Three Point Shot | Libro I |...

By dvrielixee

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Egocéntrico, refunfuñón, sarcástico, inteligente y educado. Todos y cada uno de esos son los adjetivos respo... More

Copyright | Prólogo
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AVISO IMPORTANTE
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Epílogo
| Adelanto Segunda Parte |
Lo que Jenna jamás dijo...
Jump Shot & Otros projectos
AVISO 100K LEÍDAS
EL REENCUENTRO | JUMP SHOT
Saga Fake Good Boys

034

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By dvrielixee

034: Te largas de aquí
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Después de haber visto las páginas del cuaderno me quería enterrar en la tierra. Pensé que todo este tiempo Mar estaba bromeando y que Malcom no me veía con esos ojos de perrito esperanzado.

Veo que me equivoqué.

Lo medite un poco, pero la verdad me aterraba el tener que hablarlo con él. Malcom jamás fue de decir mucho, con sus actos lo decía todo. No quería herir sus sentimientos, fuimos amigos por tanto tiempo que hoy día me da miedo imaginarme un futuro sin él. No había querido hablar del tema, era algo que la verdad no quería decir en voz alta. No porque me avergonzara. El hecho de pensar algo lo vuelve una idea, una simple alucinación que puede ser o no.

Si lo digo en voz alta automáticamente se vuelve real.

—¡Jenna! ¡Tienes dos segundos para bajar con todo y la maleta!

Y esa era la voz de mamá. Gruñí, había estado tratando de huirle al viaje de "vacaciones" con papá. Pero la verdad, se tornó más trabajoso de lo que imaginé. Mamá no me dejaría otro chance para evitarlo, tenía que ir. Texas era por mucho de los peores lugares a los que me desearía ir. Papá vivía en Tennessee, en ese horroroso campo lleno de bichos y tierra. No digo que sea malo, pero el criarse en la ciudad y cambiar de golpe al campo no era nada agradable. Iba a ir por una semana entera, lo suficiente para no querer cortarme el cabello del estrés. Había decidido que iría con alguien, así la estadía no sería tan cansada. Al principio, pensé en Mar, pero ella rápido negaría diciendo que tiene proyectos y exámenes. Malcom ni hablar, no soy capaz de dirigirle la palabra después de todo lo que vi en ese cuaderno.

—¿Lista?

Lightwood estaba recostado del marco de la puerta, tenía su chaqueta del equipo puesta y el entrecejo arrugado. Entendía porque.

Cuando le dije a mamá que iría con Lightwood primero pensé que era una idea brillante. Nos habíamos vuelto muy buenos amigos con el paso del tiempo, no fue lo que espere la verdad. Después empezó todo el rollo de su actitud posesiva, luego ese cambio raro en su actitud y finalmente llegó la fiesta de Richard. Allí fue donde nos dejamos llevar y acabamos durmiendo juntos. Algo que sin dudas no había hablado con nadie más que Ashton. Después de eso empezó la actitud indiferente y el ignorarnos. Jonathan nos había interrumpido el día siguiente y aunque estábamos bien, todo se fue decayendo a poco.

Lightwood empezó a irse más a menudo con los chicos del equipo. En las prácticas no hablábamos para nada, lo que hacía más complicado el llevarnos igual de bien que antes. Liam me mencionó que estaba teniendo unos días difíciles, pero tampoco me dió muchos detalles de lo que estaba sucediendo. Cuando le intente preguntar me respondió que era decisión de Lightwood el hablarlo, así que no me enteré de nada al final. Luke tampoco me hablaba igual, éramos más distantes. Ashton dijo que no importaba eso. Según el qué estén tan distantes no significa nada. Dijo algo sobre el distanciarse por cualquier estupidez y después estar como si nada. Algo llamado tiempos de soledad o una mierda así. Tampoco le preste mucha atención, tiene tendencia a dramatizar todo.

En fin, tenía que ir con Aarón al estupido viaje. Era algo así como un reencuentro y una reconciliación con Lightwood.

La verdad, ninguna de las dos opciones me llamaba mucho la atención.

—No me queda otra opción —murmuré tomando mi maleta y caminando directo al pasillo.

Pase por su lado y baje las escaleras llevando la maleta conmigo. Mamá me esperaba en la sala de estar. Vestía una bata de lana que le cubría el pijama, Jonathan estaba tirando el en sofá con una taza de café humeante en su mano.

—Te irá genial.

