Por amor me convertí en un ch...

By Docebesitos

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Hay un momento en el que te preguntas... ¿Estará bien lo que estoy haciendo? ¿Que consecuencias puede traer? ... More

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•❥ Introducción ❥•
•❥ Parte 1 ❥•
•❥ Parte 2 ❥•
•❥ Parte 3 ❥•
•❥ Parte 4 ❥•
•❥ Parte 5 ❥•
•❥ Parte 6 ❥•
•❥ Parte 7 ❥•
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•❥ Parte 9 ❥•
•❥ Parte 11 ❥•
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•❥ Parte 14 ❥•
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•❥ Parte 16 ❥•
•❥ Parte 17 ❥•
•❥ Parte 18 ❥•
•❥ Parte 19 ❥•
•❥ Parte 20 ❥•
•❥ Memes ❥•
•❥ Parte 21 ❥•
•❥ Parte 22 ❥•
•❥ Parte 23 ❥•
•❥ Parte 24 ❥•
•❥ Parte 25 ❥•
•❥ Parte 26 ❥•
•❥ Parte 27 ❥•
•❥ Parte 28 ❥•
•❥ Final ❥•
•❥ Epílogo ❥•
¡Habrá segunda parte!
Siempre supe que eras tú
Segunda parte ¡Lista!

•❥ Parte 10 ❥•

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By Docebesitos

Estoy perdida. Ni siquiera sé como plantarle cara a la enfermera.

Ayer por la tarde, al llegar a casa hice que Alfonso escuche mis lloriqueos toda la tarde, me sentía perdida. Que me era imposible seguir con esta mentira.

Hasta que llegó la noche y pude hacer videollamada con Daniela, le conté y ambas lloramos toda la noche hasta que me quedé dormida.

Ya son las siete de la mañana, Daniela ahorita está durmiendo, ya irá por su quinto sueño mientras yo tengo que enfrentar a la enfermera.

Daniela me dijo que aunque la situación en la que me encuentro es la más difícil, debo confesarlo todo de manera civilizada y calmada. Que tarde o temprano me iban a descubrir. Y pues fue lo más temprano que ni lo esperábamos.

—Sé fuerte, Jordan. —Entre pasando el gran portón de la entrada.

Mi camino ya tenía una dirección fija. Hacia la enfermería. Tenía que contarle por qué razón estoy aquí y que estaré dispuesta a asumir las consecuencias.

Talvez me expulsan de la escuela y en definitiva tendría que volver a casa.

Estoy enfrente de la puerta blanca con el letrero. "ENFERMERÍA"

Tengo los nervios de punta. Reúno todo el valor que tengo para levantar mi mano y dar dos toques a la puerta.

No obtengo respuesta. Intento nuevamente.

Otros dos golpes más a la puerta.

—Creí que ya no vendrías a la escuela, después de lo de ayer señorita, Jordan. —dice detrás de mí dándome un susto y susurrando las dos últimas palabras.

Me hago a un lado para que ella abriera la puerta. Y me quedo observándola.

En mi cabeza pensaba en las posibilidades negativas que iban a suceder después de contarle.

—Pasa, o me lo contarás a fuera en medio del pasadizo. —dice sacándome de mis pensamientos.

A paso lento entraba al lugar que sería mi lecho de muerte.

¿Exagerada? Sí lo soy. Aquí dejaremos todo el plan que teníamos. Esperábamos que seríamos descubiertas, pero no mucho antes. Apenas y tengo un mes de estar aquí.

Ella ya se encontraba sentada en su escritorio, había un asiento del otro lado. —Vamos siéntate, soy toda oídos.

Sentía que me desmayaría en cualquier momento, total no me preocuparía. Después de todo, estoy en la enfermería.

—Bueno... —Las palabras no me salían de la boca.

—Entonces. ¿Cómo te llamas? Porque supongo que has tenía que cambiarte de nombre. —dice mirando en su tableta.

Negué. —Mi nombre es Jordan.

Ella me mira, como si lo que digo fuera cosa del otro mundo. —¡Claro que no! ¿Quién le pone un nombre de niño a una niña?

—Mis padres. —digo levantando los hombros. —Nuevamente, me mira como si no creyese lo que le digo.

—¿En serio? Qué loco.  —Ella une las manos levantando sus brazos, dejando que sus codos queden sostenidos en la mesa y deja caer su barbilla a sus manos. —¿Entonces? ¿Me dirás cuál es la razón por la que estás aquí?

