No sigas la música || ¡Ya en...

Od NaiiPhilpotts

364K 27.7K 7.3K

🏆 DOBLE GANADORA DE LOS WATTYS 2021 🏆 MEJOR PLOT TWIST INESPERADO 🏆 Rain Cooper se siente atraída por una... Více

{ primera parte }
{ sinopsis parte #1}
{ personajes }
{ playlist }
{ nota de autora }
1 [La princesa]
2 [La invasora]
3 [La nueva vecina]
4 [La polilla]
5 [La irresponsable]
6 [La vieja amiga]
7 [La acechada]
8 [La presa]
9 [La ex]
10 [La discordia]
11 [La torcida]
12 [La vieja mejor amiga]
13 [La bailarina]
14 [La soñadora]
15 [La invitada]
17 [La amenazada]
18 [La encerrada]
19 [La prisionera]
20 [La sumida]
21 [El juez]
22 [La que ríe]
23 [El verdugo]
24 [La devorada]
{ wattys 2021 }
E 0 1 [La niña]
E 0 2 [La hermana]
E 0 3 [La suicida]
💜NO SIGAS LA MÚSICA💜 EN FÍSICO 📚
{ segunda parte }
{ sinopsis parte #2}
{ nota de autora }
1 [Proteger]
2 [Mentir]
3 [Añorar]
4 [Pertenecer]
5 [Prentender]
6 [Agradecer]

16 [La aturdida]

6K 631 172
Od NaiiPhilpotts


Pitido.

Pitido.

Palpitación.

Pitido.

La jaqueca me acompaña mientras me adueño del único toma corriente libre para cargar mi teléfono moribundo.  Me tiro en el suelo y enchufo el móvil con mis dedos temblorosos. Mis ojos se llenan de lágrimas en un intento de contener un bostezo ya que Kaleigh está aquí y parlotea a mis espaldas. Entró como una tromba a la oficina y, desde que puso un pie en mis humildes cuatro paredes, no ha parado. Mi dolor de cabeza solo aumenta con su presencia. Sin embargo, me siento segura estando con alguien.

Vago por el menú de aplicaciones de mi móvil y termino por entras a releer, de nuevo,  los mensajes del desconocido. Perdí la cuenta de todas las veces que los he leído.

«Me pregunto a qué estará jugando esta persona y si, de verdad, representa una amenaza para mí...», pienso al analizar todo por enésima vez.

«O una advertencia», me recuerdo.

—Sus últimos mensajes son desde hace dos días... —murmuro casi inaudiblemente, concentrada en mis propios pensamientos.

—Y por eso es que mi abuelo le dijo a Pratt que le dijera a Kris que... —Kaleigh se detiene a mi espalda para observarme; siento sus ojos clavados en la nuca—. ¿Mensajes? ¿De qué estás hablando? ¿No oíste nada de lo que dije?

«Desde hace dos días que no escribe; ¿significará algo? ¿Sabrá de la criatura del bosque? ¿Y si se acabó la broma?», divago.

—¡Rain! —grita, impaciente. La nieta de mi jefe me mira a punto de sufrir un colapso. Parece que en cualquier momento se dejará llevar por la pérdida de paciencia, algo que, por lo general, no es complicado de lograr.

«¿Y si es la misma criatura?».

—Okey. Esto es demasiado para mí —chilla—. ¿Puedes dejar de bromear conmigo? —Pasa su mano con insistencia entre mi rostro y el teléfono.

Pronto, todas y cada una de sus palabras comienzan a tomar sentido para mí. 

—Mmm... ¿qué? —inquiero con mi mejor sonrisa inocente.

—¿Estabas escuchando? —pregunta con el rostro enrojecido por la indignación.

Al ver que mi hermosa sonrisa no funciona, y que ella podría saltar a mi yugular, decido optar por mi mejor aliada: la sinceridad.

—Escucha, niña, hace dos días que no duermo de corrido por más de escasos minutos. —Suspiro demostrándole que el agotamiento que cargo no es broma—. Ve al grano porque no querrás tener una discusión conmigo en estos momentos. Podría terminar llorando y contándote todos, pero todos mis problemas, y ambas sabemos lo incómodo que podría ser algo así.

