[2] Banshee II | Spider-Man:...

By IsaStilinskiMartin01

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[SEGUNDO LIBRO DE LA TRILOGÍA BANSHEE] [SEGUNDO LIBRO DE LA SAGA HEROES] « A little wicked, That's what... More

Sinopsis
ACTO UNO: La Banshee y el Hombre Araña
Epígrafe
I | Dos meses después
II | Solo una investigación
III | ¡Feliz temprana Navidad!
IV | ¿Una vida adolescente?
VI | El deber llama
VII | Y finalmente me rendí
VIII | Chantajes e interrogaciones
IX | ¡Todos a bordo!
X | Oportunidad en la vida
XI | La promesa
XII | Baile de primavera
XIII | El hombre alado
ACTO DOS: La Banshee y la línea de sangre
XIX | Noche de churros
XX | La villana de la historia
XXI | Fin del libro
XXIII | Rutina
Epílogo
Agradecimientos

V | Persecución en curso

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By IsaStilinskiMartin01

       LYANN ARRIVÓ AL PUENTE PRIMERO QUE PETER, COSA QUE LA SORPRENDIÓ DADO QUE EL CHICO LITERALMENTE SE BALANCEABA DE EDIFICIO EN EDIFICIO Y HACÍA EL TRAYECTO MÁS RÁPIDO. Pero no lo pensó mucho y se apresuró a ocultarse tras unos arbustos, grabando con la cámara de su celular a modo de evidencia —y también para ver mejor por la distancia pronunciada— el interior de un monovolumen lleno de armas extrañas como las que vio en el asalto del banco. Había tres hombres, dos de color y uno de barba rubia y gorro, y este último recitaba el funcionamiento de cada artefacto con una fascinación ambiciosa que empujó a Lyann a poner los ojos en blanco por la ridiculez. Luego notó más movimiento cerca.

Peter trepaba por la pared del puente para observar. Le echó un vistazo a ella y Lyann negó con la cabeza, esperando que entendiera.

No ataques aún.

El hombre con barba tomó otro artefacto. Lyann hizo zoom a la cámara, frunciendo el ceño ante la extraña figura de una gigante pistola. Pudo identificar dónde estaba la boca solo cuando el hombre disparó, y en vez una bala o misil, un proyectil de rayo azul absorbió un auto abandonado, consumiéndolo hasta que dejar absolutamente nada. Lyann frunció el ceño aun más cuando escuchó que estaba hecho de un brazo de Ultron, el robot que destruyó Sokovia y manipuló a Wanda y su hermano mellizo a trabajar de su lado.

Una vez más su ira explotó, enojada con el gobierno. ¿Cómo es que son tan descuidados de dejar objetos como el brazo de Ultron como si fuesen basura? Pensó que, mientras los gobiernos de todos los países del mundo se concentran en los Vengadores y evitar sus daños colaterales, ellos se hacían los ciegos ante la verdadera realidad: que por más inteligentes y organizados que aparentaban ser, siempre terminaban subestimando la capacidad de su propia gente. Mentes como las de quien sea que estaba detrás de aquella venta de armas que estaba tomando lugar bajo el puente eran la razón del por qué personas como los Vengadores existían, porque eran los únicos capaces de detener lo que el gobierno no puede.

Bueno, eso era antes. Lyann tuvo que recordarse a sí misma que ya no existían los Vengadores.

Hubo un sonido que interrumpió la discusión.

El tono de llamada de un celular.

Lyann alzó los ojos hacia Peter y su telefono móvil, deseando estrangularlo.

Los vendedores se pusieron a la defensiva, creyendo que su comprador les tendió una trampa. Uno de ellos desenfundó una pistola. Lyann detuvo el video y guardó el móvil, sacando su propia arma en el proceso.

Sin embargo, el Hombre Araña entró en acción y desvió la atención del hombre armado.

—¡Si quieres disparar, hazlo conmigo!

Lyann gruñó.

El hombre con el arma medio sonrió.

—Como desees —dijo y apuntó.

