VIVIENDO CON EL ENEMIGO (En e...

By RUDE_SWEET19

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"PARA VENCER A EL ENEMIGO, PRIMERO GANATE SU CONFIANZA" Cat Smith tenía una vida generalmente aburrida, ha... More

Antes de leer.
Prólogo.
1. La llegada.
2. Los Foster
3. Panda
4. Fiesta de bienvenida.
5. ¿Dónde está Seth?
6. A limpiar.
7. Las 20 preguntas.
8. El hermano guapo
9. La niña de papá.
10. Odio los lunes
11. Simplemente no te quiere.
12. Sorpresa.
13. ¿Cómo que novio? ¿Cómo que sin compromiso?
15. Pijamada con chicos. Parte 1
16. Pijamada con chicos. Parte 2
17. Karaokes, decepciones y vodka
18. Visitas inesperadas y Leo.
19. ¿Qué pasó ayer?
20. La mejor venganza es el perdón.
21. ¿Apostamos?
22. Te necesito aquí.
23. Let's go to the beach, bitch. 1/2
24. Let's go to the beach, bitch 2/2
25. Bebe o muere.

14. Stripers y un lo siento.

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By RUDE_SWEET19



-Because you know I'm all about that bass...-La cantarina voz de Mia bajó primero las escaleras y luego entró en la cocina donde yo engullía una gigantesca taza con cereal. Ella llevaba el cabello enmarañado y tenía puesto únicamente una de las camisetas de Seth, específicamente la de una banda que ninguno de los dos conocíamos pero que según él lo hacía verse cool. Sus ojos verdes se abrieron con sorpresa al verme y su piel pareció palidecer un poco más de lo normal.

-Cat, ¿Que haces levantada tan temprano?-preguntó con un ligero temblor en la voz. ¿En serio pensó que dormiría aquí sin toparse conmigo?

Era cierto que ese no era mi horario habitual, pero luego de regresar de la fiesta mi cabeza no me dejó dormir. Primero con la cercanía de Ryan, luego con la abrupta propuesta de Dylan, de la que me quejé una vez estuvimos en el auto... Aunque él no me escuchó cuando le dije que no sería su novia si no lo pedía de buena manera.

-Dime por favor que llevas ropa interior bajo eso-dije señalando la camiseta de Seth.

-Pues...-dijo con voz aguda.

-Te acostaste con mi hermano-afirmé muy a mi pesar y perdiéndole el gusto al tazón de cereal.

-Pues... Acostarme.... Acostarme... No...-empezó a decir.

-Tu sabes a lo que me refiero-expresé con una mueca. Sabía que no solo habían dormido... Habían hecho mucho mas.

-¿Entonces que quieres que te diga?, que nosotros fo...

-¡No lo digas!

-Fo...

-¡Mia!-le advertí.

-¡Follamos!-dijo al fin y yo me di una palmada en la frente mientras ella reía-Cat, ¡Estás roja!-exclamó entre risas.

-Ya se-susurré avergonzada. Levanté la cabeza y escuche pasos en la escalera, un Seth en boxers y adormilado llegó a la cocina, tomó a Mia desde atrás por la cintura y plantó un tierno beso en su cabeza.

-Buenos días, mi ardiente panda-le susurró en el pelo, ella le pegó un codazo y me señaló a mi disimuladamente.

¿Mi ardiente panda? Podía sentir como mis oídos sangraban.

-¡Auch!...-exclamó y luego me miró. Sus ojos se abrieron y se paró recto pero sin dejar la cintura de Mia-Cat, ¿Que haces despierta tan temprano?-preguntó mi hermano, ¿por que todos se sorprendían?, ¿Acaso una bella alma de Dios no podía madrugar?.

-De nuevo, ¿Por qué mi amiga?, ¿No podías tirarte a alguien que no conociera?-le pregunte ofendida, yo sabía como terminaban todas las chicas con las que Seth estaba y casi siempre era todo gritos, llantos y maldiciones.

