Avanzamos sin mayores problemas hasta la casa de Joseph Anders, el vampiro cuyo voto necesito en el directorio. Cuando estamos a unos cuantos metros, Drakken me indica que me agache detrás de una banca. Consulta con Ponce un par de cosas y luego se voltea hacia mí.
"Tengo que entrar a esa casa", le recuerdo. Coco ya no está con nosotros. En algún momento se esfumó y espero que esté cerca para apoyarnos si es que algo sale mal.
"Sí, lo sé, señor. Pero hay un problema", me explica. "Es una emboscada"
Yo me preocupo. Si no logro entrar ahí y convencer a los Anders de apoyarnos, estaremos en serios problemas. Aunque, por supuesto, no es fatal. Podría encontrar una solución de alguna otra manera. Así, con todo, preferiría ejecutar el plan que definimos con los Alba.
"¿Estás seguro?", le pregunto. "¿Por qué lo dices?"
Me muestra la pantalla que Ponce lleva con tanto orgullo. Muestra una imagen térmica de la casa a la que nos dirigimos. Los vampiros no son registrados por esos medios, por supuesto. Ellos son fríos y no se ven en estas imágenes. No obstante, ahí sentados y esperando en la sala pacientemente hay dos humanos.
Dos contornos de humanos que puedo reconocer fácilmente. Uno es alto y corpulento y con movimientos lentos y cansados. El otro es pequeño y delgado y está quieto. Son Morgan Fix y Ana Jones.
A estos dos los trajo Murphy. Ella fue la que los propuso como medio para averiguar qué era lo que Laura Franken planeaba. Quizás Ana podría estar en el bolsillo de Murphy, pero no Morgan. Lo conozco demasiado bien. Es uno de esos obsesivos que no pueden soltar un problema hasta que lo resuelven. A él le plantearon un caso y no va a descansar hasta que llegue al final del asunto. A él no le importa quién lo ha contratado. Quién lo llamó. Su lealtad es al problema, no a la persona.
Y si él no tiene su lealtad echada a Murphy, dudo que Ana la tenga. Ella es la compañera de Morgan. Han pasado demasiado tiempo juntos. Se entienden y saben cómo piensa el otro. Ella sabe que Morgan nova a llorar la pérdida de su jefa.
"No hay problema. Conozco a estos dos. Son confiables"
"¿Está seguro?", me pregunta Drakken.
"Sí, los tengo bajo control"
Drakken no me cuestiona más. Sabe que el cliente soy yo y que tiene quehacer lo que yo pida. Mira a los demás y todos ellos se preparan para lo peor. ¿Cuántas veces un cliente les habrá dicho que no se preocupen y resultó que sí estaban en una situación de alto riesgo?
"Vamos", insisto y nos movemos a la puerta de los Anders.
Cuando estoy por tocar el timbre, la puerta se abre.
Morgan y Ana salen y cierran la puerta detrás de ellos como si estuvieran paseando un domingo en la tarde. Nos miran y se demoran en saludarme.
"Buenas noches, señor Martin", me dice Ana. "Lamento mucho lo que le han hecho pasar. Nosotros dos nunca estuvimos al tanto del plan de esta noche. Cuando lo descubrimos decidimos venir aquí a esperarlos"
Miro la casa de los Anders. No debería hacer esto a través de un intermediario. Debería meterme ahí y hablar directamente con uno de ellos. No confío completamente en Morgan o en Ana.
"Debo escucharlo de ellos", le informo. Esto activa a mis acompañantes. Drakken sigue junto a mí. Andy también. Ellos no se mueven. Ponce tampoco. Él está observando algo en su pequeño artefacto. Son los otros dos los que se mueven ligeramente. Uno de ellos gira con mucha sutileza y termina apuntando con su rifle a la cabeza de Ana. La otra ala cabeza de Morgan.
Paso entre Ana y Morgan y toco el timbre de la casa.
Morgan niega con la cabeza.
"No es buena idea", murmura. "Debería escucharnos. Mejor va a ser que confíe en nosotros"
"Confío en ustedes", les digo. "Pero eso no quita el hecho de que fue Murphy la que los trajo a mi oficina. Y ella ha resultado ser una traidora"
"Lo sabemos", interviene Ana poniendo una mano en mi brazo. "Le contaremos todo lo que tenemos apenas podamos. Ahora va a ser mejor que nos retiremos de aquí"
"¿Por qué?", me volteo hacia ella. "Primero me respondes a esa pregunta y después nos retiramos"
La puerta se abre de golpe, entonces.
Ahí en el umbral está William De la Cruz.
