VIVIENDO CON EL ENEMIGO (En e...

By RUDE_SWEET19

2.7M 52.5K 5.9K

"PARA VENCER A EL ENEMIGO, PRIMERO GANATE SU CONFIANZA" Cat Smith tenía una vida generalmente aburrida, ha... More

Antes de leer.
Prólogo.
1. La llegada.
2. Los Foster
3. Panda
4. Fiesta de bienvenida.
5. ¿Dónde está Seth?
6. A limpiar.
7. Las 20 preguntas.
8. El hermano guapo
9. La niña de papá.
10. Odio los lunes
11. Simplemente no te quiere.
12. Sorpresa.
13. ¿Cómo que novio? ¿Cómo que sin compromiso?
14. Stripers y un lo siento.
15. Pijamada con chicos. Parte 1
16. Pijamada con chicos. Parte 2
17. Karaokes, decepciones y vodka
19. ¿Qué pasó ayer?
20. La mejor venganza es el perdón.
21. ¿Apostamos?
22. Te necesito aquí.
23. Let's go to the beach, bitch. 1/2
24. Let's go to the beach, bitch 2/2
25. Bebe o muere.

18. Visitas inesperadas y Leo.

32.2K 1.6K 258
By RUDE_SWEET19


Cat

-¿Crees que estoy demasiado maquillada?

-Depende, ¿Vas a ir a matar a Batman?

-Oh Ryan, eres tan gracioso, mira como estallo de la risa-ironicé dándome la última capa de rimel. Me volteé en la silla giratoria de mi tocador para verlo, tirado en mi cama.

-¿Por qué aún tienes esto?-frunciendo el ceño, agarró la estatuilla de conejito de la mesita de noche. Rodé los ojos.

-Estoy esperando para estamparla en su cara.

Dylan había huido aquel viernes. Will le contó a Cambell que había viajado fuera de la ciudad en compañía de su madre, para algún viaje de negocios, el mismo en el que debió estar durante aquella fiesta. Me había pasado los primeros tres días esperando a que me llamara o a que por lo menos se dignara a escribir, pero eso nunca pasó. El miércoles, Seth me contó que el entrenador había rechazado su excusa de ausencia y nombró a Ryan como capitán definitivo del equipo; y fue eso y solo eso lo que lo hizo volver al día siguiente. Se la pasó todo el día ignorando mi existencia y por más que le rogó al entrenador, no logró persuadirlo de cambiar su decisión. Estaba más que tentada de  ir y burlarme en su cara por su desgracia, pero quería parecer más madura que eso.

Ahora, exactamente una semana después, Ryan había logrado sacarme de la cama, en la que me había refugiado toda la semana, intentando juntar todos los retazos de mi dignidad y de mi autoestima. Me había dicho que tenía la tarde libre y quería hacer algo interesante... Su gran error fue darme a elegir el plan.

-Quiero grabar eso cuando ocurra-dijo, devolviendome a la actualidad y regresando la estatuilla a su lugar. Se incorporó sobre la cama-¿Estás lista?

Tomé mi chaqueta del respaldo de la silla y me levanté.

-Vamos.

-¿Ya sabes que quieres hacer?

-Si-le sonreí ampliamente-Quiero un perrito.

...


-... ¿Este?-preguntó Ryan con cansancio, sosteniendo un labrador chocolate.

Ese era el quinto refugio al que íbamos. Por más narices mojadas y colitas contentas que viera, no lograba sentirme conectada con ninguno.

-Mmm, no se. Me asusta su cara, tiene cara de maleante-dije, observando al perrito. Más que eso, parecía gruñir internamente cada que volteaba hacia mi.

-¿De maleante?-preguntó Ryan divertido-Cat, es un perrito, no un narcotraficante ruso-bajó el perrito y tomó al siguiente, uno mediano y de color blanco.

-Debemos conseguir un perrito con el que tengamos la tranquilidad de saber que no huirá para unirse a una pandilla-bromeé y me acerqué a examinar la melena enredada y rizada del perro.

-Mira, tienen el mismo pelo-sonrió burlón y lo dejó de nuevo en el suelo.-Concéntrate-me dijo al ver mi cara de frustración-Phineas y Ferb escogieron a Perry porque tenía una conexión con ambos... También porque los miraba a ambos al mismo tiempo-se encogió de hombros.

-¿Quienes?

Me miró, realmente ofendido.

-¿Los del programa para niños?-pregunté, sintiendo como nacía una sonrisa en mi rostro-No te lo puedo creer.

-¿Qué? A veces no hay más que ver en la madrugada-se defendió, ajustándose mejor la chaqueta negra.

-No está mal que te guste-lo animé mientras buscaba más perritos disponibles.

-No me gusta...-murmuró.