-¡Tirar es una palabra muy fea!-dijo Mia cruzándose de brazos y pareciendo ofendida.

-Tiene razón-la apoyó mi hermano-preferiría la expresión fo...

-¡Ay no!, tu también-dije cruzando me de brazos.

-Follar-dijo sonriendo de tal manera que sus ojos casi se cerraron.

-Detesto la expresión-me quejé.

-Cat, no vamos a dejar de ser amigas, te lo aseguro-habló Mia volviendo al tema.

-Si tú lo dices-le sonreí, pero no había quien pudiera convencerme en serio.

-Bien, todo arreglado-Seth miró mi tazón y levantó sus cejas hacia mi.

-Tómalo-lo empujé hacia él. De cualquier forma, me habían quitado el apetito.

-Te amo, Caty-tomó el tazón con entusiasmo-¿Cuando volverá Martha?-se quejó echándole un vistazo a la cocina buscando que más podía comer.

-Javier dice que esta mejor, vendrá esta noche para la cena-le informé. En realidad, había hablado con Javier prácticamente desde que bajé a la cocina, hasta que papá bajó apurado y le pidió que lo llevara a la oficina. Yo había sonreído mientras me servía cereal y fingía que no tenía resaca.

-Gracias al cielo, pensé que tendríamos que aprender a cocinar-exhaló y le dio otro beso a Mia antes de irse de nuevo dejando la puerta de la cocina desparramada.

-Te juro que no te entiendo. Es como la mezcla de una rata y...

-¿Un empresario sexy? Lo sé-completó. Rodé los ojos y evité decir lo que en realidad pensaba.

Mia agarró una pera de la canasta con frutas sobre la barra y le dio una mordida. Capté movimiento tras ella y estaba a punto de levantarme pensando que sería Seth con más demostraciones de afecto pero no era mi hermano. Una chica rubia y la cara de recién levantada se acercaba por el pasillo hacia la cocina. Ella también llevaba solo una camiseta.

-¿Que?-susurró Mia cuando vio que miraba hacia el pasillo.

-Tu y Seth... ¿hicieron un trio?-susurré mirando a la rubia. Mia levantó una ceja y miro a la chica.

-¡Claro que no!, pervertida-susurró.

-¿Quien es?-dije señalando disimuladamente a la chica.

-Ni idea-dijo encogiéndose de hombros.

La duda no duró mucho. Como si de un perrito se tratase, Ryan apareció tras ella y la siguió hasta que ambos entraron en la cocina.

-Buenos días, chicas-Ryan tomó las caderas de la rubia y la movió para hacerse pasó hasta la barra-¿Qué haces levantada tan temprano?-me preguntó.

-Que te valga-le sonreí sin ninguna pizca de amabilidad.

-Yo te conozco-afirmó Mia ahora entrecerrando los ojos hacia la chica.

-Les presento a Angie, es prima de Alison-dijo Ryan. La chica sonrió amablemente.

-Tal vez me recuerdas de algún cumpleaños-le dijo a Mia.

-¿Un cumpleaños de Alison? Vaya, eso fue hace mucho-rió mi amiga. Ambas se echaron una mirada de arriba a abajo.

-¡Es la moda!-dijo Mia mostrando sus dos pulgares y la chica rió. Supuse que se referían a sus outfits marca "camisetas de idiotas".

-Soy Cat, por cierto-comenté tratando de no ser dejada de lado.

-Ally me ha hablado de ti-me sonrió. Era realmente bonita. Claramente compartía rasgos con su prima como la nariz recta y los pómulos altos. Iba a decir algo más cuando el tintineo del teléfono en su mano la detuvo-Es ella, ya está fuera-comentó.-Iré a cambiarme-nos sonrió de nuevo a Mia y a mi y le plantó un beso en los labios a Ryan antes de salir de la cocina.

-Es simpática-comenté y sin ninguna razón la sonrisa de Ryan se ensanchó.