Kaleigh frunce el entrecejo, confundida. 

—Okey. Eso ha sido... extraño. —Da un paso hacia atrás de manera instintiva; buena chica—. Lo repetiré solo si dejas el maldito teléfono —ordena y yo le hago caso, sigue siendo la secretaria de mi jefe a pesar de tener dieciocho años—. Tienes que acompañarme a la alcaldía. Mi abuelo no quiere que vaya sola porque quiere que tú también aprendas a realizar este tipo de pedidos. Es sencillo, solo tienes que hacer esto.

Y, a continuación, se enfrasca en explicar con lujos de detalles un procedimiento burocrático que aprendí en mis primeros meses dentro de la universidad en una materia destinada exclusivamente para ello. Son puras órdenes de compra, solicitudes de ingreso, papeleos por el depósito que donaron como nueva biblioteca, cuentas a pagar, crédito para libros nuevos, confirmación de donaciones y unas cuántas cosas más que, si la biblioteca de Deeping Cross fuera más grande, los haría la persona encargada del sector administrativo.

—Si no quieres venir, lo entenderé. Puedo encargarme sola y andar contigo me hará sentir como si tuviera niñera —se queja.

Y sí, tiene razón. Es innecesario que vayamos las dos, sin embargo, cualquier tarea al lado de tener que volver a levantar cascotes se siente bien, más aún cuando ahora me pagan por lo que me anoté en un primer momento.

—Vamos —respondo.

Caminamos las pocas cuadras que nos separan del ayuntamiento en completo silencio. Una brisa cálida que preludia la cercanía de una gran tormenta se percibe en el aire. No recordaba que Deeping Cross fuera tan húmedo y lluvioso. Kaleigh camina unos cuántos pasos por delante de mí mientras silba una canción que me resulta levemente familiar, es como si fuera un remix, pero en otro tiempo y otro ritmo. Frunzo el entrecejo como si eso me ayudara a dilucidar cuál es esa música.

No funciona. 

Y no tengo energía como para preguntarle qué es lo que tararea. Suspiro, rendida.

Desde atrás, ella no es más que una niña. Sus rizos rubios caen desparramados sobre una camisa cuadriculada, estilo campirano, de color rosado. Una parte de mí siente pena por ella, creció con sus abuelos y tuvo una madre que murió cuando era tan solo una pequeñita y un padre ausente. Poco me acuerdo de ella, por no decir nada, de cuando vivía en Deeping Cross, nuestras vidas no coincidían. Somos dos completas extrañas.

Pronto, ella voltea y me mira a los ojos con seriedad.

—Déjame hablar a mí —pide con cierto atisbo de altanería—, ya me conocen.

Suelto el aire contenido en mis pulmones y accedo. No quiero discutir en estos momentos. 

Al entrar al lugar, nos internamos en un lobby gigantesco que se bifurca en un montón de puertas y pasillos. ¡Mi Dios! Este sitio sigue exactamente igual a cuando me marché, incluso huele de la misma forma. Rápidamente, reconozco la oficina del alcalde y me pregunto si debería pasar a saludar o si quedaría muy abusivo de mi parte. 

«Quizás otro día...», me digo mientras recuerdo al Sr. Crooper.

Sigo a Kaleigh hasta una ventanilla en donde nos recibe una empleada del área administrativa. La mujer entrada en años, de rizos castaños y cortos, la saluda con una sonrisa enternecedora y la adolescente se la devuelve. Pronto, se muestra ante mí una Kaleigh que no conozco. De hecho, no solo es simpática con la señora, si no que saluda a todos con una dulzura que me resulta impropia para su desagradable personalidad. Incluso, varios se acercan para platicar con ella y preguntarle por los estudios o su abuelo desde sus oficinas más alejadas.

«Nadie conoce el lobo que se oculta bajo su piel de cordero», pienso, sorprendida. «O yo no conozco al cordero», me veo obligada a admitir.

Tengo que interrumpir la charla burocrática un par de veces para hacerle notar a Kaleigh que está confundiendo papeles o los entrega en órdenes incorrectos. Sus mejillas se encienden por cada vez que le menciono algo y su voz se vuelve atropellada y nerviosa. Estoy convencida de que hace todo lo posible por hacer las cosas bien y da más de lo que puede.