-Como digas-bajé la mirada hacia el pequeño perrito que halaba la bota de mi jean con sus dientes. Aunque era pequeño, no parecía ser un bebé, también era como una curiosa mezcla entre un pug y alguna raza aún más pequeña.-¡Oye!-lo agarré para mostrárselo a Ryan-Me gusta este-lo sujeté frente a él

-¿Enserio?, tiene cara de viejito-dijo Ryan, estirando las arrugas de la cara del animal.

-Así es la raza, idiota-rodé los ojos-Debe estar mezclado con un pug-le contesté alejando al perro de su alcance.

-Bien, si es el que quieres...

-¡Mamá!, ¡Mira ese!, ¡el arrugado!-exclamó una niña rubia a nuestro lado, señalando a mi perrito.

-Esa niña quiere mi perro-le susurré a Ryan con afán, agarrando más fuerte al perro.

-Cat, es una niña-me dio una mirada condescendiente-Sabes lo que tienes que hacer, ¿Verdad?-preguntó.

-Si. Debo correr, dejar que la niña llore, lo supere y siga con su vida-contesté, lista para huir.

-Cat-inclinó la cabeza, mirándome mal y queriendo por primera vez ser un adulto responsable.

-¡Esta bien!-me rendí.

-¡Oye linda!-llamó Ryan a la niña, y ella volteo a vernos.

-Toma-dije con resignación, entregándole al perrito.

-¡Gracias!-dijo la niña, sonriéndome con casi todos sus dientes. Agarró bien a mi perro y se fue dando saltos hacia su mamá, quién nos sonrió con amabilidad. 

-Supongo que ya no tendré perrito-dije cruzándome de brazos.

-Iremos a buscar uno luego, es hora de almorzar, escoge tu.

-Tacos-respondí sin pensarlo dos veces.


No pudimos encontrar ni un solo Taco Bell en el sector de los refugios, pero si un pequeño local en carretera de comida rápida, en el que afortunadamente vendían unos muy buenos. Comí con tantas ganas que Ryan se ofreció a darme dos más de los suyos, y por supuesto, no desaproveché la oportunidad.

-¿Cómo toleras todo ese picante?-me preguntó, haciendo una mueca y viendo como sumergía el último taco en salsa roja.

-Mi tía Lucy me acostumbró a comerla desde muy pequeña. Ella hace una muy buena. mucho más picante que esta-le conté.

-Carajo-entrecerró los ojos-¿Más picante? Si el solo olor de ésta ya me marea.

-Entonces morirías viviendo en mi casa-le di un mordisco a mi delicioso taco.

-Yo vivo en tu casa-sonrió.

-En texas, sabes lo que quiero decir-le respondí tras tragar.

Mi teléfono comenzó a sonar sobre la mesa y maldije internamente a cualquiera que estuviese interrumpiendo mi hora feliz del día.

-¿Hola? ¿Dónde estás? ¿Con quién?-Seth me acribilló con preguntas al otro lado de la linea. Papá había salido de viaje todo el fin de semana, y Seth quería asegurarse de que yo no olvidara que aún así él me vigilaba.

-En un restaurante, con Ryan-rodé los ojos. Frente a mi, Ryan sonreía burlón.

Seth se había terminado enterando de lo mío con Dylan cuando me vio tan deprimida en mi cama que terminó interrogando a todos para saber que me pasaba. Al final, Amy terminó cediendo ante la presión y le contó todo lo que yo les había contado a ella y a Mia al día siguiente de la fiesta. Seth se había enojado por algunas horas, pero luego se compadeció de mi y me perdonó por no contarle nada; pero ahora, estaba más pendiente de mi porque pensaba que en cualquier momento volvería a hablar con Dylan y caería como una tonta.

-Estamos buscando un perrito-le conté.

-¿Para qué?

-Para tener compañía, para darle mucho amor...

-Si si, ya lo capto-me cortó-¿Segura que estás con Ryan?

-¡Si!-exclamé con frustración, llamando la atención de algunos clientes.-¿Que quieres?-bajé la voz, avergonzada.

-Marta necesita que traigas nueces del supermercado ¿Te queda fácil?

-Creo que si-alejé el teléfono-Podemos parar en el supermercado?

-Claro-respondió Ryan.

Volví a acercarme a la llamada.

-¿Necesitas algo más?

-¡Condones!-respondieron mi hermano y alguien más al unísono.

-¿Con quién estás tú?-lo acusé sorprendida-Eres un mujeriego irremediable, Seth Robert Smith, no puedo creer que...

-¡Soy yo!-exclamó la otra voz tras la linea.

-¿Mia?-pregunté sorprendida-¿Lo perdonaste?

-¿Lo hizo?-Ryan se incorporó en su asiento y se acercó más sobre la mesa.

-Larga historia. Tú ve por lo que te dije-me cortó Seth de nuevo y colgó sin despedirse.

-Parece que si-le respondí a Ryan, dejando de nuevo mi teléfono sobre la mesa-Sé que fue la canción, maldito suertudo.