-Yo también voy a cambiarme, no vaya a ser que conozca a tu papá en estas fachas-le dio otra mordida a la pera y también salió, no sin antes gritar en el pasillo:-¡Recuerda, pijamada esta noche!

Me quedé allí sentada mientras Ryan buscaba una taza en los cajoneros tras de mi. Quise morderme mi lengua e irme a dormir, pero me pudo mas la malicia y voltee en la silla giratoria de la barra para verlo.

-¿Y no las invitas ni a desayunar?-pregunté.

-Angie tenía prisa-respondió mientras se servía de la cafetera.-Pensé que estarías feliz, seguí tu consejo-comentó recostándose sobre la encimera y mirándome.

-¿Cuál consejo?-pregunté perdida.

-Que te den-dijo con voz chillona tratando de imitarme y bebió de su taza.

-Que insufrible eres-me quejé y retiré la vista tratando de ignorar que solo traía su pantalón de pijama.

-Como digas-aunque no lo estaba viendo tenía de nuevo ese tono que había usado toda la semana conmigo. Seguía molesto.

Resignada me levanté del taburete y me dirigí a mi habitación en busca del sueño que había perdido la noche anterior.

Nota: Al que madruga nadie le ayuda.

Ryan

¡Mamá!, ¡Phineas y Ferb están haciendo una montaña rusa en el patio!.

Maldita Candace, ¿por que no podía dejar a sus hermanos hacer sus putos inventos? Tenía que comenzar a ver cosas interesantes o como mínimo dejar de ver programas para niños, pero eran relajantes, no había drama ni continuidad, justo mi tipo de serie. Tomé el control y apagué la TV, me paré del sofá de la sala, tomé mis llaves y mi teléfono. Comencé a dirigirme la puerta cuando la oí llamarme en tono suave, era Cat. Me voltee hacia ella , estaba parada en el final de la escalera con esas pantuflas gigante suyas.

-¿A donde vas?—preguntó. Traté de no reírme de su espontáneo peinado, se había recogido el cabello de forma tan extraña que parecía que tenía un bonito matero en la cabeza.

-Fuera.

-¿Puedo ir contigo?—preguntó.

-No.

-¡Vamos Ryan!, ¡Estoy muy aburrida!—expresó bajando el ultima escalón y dando pasos pequeños y furiosos hacia mi.

-Voy a ver a alguien.

Ella rodó los ojos. Algún día iban a quedársele así.

Yo planeaba ir a ver a mamá para cambiar las flores de su tumba porque seguramente las que había dejado hacía unas semanas estaban más muertas que mis ganas de que Cat me acompañara a un viaje en carretera. No quería seguir apegándome como un imbécil necesitado a alguien tan complicada. Ya tenía yo mucho con mi propia mierda.

Tomé mis lentes de sol de la mesita de las llaves y abrí la puerta.

-¿Vas al norte?-insistió.

-Sur-respondí.

-Bien, puedes acercarme a un lugar-se hizo paso hasta la puerta y salió, aún en pantuflas. Solté un gran suspiro.

-Como quieras.

Estacioné en frente de la floristería, y bajé del auto. El local estaba en un lugar alejado, camino al cementerio. Solo habían pocos establecimientos por estas partes de la ciudad pero estaban algo separados unos de otros. El camino era casi desértico así que no había mucho con que distraerse, aunque eso no fue impedimento para Cat.

-Estaba oscuro... El espacio se hacia cada vez mas pequeño... Casi no había aire—decía Cat, con su voz "tenebrosa". Al parecer su idea de socializar en el camino era contarme historias de terror. Parecía estar bien hasta unos pocos minutos antes de estacionar, cuando comenzó a respirar más profundo.

-¿Me sigues contando la historia o en serio no puedes respirar?-me preocupe un poco de que el espacio en el auto no fuera suficiente para ella.