Pero antes de que apretara el gatillo, Peter lanzó una telaraña, atrapó el arma y se la arrancó de la mano. Se lanzó al ataque, dispuesto a detenerlos, y aun así no advirtió al segundo hombre que tomó una de sus armas extrañas y lo golpeó con algo que lo envió a metros de distancia, aturdiéndolo, y dándoles tiempo a los vendedores para escapar.

Lyann corrió fuera de su escondite, directamente hacia su moto. Peter se enganchó con una telaraña al monovolumen y ahora los traficantes lo arrastraban por la calle. Lyann encendió la moto y arrancó con ganas, pistola en una mano y la otra manejando. Tuvo que tomar diferentes rutas para poder encontrarlos y esquivó de milagro un rayo rosa que iba dirigido hacia Peter, que seguía siendo arrastrado por el auto.

Apuntó con su arma y el mundo desaceleró por unos segundos. Pasó a toda velocidad frente a una casa cuyo perro ladraba. Pudo escuchar los chillidos emocionados de alguna otra fiesta. Una mamá llamaba a sus hijos para que entraran a cenar... Lyann bajó el arma. El disparo llamaría la atención, y ciertamente no quería una bandada de patrullas persiguiéndola. Tampoco pensó en usar su grito, llevaba casi tres meses sin usarlo y tratar de controlarlo luego de un tiempo podría causar mucho más daño de lo que un disparo de esas armas podría.

Furiosa, se conformó con conducir, un ojo sobre Peter y otro sobre el monovolumen. El hombre seguía disparándoles, pero en algún momento el auto pasó sobre un badén y el traficante perdió el control del arma, que cayó en la calle y se hizo pedazos. Lyann se recordó regresar a buscarla; le sería útil. Entonces, Peter también perdió el agarre del auto y se estrelló en la esquina de una casa. Lyann escuchó su grito, diciendo que los alcanzaría y pidió que los mantuviera ocupados; aceleró la moto con, el camino ahora libre.

Al tenerla a ella sola, sabiendo perfectamente quién era, el hombre trató de deshacerse de ella. Tomó un arma y le disparó, pero Lyann lo esquivó y zigzagueó. Él analizó sus movidas evasivas y volvió a disparar, seguro de que daría en el blanco, pero ahí donde el proyectil hizo explosión, de entre el humo una Lyann Evans salió inclinada sobre su motocicleta, ojos fijos en él. Se fijó en el campo de fuerza que la rodeaba y pronto se dio cuenta que se trataba de un escudo. Juró pensar que los ojos de la asesina se burlaban de él.

Entonces Lyann oyó un grito. Alzó los ojos.

Peter los alcanzó, pero algo lo detuvo.

Una especie de hombre... ¿con una armadura voladora? Y ya se lo llevaba lejos por los cielos.

Mierda —gruñó. Con manos habilidosas maniobró con una mano y presionó el botón de su reloj.

Stark respondió enseguida.

—¿Qué sucede?

—Parker está en problemas. Alguien se lo llevó.

—¿Quién?

Lyann esquivó otro disparo.

—¿Qué demonios está pasando?

—¡No hay tiempo, Stark! ¡Se lo llevó un tipo que vuela!

—En camino, entonces...

—¡Stark! —chilló Lyann otra vez, gruñendo cuando su escudo vibró al recibir un impacto—. ¿Qué hago con estos tipos? Creo están conectados con el secuestrador con alas.

—¿Qué me tienes, Demonio?

—Un video. Dejaron un arma.

—Búscala. Yo voy por el niño.

Lyann obedeció, tal y como siempre.

Inclinó la motocicleta a un lado, evitó estrellarse contra piso con una mano y se impulsó desde ahí, estabilizándose otra vez. No volvieron a dispararle mientras se alejaba del monovolumen de regreso por el camino que vino, zigzagueando para evitar que le dieran. Todavía no se acostumbraba al escudo, era nuevo, así que siguió a la vieja escuela y dobló en una calle, notando el brillo rosado del arma que se le cayó al hombre en el patio fronterizo de una casa. Se detuvo, corrió para tomarlo y se echó andar.

