceja.

-N-no, es sólo que... -¿A quién quería engañar? Se había dado cuenta de la evidente felicidad que se había alojado en mi rostro, en forma de sonrisa. -Bueno sí... -afirmé, sintiéndome avergonzado.

-Vaya... Yo creí que te gustaba Jessica. -dijo burlándose de mí.

-¡Eh! 

A ninguno de nosotros nos caía bien. El único que parecía soportarla, aunque fuese un poco, era Pedro.

Mi turno acababa a la hora del almuerzo. Sólo trabajaba por las mañanas, así que el resto del día lo tenía libre para hacer cualquier cosa.

Cargué mi abrigo sobre un brazo y me despedí para irme de vuelta a casa.

Se notaba que el verano estaba al caer, ya que sólo por las mañanas hacía frío, luego no podías volver a ponerte el abrigo del calor que hacía.

Entré por la puerta de mi casa, dejando la prenda en el perchero,  y me dejé caer sobre el sofá.

-Ains. -suspiré.

Metí la mano en el bolsillo de mis vaqueros, visualizando la servilleta con su número.

El corazón volvió a latir a toda velocidad. 

Me pregunto si debería hablarle. Estaba muy nervioso y no era capaz de hacerlo, al menos hasta que me relajara un poco.

Cerré los ojos por un rato, para descansar , quedándome profundamente dormido.

(Autora: Mrsdesrosiers17)

Continue Reading

You'll Also Like

21K 1.1K 14
𝐋𝐀 𝐇𝐈𝐉𝐀 𝐃𝐄 𝐊𝐀𝐊𝐀𝐒𝐇𝐈 𝐒𝐡𝐢𝐨𝐧 𝐇𝐚𝐭𝐚𝐤𝐞┊Creí estar bien sin ti pero... Me equivoqué. ∎ 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨: Terminado. ∎ 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚...
808K 120K 99
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...
31.9K 2K 13
Serena Tsukino al principio no le agrada el nuevo alumno de la escuela Darien Chiba en el despierta un interés desde el momento en que la vio. Primer...
1K 92 2
Pansy se presenta como Omega, siendo una de las pocas Slitheryn presentadas como tal. Muchos alfas y betas la necesitan, la intentan seducir con obse...