¡Vamos, Jordan! ¡Tú puedes!

—Estoy aquí, para conocer a un chico. —confieso, ella me mira esperando a que siga hablando sin decir ninguna palabra. —Lo conocí en la ciudad donde vivía, resulta que es cantante y por motivos de estudios ha dejado de cantar.

Hago una pausa y comienzo nuevamente. —Sé que es una locura y que probablemente usted, vaya a la dirección y cuente lo que ha descubierto. Pero déjeme decirle que por nada del mundo me arrepiento de haber hecho todo esto. A veces en la vida nos tenemos que arriesgar por algo que tanto queremos. Créame que este chico es una de las cosas por la cuál me he arriesgado y no me pienso rendir. Y asumiré las consecuencias.

—¿Hablas del señor Pereyra? —asiento mirándola con confusión. —Era obvio. ¿Sabes? Ya me lo imaginaba.

La miro sin entender a qué se refiere.

—¿Era obvio?

—Sí. —Ella agarra un lapicero y empieza a escribir en su cuaderno. —Querida, no eres la única que ha hecho esto.

¿Qué es lo que acaba de decir? ¿Ya ha habido otras?

Y yo que me sentía especial, por hacer esta locura por alguien.

—¿No soy la única?

—No. Es más, eres la número diez en la lista.

Me muestra el cuaderno en donde estaba escribiendo. Era una lista con nombres y una equis a su costado, incluyéndome a mí.

—Ellas son las chicas que se han hecho pasar por un chico y yo las he descubierto, así como a ti.

—¿Por qué las equis al lado de los nombres?

—Son todas las chicas que he descubierto ya te lo dije y que nunca más he vuelto a ver.

Este es mi fin.

—No las delaté, por si es lo que estás pensando. No soy tan mala como parece. Solo que nunca vinieron a darme una explicación del porqué hicieron tal cosa, así como lo estás haciendo tú ahora.

—No entiendo.

—Niña tonta, solo huyeron. No fueron como tú. —Ella toma nuevamente el cuaderno y escribe algo para luego mostrarlo otra vez. —Tú eres la única valiente al afrontar tus decisiones.

Miro el cuaderno y mi nombre tenía un check.

—Me siento orgullosa de que seas mujer.

Es que no podía asimilar lo que estoy escuchando. ¿En serio está pasando esto?

—¿Me está diciendo que no me acusará, solo por haber venido y explicarle mis razones?

Ella asiente. —¡Felicitaciones! —dice con emoción.

Ahora puedo sentir que el alma me vuelve al cuerpo.

Me pongo de pie y voy a su encuentro. —¡Gracias! ¡Gracias! ¡Muchas gracias, en verdad! —digo entre abrazos.

—Ya, está bien. Solo no me vuelvas a abrazar. No me gusta que lo hagan.

Dejo de abrazarla. —En serio creí que me expulsarían de la escuela el día de hoy.

—Ya viste que no será así.

El sonido del timbre se empieza a escuchar en toda la sala.

—Debes irte a clases. —Me dice ella. —Solo debes tener más cuidado en no esforzarte tanto en los ejercicios. Añadiré a tu historia clínica, que no puedes hacer mucho esfuerzo como tus demás compañeros.

—En serio muchas gracias.

—No me agradezcas, sé que esto será muy divertido. —dice chillando de emoción.

No creí que esto sería tan fácil, tenía dos opciones:

1.— Dani me dijo que tenía que confesar todo y hablar de manera calmada.

2.— La mía echarme a llorar para que no me expulsen. Esto sería después de decir la opción de Dani.

La mía era por si no funcionaba la primera. Pero fue todo lo contrario, a Daniela y a Alfonso los pondrá felices.

(***)

—Hola, chicos. ¿Cómo están?

—Todo bien. ¿Has estudiado para el examen? —pregunta Joshua.

—Sí, espero no sea tan difícil como el profesor anunció.

—Lo mismo espero. —digo sin mirarlo y continuó leyendo.

—Ese libro lo vi en algún lugar. —Marcus señala el libro que tenía en mis manos. —Pero no recuerdo donde.

Miro el libro que tengo y sé a lo que se refiere, es uno de los libros que compré cuando él y yo nos vimos por primera vez.

Lo guardo rápidamente sin que parezca algo extraño.

—En fin, les traje una malteada de a cada uno. —Marcus me entrega la malteada. —Es de fresa, no sé si te gusta.