-Es que... Fueron muchas curvas-se tapó la boca con una mano-

-Vamos-la hice bajar del auto y entré con ella en la floristería. Nos recibió la sonrisa de la señora tras la vitrina, asentí a modo de saludo y señalé a Cat con un asentimiento de cabeza-¿Tiene un baño?-a mi lado, Cat seguía tapando su boca con su mano.

-Esta allá atrás—dijo alertada señalando un pequeño cuarto en la parte trasera de el local. Fui con Cat hasta allá y recogí su cabello con mi mano cuando se inclinó sobre el váter y comenzó a vomitar. Tomé una toalla de papel y la mojé sin dejar de sostener su cabello y limpie la comisura de su boca, pero una de sus temblorosas manos alcanzo la toalla y me la quitó para hacerlo ella misma.

-No-gruñó con desánimo-No volveré a comer cereal-se levantó y tiró de la cadena.-Lo siento—susurró avergonzada, tiró la toallita de papel al basurero y se enjuago en el lavabo.

-No te disculpes-dije siguiéndola de nuevo hacia la caja cuando salió.

-Muchas gracias-le dijo a la señora de la floristería con vergüenza. La señora se limitó a asentir con la cabeza y a mirarla con extraña adoración.

-¿Cuanto tiene?—preguntó emocionada. Mire hacia todas la direcciones pero no había nadie, ¿nos estaba hablando a nosotros?.

-¿Cuanto tiene quién?—preguntó Cat un poco más recuperada del mareo pero igual de confundida que yo.

-¡El bebé!—exclamó la señora dando palmadas de emoción.

-¿Cual bebé?—pregunté confundido. La señora bajó la mirada hasta el estómago de Cat.

-Oh... No señora, nosotros no... Yo no estoy...-Cat trataba de encontrar las palabras correctas mientras yo me reía.

-Oh, ¡pero mira que panza mas linda!—dijo la señora con ternura.

-Espere, espere, ¿Cuál panza?—preguntó Cat echándose un vistazo a si misma y tratando de bajarse su camiseta corta para que le tapara el ombligo.-¿Me está diciendo gorda?-se abrochó el suéter y se cruzó de brazos cuando se dio cuenta de que bajarse la camiseta no estaba dando resultado.

-Claro que no, linda, estoy diciendo que es un bello lugar para que habite una criatura—respondió la señora muy tranquila.

-¡Pero yo no tengo ninguna criatu...—empezó a decir la castaña pero le tapé la boca con la mano.

-Tiene dos meses—dije, no tenia caso discutir con esta señora. Cat y la señora me miraron como si estuviera loco, comprendía la mirada de Cat pero no la de la señora. Quite mi mano de su boca, intentando disimular el dolor, ¡Me había dado un mordisco en la palma de la mano!

-¿¡Como que dos meses!?, parece de mas—dijo la señora.

-¡Oiga!—reclamó Cat. Le eché un vistazo a su abdomen que para mi era completamente normal para alguien que no estaba embarazada. En ese momento la campanilla de la entrada sonó, anunciando que alguien había entrado al local. Los tres no giramos hacia un señor que sostenía una caja y un sujetapapeles.

-Denme un segundo-nos dijo la señora y rodeó la vitrina para ir a recibir al mensajero.

-¡Como se te ocurre decir que estoy embarazada!—susurró Cat, con la mirada en la puerta, asegurándose de que la señora no la oyera.

-No tiene caso discutir con ella, tu solo sígueme la corriente—dije completamente divertido con la situación. Cat abrió la boca para volver a quejarse pero la señora ya venia de vuelta con su caja. La dejó sobre el mostrador y se apoyó contra ella.

-Y... ¿Que les gustaría que fuera?—preguntó.

-Niño

-Niña—dijo Cat, casi al mismo tiempo.

-Va a ser un niño-le aseguré a la señora.

-Será niña—dijo ella mirándome fijamente, ¿Enserio estábamos discutiendo por esto?... Como si de verdad tuviéramos un bebe en camino.