«Quizá la prejuzgué muy rápido...».

Después de darle las cosas a la mujer y de firmar unos cuántos formularios más, nos pide que mañana pasemos a retirar el resto de los papeles. Sin embargo, en ese mismo momento, una voz familiar la interrumpe:

—No es necesario. Yo me encargaré de llevárselos a las señoritas en persona —anuncia Hayden con una sonrisa digna de galán de telenovela.

La señora lo observa por un momento de manera desaprobadora y asiente sin muchas ganas. Un segundo después, vuelve a sus tareas, diligente.

—¿Necesitan que las alcance a algún lado? —inquiere, servicial, mientras se acerca a nosotras y nos da un abrazo a cada una—. Rain —me mira de arriba abajo—, tú siempre igual de hermosa.

Trago saliva en seco ante su repentino piropo. Estoy ojerosa y sin maquillaje, tampoco me he peinado y me hice un moño desenfadado que está a punto de desarmarse. No obstante, como una gran parte de mi ropa está sucia, hoy opté por ponerme lo que encontré al final de la maleta (o armario, en este caso). Me puse un sencillo vestido corto, monocromático: de color blanco y con girasoles negros estampados en algunas partes de la tela. Es algo ajustado al cuerpo, como algo que se usaba en la década de los noventa, con los hombros descubiertos ya que tiene unas pequeñas mangas cortas, caídas a los costados. De alguna forma que no puedo explicar por qué, me siento vulnerable ante los ojos de Hayden y siento la pérdida de haber dejado en la oficina mi abrigo.

Observo que Kalegih lo mira reacia, es como si estuviera en alerta y no entiendo por qué. Supongo que no le debe haber agradado que la abrazara a ella también de esa manera tan confianzuda.

—Creo que el pueblo quiere que no veamos —analiza—. Es maravilloso que nos encontremos en todos lados. —Nos sonríe con una galantería propia de él—. ¿Quieren almorzar conmigo? Yo invito, justo salía del trabajo para ir a comer algo. Me encantaría tener un almuerzo acompañado. Es triste almorzar solo.—Pronto, sus ojos se dirigen exclusivamente a mí—. Rain, tú sabes que platico mucho, por lo que nada me agradaría más que tener la compañía de dos bellas damas.

Ni Kaleigh ni yo respondemos. Ambas sopesamos sus palabras mientras que, por inercia, caminamos a la salida. Hayden nos imita.

—Mmmm... No creo que sea... —empieza la adolescente con timidez al bajar las escaleras del ayuntamiento, cohibida.

—Tenemos mucho trabajo —concluyo en su ayuda—. No creemos que sea buena idea. Además, no traje dinero.

—No, yo tampoco —se apresura a añadir Kaleigh—. Olvidé la cartera.

—Es una invitación, es obvio que ustedes no tienen que pagar nada —aclara, como si no hubiéramos entendido lo que ya nos dijo—. Además, insisto, estaré encantado de que me acompañen. No se preocupen, prometo que no las retendré demasiado. Un almuerzo simple y ya.

Busco la mirada de Kaleigh, pero ella está observando hacia otro lado. Se retuerce un mechón de cabello y asiente. Con un ademán, Hayden nos guía hasta el coche que está estacionado en la acera. 

Desganada, accedo al subir al auto. Sin embargo, me veo obligada a esbozar una sonrisa. Él no me ha hecho nada malo como para que yo reaccione de esta manera. Ni siquiera podría decir que se trata de incomodidad por lo que estaba dispuesta a hacer con él en hicimos en su casa. Aprieto mi teléfono entre mis manos, como una vaga forma de calmar mis nervios, indignada por mi propia descortesía y por no ser capaz de entenderme.

Kaleigh se sube en la parte trasera y yo tomo el lugar del copiloto. El viaje dura apenas tres minutos, pues nos ha traído al restaurante donde estuve el domingo con Winifred. Solo está a unas pocas cuadras de la alcaldía y, como todo en Deeping Cross queda cerca.

