🔞.Aᴅʀɪɴᴇᴛᴛᴇ. •ᙓᥒᥴᥱɾɾᥲᑯᥲ...

By Bugginette_7u7

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En pleno siglo XXI un virus se expande por todo el mundo, provocando que la gente tenga que quedarse en sus c... More

SINOPSIS
PRÓLOGO
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EPILOGO

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By Bugginette_7u7

Después de una comida más o menos tranquila, tanto Adrien como Marinette se dedicaron a ir cada uno por su propio lado. Ella estuvo en su habitación leyendo hasta bien entrada la tarde, mientras que su huésped se entretuvo viendo la televisión y revisando el móvil.

Las opciones eran limitadas en un piso de setenta metros cuadrados con una minúscula terraza en la que tomar un poco el sol, por ello ambos tenían que buscar alternativas por tal de no aburrirse.

Al acercarse la hora de la cena, la azabache dejó el libro en la estantería y tomó un nuevo atuendo del armario, luego saliendo al pasillo, donde en el acto se cruzó con su compañero viéndola extrañado.

La joven se lo quedó mirando durante unos instantes, fijándose en la ropa plegada que abrazaba contra su torso.

- ¿Puedo saber adónde vas?- preguntó ella ya a sabiendas de la respuesta.

- No creo que sea de tu incumbencia, pero igual es evidente que voy a darme una ducha.- enunció en un tono calmado.

- Ya, pues... Ponte a la cola.- advirtió con una mueca burlesca-. Antes voy yo, así que ya te estás regresando al sofá hasta que acabe.

- ¿Y eso por qué? Has tenido todo el día para meterte en la bañera.

- Lo mismo podría decirte yo.- replicó con desdén-. Además, esta es mi casa, ¡tengo prioridad!

- Prioridad...- repitió con una sonrisa guasona-. En serio... ¿No te cansas de discutir todo el rato?

- Yo no discuto, sólo te expongo las cosas tal y como son.- se colgó sus prendas en el hombro-. Así que, si lo que quieres es darte una ducha, tendrás que hacerlo después de mí.

- Dijo la marquesita...

- ¿Disculpa?- inquirió con voz cortante.

- Oh, perdona, quería decir, su majestad.- ella aseveró sus facciones, pasando por su lado con pasos firmes-. ¿Princesa?- no hubo respuesta a sus ocurrencias que ella terminó por entrar en el cuarto de baño y cerrar la puerta a sus espaldas-. Menuda prepotente...

Entretanto esperaba por su turno, Adrien fue de nuevo hacia la sala de estar, dejando la ropa sobre el respaldo del sofá a la vez que merodeaba por la estancia estudiando el panorama.

No tenía mucho qué ver. Estanterías con libros y alguna figurita de porcelana, fotos de quienes debían ser sus padres, y... ¿Novio?

Se detuvo justo enfrente uno de los estantes, tomando una instantánea en la que una sonriente Marinette se abrazaba a un chico con pintas de músico rock.

«Nunca mencionó que estuviera saliendo con alguien...»

Examinó la fotografía con no demasiado interés, luego dejándola en su sitio y recorriendo con la mirada el resto de momentos inmortalizados que se exhibían en el mueble.

En verdad costaba creer que esa chica que se mostraba risueña y dulce frente a la cámara, fuera la misma gremlin con la que solía tratar.

- ¿Fisgoneando en mi ausencia?

Él se volteó al oír esa voz demandante proveniente del pasillo, vislumbrando a su anfitriona vestida con un vestido de estar por casa de color pastel y el pelo mojado cayendo en ondas sobre sus hombros.

Por un segundo perdió el mundo de vista, tratando ver a través de la tela de su atuendo los pechos que se marcaban por debajo.

«Idiota, céntrate.»

Sacudió la cabeza y avanzó hacia ella en una postura despreocupada.

- Sólo me fijaba en los libros que tienes en las estanterías.- murmuró en un tono apático-. Que, por cierto, son demasiado pastelosos para alguien como tú.

- Nadie ha pedido tu opinión, pajero.

Aquello le arrebató una risita al muchacho, quién se arrimó sinuosamente a la fémina.

- Para tu información, aún no he profanado ningún rincón de tu modosito pisito.- se inclinó sobre su oído, disponiéndose a hablar en forma de susurro-. Pero la idea de apretármela en la ducha me resulta de lo más tentadora...

Las mejillas de la chica se ruborizaron sin remedio, empujando al chico con repelús y una expresión consternada.

- ¡Eres un cerdo!- se abrazó inquieta, retrocediendo asqueada-. ¡Ve a ducharte de una puta vez!

Esas reacciones causaban en Adrien un grado de satisfacción que no hacía más que incentivarlo, conservando esa actitud descocada al alejarse por el pasillo tras dedicarle un beso en el aire a su furibunda compañera.

- Pensaré en ti cuando acabe.- ella agrandó los ojos aterrorizada y el rubio soltó una carcajada-. Es coña, ni loco me tocaría pensando en un gremlin como tú.

Marinette infló los cachetes y endureció sus rasgos, quitándose la zapatilla y lanzándola en su dirección, al mismo tiempo que él esquivaba el ataque al inmiscuirse escurridizo en el interior del aseo.