-Ustedes son adorables—dijo la señora—Y díganme ¿En que los puedo ayudar?.

-La verdad no se—dijo Cat girándose hacia mi.

-Necesito un ramo de rosas blancas, por favor.

-Pero que romántico—soltó Cat con notable ironía.

-¿Algún problema con mis rosas?-inquirí levantando una de mis cejas.

-¿Yo?-preguntó con exageración llevándose un mano al pecho-Para nada.

-Rosas blancas entonces-la señora salió de nuevo y si dirigió a los materos de la entrada. Nos quedamos esperando junto a la caja mientras la señora cortaba los tallos de las flores hasta un tamaño cómodo y las limpiaba con un atomizador. A mi lado, Cat observaba un pequeño cactus que parecía un pequeño hombrecito y tenía unos aterradores ojos de plástico pegados.

-¿Dónde te dejo?-le pregunté captando su atención.

-¿Dónde?

-Dijiste que te acercara a algún lugar-le recordé.

-Ah-enmudeció por algunos segundos-Ya lo pasamos, creo que estaba cerrado. Supongo que te acompañaré-sonrío con inocencia y se encogió de hombros.

-Eso no va a pasar.-me crucé de brazos considerando las opciones. Dejarla allí tirada  y recogerla cuando volviera o pedirle un taxi.

-Oh vamos, ¿no dejarás a la madre de tu hija abandonada en el camino, o si?

-Te llamare un taxi-decidí.

-No me iré en un taxi-se quejó-Sé que estás enojado conmigo pero esto es ridículo-rodó ese par de ojos verdes.

-Eres la persona más fastidiosa que he conocido.

-El sentimiento es mutuo-se encogió de hombros-Bien, déjame en medio del camino desierto, llamaré a papá para que venga por mi y...

-¡Bien!-exclamé-Vendrás, pero es la última vez que te subes conmigo al auto.

-Insufrible.

-Caprichosa.

-Atrevido.

-Intensa.

Aquello pareció ofenderla más de lo esperado.

-¿Intensa yo?-exclamó mientras la señora volvía con mi ramo ahora bien empacado.

-Oh no te preocupes cariño, han de ser las hormonas-le dijo a Cat mientras me entregaba el ramo.

-Si, cariño-le sonreí con malicia. Ella volvió a rodar los ojos pero no dijo nada más. Luego de pagar, salimos del local no sin antes escuchar el montón de recomendaciones que nos dio la señora para nuestro hijo imaginario.

-¿Y a donde vamos?-preguntó Doña chantajista.

-Abróchate el cinturón, futura mamá-le respondí antes de arrancar.


Cat se calló el resto del camino. No supe si era para evitar el mareo, o porque ya no tenía más "historias de terror" para contar. Estuvo pasando la mirada del salpicadero a la ventana y no se quejó cuando le subí a una de las canciones de la radio. Fantástico: Había atrofiado a la niñita.

-¿Estás respirando?-pregunté mientras atravesábamos la entrada principal del cementerio.

-¿Qué?

-¿El espacio del auto está bien?-pregunté. Pensaba decirle que esperara en el auto, pero si comenzaba a agobiarse sin duda la llevaría conmigo.

Cat pareció volver a la realidad y le echó un rápido vistazo alrededor entendiendo a donde habíamos llegado.

-El espacio está bien, gracias-murmuró.

-Bien-me dispuse a abrir mi puerta-¿Puedes esp...-su mano haló la la puerta de mi lado y la volvió a cerrar.

-Espera.

-¿Y ahora qué?

Para llegar hasta la manija de mi puerta tuvo que tirar el torso prácticamente sobre mi regazo y cuando se dio cuenta de que seguía allí, retrocedió de nuevo hasta su asiento con las mejillas ligeramente sonrojadas. La imágenes de la noche anterior llegaron a mí sin ser invitadas. Sus mejillas y cuello rojos por el alcohol y el calor de la gente bailando al rededor, mechones de su cabello oscuro pegados a su rostro por el sudor, la delgada tela de su vestido blanco subiéndosele por los muslos mientras se movía contra mi, la espalda arqueada y aquella cadena con dije de corazón que se perdía en medio de su escote...