Pronto, recuerdo que también lo vi aquí y que él me ha invitado a una fiesta a la cual no sé si ir... Sin embargo, no la ha vuelto mencionar y yo no pienso ser la que traiga el tema a colación. Más tarde le preguntaré a Samuel si irá; si voy con él, no me sentiré tan incómoda. Estar con él me ayudaría a pasar un buen rato. Sé que ellos dos siguen siendo muy buenos amigos.

Al bajar del coche, mis nervios se agudizan.  Detesto no entender qué es lo que me sucede con Hayden. Algo en él no me cierra, pero a la vez sí, sin embargo, lo hace de una manera antinatural que no me termina de convencer. 

Pero ¿qué? 

Y, sobre todo, ¿por qué?

De repente, al bajar, mi celular comienza a vibrar con insistencia. El nombre de Kris aparece en la pantalla. Frunzo el entrecejo. Casi no hablé con él desde que nos acostamos y tengo la maldita leve sensación de que me ha estado ignorando. A pesar de tener ganas de desviar su llamada al buzón de voz, lo atiendo.

—¿Qué? —farfullo claramente molesta mientras me alejo unos pasos de Kaleigh y Hayden, quienes me esperan en las puertas del restaurante.

—Mmm... Hola, Rain... —En su voz oigo un atisbo de culpa que puede ser imaginario—. Mi tío pregunta por Kaleigh. ¿Dónde están?

—Fuimos al ayuntamiento. Él nos mandó —respondo recordando nuestro último encuentro. Mis mejillas comienzan a irradiar calor. No oigo su voz desde el domingo. Cada vez que intenté comunicarme con él, más aún luego de los mensajes, me decía que no podía platicar en estos momentos con algún que otro mensaje que parecía prefabricado.

—Están demorando demasiado, ¿pasó algo? —la voz de Kris se oye preocupada.

—No, nada. Estamos por almorzar —respondo, poco convencida—. En menos de una hora estaremos por allí.

—¿No pueden venir ahora? Mi tío en verdad quiere ver a Kaleigh. Está preocupado. 

De fondo, intento escuchar al señor Luke, pero no oigo nada. Kris parece estar solo. 

—¿Qué tiene el señor Harris? —inquiero, escéptica. 

Ante la mención de su abuelo, Kaleigh se acerca a mí con toda la intención de arrebatarme el teléfono. Estiro mi brazo marcando distancia y le pido que se detenga.

—Quiere ver a Kaleigh —responde con seriedad.

—De acuerdo —cedo. No estoy en postura de negarme a una supuesta petición de mi anciano jefe.

—Bueno, entonces las esperamos aquí. Y, si pueden, apúrense.

—Sí.

—Te veo en unos minutos —menciona él a punto de cortar.

—No, espera, espera. —Me alejo aún más—. Yo, yo... —las palabras se atropellan en mi garganta—, ¿podemos hablar? Necesito contarte algo. Es importante.

—Claro, pero yo... —La llamada se corta y oigo un pitido triple, señal inequívoca de que mi teléfono se ha quedado sin batería.

«Maldición, maldición, maldición». ¿Qué me iba a decir?

Suelto un suspiro, poco convencida de lo que acaba de ocurrir. No obstante, me acerco hasta Hayden y Kaleigh y les informo lo ocurrido. Kaleigh y yo nos disculpamos con él porque al final, y casi por arte de magia, se canceló su tan ansiada la cita.

—Bueno... me tocará almorzar solo... —se lamenta Hayden mientras da un paso hacia mí y me agarra de las muñecas. Sus ojos oscuros se clavan en los míos y me pierdo en su mirada.

—Perdón, será en otra ocasión —digo mirándolo fijo, incapaz de apartar mi mirada. Me siento extraña y culpable por desconfiar de él. Es una lástima que el almuerzo se haya cancelado. Hayden es un buen chico y siempre se ha portado muy atento conmigo.

—No te preocupes, Rain. Pronto nos veremos. Te esperaré en la fiesta —me sonríe, sincero, y luego mira a Kaleigh—, y a ti también, Kal; ya eres mayor de edad. —Y, tras decir aquello, le guiña un ojo de manera simpática.

