Eran alrededor de las nueve de la noche, hacía frío, pero el cielo estaba casi despejado. Clare lavaba los platos de la cena, sus padres estaban en el sofá viendo las noticias.
Su vaso casi resbaló de sus jabonosas manos cuándo un sonido del exterior la alertó. Miró por la ventana de la cocina, agudizando su vista pero no vio nada. Rápidamente lavo el vaso y seco sus manos con un paño, miró a sus padres notando sus siluetas en el sofá y con vista al televisor. Con cuidado de no llamar la atención caminó a la puerta trasera, agudizando su oído y la vista. Asomó su cabeza con cuidado mirando al patio trasero, no vio nada, solo unas ojos rodando por el suelo a causa del viento. Pero sintió un olor, un olor que conocía a la perfección.
Apretó el pomo de la puerta con enfado, salió por completo sin hacer ruido y caminó al límite de dónde comenzaba el bosque, se detuvo con expresión seria antes de adentrarse.
— ¿Qué haces aquí?— espetó seria y cruzándose de brazos mirando al bosque.
Paul salió de las sombras, su vista estaba baja y el remordimiento estaba impregnado en su rostro.
— Quería hablar contigo— habló aún sin alzar su mirada.
— Creó que dijiste suficiente esta tarde— giró sobre sus talones pero el moreno la detuvo rápidamente.
— Por favor, fui un idiota. Lo sé, lo siento, es sólo que ver que estas de vuelta con él...me hierve la sangre— dijo con sus dientes apretados mirándola a los ojos. Clare pudo ver la rabia que había en estos, eso no lo comprendió.
— No te entiendo, ahora cada vez que estoy contigo estás tan...enojado y no sé que hacer para hacerte feliz— su voz salió suave, y su ceño se frunció dejando a la vista el desconcierto—. Solías ser mi mejor amigo del mundo, sin importar que éramos enemigos naturales, pero es como si ahora no supiera quién eres.
El chico cerró sus ojos, esas palabras habían sido como una bofetada, no, fueron peor que una bofetada.
— Tienes razón, he cambiado. Es sólo que no entiendo aún cómo eres tan ciega.
Clare frunció más el ceño ladeando su cabeza sin poder entender nada de lo que decía el licántropo.
— ¿Ciega?
— ¡Él te está usando, Clare!— gritó de la nada haciéndo que la vampira diera un pequeño saltó en su lugar—. Te bota, te dice cosas horribles, rompe tu corazón, lloras por él, lo odias ¡Pero aún así después de todo eso vuelves con él!
— Esa no es tú decisión, Paul— lo cortó con expresión dura—. No es tuya, ni de nadie más, sólo mía.
Un gruñido salió del pecho del licántropo, había comenzado a temblar ligeramente apretando sus puños fuertemente.
— Yo te vi llorar, yo te console y estuve ahí ¡No Hale!
— ¡Y de verdad te lo agradezco! Pero ya tienes que dejar esta actitud y respetar mi decisión.
— No te quería.
— Tenía sus razones.
— Te dejo, ¡entiendelo!
— No sabes de que estás hablando— murmuró cerrando sus ojos para calmarse.
— No estuvo aquí— insistió sin poder controlarse, la furia estaba saliendo por cada poro y se apoderaba de él.
— Para— susurró.
— ¡SE FUE!
El chirrido de un auto les llamó la atención, miraron a un lado notando que en el patio delantero un elegante auto negro se había estacionado. La puerta de abrió de golpe y en un borrón notaron cómo algo se movía hacía ellos. Jasper se colocó delante de Clare mirando fijamente a los ojos oscuros del licántropo.
— Es mejor que te vayas, Paul— siseo entre dientes.
— No, mejor porqué tu no te vas otra vez y dejas de molestar la vida de todos.
La castaña rojiza salió detrás de Jasper y se colocó en medio al ver como el moreno había dando un peligroso pasó hacía adelante.
— Escuchen, no hay porqué comportarnos como idiotas.
— Dile lo que sufriste, Clare— atacó el moreno sin despegar la mirada de vampiro— Dile las veces que llorabas en secretos y yo estaba ahí, abrazandote y cuidando de ti.
— Te agradezco tu gesto de amabilidad, pero estoy aquí ahora— lo interrumpió el rubio con voz calmada, pero sus ojos eran como dos dagas mortíferas hacía el metamorfo.
— Ella no te merece.
— Ella no merece a nadie— dijo rápidamente—. Ningún tipo en esta tierra la merece, pero yo me gané su amor y haré lo posible para hacerla feliz.
