Two Birds (Damian x Raven)

By Nicbelian

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Two Birds(DXR) Una vez que una persona entra a tu vida sin que tu lo esperabas, pueden llenarte tanto como de... More

Prólogo
1- Un día mas
2- Aun puedo
3- Terquedad
4- Pistas
5- Déjame ayudarte
6- Conjuro
7-Otra Vez
8-Respuestas
9-Sueño
10-Necesidad
11-Búsqueda
12-Temple
13-Reencuentro
14-En Blanco
15-Precio
16-Por ti
18-Lo mejor de uno
19-Gracias
Epílogo (Final)

17-Lo que fuera

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By Nicbelian

Post-data: Perdón por la demora xD. Se me juntaron algunos trabajos del colegio y además estuve con otras cosas. En fín, aquí está mi trabajo, que si bien no es mucho, es trabajo honesto.

º

º

Pasaron horas desde que Raven se durmió. Damian había estado buscando exhaustivamente en todas las bases de datos que tuviera al alcance (básicamente, todas) con un único objetivo en mente: buscar al único dúo de hechiceros que son lo suficientemente competentes. Jhon Constantine y Zatanna Zatara. Pero no hubo ni un pequeño indicio de sus paraderos o últimas actividades aparte de la alianza momentánea con Batman hace un tiempo. La inquietud y ansiedad se remarcaba en cada movimiento de sus dedos, volviéndolo algo torpe a la hora de interactuar con su tableta personal. Sintiéndose insuficiente y frustrado la tiró por lo largo de la habitación hasta llegar a estrellarse con una pared. Se quedó unos segundos observando su acción y el brazo que estiró para lanzarlo. Después dejó caer su cuerpo hacia la cama mientras ocultaba la cara con ambas manos y respiraba pesadamente. Su mente solo podía tener como imagen principal a una Raven demacrada que pareciera que en cualquier momento, su corazón dejaría de latir para jamás hacerlo de nuevo. Pensó en cómo fue lo suficientemente ingenua para creer que confiarle algo al demonio mismo era una buena idea.

"Tu también harías lo mismo"

Suspiró de mala gana al momento que colocaba sus brazos como almohada detrás de su cabeza. Es verdad que haría el mismo tipo de estupidez por ella, no se lo podía negar y eso era lo que lo molestaba tanto. El sabe lo lejos que puede llegar una persona si tiene el fin de salvar o preservar algo. Pero jamás experimentó dicho sentimiento con tal intensidad como ahora lo hacía por la chica de pelo negro y de ojos amatistas. Desde que nació hasta hace algunos años, creía en que su abuelo y madre tenían la razón. De que el mundo estaba roto y necesitaba un guía. Puede que tuvieran un punto en lo dividido que están las personas, pero los métodos y forma de pensar de los Al'Ghul no eran nada más que las de un tirano desalmado. Cuando llegó a la vida de su inexistente padre, fue obligado casi a la fuerza de cambiar su manera de pensar sobre todo. Las personas no eran obstáculos u objetos a los que utilizas a tu favor, eran entes con forma de pensar y actuar distintos entre sí. Pero el cambiar su vida de tal manera no fue lo más complicado, en lo absoluto. Por primera vez tuvo que convivir y aceptar a otros de su edad. Algo que obviamente le disgustaba rotundamente. Sabía que nadie iba a comprender porque estaba tan obsesionado con la perfección, porque no le gustaba hablar innecesariamente o conversar de temas triviales, y añadiendo su actitud altanera y pedante con otras decenas de cosas más. Sabía perfectamente que no se iba a llevar bien con nadie, ni quería hacerlo.

Y para su poca sorpresa fue así.

Hasta que llegó a conocerla.