No puedo evitar sonreír; ella se tensa de pies a cabeza. Yo también hubiera reaccionado así si un tipo guapo como Hayden me invitara a una fiesta cuando era una adolescente.

—Seguro. Allí me verás —respondo—. Realmente creo que necesito salir para despejarme —admito ahora algo más relajada.

—Te mandaré todos los datos a tu móvil. Sin embargo, no te preocupes por la dirección, puedo pasar a recogerte. No sería ninguna molestia para mí.

—Claro, seguro. Suena superbien. —Sonrío como si estuviera en una burbuja. 

Mientras nos despedimos, yo me acerco a darle un beso en la mejilla y él parece sorprenderse por mi osadía. Entre risas,  comienzo a caminar hacia el depósito. Kaleigh me sigue de cerca.

Después de hacer varios metros, al girar en la primera esquina, ella se adelante y voltea hacia a mí para hablarme:

—¿Estás bien? —me pregunta, preocupada.

—Mmm... ¿sí? —respondo y pregunto a la vez, confundida. 

Tengo sueño. Es como si un sopor muy grande nublara mis pensamientos. De repente, también me veo asaltada por la jaqueca. El dolor de cabeza es tan grave que me nubla la visión por unos instantes. 

—O eso creo... Me duele la cabeza.

—Ah.

Continuamos caminando en silencio las pocas cuadras que nos separan del depósito. Sin embargo, antes de llegar, le pido que se detenga. Mi mente aún se siente embotada y lenta.

Tengo náuseas y estoy mareada. ¿Por qué me duele tanto la cabeza? ¿Será por la falta de sueño?

—¿Estás bien? —repite—. Deberías ver un médico.

—No. Estoy bien... ¿te puedo preguntar algo yo a ti? —pido. Kaleigh me hace un ademán para que prosiga y yo le pregunto lo primero que se me viene a la mente —. ¿Sabes si todo está bien con Kris?

—¿En qué sentido? —devuelve con retórica, escéptica. De pronto, me arrepiento de haber hablado y mi esperanza de sonsacarle algo de información se esfuma por completo. Soy una idiota, ni siquiera sé por qué le he preguntado algo así a ella.

—Porque quise contactarlo y no supe nada de él durante varios días. Pensé que quizá me estaría evitando.  

«Ya no aguanto ni mi propia piel. ¿Qué demonios pasa conmigo?»,

—¿Por qué él te evitaría?

«Porque se arrepintió de acostarse conmigo», pienso.

—Por nada. No me hagas caso.

Lo prometido es deuda. ❤ Aquí tienen un nuevo capítulo de esta historia. 


¿Qué le pasa a Rain que actúa tan raro? 😵

¿Qué le pasa a Kris que no le responde los llamados? 📳

Por otro lado... ¿no creen que la música está muy silenciosa? 🎶🎵

¿Qué se imaginan que ocurrirá en los siguiente capítulos? 😏


¿Les gusta la historia? 🥰

Los reto a etiquetar un amigx para que la lea. 😊😎


Las espero en mis redes y mi grupo de lectores. ✨💕

Pokračovat ve čtení

Mohlo by se ti líbit

8.3M 347K 14
TRILOGÍA DEMON #2. "Y el demonio se enamoró de su perdición. Del caos. Se enamoró de aquello que podía matarle y se ató a la destrucción que ella sie...
318K 19.3K 57
𝐁𝐫𝐨𝐨𝐤𝐥𝐲𝐧 𝐒𝐰𝐚𝐧 𝐦𝐞𝐣𝐨𝐫 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐢𝐝𝐚 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐁𝐫𝐨𝐨𝐤 𝐒𝐰𝐚𝐧 𝐞𝐬 𝐥𝐚 𝐡𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐚 𝐦𝐞𝐧𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐈𝐬𝐚𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐒𝐰𝐚𝐧...
74.1K 3.2K 53
[T E R M I N A D A] E N E D I C I Ó N Tn Denbrough, nueva en Derry y con un gran sentimiento de culpa por haber sobrevivido al accidente que se llev...
501K 21.9K 93
Erma es como cualquier otra niña normal. Ella va a la escuela, juega con amigos e incluso pasa tiempo con la familia. Da la casualidad de que ella es...