-La música siempre es la solución-tomó su billetera y se levantó de la silla-Yo también cantó, ¿Quieres oír?-tomó aire y estuvo a punto de darme un concierto frente al resto de clientes.

-Ya luego me muestras-me levanté para ir con el a la caja antes de que se le ocurriera cantar.


Después de pagar, seguimos rumbo hasta el supermercado más cercano. Ryan se desapareció y me dejó luego de comprar las nueces, diciendo que él también necesitaba comprar cosas. Después de pensármelo por varios minutos, decidí ir yo sola por los condones, porque al fin y al cabo no podía ser tan difícil.

Llegué a la sección de medicamentos donde solo había un chico alto viendo condones y una monja viendo jarabes. Genial.

Me acerqué hasta el chico y comencé a leer las marcas de los condones frente a nosotros. De reojo, vi que él tomaba unos de paquete azul, ¿Serían esos los que Mia y Seth querían?

-Mm, Hola-dije llamando la atención del chico.

-Hola-se volteó hacia mi y arrojó los condones en su carrito.

-Mmm, ¿Sabes cuales son mejores?-pregunté señalando los condones, y su sonrisa se ensanchó.

-¿Estas tratando de ligar conmigo?-preguntó acercándose.

-¿Qué?-pregunté confundida. A nuestro lado, la monja soltó un ruidito de desaprobación y nos miró mal antes de tomar uno de los jarabes e irse.-Olvídalo-rodé los ojos. Llevaría cualquier cosa, al final, si resultaba mal, siempre había querido ser tía.

-¡Espera!, ¡es broma!-dijo sonriente y luego señaló los condones-Depende de cual te guste mas.

-Es que no son para mi, son para mi hermano-dije, sintiendo como mis mejillas se tornaban rojas.

-Deberías llamar y preguntar-sugirió.

Qué tonta, ¿Cómo no se me había ocurrido a mi?

Asentí y saque mi teléfono de mi bolsillo trasero, al tercer tono contestaron.

-¿Hola?-respondió Mia, en un tono cansado.

-¿Estás ocupada?-pregunté cautelosa. No me quería imaginar que había interrumpido algo.

-Quítate de encima, es tu hermana-la oí susurrar. Eww

-Mejor llamó luego-le dije.

-¡Pero ya casi esta!-escuché protestar a Seth.

-¡Que te quites!-volvió a exigir Mia.

-¡Como quieras!-exclamó Seth.

Hubo un silencio y después Mia volvió a hablar

-Solo me estaba ayudando con el broche de mi pantalón-dijo-No sabes que condones comprar ¿verdad?-preguntó. ¿Era tan obvio?

-Ajam.

-¿Hay con sabor a fresa?-preguntó. Le eché un vistazo al estante hasta que los divisé en la parte de abajo.

-¿Individual o la caja?-pregunté.

-¡La caja!-exclamó.

-Bien, adiós-dije y colgué. Le agradecí al chico de al lado y me fui para que aquello no se volviera más incómodo.

Cuando llegué a las cajas, Ryan ya estaba pagando sus cosas.

-¿Ibas a huir de mi?-lo acusé en broma, dejando mis cosas sobre la caja-Buenas tardes-le entregué el dinero al chico que atendía, tratando de ignorar la mirada molesta de Ryan sobre mi.

-¿Estás coqueteando conmigo?-me preguntó. Lo miré cuando señaló con un gesto de su cabeza la caja de condones.

-Qué imbéciles que son.

Ignoré su molesta risa.

Justo después de meter las bolsas en el auto, escuché a alguien discutiendo solo. Me asomé para ver de que se trataba y me encontré con todo un cuadro. Un habitante de calle discutía con una caja en la esquina del aparcamiento, junto a él, un perro dormía plácidamente.

Llena de curiosidad me acerqué más hasta ellos.

-¿Qué haces?-me preguntó Ryan, cerrando de nuevo el auto y siguiéndome.

-Quiero saber si está bien-le susurré en respuesta.

-¡Ya basta! ¡Vas a quedarte sin cama, Rogelio!-le exclamó el hombre a su caja.

-¿Hola?-me acerqué más hasta él-¿Está...? Oh-me detuve cuando vi por fin el contenido de la dichosa caja. Un cachorrito de pelaje blanco, negro y café, azotaba la caja con sus dientes mientras gruñía bajito-¡Es un perrito!-exclamé, como si el hombre no fuera ya consciente de eso.

-Es Rogelio-aclaró el hombre-Y es un diablo.

-¿Por qué está en la caja?-preguntó Ryan, llegando a mi lado.

-Es su cama. Está un poco grande porque la compartía con sus hermanos, pero ahora solo queda él-lo dijo con tanto dramatismo que debió notar el terror en mi cara, porque agregó:-Ya los he regalado a todos, pero nadie quiere llevarse aún a Rogelio.

Ryan y yo compartimos una mirada cómplice.