—Eh, si sí. Me gusta la fresa... —Le doy un sorbo. —Gracias. —digo dudosa.

—¿Y la mía?

—A ti te traje la de chocolate, tu favorita. —entrega la malteada.

Es extraño que haga todo esto. No es que sea algo malo que un chico le traiga malteadas a sus amigos.

Pero estás cosas, no pasan muy seguido.

Ha pasado una semana desde que la enfermera sabe mi secreto y todo ha estado muy tranquilo.

Agradezco que sea así, de lo contrario yo ni siquiera estuviera aquí.

—Por cierto, hoy toca el examen de natación.

—¿Examen de natación? —No sabía nada de algún examen de natación.

—Sí. Lo dan una vez al año, para ver quién compite en las olimpiadas escolares de este año. —Me informa Joshua.

No sabía nada de esto.

—¿Es obligatorio?

—No tendría que serlo, pero sí lo es.

—Eh... bueno, yo necesito ir al baño.—Me levanto nerviosa, pidiendo permiso para salir.

(***)

—Vamos, Mía.

—No insistas, Jordan.

—Sabes que no puedo nadar, me descubrirían.

—Ese es tu problema. —dice sin tan siquiera prestarme atención. —El examen de natación es obligatorio. No puedo hacer nada.

—Si puedes. No sé, supongo que la piscina tiene cloro. Inventa que soy alérgica al cloro o algo por el estilo.

—¿En serio?

Me pongo de rodillas, en frente de su escritorio.

—Te lo pido. —Le ruego.

—No me hagas, esas caras, Jordan. Conmigo no funcionará.

Intento hacerle entender que la necesito, en serio la necesito.

—Por favor, Mía.

Después de tanta insistencia, Mía acepta ayudarme.

—Bien, solo tienes que entregarle esto al profesor. —dice anotando en una hoja.

—Lo que tú digas, Mía hermosa.

—No me alagues. —Me mira seriamente.

—Vale, está bien.

Me entrega la hoja y al tenerla en mis manos doy un gran suspiro.

—Gracias. —Me acerco a ella intentando darle un abrazo.

—No me abraces. —sentencia dejándome con los brazos abiertos.

Quedándome con las ganas, dejo tirada la intención de dar afecto.

—Bueno, iré al salón. Dije que iría al baño.

—Eres un niño muy malo. ¿Por qué mientes de esa manera? —dice en son de broma.

Río sarcástica. —Gracias por aportar en la mentira.

Salgo del consultorio, no sin antes tirarle un beso y mostrarle una sonrisa.

(***)

—¡Muy bien, chicos! —El entrenador habla dirigiéndose a nosotros caminando de un lado a otro. Nosotros estábamos sentados en nuestras carpetas. —Ya saben que todos los años, ustedes toman un examen para ver quién está acto para participar en la competencia de natación. Y quiero que den todo de ustedes. No aceptaré un no por respuesta, por lo que saben es obligatorio.

Levanto mi mano para pedir la palabra.

—¡Bien! Deberían aprender de Jordan. Será nuestro primer voluntario.

—Eh... Bueno. Yo solo quería decir que no podré participar.

De fondo se escucha unas pequeñas risas.

El profesor me mira sin entender. Me pongo de pie y me acerco a él. —Soy alérgico al cloro. Y me prohíbe meterme a una piscina.

Le muestro la hoja que me dió, Mía. La revisa y luego posa su mirada en mí.

—Bueno. Todos a excepto, Jordan. Participarán hoy. Así que todos a la piscina de una sola vez.

Los chicos empiezan a salir detrás del profesor.

—Qué mal que no puedas participar. —dice Joshua posando su mano en mi hombro.

—Sí, una lástima. —habla Marcus. —En fin vayamos, amigo. El maestro nos espera.

Marcus se adelanta dando unos cuantos pasos. —Pero avancen, que Jordan no participe. No significa que se quedará solo. Así que muévete. —Me mira y sale del salón.

—Ya lo escuchaste, vamos.

—Sí, ya voy.

Joshua desaparece por la puerta.

No sé qué pasaría si algún día se enteran de que soy una chica.

Talvez perdería su amistad por completo. A Marcus ni siquiera le gustaré porque le mentí.

Ambos se han vuelto mi mejor compañía, Joshua se ha convertido en mi mejor amigo y Marcus me gusta cada día más.

Espero que cuando lo sepan, no me odien demasiado.

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