—Lo que digas, mamá —rodé los ojos. Estaba esperando a que Aarón bajara las escaleras y acabáramos con la escena tonta.

—Ese mal humor en las mañanas lo tiene por ti —farfulló ella en dirección a Jonathan quien sonrió de lado.

—De alguien tenía que tener el buen gusto —guiño un ojo él haciéndome sonreír—, Cuidado por allá.

—Estará bien, yo iré con ella —Lightwood bajo las escaleras con el mayor egocentrismo de la historia, Jonathan abandonó su postura de padre adoptivo y rodó los ojos.

—Cómo si eso hiciera una diferencia. Lárguense de aquí antes de que me arrepienta —gruñó el volviendo su atención a la pantalla de su celular.

Mamá negó divertida y regresó su atención a nosotros.

—Me llamas tan pronto estes allá —asentí y ella depositó un beso en mi mejilla.

—Vigílala —Aarón asintió, mamá le sonrió complacida. Rodé los ojos, caminé directo al auto.

Una vez dentro del auto, Aarón lo encendió haciendo el motor rugir.

—Nos vamos a Tennessee —suspiró el dando reversa.

—No tenias que hacerlo si no querías.

—¿Aún no lo entiendes? —preguntó arrugando el ceño—, Voy contigo para hablar de lo que tuvimos, Kennedy.

—Genial, alguien más que quiere hablar conmigo —bufé volteándome a la ventana.

—Con esa actitud no hablaremos de nada —gruñó encendiendo la radio, suspire.

—Perdón, estoy algo estresada por el viaje. No me agrada mucho visitarlo.

—Tranquila, estaré ahí —sonrió.

Bueno, esperemos que el viaje no sea tan malo como parece.

Al llegar al aeropuerto lo primero que llego a mi cabeza fue una sola palabra de cuatro letras: café. Starbucks me recibió tan pronto entre pro la puerta y la campana sonó anunciando que un nuevo cliente había llegado. Aarón también estaba aliviado de que había elegido aquí y no Dunking, según el el café de allá es más caro. Termine por llevar un latte de vainilla helado con caramelo, vainilla y moca blanco. Aarón fue más simple y llevó un mocha helado. Esperamos al menos media hora en el aeropuerto y cuando pensé que estaría allí una eternidad, nuestro vuelo salió.

Jonathan había reservado los mejores asientos, gracias a que mamá tiene descuento con esta aerolínea estábamos en primera clase. Aarón estaba a gusto, el iba en la ventana. Teníamos un televisor pequeño en frente para ver lo que quisiéramos y no teníamos muchas personas en frente. Una señora estaba más allá, viendo lo que parecía ser una película. Lightwood tenía su mente metida en su celular, yo me había puesto los audífonos tan pronto entre al avión. La realidad es que el dolor de cabeza que me provoca el arrancar era tan malo que quería bajarme, por la ventana. Cuando ya subimos al aire estuve mejor, Aarón me pidió de mis almendras a lo que yo amablemente le di.

No habíamos hablado de nada desde la conversación del auto, lo cual me estaba ayudando a mantener la calma. Necesitaba estar relajada, al menos antes de ver a papá.

Deje de escuchar todo cuando mis párpados empezaron a pesar. Había perdido la noción del tiempo cuando mis ojos se cerraron por completo.

[...]

—Kennedy, estamos aterrizando.

Abrí mis ojos con pesar, los ojos azules de Lightwood me veían con ternura. Pase una mano por mi boca con la sensación de tener algo allá, abrí los ojos como platos cuando mi mano salió mojada. Lightwood sonrió y rio algo burlón por mi expresión. Me había babeado, y ni siquiera se había dignado en decírmelo.

—Para la próxima me hubieras dicho que estaba babeando —gruñí tallándome los ojos, Aarón se encogió de hombros.

—Te veías tierna dormida.

Ya, y tú te vez gilipollas despierto.

La voz de la azafata en los altavoces me hizo saltar en mi asiento anunciando que ya habíamos aterrizado. Suspire viendo por la ventana, estaba alto y claro el sol.

Demasiado alto y claro para mi gusto.

Después de recoger todas mis pertenencias, bajamos del avión. Pasamos por el área donde recoges las maletas y después fuimos al área de "encuentro" como mamá le decía. Camine un poco insegura, Lightwood me miró confundido. Mordí el interior de mi mejilla apartando la mirada de él.

—¿Qué pasa? —la preocupación en su tono era notable, le traté de sonreír aunque más bien parece que le di una mueca.