-Mi Batsy tuvo unos hermosos bebés, pero no podemos mantenerlos todos-continuó el hombre, acariciando la panza de la perra dormida junto a él.

-Yo puedo adoptarlo, si quiere-me incliné hacia la caja y acaricie la cabecita del animal.

El señor levantó ambas cejas y me miró.

-Hace eso todo el día, eh-me advirtió señalando el estado rasgado de la caja.

-Está bien, solo quiere jugar-lo defendí.

-Y no puedo decirte cuanto crecerá, mi Batsy es una Beagle, pero no sabemos quién es el padre...

Ryan se volteó hacia mi y me sonrió cálidamente.

-No hay problema, tenemos espacio-respondió por mi.

El hombre aceptó darnos al cachorro, no sin antes recordarnos que nos había advertido de su comportamiento. Ryan le ofreció dinero pero el hombre le respondió que le parecía inhumano vender la vida de los cachorros de su Batsy.

-Tómelo para ella-insistió Ryan y le dejó el dinero.

...

-Eres una cosita hermosa-le dije al cachorro, que peleaba entre mis brazos para asomar la cabeza por la ventana del auto.

-Lo sé-respondió Ryan, sin dejar de mirar el camino mientras conducía.

-Egocéntrico-lo acusé.-Mamá no estaba hablando de él, ¿Verdad, bebé?-le dije al perro sosteniéndolo en el aire. Me asustaba dejarlo asomarse a la ventana porque no teníamos un collar y podía salir volando.

-No eres su mamá, solo lo recogiste de la calle.

-No seas aguafiestas-me quejé, tratando de mantener quieto al cachorro sobre mi regazo. No fuera a ser que saltara hasta Ryan y nos hiciera morir estrellados.-Lo estamos adoptando, ¿no? Ahora soy su mamá.-afirmé.

-No es lo mismo-insistió con esa sonrisa en la cara. Cuanto disfrutaba molestarme y contradecirme.-Necesita un nombre-dijo después de un rato.

-Ya lo creo.

-O podemos dejarlo como Rogelio.

-No, por favor-me reí

-¿RJ?-propuso.

-¿Qué?

-Ryan Junior-explicó con obviedad.

-Nah. Sigue soñando.

-¿Tostada?.

-No.

-Stephan-dijo ahora muy seguro.

-¿Cómo por qué...?-entorné los ojos hacia él, con sospecha.

-Es mi segundo nombre-me sonrió.

-No.

-¿Panqueque?-preguntó sin dejar de ver la carretera.

-Tienes hambre ¿Verdad?.

-Solo un poco.

-Piensa en otro-le pedí. Se volteó algunos segundos para analizar la cara del perro. Tomó su carita con una mano y asombrosamente, el cachorro se quedo quieto

-¿Leo?-preguntó entrecerrando los ojos.

Leo.

Mm me gustaba.

-Es lindo-dije. Ryan sonrió orgulloso y volvió su vista al frente.

Para cuando llegamos a casa, Leo seguía inquieto en mi brazos, la solución a eso fue fácil pero terriblemente ofensiva: Solo bastó que Ryan lo tomará para que dejará de moverse tanto. Y así, Ryan entró en casa con Leo en una mano y una bolsa de las compras en la otra mientras yo llevaba la restante.

Entramos en la sala, y Seth nos esperaba cruzado de brazos, sentado en el sofá. Pareció soltar el aire cuando llegamos.

-Si estabas con él-confirmó, luciendo más tranquilo.

-¿Con quién más estaría?-bromeó Ryan. Tomó la bolsa de mi mano y siguió el camino hasta la cocina.

-Deja de comportarte así, Seth. No soy estúpida-solté la bolsa de concentrado que habíamos comprado en el camino para Leo sobre el sofá y me crucé de brazos.

-¿Ah no?-inquirió con brusquedad.

-No-espeté-No iré a buscar a Dylan. Ya puedes dejar de vigilarme.

-¿Y cómo voy a saberlo si no decides contarme nada?-comenzó a subir el tono de su voz, así que hice lo mismo.

-¿No te has preguntado por qué? ¡La primera vez que me gusta un chico y tu me prohíbes acercarme solo porque si!-exclamé.

-¿¡Solo por que si!? ¡Te advertí de su reputación y aún así decidiste irte de cabeza, Cat!

-¡Abrochó!-Mia apareció emocionada y saltando hasta donde estábamos, llevaba unos jeans muy apretados, tanto, que no la dejaban caminar. Ambos volteamos a verla y ella pasó la mirada de uno a otro, entendiendo la situación-Tal vez este no sea el mejor momento-dijo y empezó a saltar de para atrás, de vuelta al pasillo.

-Mira, es el primer día de toda la semana en que no me siento tan mal. No voy a pelear contigo hoy.-le dije, rogando por que dejáramos el tema.

-Solo recuerda que yo te lo dije. Sabías que no serías suficiente para él y aún así decidiste ignorarlo-me dijo, y se fue por el pasillo de vuelta a las escaleras.