Él no era conocido por tener un buen carácter, si, había mejorado su actitud a lo largo de los años, pero eso no puede impedir que cambie su manera de ser así porque sí. Fue criado de una manera de la que era difícil escapar de sus costumbres. Sin embargo, cuando el escarabajo lo daño de gravedad en el rostro, ella lo sanó a los segundos, y de alguna forma, ya sea a propósito o no, se estableció una conexión entre ellos. Una especie de enlace que unía ambas mentes  y estas podrían ver lo que les enfadaba, alegraba o torturaba por dentro. Su percepción sobre aquella muchacha rara y espeluznante se convirtió en una de curiosidad absoluta. Tenía que saber quien era ella, de donde venía, su nombre y la fuente de su poder. No se esperó que no se sabía casi nada salvo el nombre de Rachel Roth, alias: Raven. No existía paradero de nacimiento o algo que la conectara a su extraña poderosa magia. 

Todo para que al final sus sospechas se aclararan con la que venía siendo, la hija del demonio más poderoso que conoció. Tuvo sus dudas, tampoco era tan iluso creyendo si sus intenciones de verdad eran reales y sinceras. Se respondió solo al momento de recordar que ella fue la que lo salvó en primer lugar y que ella misma sellaría a Trygon. Decidió defenderla pese a todo lo que estaba ocurriendo por su cabeza en ese momento, y menos mal decidió hacerlo. Las cosas mejoraron en general dentro de la torre. Logan y Jaime no resultaron ser tan... ¿Triviales? En cualquier caso, se hizo ligeramente más amena el ambiente con esos dos. Ahora, lo que sí cambió radicalmente fue el compartir con la hechicera con ahora una joya carmesí en su frente la cual tiene aprisionado a Trygon. Sin saberlo, empezaron a pasar más tiempo el uno con el otro. Muchas veces se encontraban en el salón sin hacer nada salvo leyendo un libro o tomando un té, pero como se apreciaba el silencio en esos pocos momentos. Una vez, incluso salieron a pasear a Titus ellos dos. Estar con aquella chica paseando al can sin duda fue una de las mejores experiencias que tuvo alguna vez en su corta vida. A pesar de todo, se sentía a gusto con esa chica, aunque no sabría decir que era en realidad lo que estaba sintiendo, solo estaba de acuerdo en que Raven era con quien más se entendía y era a quien más respetaba de los titanes.

Sin caer en cuenta, había levantado levemente las comisuras de sus labios formando así una pequeña sonrisa por las memorias. 

"Soy un idiota"

Tal sonrisa se esfumó una vez recordó que era lo que estaba haciendo en esa habitación en primer lugar. Se incorporó hasta sentarse en el borde de la cama con la vista baja en sus manos apoyadas en sus piernas. Apretó la mandíbula y sus manos se cerraron hasta formarse puños. Tenía que haber una forma de sacarla de esto. ¿Pero cómo lo hacía con los únicos hechiceros que tenía la certeza de que eran lo suficientemente competentes para ayudarlo? No lo sabía, y tampoco sabía el tiempo que le quedaba a la pelinegra en lo que sea que se haya metido.

Al quedarse sin opciones se levantó de la cama para ir a la enfermería a estar con Raven, nada más que eso no podía hacer ahora, la magia era aún más delicada y preciada en estos casos que casi siempre no llegaba a comprenderla del todo, ya que, para su molestia, lo superaba.

"Casi como ella... Aunque lo delicada refleja lo contrario a lo que ella es en realidad"

Al tomar la perilla de la puerta para salir, se escuchó un pitido proveniente del fondo contrario de la habitación. Damian giró hacia el sonido para hallar que la tableta mostraba un mensaje en pantalla. No estando muy seguro, se encaminó para levantarla del suelo y ver si había algo de su interes. Con sorpresa, leyó que se había encontrado a Zatanna, y que ahora mismo estaba en un circo en alguna parte de Moscou. No teniendo el tiempo suficiente para ir, decidió buscar en su otra agenda el número telefónico antiguo de la hechicera. (Al que intentó contactar numerosas veces, pero parecía no existir) Cuando empezó a llamar, notó que por fin estaba el tono de fondo que confirmaba que estaba sonando el móvil.

--¿Bruce?-- Una voz fina y con clase se logró escuchar a través del altavoz con tono interrogante, por supuesto. El número que utilizaría tendría que ser de su padre.