—Estoy nerviosa, no veo a papá desde hace dos años ya.

—Estarás bien, estoy contigo —susurro. Asentí y suspire. Podía con esto, o al menos eso quería pensar. Me sorprendí cuando entrelazo su mano con la mía. No dije nada y juntos caminamos hasta la entrada.

Repase las personas con la mirada. Muchos tenían carteles, supongo que esperaban a personas que no conocían o tal vez no veían en tanto tiempo que olvidaban sus rostros.

Dios, espero que papá no tenga un cartel y al menos sepa reconocerme.

—Allá está —la voz de Lightwood me saco de mis pensamientos, fruncí el ceño viéndolo confundida.

Hasta dónde yo sabía, Aarón jamás había visto a mi papá y tampoco mi papá a él. Miré a dónde me señaló y la sorpresa me acarició el rostro. El mal sabor en mi paladar se intensificó. Apreté los dientes viéndolo.

Sus ojos grises me veían desde lejos. Su cabello estaba igual que la última vez que lo vi, ese tono negro con algunas cañas le hacía verse mayor y serio. Llevaba una de sus camisetas de botones de manga corta. Vestía su típico pantalón y correa, sin mencionar las horrorosas botas negras que jamás se quitaba.

Papá lucia genial.

Lo que no lucia genial era mi nombre en el cartel y la manera en que lo había escrito. El cartel ponía "Jennyfer Kennedy". ¿Así o más vergonzoso? Podrían penará que lo peor sería que tú papá no te reconozca en el aeropuerto. Pero no, ahí estaba mi padre, dándolo todo por empeorar las cosas.

Ni mi nombre recordaba cómo escribir, ¿Por qué mamá se empeñaba en hacerme esto?

—¿Jennifer? ¡Estás enorme, corazón! —trate de poner mi mejor cara cuando nos acercamos a él, su sonrisa era del tamaño de la casa de Aarón.

—Es bueno verte, papá —salude algo incomoda.

—¿Quién se supone que es este? —señaló a Aarón arrugando el ceño. Pareció haberle enojado el que no fuera a abrazarlo. Pero en realidad, tenía mis motivos.

—Me llamo Aarón Lightwood, Señor Kennedy.

—Ya, y ¿Qué haces aquí? Vine por mi hija, no por el mayordomo —su tono hostil me hizo salir de mi trance y entrometerme. Aarón a mi lado me miraba nervioso.

—Papá, relájate. Aarón vino a acompañarme al viaje, mamá lo autorizo.

—Tú madre siempre tuvo esa tendencia de no consultarme para hacer algo —bufo cruzándose de brazos, sus ojos viajaron a nuestras manos entrelazadas. A mi lado, escuché como Aarón trago en seco—, ¿Qué significa eso? —señaló.

—Aarón y yo estamos saliendo.

Hasta el mismo Aarón me miró sorprendido. Le di un apretón en la mano para que quitara la expresión a lo que segundos después se recompuso.

—Eso es... Bueno —fue lo único que dijo apartando la mirada de nuestras manos y centrándose en mi.

—¿Podemos irnos ya? No aguanto el olor a gas —bufé viendo alrededor, papá asintió y se volteó para guiarnos hasta su auto.

Arrastrando las maletas ambos lo seguimos. Una vez frente a su Tacoma suspire. Esto era lo que se sentía estar en Tennessee.

—Se que no te agrada mi camioneta, pero es lo que tengo —asentí sin decir mucho, papá sabía cuáles eran mis pensamientos sobre su camioneta.

Jamás la había cambiado, la tenía desde que yo era una bebe. Al principio estaba en perfecto estado, pero después se puso fea y oxidada. Uno pensaría que es un cacharro para botar. Pero, para papá seguía igual que la primera vez que la compro. Era su camioneta y nadie podía hacer nada al respecto.

—Entonces —inicié poniéndome el cinturón, Aarón a mi lado hizo lo mismo—, ¿Tú esposa sabe que iré?

—Se llama Karen, Jenn —respondió el girando el rostro—, Y por supuesto. Creo que la he mareado de tango que le he hablado de tú estadía con nosotros. Está en cantada. Creo que hasta un pastel de bienvenida te hizo.

—Ah.

Un silencio incómodo de instalo en la camioneta, miré por la ventana dentándome en el pastizal y las flores que veía en el camino.

—Aarón —llamó papa sorprendiéndome—, ¿Te gusta montar?

—¿Perdón? —preguntó Aarón sorprendido, casi quise estallar en risas por su reacción.