— ¿Feliz?— una pequeña sonrisa apareció en sus labios, llena de malicia y burla—. Tu especie le quitó la vida, ahora no podrá tener una familia, se separara de sus padres, tendrá que desaparecer. No podrá tener una vida normal, una que...— se detuvo de golpe y apretó su mandíbula fuertemente.
Jasper entrcerro sus ojos examinando lo que estaba diciendo.
— ¿Una que tú si podrías darle?
Esa pregunta tomó por sorpresa tanto a Clare como a Paul, pero a uno lo embargó la ira tanto que comenzó a temblar sin control a una fracción de entrar en fase.
— ¿De qué estás hablando?— interrogó la castaña rojiza mirando a ambos.
— Nada, el no sabe nada— espetó el moreno entre dientes, mirando de forma severa al rubio.
— No necesito saberlo, puedo sentirlo— esas palabras lo tomaron por sorpresa y titubeó en su lugar—. Sientes tanta envidia de que ella sea mía, de que me ame y no a ti.
— ¿Qué?— murmuró con voz ahogada Clare fijando su mirada en el moreno, este dejó de temblar por un momento y la miró con sus ojos abiertos, asustado de su reacción.
— Te ama— respondió entre dientes Jasper, cómo si decir esas palabras fueran como expulsar un veneno de su boca. Las sintió tan amargas.
Está vez Clare se puso en frente de Paul mirándolo hacía arriba, su boca estaba abierta.
— ¿Es verdad?
El licántropo no respondió por unos largos segundos en los que estudió con detenimiento su rostro.
— Puedo explicarlo— murmuró el moreno.
— Explicalo— demandó la chica mirandolo fijamente en busca de una respuesta. Paul abrió su boca, pero nada salió, las palabras se le quedaban en su garganta, la cerró y bajó la mirada sin saber que decir— ¡Explicalo!
Paul soltó un largo suspiró.
— Pensé que te olvidarías de él y cada vez que estaba a tu lado me sentía tan bien, tan cómodo a tu lado. Creí que te quería como una amiga, pero luego comencé a pensar en nosotros...en besarte.
Jasper apretó su mandíbula con esas palabras que soltaba el metamorfo, pero se controló y se mantuvo detrás de Clare.
Los ojos de la castaña lentamente comenzaron en llenarse de lágrimas, lágrimas amargas y llenas de rabia.
— Y supe que mi cariño por ti había crecido, así que me empeñe es que te olvidaras de él.
— Tú no sientes eso— lo interrumpió sin poder creer lo que su amigo decía.
— Te equivocas...Es lo que siempre eh sentido, sólo que no sabía lo que era y cuándo lo supe no tuve el coraje para decírtelo, así que, por favor, déjame demostrarte que soy mejor que él.
La vampira no supo que decir, sentía que en cualquier momento sus piernas fallarian y caería por no poder soportar eso. Era su mejor amigo, con quién pasaba tiempo y comprarían risas, pero todo fue un engaño y no sabía que hacer con eso.
Lentamente se alejó de ambos, caminando sintiendo que sus piernas tenían el peso de montañas. Su mirada estaba perdida, sus pensamientos la azotaban como un martillo que la golpeaba una y otra vez y se repetían las palabras de Paul. Era algo tan cruel, ella se sentía cruel y culpable.
— Clare— la llamó el moreno, pero cuándo comenzó a camarinar hacía ella Jasper lo detuvo.
— Déjala en paz.
Alejó bruscamente el brazo del vampiro con asco.
— Tu no decides en esto.
— De hecho si, porque si la lastimas a ella me veré obligado a matarte.
— ¿Así? ¿Qué te hace creer que puedes hacer eso? Ella no sabe lo que quiere, está confundida.
— Me ama, ¿no te ha quedado claro, perro?
Un gruñido salió del pecho de Paul.
— Basta— exclamó una voz más lejana, Clare los miraba a los dos con sus ojos ligeramente brillosos—. Es mi casa, al menos respeten eso.
Ambos dieron un paso atrás, con desdén pero haciéndo caso a la vampira.
— Yo...Lo siento— murmuró Paul mirando a la castaña rojiza. Cerró sus ojos soltando un suspiro y se giró corriendo para internarse en el bosque.
Clare miró a Jasper y se cruzó de brazos, tratando con dureza el nudo que se estaba comenzando a formar.
— ¿Porqué viniste?
— Alice dejó de verte— respondió en voz baja.
La neófita asintió, sus ojos inconscientemente fueron al bosque notando a penas la suelta a la lejanía de Paul alejándose. Se sentía tan...confundida, no entendía bien lo que estaba sucediendo.
— Psst.
Clare bufó y siguió escribiendo en el ensayo de literatura. Hoy le tocaba ese examen y tenía que formar una opinión explícita sobre la obre de Óscar Wild. Tenía que ser de una hoja mínimo, pero ella ya estaba en la segunda y llegando al final de este.