--No es él, soy su hijo. Damian.-- 

Hubo un silencio de unos cortos segundos en los que se podía ver una notoria incomodad en el ambiente. Aunque para el chico, esta situación lo único que lograba era enfadarlo con cada segundo que perdía.

--¿Responderas o no? No me gusta perder el tiempo.-- La molestia era notoria en su voz que siempre mezclaba con altanería a la perfección para irritar.

--Cielos, niño. Está bien, pero primero. ¿Qué pasa?--

Es obvio que el termino por el que lo describen no le agradaba en absoluto, pero gastar saliva en tonterías no era crucial ahora.

--Si hago un trato con un demonio, ¿cómo puedo romperlo?-- 

Desde el otro lado, Zatanna abrió los ojos y boca por lo seco y determinado que salió de la boca del joven Wayne, tanto que le aturdió por un momento.

--¿Sabes que no es un juego lo que seas que hayas hecho no? ¿Y con quien hiciste el trato? ¿Recuerdas el nombre?--

--Trygon--Está vez sus palabras no salieron con la misma personalidad, ahora parecieron haber extraído su vida en cada letra pronunciada. Zatanna, por su parte, estaba estupefacta. ¿Acaso este chico, acaba de decir que hizo un trato con uno de los entes más poderosos que existe?

--Estás consciente del problema gigante en el que estás, ¿no?--

--No... No es mio, es de alguien más--

--Oh... Bueno, te lo dejare lo más simple posible.-Corto un momento para tomar una gran bocanada de aire -No puedes cortar tratos, o los cumples o haces que las tornas se tornen a tu favor dependiendo de las condiciones puestas en el trato. Al fin y al cabo, todos esos "contratos" se hacen sellando ambas almas en un limbo hasta que se finalice por el que lo creo. ¿Qué tipo de contrato hizo?-- Se logró escuchar un dejo de duda y preocupación por la contra-parte de la llamada mientras hacia la explicación, no hacía falta explicar el por qué.

--Ese es el problema, no lo sé. Posiblemente sea algo que drene su vitalidad lentamente, hasta acabar con toda.

--Déjame pensar...--Pidió Zatanna para procesar la abrumante revelación del hijo del hombre más peligroso que conoce, y por lo que sabe, la vida de quien sea que haya hecho ese trato, pende de un hilo en este momento.

--Bien, dime su nombre--

Ahora fue el turno de Damian de no responder, no había pensado de que estaba hablando de una relación directa de "padre" e hija... Si tan solo si...

--¿Damian? Necesito su nombre-- Insistió la mayor en vista de que el chico no hallaba voz para hablarle, o eso pensaba.

--Es Raven-- Soltó finalmente el chico mientras volvía a sentarse en el borde de su cama. Sabiendo que posiblemente, lo que escuche a continuación no le gustará, en nada.

--Esto... Es más complicado de lo que pensé, de hecho. Creo que no hay nada que hacer. ¿Sabes hace cuanto hizo ese trato?--

--Un día, máximo--

--Hm, bien. Todo depende del tiempo, aún hay tiempo de hacer algo por ella. Pero dejame decirte que esto no es tan simple como ir y quitar una simple maldición o algo parecido, hay un alto costo, ¿lo entiendes?.--

--A que te refieres... ¿Con un alto precio?-- Preguntó sabiendo la respuesta, y aún así iba a querer saber para dañarse más. Solo quería estar seguro.

--Una vez que ese tipo de sellos se cierra, no hay manera de cambiarlo o quitarlo. A no ser que intercambies otra vida en su lugar--

Damian cerró los ojos y memorizó aquellas palabras tan pesadas en su memoria entrenada. Conociendo perfectamente su valor, ahora tenía que tomar una decisión, una que literalmente marcaría su vida hasta el final de los días.

--Incluso si es con el mismísimo rey demonio, ¿se cumple esa condición?-- 

--En efecto, hay cosas que simplemente no pueden romperse--

--Bien... ¿Cuando vendrás?-- 

--Se tiene que hacer lo más pronto posible, pero ahora mismo ando ocupada. Tenemos aproximadamente dos semanas antes de que empiece a drenar toda su vitalidad de golpe a diario. ¿Que te parece la semana que viene?--

--Este mismo día la semana que viene. Y no llegues tarde, mientras tanto. ¿Qué hago?-- 

Zatanna pensó la respuesta un momento, sospechando por aquel pequeño tono de preocupación que tiene desde que mencionó a la hija de Trygon. Tal vez era muy obvio.