"Buenas noches, señor Martin", me dice con seriedad. "Mejor va a ser que pase. Ahí afuera en la calle están pasando todo tipo de cosas desagradables"
Drakken se dispone a entrar primero, pero William lo detiene.
"Solo el señor Martin. Puedes dejar a tus mascotas afuera. Deja que se diviertan un poco más"
Yo dudo un momento. Luego le hago un gesto a Drakken para que se quede.
Si quiero formar un frente unido, necesito confiar en los demás. En los que se supone que serán mis aliados en esta batalla.
Entro al hogar de los Anders. Es un extremo opuesto al de los Alba. Aquí el espacio es reducido. La sala es de apenas unos metros cuadrados. Cuando William se sienta en un asiento, con Joseph Anders parado a su costado, me tengo que sentar a apenas un metro de distancia. No me siento seguro.
"Pensé que ustedes dos no eran amigos", comento.
"Mis amistades o falta de ellas no es de tu incumbencia", me responde William con desprecio.
"Lamentablemente por esta noche sí lo van a ser", respondo de inmediato. "Si queremos salvar al Grupo y a ti en el proceso, necesitamos tener claras las lealtades de la gente. Sobre todo de los miembros del directorio"
"El directorio ya ha decidido", William se voltea hacia Anders. "No me quieren como su líder. No importa, me iré a dormir unos cuantos siglos. Cuando despierte las cosas serán distintas. Siempre lo son"
"Podemos revertir esa decisión", me inclino hacia él. "Largo Alba es el secretario y puede convocar una sesión de emergencia. Lo va a hacer para revisar la decisión de destituirte"
"Eso ya es cuestión juzgada", interviene Anders con su voz que de tener color sería gris. "No pueden votar dos veces sobre lo mismo"
"No, pero vamos a votar para decidir quién reemplazará a William como presidente del directorio"
"Eso es absurdo", William se reclina en su sillón. "Beatriz De la Cruz será la que me reemplace"
"No necesariamente. Lo que votaron cuando yo estaba amarrado en un sótano fue otra cosa. Decidieron que tú te irías a dormir para que Beatriz venga. No decidieron que ella sería la presidente del directorio"
"Pero ella tiene que serlo. Así ha sido siempre"
"Pero no es una regla", insisto. "Podemos votar eso esta noche. Nombrar a un presidente que demore un tiempo indefinido el cambio. Podrías quedarte con nosotros más tiempo para que Beatriz no sea despertada"
William se queda en silencio y pone sus manos juntas a la altura de su cara.
"Señor Martin. Usted está pensando solamente en usted. Lo que le conviene a usted y a su familia. No está pensando en lo que me conviene a mí. Lo que yo quiero hacer"
Yo lo miro y temo lo peor. Sí, por supuesto que lo correcto es también considerar sus intereses. No obstante, estamos en una crisis. Los intereses individuales no pueden estar por encima del bienestar de la comunidad. Para mantener a todos a salvo debemos hacer sacrificios todos nosotros. Yo lo he estado haciendo por años. Él tiene que hacerlo por tres años más.
"Tú te quieres ir a dormir", le digo. Él asiente. "Y pretendes dejarle tus asuntos personales a Joseph Anders"
El vampiro gris asiente con la cabeza.
Joseph Anders es alto y delgado, como estirado hacia arriba. Es callado y poco expresivo. Sé que es reformista. A él le gustaría que el Grupo De la Cruz se modernice y haga más esfuerzos por insertarse en la sociedad humana. Por supuesto, esto es rechazado por los demás. Aún así, los Anders en general nunca han tenido miedo de insistir en su posición, algo que celebro y que respeto.
Es tradición entre los vampiros que entre ellos se encarguen la responsabilidad de velar por sus asuntos cuando uno de ellos se va a descansar por varios años. En este caso, William se está yendo adormir por siglos. Aparentemente le ha dejado encargados sus asuntos a Joseph. Una decisión sabia, a mi parecer.
"De hecho, me disculparás, pero he decidido retirarme en este preciso instante", William se para y sin esperar comentario alguno, se va caminando lentamente hacia la puerta de la sala que daba a un cuarto interno.
Me quedo solo con Joseph.
"William ha decidido que el lugar de su descanso sea debajo de mi casa. En mi sótano. No en la de su casa", me explica.
Esto quiere decir que desconfía de los demás De la Cruz. No lo culpo.
No obstante, me sorprende que sea Joseph el designado para cuidar de él. Debe de haber una retribución o algo de lo que no estoy enterado. Asunto de vampiros. No me interesa.