Hemos pasado toda la noche y toda la mañana en el hospital esperando alguna reacción de Mel, pero nada ha sucedido.
Una enfermera ha ingresado y salido varias veces a su habitación para asegurarse de que sus sinos vitales son estables.
El doctor Charles ha entrado para hacer un par de observaciones, apunta algunas cosas en una pequeña libreta que carga en su bata y le suministra algunos medicamentos por medio de la vía que a Melody le pusieron en la mano.
Durante la tarde, mi abuelo ha decidido venir para saber cómo estaba Melody y traer comida para todos, ya que nadie ha querido dejar el lugar. Ha conocido a sus padres y a su hermana, que de paso le han resultado muy agradables.
-No te preocupes por la empresa, hijo, yo lo tengo todo bajo control, tú ocúpate de Melody y de que ella esté bien -mi abuelo me abraza y me da un par de palmadas en la espalda.
-Gracias, abuelo -asiento-. Si ocupas ayuda sólo...
-Le diré a Tara para solucionarlo -me interrumpe.
-No, iba a decir que me llamaras para poder...
-No, Daniel -niega-. Ya tienes demasiado en la cabeza, encárgate de ella y olvídate de la empresa que de eso me encargo yo.
-De acuerdo -le sonrío débilmente-. Gracias.
He hablado con Wilson por teléfono pero aún no hay noticias concretas sobre lo que ha sucedido, nuestros mecánicos y analistas hacen una revisión exhaustiva del vehículo para corroborar que no hubiera ninguna falla mecánica al momento del accidente. Aunque es difícil decirlo, ya que primero están re ensamblando todo el auto para poder estudiar la escena.
Son más de las nueve de la noche cuando todos estamos sentados en la sala de espera privada y el doctor Charles decide que va a ingresar para revisar el estado de Melody y de ser necesario trasladarla a la sala de observación.
-¿Cuándo crees que vaya a despertar? -me pregunta Gretel en un tono de voz muy bajo.
-No lo sé -niego-, pero espero que sea pronto.
Pasan muchos más minutos de los que me gustarían y el doctor no ha salido de la habitación, pienso entrar para ver si todo está en orden, pero éste sale con una sonrisa.
-He de comunicarles que Melody ya ha despertado -anuncia y todos respiramos aliviados a la vez.
Los padres de Melody se abrazan, y mi madre se da la vuelta para abrazarme a mí y a mis hermanos.
-¿Podemos entrar a verla? -la señora Smith está muy ansiosa y se nota en su tono de voz.
-Por supuesto -asiente el doctor-, pero por favor no ingresen en grupos de más de tres personas y procuren que no se extienda demasiado, ella aún necesita recuperarse pero también necesita saber que están aquí acompañándola.
Cuando el doctor se retira, la señora Smith vuelve a ver a su esposo y le murmura algo pero éste niega.
-Daniel, creemos que deberías pasar primero -ofrece él-. La trajiste hasta aquí y aquí has estado todo este tiempo, de seguro estará ansiosa por verte.
-No señor -niego-, es su hija. Por favor pasen ustedes, han viajado demasiado para verla, yo puedo esperar.
La señora Smith me sonríe y besa mi mejilla antes de entrar a la habitación seguida de su esposo y su hija.
-En seguida vuelvo -le digo a mi madre y hermanos antes de salir en busca de un baño.
Me detengo frente al espejo y con el agua helada del grifo me lavo la cara para bajar los nervios y la tensión de las últimas veinticuatro horas.
No puedo creer lo mucho que ha pasado en tan poco tiempo.
Tomo algunas respiraciones prolongadas para relajarme y cuando estoy listo, vuelvo a la sala de espera.
Los padres de Melody ya han salido de la habitación, por lo que mi madre y mis hermanos han ingresado.
-¿Está todo en orden? -le pregunto a Sara al ver a su madre con los ojos llenos de lágrimas.
-Sí, descuida, ella está bien. Es sólo que estaba muy nerviosa, pero ya vio que Melody está bien -sonríe-. Muchas gracias por todo lo que has hecho.
-No hay nada que agradecer -niego-, es lo menos que podía hacer.