Aquellas palabras me golpearon de un modo diferente.

Toda la semana me había torturado a mi misma con esa idea, solo que no sabía lo que significa en si, más que nada porque no había querido profundizar en su verdadero trasfondo. Solo me repetía lo que me veía obligada a comprender: Dylan se enrollaba con alguien mientras salía conmigo. Me pasé horas torturándome con mi propia imaginación, pensando en cómo sería la chica, comparándome por más que intentara no hacerlo y todo siempre me hacía llegar a la misma conclusión, solamente que esta vez, Seth lo había puesto en palabras por mi: ¿Yo no era suficiente?

Más allá de sentirme traicionada, me sentía así, insuficiente. ¿Y si era verdad lo que Seth había insinuado aquel día en el entrenamiento? ¿Y si Dylan me había usado como distracción para que los chicos no consiguieran robarle su preciado puesto de capitán? No podía ser que fuera tan tonta para caer en eso. No era posible que hubiese pasado tanto tiempo queriendo construir algo con alguien, solo para que al final, terminara destruyendo mi débil amor propio. ¿Y si...?

-¿Vas a venir o no?-Ryan se paró frente a mi, aún sosteniendo a Leo con una mano.

-¿A dónde?-pregunté confundida, volviendo en mi. Desgraciadamente no me di cuenta de lo llorosos que tenía los ojos hasta que se me resbaló una lagrima por la mejilla. Me apresuré a limpiarla.

Ryan hizo un gesto con su cabeza hacia la bolsa de concentrado de Leo y fue lo suficientemente amable para fingir que no había visto nada.

-Pues a alimentar a nuestro hijo, Cat-dijo con obviedad y le acaricio la cabecita a Leo.-¿Ahora ves por qué soy su favorito?

-No lo eres-refunfuñé-Solo tiene que acostumbrarse a mi.

Fui a la cocina para tomar algún plato viejo y algo que sirviera para el agua de Leo, al menos mientras fuera a comprar sus cosas. Subí junto a Ryan a mi habitación y le serví al cachorro su comida y bebida.

-¿Sabes a lo que se refería en realidad Seth?

Me estaba sentando junto a Leo que comía desesperado de su platito cuando dijo aquello. Y yo que pensé que iba a dejarlo pasar. Suspiré cuando se sentó a mi lado en el suelo.

-No importa.

-Se refería a que el imbécil nunca pudo estar solo con una persona-sentí su mirada sobre mi mientras acariciaba al cachorro e ignoraba a propósito sus ojos.

-Es lo mismo-murmuré.

-Eres más que suficiente, Cat.

-Basta-lo miré por fin-No tienes que hacerme sentir mejor. Estoy bien.

-No lo estás-respondió firme-Estas dejando que todo esto te defina-me tomó por la barbilla cuando intenté apartar la mirada de nuevo.

-Estoy bien-repetí, pero no me alejé de su agarré-No ser suficiente no es el fin del mundo. 

Rodó los ojos, como casi nunca hacía.

-Es una lástima que no sepas lo que eres-me soltó y aproveché para volver a bajar la mirada hacia Leo. Pasaron algunos segundos cuando volvió a hablar-Estoy convencido de que eres una realidad alternativa-dijo en tono firme-O en su defecto, un sueño.

Contuve con todas mis fuerzas la risa boba que igual se me estaba escapando.

-¿Te estás burlando de mi?-me acusó divertido cuando volví a mirarlo.

-Tienes un buen arsenal, tengo que admitirlo-le concedí.

-Claro que lo tengo-volvió a su sonrisa chula, recostándose hacia atrás sobre las palmas de sus manos-¿Cómo crees que consigo chicas?-bromeó, pero no pude evitar dejar de sonreír un poco.

Entre Dylan y Ryan no había mucha diferencia, a decir verdad.

Ambos no se conformarían jamás con una sola persona. Jamás nadie sería suficiente para ellos. ¿Quien se conformaría solo con una rebanada pudiendo tener todo el pastel?

-Por cierto-volví a hablar, evitando que notara mi pequeño descubrimiento-Tú no eres el papá de Leo.

-¿Disculpa?-se incorporó, ofendido-¿Quién te llevó a encontrarlo?

-Eso no te hace su papá-me quejé. Son los meritos, niño-lo molesté.

-¿Y qué méritos quieres que haga?

-Bueno-me llevé una mano a la barbilla, fingiendo que lo pensaba-Lo cuidarás cuando yo no esté, también los bañarás y... Creo que necesitaré mucha de tu ayuda para hacerlo dormir.

-Iba a hacer todas esas cosas igual-refunfuñó.

-Oh, entonces estás a prueba.

-¿Cambiarías de decisión si te hubiese traído una Nutella del supermercado?-entrecerró los ojos.