- No lo soporto...- musitó para sí misma, recuperando su zapatilla y volviendo a la sala de estar con un humor terrible-. Puto virus de los cojones...- encendió el televisor y puso las noticias, aprovechando en ordenar un poco las pertenencias de su inquilino.

"... Nuestras autoridades informan que la cuarentena podría extenderse hasta un mes, incluso más en el peor de los casos..."

- ¡¿Cómo?! ¡Ni hablar!- se exaltó la azabache al oír el noticiario-. Por dios, ¿es que estamos locos?

Soltó un largo bufido, enzarzándose de nuevo en su labor por tal de no seguir haciéndose mala sangre con el asunto. Aunque, en verdad, sólo de pensar pasar un mes entero con Adrien hacía que se le pusiera el estómago del revés.

Colocó las bolsas de equipaje en dos sillas ubicadas en una de las esquinas de la sala, no teniendo cuidado suficiente que al apoyar una de las maletas, ésta se cayó al suelo con parte de su contenido.

- Mierda.- farfulló con hastío al ver varias prendas esparcidas a su alrededor-. Más me vale dejarlo todo en su sitio antes de que regrese...

Se puso a plegar las camisetas y pantalones, acomodándolos con cautela en el interior de la bolsa a la vez que escuchaba vagamente lo que se decía en el televisor.

Aceptar el chantaje de Alya había sido un error, el peor de todos, pero... Dios, deseaba tanto ir a ese concierto.

Apenas se dio cuenta de lo distraída que estaba hasta que de repente, mientras iba plegando las distintas piezas de ropa, dio con un bóxer que la dejó con la prenda alzada en el aire y un color carmesí tiñendo sus pómulos de porcelana.

- Me despisto un momento y manoseas mi ropa interior.- aquel comentario la dejó paralizada, levantando la mirada donde el petulante de su compañero la contemplaba con travesura-. Si quieres te los regalo, a lo mejor así se te va un poco esa cara de borde que traes.

Ella lanzó la prenda contra la maleta de inmediato, poniéndose de pie de un brinco.

- ¡So-solo estaba recogiéndolo!

- Ya, seguro.- murmuró divertido-. Si quieres frotarte el garbancito pensando en mí no te juzgaré, es más, tienes mi apoyo.

- ¿Có-cómo dices? ¡Estás demente!- vociferó alarmada, acercándose mientras lo señalaba acusatoriamente-. Nunca haría eso pensando en ti, eres... Eres...

- ¿Irresistible? ¿Encantador? ¿Todo un conquistador?

- Iba a decir repugnante; eres realmente repugnante.

- Ajá.- se pasó los dedos por sus guedejas-. Pues permíteme que te diga que tú tampoco es que seas una belleza.

- Oh, ¿de veras?- se cruzó de brazos en una pose arrogante.

- Sí.- afirmó con desprecio-. Eres una amargada borde y sin nada de atractivo, ¡incluso un bicho resulta más sexy que tú!

- Así que un bicho...

- ¡Sí!

- Genial, pues mejor para mí, ¡porque no me gustaría ser el tipo de un cerdo como tú!

- Tranquila, que ni en sueños podrías llegar a gustarme.- masculló con desagrado-. De hecho, no sé quién sea el idiota que pueda preferirte; tendría que estar demente para querer estar con una gremlin como tú.

Esa contestación afectó a la joven más de lo que quisiera admitir, quedándose momentáneamente sin palabras y con una rara sensación en el cuerpo.

Fue entonces que el silencio se hizo presente entre ambos universitarios, guardando distancias por parte de ella, quién mostraba una expresión más seria y evasiva.

- Me voy a dormir.- enunció en un tono monocorde, apartando al rubio de su trayectoria para ir hacia su cuarto.

- ¿A dormir? ¿Sin cenar?- preguntó con las cejas enarcadas-. ¿Es que te ha venido la regla y has perdido el apetito?

- Olvídame, Adrien.

Se encerró en su habitación sin volver a discutir, dejando al zagal con un semblante circunspecto al analizar su rara reacción.

Tampoco había dicho u hecho nada fuera de lo común entre ellos, por lo que no comprendía el por qué de ese desaire que había recibido de ella.

«O tal vez sí me haya pasado de la raya...»

Apagó el televisor, sentándose repantigado en el sofá con la vista puesta en el techo y la cabeza dándole vueltas. Sólo llevaba un día metido en aquel apartamento y podía asegurar que la convivencia ya le estaba resultando de lo más extenuante.

Así mismo, y por otro lado, Marinette tampoco parecía estar pasando su mejor momento, pues las palabras que su inquilino le hubo dicho removió recuerdos de un pasado no tan lejano que aún le estrujaban el pecho y la hacían llorar.

................

Continuará :3

Y... Seguimos en pie de guerra😅

Estos dos acabarán matándose, al menos, si siguen así... Es lo más probable 🤔

Y bueno, también se van descubriendo cositas que tendrán que aclararse más adelante... ¿Paciencia?

Dicho esto, faltará ver cómo avanza la historia y si nuestros protagonistas llevan mejor o no la convivencia.

Espero que os haya gustado el capítulo y aguardo por vuestros comentarios!😊

Un besooo😘

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