El interior de su cascó brilló y la voz de Friday la saludó. Lyann ahogó un chillido; eso era nuevo. Luego, con sorpresa se dio cuenta que Pepper también mandó a modificar el casco, cuyo cristal se transformó en una pantalla los suficientemente transparente como para ver la calle. Friday le señaló hacia donde tenía que ir y Lyann, sonriendo, dejó que la computadora la guiara.





—Honestamente no pensé que esta fiesta iba a terminar así.

Apoyada en su motocicleta nueva, Lyann observó al Hombre de Hierro descender con un mojado Peter Parker en los brazos.

—Yo sí —dijo ella, que miró al chico después—. ¿Qué, caíste en una piscina?

—Río.

—Más frío todavía.

—Exacto —Peter tiritó.

—¿Me quieren explicar? —exigió Stark. Lyann agitó la mano hacia Parker, dejando que hiciera el trabajo.

—Llegó de la nada y me agarró como un halcón, me alzó como a trescientos metros de alto y simplemente me soltó.

—¿Y tú? —Stark se dirigió a Lyann.

—Yo solo hacía lo que me ordenaste —ella se encogió de hombros.

—Todavía no me puedo creer que la hicieras vigilarme. ¡No soy un niño! —gruñó Peter—. ¿Y cómo me encontraste, de todas formas? ¿Pusiste un rastreador en el traje o algo?

—Yo puse de todo en ese traje.

—Y yo lo llamé —Lyann alzó la mano—. De nada, por si acaso.

—Y también puse este calentador.

Peter tembló y suspiró cuando el aire caliente le abrazó el cuerpo.

—Ahora, ¿me quieren explicar en qué estaban pensando? —exclamó Stark. Se notaba exasperado, lo que hizo que Lyann, otra vez, rodara los ojos.

—Repito, yo solo seguí mis órdenes. Aunque también grabé algo de lo que hacían y traje el núcleo de una de sus armas. —Enseñó lo que tenía en las manos, un grueso contenedor que pesaba bastante y seguía tibio. Su contenido brillaba con una sustancia burbujeante rosa—. ¿Necesitas que lo analice?

—Por favor. Tu turno, pequeño.

—¡Tenía que acabar con el tipo de las alas! ¡Quizá sea el que hace las armas!

—¿Acabarlo, dices? Alto ahí, vaquero, hay gente que se encarga de estas cosas.

Peter alzó los ojos, esperanzado.

—¿Como los Vengadores?

—Este problema no entra en su lista.

—De todas formas, no tenía que venir a buscarme. Lo tenía todo controlado...

—Oh él no está aquí —Lyann sonrió—. Abre el casco, Stark.

Stark abrió el casco, pero no había nadie dentro de la armadura.

Peter la miró.

—Está en alguna parte de India.

—Y tu vas a olvidar al Hombre Buitre —le ordenó severamente el multimillonario.

—¿Por qué?

—Porque lo digo yo... Perdona por la bulla, hablo con un par de niños. —Stark camufló su voz en un tono entre suave y frustrado—. Escúchame bien, Peter. Quédate en el suelo y ayuda a la gente ordinaria como la abuela que te compró un churro. ¿Crees que puedas ser solamente el amistoso Hombre Araña?

—¡Pero estoy listo para más, señor Stark!

—No, no lo estás.

Lyann observó todo con ojos curiosos, y, muy en el fondo, no culpó a Peter por ansiar por más, como alegaba él. Antes, solía ser solo un chico que salvaba personas usando un pijama y de repente, un multimillonario como Tony Stark requería de su ayuda en una guerra civil contra el Capitán América y sus camaradas.

Tras una pelea como esa, hasta Lyann estaría esperando algo más... épico.

—¿Qué hace ella aquí, entonces? —espetó el chico y señaló a Lyann—. ¿Por qué ella puede hacer esto y yo no? ¡No pensabas lo mismo cuando derroté al Cap!

—Parker, si Steve te hubiese querido fuera, lo hubiera hecho hace rato —masculló Lyann.