-¿Me compraste una Nutella?-casi comencé a babear. La última que había visto, se la había devorado Mia, sola.

-Iba a dártela pero ahora tendré que negociarla-se encogió de hombros. Resoplando le di una mirada a Leo, había terminado por completo su comida y agitaba la cola en dirección a Ryan. No me parecía justo vender su paternidad por una Nutella.

-Hecho-respondí. Al fin y al cabo, necesitaría ayuda extra con él.

Los observé a ambos jugar en el suelo por un bueno rato. Leo le mordía las manos a Ryan mientras esté lo pinchaba por todas partes con los dedos. Leo estaba tan desesperado por atraparle un dedo que al final terminó mordiéndose su propia cola.

Luego, Ryan se despidió. Al parecer debía arreglarse para salir a Dios sabe dónde. Dejó a Leo exhausto y tumbado en una de mis mantas y antes de irse me miró, serio.

-Solo recuerda que estoy aquí.

-¿Por si necesito un hombro para llorar?-me reí.

-O uno para apoyar tus piernas-respondió con una sonrisa de medio lado.

-¡Cállate!-y cerré la puerta en su cara antes de que notara mi rostro sonrojado. Podía oír sus carcajadas alejándose por el pasillo.

Ryan

Aún se podían ver algunas de las evidencias de mi pelea anterior. Más que nada, la cortada del labio. Sería lo primero que él notaría y lo primero con lo que decidiría fastidiarme.

Noah se había tomado el tiempo de llamarme, después de tanto tiempo fuera. Quería que nos viéramos en una cafetería para hablar. Pero sabía a lo que se refería en realidad. Esperaba disculpas de mi parte, esperaba que le diera la razón y me humillara frente a él para volver a casa. Pero yo no quería volver. Quería ir allí y dejarle claro que yo no era mamá, que no me ablandaría frente a sus gritos y su manipulación y que prefería no tener techo a tener que compartirlo con él.

Me encontraba buscando las llaves del auto cuando sonó el timbre de la reja. Fui hasta la cocina para mirar en la pantalla de quién se trataba. Un chico fornido y rapado miraba con confusión hacia la cámara. Luego, comenzó a golpearla con el dedo, intentando descubrir que hacía.

Carajo, Mia. Más stripers.

Abrí la reja para que pasara y poder despacharlo antes de irme. Abrí la puerta antes de que tocara el timbre y él me observó con confusión.

-¿Residencia Smith?-preguntó con voz grave, mirándose la mano, donde llevaba algo anotado.

-Si. Escucha, Mia no debería hacerles perder el tiempo así, no contratamos...

-¿Mia?-me interrumpió, confuso.-Estoy buscando a Cat.

-¿Para qué?

-¿Eres como el guardaespaldas o algo así?-le echó un vistazo a la fachada de la entrada y comenzó a asentir-Mamá no exageraba, en verdad son ricos.

-¿Quién eres?-le pregunté, ahora mas confuso, notando que traía una maleta con él.

-¿Qué pasa?-la voz de Cat llamó mi atención. Me volteé hacia las escaleras por donde descendía con cara de haber estado durmiendo. Entró en el vestíbulo y me miró inclinando la cabeza-¿No te ibas?-pasó la mirada hacia el otro chico y sus ojos casi cerrados se abrieron de par en par.

-Hola Caty-le dijo el tipo abriendo los brazos hacia ella.

-¡Ty!-Cat corrió por el pasillo, atravesó la entrada y saltó a los brazos del desconocido.

Tardaron un rato en terminar de saludarse. El chico la había levantado y dado tantas vueltas que hasta yo me estaba mareando.

-¿Qué haces aquí?-Cat pasó la mirada hacia la maleta-¿Te quedas?-preguntó con voz aguda, llena de emoción, abrazándolo otra vez.

-Soy la mitad buena de tu regalo-le respondió el chico-Esteban llegó antes por pura suerte.-tomando la maleta la puso frente a mi, esperando que la tomara.

Levanté una ceja hacía él y con un pie la quité de mi camino.

-Tu guardaespaldas no es muy amable-le susurró a Cat, sin preocuparse de si yo lo oía o no.

Cat rodó los ojos divertida y y tomó la maleta. Llegó hasta mi lado y puso una mano sobre mi brazo.

-El es Ryan, es invitado de mi...-se volteó hacia mi y le fruncí el ceño-Es un amigo, se queda aquí-concluyó volviéndose hacia el tipo-Él es mi primo Ty-me dijo, mas sonriente y emocionada de lo que había estado en toda la semana. Abrió sus ojos mirándome y me dio un apretón en el brazo, esperando que dijera algo. Me volteé hacia Ty.

-¿Hijo de la tía de la salsa picante?-descansé el brazo sobre los hombros de Cat, para que dejara de apretármelo.

-¡Esa es mi madre!-asintió con orgullo y se apresuró a abrir su maleta y buscar algo en ella-Si te gustó esa salsa, vas a enloquecer con esto-levantó dos botellas con dibujos llamativos en ellas.

