Oyó como si una voz le susurrara. En efecto, era una voz, susurrante, como un silbido. Y, de repente, una sombra apareció, atemorizante. De ella provenía la voz...
Louis lloraba desconsolado. El pensamiento de no poder volver a ver a su hijita, le llenaba de tristeza.
¿Qué había hecho él para merecerse aquello?
Al llegar a casa, encontró a Linda. Su mujer estaba sentada en una mesa de escritorio, con las manos apoyadas en la cabeza, y lloraba, como él.
Cuando notó la presencia de su marido detrás suyo, se abalanzó sobre él llorando desesperada.
Louis la abrazó y notó como su cuerpo se convulsionaba al llorar.
- ¡¡Se ha ido!! ¡¡No va a volver, Louis!
Su marido, casi tan desconsolado como ella, intentaba sin mucho éxito tranquilizarla dándole golpecitos en la espalda.
Realmente aquel era el peor día de sus vidas.
-¿Quién coño le podría hacer algo tan horrible a una criaturita como Wendy? ¡Solo tenía dos años!
Louis cambió su habitual risueño rostro a uno serio.
- La policía ya lo sabe, cariño. Sea quien sea el culpable de este secuestro, lo encontraremos...
Besó a Linda. Un beso que sabía a lágrimas. Las lágrimas de ambos que se habían fusionado al sentir la misma tristeza por la desaparición de Wendy.
Wendy era tan buena hija...
La querían como nada más en el mundo.
El amor incondicional que sentían aquellos padres por su hija, no se podía comprar con nada.
Y, ahora, sin Wendy, estaban desolados.
¿Qué sería de ellos a partir de ahora? ¿Sin ver aquellos ojitos despiertos cada mañana? ¿Sin ni siquiera poder hacer sonreír a la chiquilla? ¿Sin oír su vocecita diciéndoles "papá" y "mamá"?
No sabían a lo que se estaban enfrentando a partir de ahora.
Pero si de algo estaban seguros Louis y Linda era de que cuando encontrasen al culpable, buscarían venganza.
***
Los ojos de Dorothy se abrieron lentamente.
¡Se había quedado dormida! ¡Justo antes de que Mia acabara su conversación con James!
¿.Qué habría pasado con Fregoneti y con el otro chico?
Dorothy se giró bajo las sábanas de su cama, y, comprobó que su amiga yacía dormida en la cama de al lado.
Mia sí que era una buena amiga. Podía pasarte cualquier cosa, que ella siempre estaría a su lado pasara lo que pasase.
Y ella había decidido por iniciativa propia quedarse a dormir en el piso de Dorothy, para no dejarla sola.
Para que no sufriera más de lo que ya había sufrido.
Y, es que Dorothy pensó que lo bueno de que le pasaran cosas tan horribles, era que su mejor amiga estaría siempre al otro lado del camino para ayudarla y consolarla.
Mia se movió y se desperezó estirando sus brazos.
-Buenos días, campeona- le dijo Dorothy levantándose de su cama y sentándose sobre la de Mia.
Mia la miró con ojos perezosos y le sonrió.
- Igualmemte, Dorothy.
La mirada de Dorothy insinuaba algo. Sus ojos la miraban expectante, como si fuera un perrito que estuviera esperando su galletita.
- Bien, ¿no me vas a contar lo que pasó ayer?
Mia miró al techo poniendo los ojos en blanco.
- Solamente era James para decirme que te dijera que te dejaste el coche ayer aparcado en frente de casa de Lucy. Me lo recordó para que fueras a recogerlo.
-Coño, es verdad...
Mia estaba segura de que su amiga tal vez pasaría dentro de unos días a recogerlo. A fin de cuentas, volver a aquella casa le traería malos recuerdos. Y ahora precisamente no los necesitaba...
- ¿Nada más? ¡Venga ya! ¡No me lo creo!
Mia se quedó mirando a su amiga. ¿La había descubierto? ¿Sabía que aquello no era lo único que James le había dicho?
Dorothy siempre era más lista que ella.