Casi olvidaba que papá tenía una ascienda de montar y que sus caballos eran los más reconocidos de por aquí. Ganó tantas competencias de equitación que hasta podrías hacer un research completo en google sobre eso.

—Equitación —respondió el con obviedad—, ¿No sabes nada sobre caballos, niño?

—Eh, bueno... De niño mis padres me llevaban a una pequeña granja que había por Ockwood. Aunque la verdad, jamás me interese mucho en la ganadería —tartamudeo el chico nervioso, mordí mi labio inferior aguantándome las risas.

—Equitación es una cosa y ganadería otra, Aarón. No es lo mismo. Seguro Jennifer estará encantada de enseñarte a montar, parece que es lo único que le gustaba de pasar sus veranos conmigo —sus ojos me vieron por el retrovisor, sonreí a medias.

En eso tenía razón, amaba cabalgar. Aprendí a hacerlo antes de caminar. Papá tenía caballos desde que yo estaba en el vientre de mamá. Pero, cuando le dijo a mamá que quería formar su ascienda mamá se negó. Todo se fue cuesta abajo desde ahí. Aunque mis veranos aquí eran de los más entretenidos, no me gustaba mucho la idea de venir aquí con papá sola. Se me hacía aburrido, éramos solo el y yo. Pero, cuando involucramos a los caballos se me hacía más fácil. Despertaba para ir al establo a buscar a Trevor, mi caballo era mi vida en ese entonces. Salía al amanecer a cabalgar por la ascienda y llegaba al anochecer. Pasaba más tiempo con el caballo que con papá.

—¿Trevor aún está contigo? —no pude ocultar la felicidad que me dio decirlo. Papá río desde su asiento.

—Si. Ya no corre como antes, pero de seguro le hará bueno verte. Desde que dejaste de venir estos dos años se ha vuelto un gruñón. A todos nos huye y patea, he tenido empleados que mando al hospital con sus berrinches.

—Trevor jamás fue bueno con todos —sonreí viendo por la ventana, reconocí el camino. Estábamos llegando.

—A la única que quería era a ti —sonreí recordando mis tiempos en la ascendía.

Por un momento, me sentí feliz de regresar.

—Llegamos —la voz de papá nos llamo la atención. La entrada se abrió cuando la camioneta se asomó, papá aparcó frente a la casa.

Todo estaba igual a como lo recordaba. El frondoso jardín verde en frente de la casa de madera. Los corrales, los establos al costado. Las áreas de práctica. El gallinero. Todo estaba ahí, sonreí con nostalgia. Antes de lo qué pasó con Dallas yo amaba venir aquí.

—Es muy bonito —susurro Aarón viendo todo asombrado.

—Si, al principio. Deja que la calor te ponga de mal humor, los mosquitos en la noche te quieran comer vivo y que pises popó de caballo. Ahí será peor —sonreí, me volteé encontrándome con los ojos grises de Theo viéndome divertido.

—¿Theo? —la sorpresa acariciaba mis palabras, no lo veía desde hace dos años cuando tenía trece.

—En vivo y en directo. ¿Qué hay hermanita? Ya no hay rastros de esa chica que adoraba montar por aquí, estás hecha toda una riquitilla.

Reí pe su actitud, Theo tenía trece cuando vine la última vez. Estaba más alto, más fornido. Para ser mi hermano, no nos parecíamos mucho. Tenía más ese rubio que Karen posee en él. Pero algo que nos describe a la perfección, son los ojos de papá. Esos ojos grisáceos que papá tiene y decidió heredarnos nos hacían ver parecidos.

—Jamás dejaría de lado mi lado pueblerino —reí acercándome a él, solté un grito cuando durante el abrazo me levanto del suelo y me dio una pequeña vuelta en el aire, me bajo riendo—, Estás enorme, ¿Cuantos tienes ya? ¿Veinte?

—Quince. ¿Tú cuantos tienes ya? ¿Cuarenta?

Reí negando, sin duda había extrañado a Theo.

—Diecisiete, exagerado —rodé los ojos separándome de él. Aarón nos veía serio, sabía que tenía que estarse preguntando que había entre Theo y yo.

—Aarón, él es Theo. Mi medio hermano —Theo le sonrió desde su posición.

—Aarón Lightwood.

—Theo Miley —se presentó sonriente—, ¿Son pareja?

—Eh...

—Si, somos pareja —me interrumpió Aarón, me quedé callada y Theo asintió.

—Mamá está como loca porque venías, hasta pastel hizo.