Eric la miraba de reojo y suspiró rendido, por más que pensara en que algo le siguiera de su cabeza hay logrado llegar a la mitad de la hoja, incluso usando la letra más grande que podía. Se sintió un perdedor al ver otra vez las hojas de Clare notando que la letra de ella era minúscula ¿De dónde sacaría tanta palabras? Bueno, tal vez estaría por terminar él si hubiera leído el libro completo y no el resumen en internet.
— Psst.
La castaña no se detuvo y siguió escribiendo notando que solo quedaban unos minutos a que terminara la clase.
— Ya déjala— lo regañó Bella sin despegar su mirada de la hoja.
— A ti ya te contó todo lo sucedido y tú no me lo quieres decir— le respondió el cobrizo en voz baja.
— No soy nadie para andar contándote las cosas que me cuenta Clare— se defendió dándole una mirada de desaprobación a su novio antes de volver su vista al ensayo.
Edward impaciente y con su trabajo ya hecho estaba sentado en medio de ambas con sus mesas separadas, tenía una hojas y media con letra mediana descansaban en frente de él con su ensayo ya completo. Al ver que la castaña rojiza estaba empeñada en seguir escribiendo e ignorandolo, lentamente movió su mano y cómo si fuera un niño tiro un rizo que le colgaba por el hombro.
— ¡Ya, para!— exclamó en un susurró la castaña rojiza mirándolo, sus ojos anaranjados le dieron la impresión de que eran llamas ardientes.
Bella no pudo evitar sonreír al percatarse de la infantil acción de su novio, negó divertida volviendo su vista a su ensayo.
— Cuéntame que sucedió— insistió en voz baja.
— No, no lo haré.
— Vi un poco en la mente de Jasper, pero llegó a la mitad de la situación. Falta tu versión, quiero saber— comentó con una pequeña sonrisa en sus labios.
Clare recordó que Edward aparentaban su misma edad, diecisiete años y por más que a veces hablara como si fuera un adulto era insufrible cuando se comportaba como un adolescente en busca del cotilleo. Y era más molesto cuando ella cerraba su mente para que este no se metiera en ella.
— Bueno, digamos que es parecida a tu situación con Bella y Jacob, pero menos dramática.
— ¿Menos dramática?— rio en silencio mirandola con gracia—. Mi situación no creó que sea tan dramática como la tuya.
La vampira lo miró con incrédulidad y una pequeña sonrisa de burla en sus labios. A Edward de forma amarga se le desvaneció el humor y rodó los ojos.
— Bueno, tal vez si. Pero nada que no pueda manejar— admitió el cobrizo.
— Si, claro— murmuró la castaña rojiza poniendo el punto final. Rápidamente ordenó las hojas y se levanto tomando su bolso, caminó a paso apresurado hacía el frente de la clase y le sonrió al profesor.
— Señorita Sweety, buena suerte— le dijo el señor Berty sonriendo a su alumna.
Edward rápidamente se levantó besando de forma veloz la mejilla de Bella quién soltó un suspiro para ahogar una risita, apiadanose de su amiga. El cobrizo le entregó su ensayo al profesor siendo el segundo en acabar quince minutos antes.
Rápidamente salió a pasó rápido mirando a ambos lados de los pasillos, hasta que notó la singular cabellera con ondas y de un color castaño rojizo brillante. Corrió a pasó humano y se detuvo a un lado de su amiga quién había soltado un suspiro y se regañó por no haber corrido cuando tuvo la oportunidad.
— Sólo quiero saber— se defendió el cobrizo al ver la actitud hostil de la chica.
— Porque eres un chismoso.
— Tal vez— admitió sin pena Edward encogiéndose de hombros y restandole importancia.
— ¿Qué más quieres saber?— preguntó exaltada. Ambos se dirigían a la salida de la escuela, los pasillos estaban casi vacíos ya que era hora de clases pero ellos ya habían acabado la suya.
— Lo que sucedió antes de que llegara Jasper.
La vampira soltó un suspiró.
— Paul llegó a verme detrás de la casa y me dijo que Jasper no me amaba realmente y que prácticamente estoy loca por haber vuelto con él, no con esas palabras pero de forma más hiriente.
Edward frunció el ceño mirando a su pequeña amiga.
— ¿Y tú le creés?
Esa pregunta la tomó por sorpresa y lo miró con impresión, pero después de unos segundos su rostro decayó un poco volviendo su vista al frente apretando la correa de su bolso.
— Yo...no lo sé, ¿bien?— admitió en voz baja.