-Lo siento-soltó, cortándome el rollo.

-¿Por?

-Ryan...-refunfuño molesta.

-No, en serio no se de que hablamos-me defendí.

-Por lo que te dije en el armario... Y por como lo dije-tenía la cara ligeramente agachada, pero levantó los ojos hacia mi.

Carajo. Que bonita que era.

-Ah, eso-le quité importancia con un gesto de la mano y evité quedarme mirándola como imbécil-No tienes por qué.

-Si tengo-continuó-Te necesito, y se que es difícil de creer pero te tengo cariño, y no quiero que salgas de mi vida, necesito tenerte cerca, todos me recibieron muy bien cuando llegue aquí.  Supe que para Seth seria fácil, pero no pensé que en pocas semanas yo también tuviera amigos tan leales-dijo la castaña.-Has sido muy amable y yo he sido una maldita, adem...

-También te necesito-la interrumpí sin poder evitarlo-No tengo muchas amigas mujeres... Bueno, en realidad solo tengo a Mia.

-Y a Amy-apuntó.

-Amy es mi prima, es su deber familiar-me burlé, aligerando un poco la situación. Cat sonrió-Quiero tenerte cerca, presiento que me harás bien de alguna u otra forma.

-¿Amigos?—preguntó sonriendo.

-Amigos.

-¿Algo que deba saber para ser amiga de Ryan Foster?-bromeó.

-Solo una cosa-volví a abrir la puerta del auto sin dejar de mirarla-No coquetees conmigo porque no me haré responsable de mis actos.

Su sonrisa burlona se atenuó un poco y la mía creció instintivamente. Se quedó allí cuando bajé así que rodeé y auto y abrí su puerta.

-¿Vienes?


...

-Que nombre más lindo el de tu mamá-Cat se agachó a mi lado frente a la tumba de mamá. Dejé el ramo de flores frente a aquella piedra con su nombre tallado.

Julieta Jhonson

Amada esposa, madre y amiga.

A ella no le gustaban las flores, decía que era muy tedioso tener que cambiarles el agua y que olían  mal si no se hacía, sin embrago, sentía cierto aprecio por las rosas blancas porque le recordaban a su época universitaria con Noah, así que me encargaba de cambiarlas siempre antes de que comenzaran a oler mal. De alguna forma quería que dónde fuese que estuviera, pudiera siempre recordar su época favorita.

-Ella lo odiaba, decía que hasta el de la abuela era mejor—le respondí a Cat, recordando cuando mamá se quejaba por que Noah la llamaba por su nombre completo. Ella prefería que le dijeran Julie.

-¿Y cual es el de tu abuela?—preguntó inclinando la cabeza para mirarme.

-Blanca María de la Cruz—dije serio.

-Oh-se mordió el labio y asintió sin mirarme.

-Lindo, ¿no?.

-Claro-mintió descaradamente. Levanté ambas cejas hacia ella acusándola en silencio, así que se apresuro a decir:-Todos los nombres son lindos, Ryan, todos tienen su significado y...

-Te estoy jodiendo, se llamaba Devia.

-Voy a ser sincera-me miró haciendo una mueca-Creo que prefiero Blanca María de la Cruz.

-Eres cruel-entrecerré los ojos en su dirección pero no pude detener la sonrisa que me provocó-Pero lo dejaré pasar porque la abuela Devia también se habría burlado de tu nombre.

-Mi abuela se burlaría de tu peinado y luego te obligaría hacerte un corte-se encogió de hombros.

-Recuérdame huir de esa mujer si alguna vez la veo.