Unos minutos más tarde veo a mi madre y a mis hermanos salir de la habitación.
Mi mamá busca mis ojos con los suyos y cuando los encuentra me sonríe.
-Ella está muy bien, querido -escuchar sus palabras hace que suelte un enorme suspiro-. No te quiero demorar más, entra.
Camino a la puerta de la habitación, y cuando la abro, la imagen de Melody conectada a muchos aparatos se abre ante mí.
La piel de su rostro y sus brazos tiene marcas y pequeñas cortadas de color rojo, su frágil cuerpo descansa en la enorme cama de hospital, y los pitidos de los monitores conectados a ella no dejan de sonar.
Siento que mis piernas flaquean, esto era lo que me temía, que algo le sucediera en mi ausencia... y aquí estamos.
Me dirijo a donde ella y no dudo un segundo en besarla con mucho cuidado, no quiero lastimarla.
Sus labios responden a mi beso a un ritmo lento y delicado, mientras acaricio con mimo la coronilla de su cabeza.
Aún no he tenido suficiente de ella, pero debo dejarla respirar, así que me separo de sus labios después de algún tiempo pero dejo unidas nuestras frentes, mientras intento no culparme por haber estado lejos de ella aunque es en vano.
-Hola -susurra con un hilo de voz, y eso remueve lo más profundo de mi ser.
-Hola, preciosa -cuando respondo soy consciente de que su pulso se ha acelerado debido al monitor al que está conectada-. Veo que me extrañaste.
No puedo evitar reír al notar su rostro avegonzado.
-Lo hice -asiente tan roja como un tomate.
-Yo también.
-¿Cómo te diste cuenta? -pregunta mientras pasea sus dedos por mi creciente barba.
-Cuando salí del aeropuerto, Wilson me estaba esperando junto al auto mientras hablaba por teléfono contigo -explico-. Al parecer fuiste por un helado.
-Sí, quería uno -asiente.
-Después de eso íbamos para tu apartamento, pero el rastreador de Wilson empezó a sonar y cuando llegamos, una ambulancia estaba atendiéndote...
-¿Rastreador? -me interrumpe un tanto extrañada.
-Sí, dijo que lo llamaste el "botón del pánico" -sonrío al imaginarla recibiendo el dispositivo.- Entonces te trajeron aquí y avisamos a tu familia.
Su hermosos ojos me observan y yo siento que me derrito.
-Gracias -murmura.
Hay muchas cosas que necesito saber, y es muy poco el tiempo que tenemos, pero aún así necesito preguntar.
-Se que tal vez no sea un buen momento, pero... ¿Qué pasó? Es decir, yo sé que había demasiada lluvia, pero...
-Los frenos -contesta automáticamente.
-¿Los frenos? ¿Pero no arreglaron tu auto hace unas semanas? -esto me parece muy extraño-. Se supone que debía estar en perfectas condiciones.
-Sí, pero no sé qué sucedió -se encoge de hombros mientras niega haciendo una mueca de dolor.
No termina de decir eso último cuando ya tengo a Wilson en la línea.
-Wilson, quiero que revisen absolutamente todo el auto y de ser necesario pongan una demanda al taller por...
-No -Melody niega rotundamente interrumpiendo mi conversación-, la culpa no fue de ellos. El auto quedó perfecto e incluso lo usé un par de veces después de eso.
No puedo evitar sentirme tan molesto a causa de la misma impotencia, pero esto que ella acaba de decir es mucho más complejo de lo que se imagina, detrás de un fallo de frenos puede haber mucho más especialmente si salió del taller en perfectas condiciones.
Salgo de la habitación y continúo mi conversación con Wilson.
-Señor, debemos valorar la posibilidad de que alguien haya orquestado dicho acto con tal de ocasionarle un daño colateral a usted -lo que dice tiene mucha lógica.
-Encárguense de eso, no lo revelen a la policía aún, primero debemos descartar nuestras teorías para estar seguros.
-Sí señor -dice antes de colgar la llamada.
Entro de nuevo en la habitación, pero ahora no dejo de pensar en que alguien haya querido hacerle daño a Melody a propósito.