-¿Tequila? Ya lo he probado-respondí.

-No mi tequila-me dijo demasiado convencido-La primera vez que Cat lo probó, casi muere-contó.

-¿Ah si?-me burlé mirándola.

-¿No tenias que irte?-Cat rodó los ojos y se quitó mi brazo de encima.

Le di un vistazo a la calle. Empezaba a oscurecer y las ganas de salir a verme con Noah se disipaban muy rápido.

-En realidad no-respondí y tomé la maleta del primo-¿Cuantas trajiste?

-Suficientes-asintió con complicidad hacia mi.

-¿Qué haces?-me preguntó Cat, con su cautela habitual.

-Dime Ty-ahora le pasé un brazo a él por los hombros, mientras lo adentraba en la casa-¿Que opinas de las fiestas de bienvenida?

Casi dos horas después, la gente comenzaba a llenar la casa.

Bajé las escaleras de dos en dos y ayudé a los chicos que pasaban a llevar las cervezas hasta la cocina. Ty se las había arreglado bien para conocer gente, en especial chicas que no dejarían pasar la oportunidad de meterse con un tipo mayor. Justo estaba despidiéndose de una de ellas mientras servía tragos sobre la barra.

-¿Si sabes que son menores de edad, verdad?-lo acusé dejando un pack de cervezas en la encimera junto a él.

Ty levantó ambas cejas y se llevó una mano al pecho.

-No he hecho nada, lo juro.-dejó las copas servidas de lado y comenzó a cortar limones-¿Has visto a Cat?

-Se encerró en su habitación. Dice que no será parte de la destrucción de esta casa-la cité textualmente.

-Es una lástima, ya no podrás convencerla.

-Créeme, lo sé.

Con lo testaruda que era.

Le eché un vistazo al panorama. El lugar se llenaba rápido y Mia por fin había podido programar el equipo de sonido nuevo, no sin antes amárralo con cadenas a las columnas de la casa. Le dije que era algo excesivo pero me insultó y juró que no permitiría que robaran nada esta vez. Lo único que turbó mi atención, fue el hecho de que todos miraban sus teléfonos y susurraban entre si por más tiempo de lo normal.

Me volteé hacia Ty con el ceño fruncido.

-Ya no hacen fiestas como las de antes, primo-comenté señalando hacia la sala con un gesto de la cabeza.

-¿También lo notaste? Iba a decirlo, pero no quería sonar amargado-terminó de cortar varios limones en cruz y puso algunos sobre una bandeja junto con vasos llenos de sal y shots de tequila.

Sentí unos brazos engancharse alrededor de mis hombros desde atrás y sonreí cuando volteé para ver a Amy, dándome un beso en la mejilla.

-¿Te soltaron la correa?-la molesté cuando se paró a mi lado, dejando su bolso sobre la barra.

-No quiero hablar de eso ahora-tomó una de las bandejas de Ty y la usó como espejo para revisarse el maquillaje.

-¿Te molesto?-le dijo Ty, al otro lado de la barra, con la mano llena de limones partidos. Amy bajó la bandeja apenada y la puso de vuelta en su lugar.

-¿Te conozco?

-Es el primo de Cat-le dije. Amy enarcó una de sus cejas hacia él y luego sonrió encantada, como siempre que conocía a alguien.

-¡Tylor!

-Es Tyler, en realidad-le respondió él, terminando de organizar su segunda bandeja y prestándole atención a Amy, por primera vez desde que llegó.

Lo supe en cuanto se pasmó al verla.

-O Tylor, da igual-se limpió las manos con el trapo que colgaba de su hombro y la extendió hacia ella.

-Amaya, soy prima de Ryan-le estrechó la mano mientras con la otra robaba un shot de la bandeja-¿Es tequila?-preguntó llevándoselo a la boca.

-Si, pero no deberías...

Para cuando Ty le soltó la mano, ella ya se había pasado el líquido sin soltar una sola queja.

-... tomarlo-completó, boquiabierto. Como si no terminara de creérselo, él mismo tomó un shot, lo olfateo y se lo bebió de un trago, causando que un ojo se le cerrara en contra de su voluntad.

Me aguanté la risa que me producía la situación.

-Está bueno, ¿De dónde es?-preguntó Amy, lo más de tranquila. Luego, tomó una rebanada de limón y la mordió.

-De la frontera-respondió Ty, aún asombrado.

-¿Qué haces?-le pregunté a Amy cuando se lanzó a por otro.-Bebé otra cosa.

-Hoy no-me sonrió antes de echar la cabeza hacia atrás y tomarse el tequila. Me miró, comenzando a soltarse con el único licor que podía doblegarla-Cambell es un idiota y Jeff me bloqueó. ¿Qué más da?

-Es increíble-Ty continuó, negando con la cabeza-Déjame filmarte, Cat se va a morir de envidia.