Cat y yo nos quedamos otro rato allí, sentados en el césped y hablando de nuestras familias excéntricas. Yo no tenía mucho que contar, no era muy unido al núcleo familiar, pero no importó porque ella habló por los dos. Su tía Lucy era la hermana menor de su madre y había tenido a su primo Ty luego de un viaje a México, su madre parecía ser su completo antónimo, explosiva e impulsiva; y su abuela era adorable con todo el mundo excepto con su padre, al parecer nuca lo quiso como yerno.

-¿Y ahora que hacemos?-le pregunté mientras caminábamos de vuelta al auto.

-Tengo una pijamada que organizar-echó la cabeza hacia atrás con pereza.-Pasemos por el supermercado, ¿si?-volvió a mirarme como lo había hecho en el auto.

Carajo. Todo lo que quieras.

-Seguro.

Cat

-¿Esto está demasiado corto?-Mia se ajustó de nuevo el vestido negro mientras a su lado Amy se hacía rizos en el cabello rubio.

Luego del viaje con Ryan, habíamos llegado a casa con la maravillosa noticia de que Martha había regresado, ella había dicho que tan solo era una gripe que se descuido y ahora parecía incluso mejor que antes. Mia se había ido a su casa y llegó unas horas más tarde junto a Amy. Ahora, ambas se peleaban por el espejo del tocador mientras se arreglaban como si fueran a cenar con el presidente. Le eché una mirada a mi pijama de Bob esponja y a mis pantuflas, pensando que el código de vestimenta para una pijamada seguían siendo las pijamas.

-Estás bien-le respondí-Pero solo vamos a cenar.

-Con tu padre-nos recordó Amy.

-Pensé que era una pijamada-rodé los ojos.

-¡Lo es! Trajimos nutella, helado y películas-dijo Amy.

-Yo hasta traje una de terror-dijo Mia levantando el DVD de Kung Fu Panda.

-Solo pónganse la pijama. Esto es demasiado.

-¿Tú crees?-Amy terminó con el último rizo y me miró-¿No será irrespetuoso de nuestra parte?

-¡Es una pijamada, no una cena de negocios!

-Bien-Mia tomó el dobladillo de su vestido y se lo sacó por la cabeza-Pijamas entonces.

Papá estaba encantado de conocer por fin a mis amigas. Pasó la mitad de la cena preguntándole a Amy sobre su padre y la otra mitad cintándole a Mia todas las cosas que él y Math, el padre de ella, habían  hecho en la universidad. Por su parte, Mia se la pasó insultando a su padre tras cada anécdota y dándose roces con Seth bajó la mesa. Lo sé, fue un mal día para haberme sentado en medio de esos dos. Amy respondió cada pregunta de papá pero parecía algo dispersa y supuse que se debía a su predicamento con Cambell y Jeff. Ryan no había aparecido a cenar pero nadie dijo nada al respecto. Luego de la cena papá se despidió de nosotros diciendo que estaba muy cansado y nos dejó recogiendo los trastes y llevándolos a la cocina, no sin antes agregar:

-Confió en ustedes chicas, no se aloquen mucho-su tono pareció bromista pero tenía esa mirada de "padre preocupado por todo" de siempre.

-Genial ahora tendré que cancelar los stripers-dijo Mia luego de que papá salió. Todos la miramos con horror-Es una broma nenitas-agregó riendo.

-A la próxima me llamas a mi, yo no te cobro-dijo Seth guiñándole un ojo, ella rodó los ojos pero igual le sonrió.

-Mátame-le susurre a Amy, pero ella estaba más concentrada en su teléfono que en nosotros. Terminé de recoger los platos y los dejé en la cocina y prácticamente terminé haciendo todo el trabajo sola a propósito solo para no presenciar el intercambio de coqueteo entre Mia y Seth.

Ryan llegó poco tiempo después y extrañamente parecía no tener hambre. Me vio tan sola en la cocina que se ofreció a secar los trastes mientras yo terminaba de lavar.

-Así que... ¿Cuando empieza nuestra pijamada?-preguntó sonriendo como siempre. Había vuelto a ser el Ryan de antes de nuestra discusión. Se sentía tan bien haber limado asperezas con él y no estar en un constante aprieta y afloja.