Uh, y la última vez que vine supe que Karen era malísima cocinando pasteles.

—Vallan adentro, Theo les mostrara dónde dormirán —dijo papá bajando las maletas, asentí.

Entre a la casa y sonreí con nostalgia. Todo estaba igual que antes, era de lo más conmovedor que aún tenían todo igual. Mamá no sería capaz de hacer algo así, es tan obsesionada con su casa que le da indicaciones a Jonathan de cómo debe organizar todo.

—Es linda —afirmó la voz de Lightwood detrás de mi, me volteé, estaba nervioso. Podía verlo en su físico—, Ya entiendo porque no te simpatiza venir aquí.

—Hablaremos de eso luego. Podrían escuchar y no necesito que eso pase...

—¡Jenna, al fin te veo! —abrí los ojos como platos al ver a Karen. Se veía espléndida, inclusive estaba hasta más delgada. Se podría decir que hasta aparentaba menos edad, qué raro. No recuerdo que estuviera así antes.

—Karen —salude forzando una sonrisa—, También es bueno verte.

—Tú padre estaba ansioso de que vinieras, ¿Te sigue gustando el pastel, verdad? Hice uno hoy, especialmente para ti. No es como los que comes allá, porque, verás cambie mi manera de comer y ahora estamos ingiriendo sólo comida vegetariana. Es un pastel orgánico de frutas naturales y azúcar de dieta.

Tragué en seco. Recuerdo haberle mencionado a papá la última vez que vine que mamá estaba haciendo su transición a vegana, ¿Será coincidencia que Karen este haciendo lo mismo?

—Si, me gusta el pastel. Seguro sabe genial, mamá es vegana así que supongo que me gustará.

—Ah, ¿Tú madre es vegana ahora? Vaya... Pensé que era vegetariana.

Ding ding ding, estaba copiando a mamá. Genial, buen inicio de conversación, Karen. El ambiente se puso tensó de golpe después de eso, Lightwood me vio nervioso y yo carraspee para aligerar el ambiente.

—Karen, él es Aarón. Estamos saliendo.

Aarón volvió a darme esa mirada de "Qué se supone que estás haciendo" y yo le devolví la de "Cállate y sígueme la corriente". Karen sonrió nuevamente dejando atrás la actitud competitiva con el tema de mamá y nos vio sorprendida.

—¡Vaya, me alegra que estés con alguien! Seguro tú padre ya le hizo todo el horroroso interrogatorio, pero tranquilos. Si quieren puedo convencerlo para que los deje en la misma habitación, soy muy persuasiva si me lo propongo.

Abrí los ojos y como platos y empecé a negar. Lo último que necesitaba era que Aarón estuviera en la misma habitación que yo, es una locura. Necesitaba pensar las cosas. Se suponía que este viaje era un descanso de casa y también un descanso se me vida.

—Eso sería genial, gracias Karen —casi quise matar a Lightwood por lo que le respondió. Karen asintió alegre mientras que mi mandíbula estaba a punto de llegar al suelo. ¿Qué había hecho?

—¡Perfecto! Iré a preparar la habitación, seguro que les encantará. Tiene un balcón y todo que da al corral de Trevor —Aarón asintió sonriendo complacido—, En las madrugadas recuerdo que Jenna salía a correr con el, seguro te gustara verla montar desde ahí.

—Seguro, será genial.

Apreté la mandíbula, Karen salió de allí sonriendo y moviendo sus caderas. El sonido del tacón en la madera desapareció haciéndome soltar el aire que sostenía sin notarlo.

—¿Qué? —estaba asesinado a Aarón con la mirada, tal vez por eso estaba viéndome confundido ahora.

—¿Por qué le dijiste eso? No se suponía durmiéramos en la misma habitación.

—¿No eras tú la que dijo que tenía que seguirte la corriente?

—Jamás dije eso.

—¡Claro que lo hiciste con esa mirada intimidante y las manos en la cintura! —señaló, miré mis manos y las quité de mi cintura de golpe.

—No importa eso, no tenias que...

—¿De qué hablan? —Theo apareció frente a nosotros dejando nuestras maletas frente a mi.

—De nada, ¿Todo bien?

—Si, todo genial. Papá está hablando con mamá, parece que mamá quiere que ustedes se queden en la misma habitación. ¿Raro no? —sonrió de lado negando comenzando a subir las escaleras. Miré a Aarón con reproche, el sonrió de lado y asintió.

—Súper raro.

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