—Primero, la chica demonio está capacitada en el área. —Lyann giró a mirar a Parker y le lanzó un guiño—. Segundo, de momento la chica demonio tampoco puede estar metiéndose en estas cosas. Ella está aquí solo porque tú te metiste en esto. Lyann hizo lo correcto al llamarme.

Peter se cruzó de brazos.

—No necesito una niñera...

—Con lo que acabas de hacer, puchero y todo, me parece que sí. —Stark lo señaló con un dedo—. Si te topas con esas armas otra vez, se lo dices a Lyann. O llamas a Happy. Sería mucho más fácil si no la involucras en esto, no quiero al señor secretario llamándome porque la Demonio hizo algo.

—Pero...

—Piensa en universidades, Peter. Puedo darte una beca en MIT.

—¡No necesito una universidad!

—Lyann, descubre lo que puedas y dáselo a Happy. Ya me encargo yo.

Suspirando, Lyann asintió.

—Sí, señor.

—Señor Stark...

El señor Stark se marchó volando.

O más bien, su armadura.

Lyann volvió a suspirar, metiendo el núcleo del arma bajo el asiento de su motocicleta. Era hora de regresar. MJ sabía que surgió algo, así que era muy improbable que la culpase por no regresar a la fiesta. De todos modos, Lyann se sintió fuera de lugar asistiendo a ella y con una creciente y preocupante ansiedad enloqueciendo sus sentidos. Sacó las llaves de su bolsillo y agarró su casco...

Hubo un click, luego un siseo y sus manos quedaron adheridas al mango de la moto.

Lyann chilló, tratando de liberarse de la telaraña.

—¡¿Qué demonios crees que haces?!

—¿Qué tu crees? —respondió Peter mientras se acercaba a la moto y extendía una mano hacia el asiento.

Lyann se movió.

Saltó y cayó al otro lado de la motocicleta, pateando a Peter para alejarlo. La telaraña se apretó más contra sus manos, pero de todas formas hizo el intento de desprenderse de ellas. Quejándose, oyó a Peter levantarse del suelo y antes de que su siguiente telaraña saliera, Lyann levantó una pierna y bloqueó su objetivo, dejando que la pegajosa arma de Parker se enredara en su pie en vez del asiento de su moto para sacar el núcleo y llevárselo.

—Peter, basta. ¡Ya oíste a Tony!

Tengo que detenerlo, Lyann —replicó el chico, casi suplicando con la mirada.

No, claro que no. Peter Parker no era el Capitán América ni poseía poderes inmortales como el magnífico Thor. Si iba tras el maniático con alas, Lyann estaba segura que terminaría tirado en algún callejón, muerto.

—Un paso más y voy a gritar —amenazó ella.

Era mentira. No lo haría. Pero sería suficiente como para asustarlo...

No lo fue.

Parker lanzó otra telaraña, esta más grande y poderosa que las anteriores. Agarró a Lyann y la desprendió de las telarañas que la pegaban a la moto y la lanzó al suelo, manteniéndola ahí. Lyann gruñó por el golpe en la cabeza y se removió, rugiendo el nombre de Peter mientras lo veía sacar el núcleo del arma y agarrarla con un brazo. Sus ojos ardían furiosos cuando él se acercó a ella y la observó forcejear contra su telaraña para librarse y pelearle.

Esta vez fue el turno de Peter de guiñarle un ojo.

—Buenas noches, Evans.

Y desapareció.




Y como siempre, otro capítulo un sábado. En realidad, si les soy sincera, de no ser por las recientes lectores que se han unido a nosotros no me acuerdo que tengo que publicar este capítulo. Además, estoy recién levantada, no sé cómo es que estoy escribiendo ahora mismo.

Anyways, tuvimos algo de emoción. Peter y Lyann no estaban trabajando juntos en sí, pero es un inicio. Y me encanta. ¿Ya tenemos ship name? ¿Cuál será el ship name para estos dos?

Al final, ¿qué es lo que más quieren que pase en esta entrega? Déjenmelo saber en los comentarios.

Gracias por comentar y votar, y por todo su apoyo. No sé qué sería de mí sin ustedes. Los amos un montón.

Love,

Wolf Queen

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