— Clare— la detuvo poniéndose al frente de ella—. Jamás dudes del amor que siente mi hermano por ti, es complicado y tiene sus propios conflictos internos, pero de una cosa esta seguro y es que te ama sin control.
— Gracias, Edward— murmuró con una pequeña sonrisa por sus palabras.
Ambos siguieron caminando a la salida.
— ¿Y lo golpeaste después de eso?
— Claro que no, no soy violenta.
Ambos rieron ligeramente, pero se detuvieron de golpe al estar a la vuelta del pasillo que daba a la puerta principal del recinto. Ambos sintieron el olor nauseabundo de los licántropos, a Edward le molesto notoriamente pero a Clare fue como oler algo típico. Los dos se miraron interrogantes, hasta que Edward habló con molestia.
— Es Jacob y Embry— avisó a la chica quién rápidamente corrió con una sonrisa llena de emoción—. Espera, Clare— cuándo estaba por sujetarla del brazo esta rápidamente lo esquivó de forma elegante y salió por la puerta mirando a los dos chicos afuera.
Ambos estaban apoyados en el viejo y pequeño auto de Jacob, los dos vestían jeans y camisas negras que hacían que sus pieles de cobre resaltarán de buena forma. La poca gente estaba ahí los miraba de reojo y al igual que la otra vez había ido Jacob los miraban con cautela y ligero temor en sus ojos.
— Hola, linda— saludó Jacob al ver a la pequeña vampira acercándose a ellos con una radiante sonrisa. Cuándo estuvo al frente la abrazo fuertemente mirando al Cullen con seriedad, Edward rodó los ojos y se quedó a unos metros apartado.
— Hola, Clare— dijo Embry sonriente abrazando a la chica después de que esta se separara de Jacob.
— ¿Qué están haciendo aquí?— preguntó con una sonrisa mirando a ambos licántropos.
— Es por Paul— habló esta vez Edward seriamente.
La sonrisa de la castaña titubeó y miró a sus amigos interrogante.
Jacob fulminó al cobrizo disgustado por lo bocón que era.
— En parte— aclaró rápidamente—. Pero te veníamos a invitar a una reunión del consejo que tendremos esta noche, mi padre y a Sue les gustaría que estés ahí.
La estupefacción en la vampira fue notoria.
— Jamás me han invitado a una reunión del consejo— habló aún sin poder creer lo que decía Jacob.
— Pues ahora si te quieren ahí, al parecer si eres alguien digno fuera de la tribu que merece oír las historias— comentó Embry con una sonrisa.
— Eso es tan genial— murmuró aún sin poder creerlo, pero su ceño se frunció después de unos segundos— ¿Qué sucede con Paul?
Jacob bufó fuertemente.
— Quiere aclarar las cosas contigo.
— ¿Y piensa que lo mordere si viene el personalmente a decírmelo?
— No nos lo pidió, lo supimos por la...ya sabes— Embry señaló vagamente a su cabeza haciendo referencia a la telepatía que compartían en su estado de lobo.
Clare asintió comprendiendo.
— Así que vinimos a hacer el trabajo sucio y a decirte sobre la invitación, esperamos que vengas.
Una voz demandante habló a sus espaldas.
— ¿Todo bien, señorita Sweety?— los cuatro miraron al director Grenee parado dejando de la puerta de la escuela mirando con severidad a los chicos de piel cobriza.
— No, no. Son mis amigos y ya se iban— soltó de forma apresurada la chica.
— Es propiedad privada con entrada exclusiva a los estudiantes y profesores— advirtió el hombre.
— Todo esta bien, vinieron a darme aliento por los exámenes.
La expresión del director se suavizó, al parecer ser una de las preferida de Grenee tenía sus beneficios y los estaba usando en esta ocasión.
— Lo sentimos— habló Jacob con una sonrisa petulante en sus labios—. Adiós, linda— se despidió besando la mejilla de la castaña sólo para hacer enfadas al hombre que parecía a punto de llamar a la policía.
— Adiós, Clare. Suerte en tu exámen— se despidió Embry entrando en el auto de Black en el asiento de copiloto.
El director cuándo se percató que el auto ya había salido del recinto se alejó dándole una pequeña advertencia a la estudiante sobre las visitas inapropiadas de gente del exterior.
Cuándo se quedaron a sola Edward estudió su rostro.
— No piensas ir, ¿verdad?
La castaña no respondió y simplemente se encogió se hombros entrando otra vez a la escuela. La verdad es que asistir a una reunión del consejo de la tribu le hacía mucha ilusión.
Por fis, si les gusta
♡VOTEN-COMENTEN-SIGAN♡
Y sucedió lo que todas temían ¡JA!
Repetitivo, ya lo sé, pero quería un poco de drama ¿bien?
🌚💕