-Nada más, ¿a qué te refieres?
Mia intentaba esquivar aquella situación. Quería evitar contarle lo que había pasado con Fregoneti.
- No sé, ¿no quedasteis para salir otro día? ¿No te recordó lo bien que se lo pasó en la fiesta y que quería repetir?
Mia sonrió, evitando soltar un suspiro de alivio. ¡Cómo no podía haberlo adivinado antes! ¡Su amiga siempre pensando en lo mismo!
Amor, amor y más amor...
- Bueno, pues, en realidad, James y yo vamos despacio, ¿sabes?
- Ya, ya... Eso dicen todos...
Mia pegó un golpe a Dorothy en la rodilla.
Ahora que ella no tenía novio, no querría más que lo de Mia y James funcionara.
- James me confesó que había estado enamorado de mí desde cuarto de primaria.
- ¿En serio? - dijo Dorothy extrañada.
Mia encogió los hombros.
- Yo también me quedé muerta cuando me lo dijo.
Dorothy sonrió a su amiga.
- Qué monos...
Mia se alegraba de que Dorothy estuviera más contenta.
Al fin y al cabo, ese era su objetivo, hacer que Dorothy no se deprimiera más y que olvidara los problemas.
Pero el sonido de un móvil, hizo que el buen humor de Dorothy cambiara y que volviera a recordarlo todo.
Era el móvil de Dorothy. Y el mensaje era de Fregoneti.
" Dorothy, me han llevado a un reformatorio por lo que hice ayer. Deje al chico en urgencias. Lo siento. Volveré antes de que te des cuenta. XX. Fregoneti."
La cara de Dorothy lo decía todo. Ahora había vuelto a estar preocupada. Sumamente preocupada por Fregoneti...
***
Wale parecía contento. Incluso parecía orgulloso de sentirse asesino.
- Wale, ¿mataste a alguien?
Wale asintió con la cabeza.
- ¡No pudiste matar a nadie! ¡Eres un puto asesino!
- Maté a mi hermana y a mis padres. Me deshice de ellos tan fácilmente...
Se hizo un silencio y Mia comenzó a llorar.
- Eres odioso... Encima te alegras de haber cometido semejante asesinato...
- Mia, tienes que comprender que no era consciente de lo que hacía...
- ¡Pero has dicho que te deshiciste fácilmente de ellos! ¿Querías deshacerte de tu familia?
- En realidad, sí. No era una familia como la conoces tú. Ellos me trataban muy mal. No eran mis verdaderos padres.
- ¿Fuiste adoptado?
- Sí, al igual que todos los que sufren la maldición.
- ¿Estás diciendo que yo fui adoptada? ¿Que no conozco a mis verdaderos padres?
- Sí.
Mia se levantó de la silla donde había estado sentada, dispuesta a marcharse de la casa de Wale.
¡Aquel chico estaba loco de atar!
En una mañana le había revelado que había nacido bajo una maldición, que un día se apoderaría de ella y además que era huérfana.
Todas aquellas noticias eran horribles. Hubiera sido mejor no haber escuchado a ese chico. No haber ido a su casa.
Pero su aspecto había sido tan tentador al principio...
- ¡Me voy! ¡Ya he tenido suficiente por hoy!
Wale corrió para alcanzar a Mia, que ya casi salía de su casa.
Rex comenzó a ladrar como un loco. El animal estaba notando cierta tensión en el ambiente.
- Mia, no me tomes por un loco. No le cuentes a nadie lo que te he dicho. No busques venganza, de verdad. Si contaras algo de todo esto a alguien, seguramente yo no seguiría con vida mañana.
Mia le miró a los ojos una vez más. Notó lástima en aquellos grandes ojos azules.
- Está bien. No diré nada.
Y, la calló con un beso.
Mia había estado esperando ese beso desde que lo había visto aquel día en su casa. Sin embargo, ahora, no lo deseaba.
- Hasta pronto, Mia.
La chica salió corriendo. Pero Wale sabía que no tardaría en volverla a ver...