¿Será algún tipo de venganza?
¿Celos?
¿Rencor?
Pueden ser tantas cosas...
-¿Todo en orden? -pregunta cuando tomo asiento en el borde de la cama.
-Podría decirse -asiento.
-Algo te molesta -dice mientras acaricio con cuidado su mano.
-Dijiste que el auto había quedado bien después de lo del taller, ¿cierto?.
-Así es -asiente mientras intento acomodar todas las piezas en mi cabeza.
-Tal vez no sea el momento, pero... ¿No sospechas de alguien que quisiera herirte?
-Te recuerdo que la última vez, Caleb vino a mi apartamento y casi me estranguló, ¿eso cuenta?
-Eso sería lo más lógico, pero mi equipo lo atrapó hace un par de días.
-Sí, pero tal vez cortó los frenos desde antes de que tu equipo lo agarrara -opina pero no tiene mucho sentido.
-Aunque, si lo piensas... ¿Cómo llegaste a la heladería sin tener ningún incidente?
Su cara se descompone al procesar mi argumento.
-¿Quieres decir que cortaron los frenos mientras estaba en la heladería? -en su voz hay un tono de pánico.
-Es lo más probable, y eso elimina totalmente de nuestras opciones a Caleb -no me gusta el rumbo de esto.
Quiere decir que efectivamente hay más de una persona que quiere hacerle daño a Melody y la sola idea me enferma.
-Y por cierto, ¿qué hicieron con Caleb? -pregunta con intriga.
No creo que sea necesario que ella conozca los detalles de las tácticas poco ortodoxas que utilizó Wilson para persuadir a Caleb de extinguirse de la faz de la tierra.
-Eso no importa -me limito a contestar mientras niego-. ¿Alguna otra persona?
-Bueno, no tengo una lista pero sin duda podríamos poner a la mitad del mundo en ella sólo por el simple hecho de que estoy contigo, querido, ¿no se te había ocurrido?
Gracias al cielo no se molestó por no darle más detalles de Caleb.
-El sarcasmo no te queda, preciosa. Y no creo que tu lista sea muy larga por mi -sonrío.
-Daniel, ¿No has visto a las mujeres que pasan por tu lado y babean? -pregunta atónita y yo honestamente decido pasar de ello.
No tono a otras mujeres, en verdad no lo hago, para mí Melody es todo y más, así que no tengo necesidad de fijarme en las mujeres que pasen a nuestro lado todo el tiempo.
-Claro que no -niego-, pero no te salgas del tema. ¿Algún otro?
-Tal vez...
-¿Quién? -si ya tiene un nombre en mente, es un mal indicativo.
-Pero es imposible -susurra muy bajo-, olvídalo.
-Dilo -empiezo a impacientarme.
-Samantha... tal vez -se encoge de hombros y gime del dolor-. Aunque no creo que...
-Es posible -asiento de inmediato.
No es un secreto que Melody y Samantha no se han llevado muy bien, y a éste punto cualquiera podría ser responsable.
Le pongo un mensaje rápido a Wilson para que investigue a Samantha y guardo de nuevo mi móvil.
-No te preocupes, descansa -acaricio con suavidad su cabeza mientras enredo su cabello entre mis dedos-, ya lo solucionaremos.
-Gracias.
-No es nada.
-No, en serio. Gracias por estar aquí y lamento no haberte podido ir a esperar al aeropuerto -dice arrepentida.
-Yo también lamento mucho que no hayas estado ahí, pero me alegra muchísimo que estés bien.
-Bueno... entre lo que se puede decir bien -su rostro refleja dolor cada vez que hace algún movimiento-. ¿Me podrías pasar el agua, por favor?
-Por supuesto -asiento y con cuidado la ayudo a que pueda beber del vaso de cartón que tiene a un lado en la mesita mientras se lo sostengo.
-No tienes que hacer esto, ¿sabes?. Puedo tomar el vaso yo sola, no te preocupes.
-Nada de eso, señorita Smith -niego-. Yo cuidaré de ti.
Haría lo que fuera por ella, y así seguirá siendo.
-Te quiero, preciosa.