Amy mordía otro limón, pero asintiendo con emoción, rebuscó su teléfono en el bolso. Cuando iba a extenderlo hacia Ty, me percaté que el aparato no dejaba de sonar, e igual ella lo notó.

-Tú no-me quejé cuando la vi ceder a la presión de revisar los mensajes-Ten algo de cultura, mujer, ¡Es una fiesta!

Pero ella no me prestaba atención. Comenzó a abrir los ojos y la boca a la misma velocidad, observando atónita la pantalla.

-¿Qué?-me ganó la curiosidad.

-¿Dónde está Cat?-preguntó, bajando su teléfono. No me gustó en nada la preocupación que mostraba su cara.

-¿Qué es?-insistí. Amy extendió su teléfono hacia mi.

Al principio no vi más que una foto sin sentido de dos personas echándose mano sobre una cama. Pero después de detallar mejor, reconocí el cabello negro y largo de Alison, de espaldas en la foto, con un vestido rojo arremangado hasta la cintura. Y de frente en la foto, rodeándola por las caderas , el mismísimo imbécil de Dylan, sonriendo para la cámara.

Le devolví el teléfono a Amy, y le eché otra mirada al pasillo. La gente seguía hablando, riendo y pasándose los teléfonos.

-¿Hace cuanto te la enviaron?

-Hace unos veinticinco minutos-me respondió-Tengo que encontrar a Cat.-dijo con apuro.

-No será necesario.

Venía echa una furia por el pasillo. Desde aquí podía ver cómo brillaba la ira en ese par de ojos verdes. Venía poniéndose los zapatos. Cuando terminó, se alisó las arrugas del vestido negro corto y continuo su camino hasta nosotros. Supe que había visto la foto, y la había afectado tanto que seguramente se había quitado la pijama y había bajado de inmediato. Sin prestarle atención a los susurros y comentarios, se plantó junto a la barra.

-¡Necesito papel aluminio!-exclamó Mia, llegando tras ella-Y ella, una buena ronda de vodkas, amigo-señaló a Ty. Al parecer, Mia se nos había adelantado, como siempre, y ya estaba más que contenta.

Ty no se movió. Al igual que el resto de nosotros, se quedó observando el cuadro que era Cat en ese momento.

-Cat-Amy llegó hasta su lado, con el teléfono aún en la mano-No te preocupes, pudo ser mucho antes de ti-dijo tratando de calmar a la pequeña bestia que se formaba frente a nosotros.

Cat tomó el teléfono de la mano de Amy, aún con la foto puesto y señaló justo en la esquina de la imagen.

-¿Ves ese cuadro?-preguntó. La voz le salió más dolida que enojada-Lo pinté yo. Se lo di en nuestra segunda cita.

-Ya sabias que te había engañado, que más da con quien-le dije, y me arrepentí en seguida. Sus ojos furiosos me miraron un momento pero luego se perdieron. Podía ver como comenzaban a moverse las pequeñas tuercas dentro de su cabeza.

-A mi si me importa-me respondió.

-Toma, mi niña-Mia le dio la primera botella de vodka que encontró en la encimera, ya destapada.

-No entiendo nada-Ty hizo una mueca recostándose contra la barra.

-Ya no importa-Mia agitó su mano en el aire-¡Ahora lo que importa es el papel aluminio!

-¿Para qué carajo quieres papel aluminio?-le pregunté confundido.

-Una chica dice que puede pintarme el cabello de rosa-respondió emocionada, mientras seguía buscando por los cajones.

-¿Cuánto has bebido?-le preguntó Ty, pero ella lo ignoró y continuó con la búsqueda.

-Cat-la llamé cuando la vi observando la botella en su mano. Absorta en esa cabecita suya, tan destructora. Levantó la mirada hacia mi, cansada.

-Estaba sintiéndome mejor-murmuró, cerca de mi, y agradecí que las paredes de los pasillos fueran los suficientemente gruesas para aplacar un poco el sonido de la música en la sala, y poder escucharla.

-Te arrepentirás mañana.

-Tu vas a cuidarme-dijo con una sonrisa triste y se llevó la botella directamente a la boca para beber de ella.

No la contradije.

N/A
Feliz semana❤️
Nos leemos la próxima.
IG: _rude_19



















-

Continue Reading

You'll Also Like

23.5K 1.7K 10
LIBRO TRES DE LA SAGA ÁMAME. Summer ha estado enamorada de Nikolai desde que tiene memoria, ella siempre ha estado consciente de que nunca pasaría a...
21.6K 1.7K 11
Amor y Guerra son dos lados de la misma moneda. Para Henry, quien ha estado enamorado de la misma chica por años, y Conrad que ha encontrado por prim...
2.9M 172K 105
Libro uno de la Duología [Dominantes] Damon. Un hombre frío, amante de los retos, calculador... decidido. Se adentra en un mundo desconocido, donde l...