-Lo lamentó, es sin chicos-arrugué la nariz cuando le sonreí.

-¿¡Qué!?-se ofendió-¿Me hiciste llevarte a comprar todas esas chochearías y dulces y no me vas a dejar participar?

-Exacto.

-Está bien, como quieras-siguió secando el vaso que tenía en la mano sin dejar la sonrisa socarrona.

-¿Sabes que le pondré seguro a la puerta, verdad?

-¡Mierda!

Me reí y el me regalo una de sus escasísimas sonrisas genuinas.

-Detestó este jabón, huele extraño-terminé con el último cubierto y me sequé las manos contra la tela de mi Jean.

-Es avena-me respondió terminando también de secar.-¿Es todo?-preguntó.

-Si, ahora veamos si puedo separar a Mia de mi hermano y a Amy de su teléfono-Tomé el paño de la cocina y y lo pasé por la encimera y también por la barra.

-Lo ves, tus amigas ya te dejaron, soy tu mejor opción-movió sus cejas con exageración.

-Prefiero conseguirme un perro-respondí para molestarlo, aunque llevaba algunos días pensándolo en serio.

-¿Ah si?-ofendido llegó hasta mi lado en la barra. Seguí limpiando e ignorándolo hasta que el condenado me apretó cerca de las costillas.

-¡No!-me encogí ante la sensación de cosquillas.

-¿Preferirías un perro?-siguió pinchando en mis costados mientras yo me retorcía suplicándole entre risas que se detuviera. Hasta que oí el ruido de algo rompiéndose contra el suelo.

-¿Qué fue eso?-me quité sus manos de encima y me apoyé sobre la barra para ver lo que habíamos tirado.

-Mierda-Ryan imitó mi acción obteniendo una mejor vista del desastre-Eso se ve caro.
Alcancé a ver los pedazos más grandes de un jarrón blanco con flores púrpuras pintadas a mano.

-Carajo-rodeé la barra para recoger las partes más grandes del jarrón-No es tan caro-le respondí-Pero mamá se lo hizo a papá para un aniversario-resoplé y dejé lo recogido sobre la barra-Él va a matarme.

-Dile que lo tiré yo.

-Entonces va a matarte a ti-me reí.

El nuevo timbre de la reja sonó pero yo seguí recogiendo los trozos que faltaban con Ryan, esperando a que alguno de los chicos en la sala se dignaran a levantarse y abrir, pero no pasó porque el timbre volvió a sonar con intensidad dos veces más.

-Dios, ¡Que inútiles son!-exclamé con la intención de que me escucharan. Volví a levantarme con la intención de abrir, pero por mera coincidencia mi mirada se posó en la pantallita de la cocina que nos dejaba ver quien esperaba fuera de la reja. En la imagen dos oficiales de policía bastante fornidos esperaban frente a la reja, y junto a ellos se encontraba una figura que reconocí tras algunos segundos, era Jeff, con su carita sonriente esperando pacientemente. Jeff estaba es mi casa custodiado por dos policías y yo no podía parar de pensar en los peores escenarios posibles.

-¿Que caraj...?-me detuve a mi misma cuando me acerqué más a la pantalla y me di cuenta de un detalle bastante significativo. Uno de los policías llevaba las esposas colgadas de su cinturón... Unas esposas rosadas de peluche-¡Mia!-con pasó pesado y con los brazos en jarras llegué hasta el sofá de la sala en el que mi hermano y Mia mantenían una absurda lucha de pulgares.

-¿Qué pasa? Ya casi lo acabo-estaba tan concentrada en su estúpida lucha que no se digno a mirarme.

-¿¡No dijiste que lo de los stripers era una puta broma!?

N/A

Holaa. Feliz semana ❤️ gracias por seguir leyendo espero que les guste. Nos leemos la próxima semana o nos vemos en Instagram ❤️🥰

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