--Solo haz lo que pienses que sea mejor. ¿Qué dice tu padre al respecto?--

--Mi padre no tiene porque saber esto, ¿entendido?-- Pidió en un claro tono de severidad hacia la hechicera.

--Sabes lo que puedes perder, ¿no crees que lo mejor sería decirle?--

--No-- 

--Tan tajante como siempre, ah, quería decirte esto último. Han existido casos de personas que han podido vencer a los contratos demoníacos y además salir vivos de ellos. Es posible que incluso tratándose de él, haya algo de esperanza.

Damian abrió los ojos en sorpresa y sin querer, un pequeño brillo de esperanza infortunio iluminó su corazón durante un momento. Llevó su mano libro a su pecho, hasta cerrar la mano y apretar su ropa.

--¿Qué es?-- 

--Te lo diré cuando esté allá, hasta entonces, tratala bien Damian Wayne.-- Cerró la conversación con una pequeña risa para animar al chico que se encontraba sumido en un mar de angustia por su "chica". Se le hacia bastante gracioso como un sentimiento puede llegar a tener tanto poder aveces.

--No sé de que hablas, solo no faltes-- Se escuchó el tonillo del termino de la llamada, y después arrojó a nueva cuenta su tableta hacia la pared, terminando destruyéndose en diversas partes al caer al suelo. La verdad no sabía porque lo hacía, tampoco le importaba. Podría ser una manera de liberar todo la impotencia que tiene consumiéndolo desde hace varias horas ¿Acaso son estás las "hormonas" de adolescente? Pues son una mierda. Hay aveces que quiere hacer algo porque si, ninguna razón de fondo, bueno. Se supone que es parte de crecer, aunque hay algo que no le gusta, de hecho lo odia. Él jamás tuvo oportunidad de "crecer" por su controlada vida desde su nacimiento. Admiraba a su madre y tenía una idea errónea de lo que era el amor. Gracias a su padre y otras personas logró aprender más de lo que es... ¿vivir, podría decirse? En cualquier caso jamás había experimentado el afecto hasta tal grado. Podía decir incluso que lo hacia estúpidamente feliz cuando trataba con la demonio en cualquier área. Ahora que finalmente tenía oportunidad de tener aquella vida que se le fue arrebatada, prefiere verlo todo como una lección, una lección muy amarga con pequeños toques de dulce.

Salió de la habitación para que en el camino hacia la enfermería se topara con Dick sin su traje y pareciendo ir de salida. Quería pasar de largo, pero por supuesto iba a detenerse a charlar como siempre lo hacía. 

"Que molestia..."

--Oye, Damian. ¿Podemos hablar?-- Pidió con su característica amabilidad el mayor.

El aludido metió sus manos en los bolsillos de su chamarra, fastidiado, como siempre. Subió para observar a un expectante Dick Grayson de su respuesta. Suspiró derrotado.

--¿Qué quieres?--

El primer Robin mentalizo la pregunta, no quería sonar imprudente o desubicado.

--¿Qué pasó con Raven? Es decir, no sé si lo sabes. Pero antes de que despertaras ella por algún motivo que no conozco, fue incapaz de curarte hasta ahora, ¿sabes el por qué?--

A decir verdad, el más joven no se esperaba en específico esa pregunta, pero no era nada que no pudiera manejar.

--No tengo idea de que me hablas, Grayson. ¿Era todo?--

--Tan cortante como siempre, ¿tienes prisa?-- El guiño y la sonrisa burlona de Dick eran suficientes para saber a que se refería. 

--Pues en realidad, si la tengo. Ahora, si me disculpas.-- Alegó con su muy apenas visible sonrisa orgullosa. A decir verdad, le daría el pequeño gusto a Dick por esta ocasión, además, así se lo quita de encima de una vez.

Dick sólo sonrío de vuelta y soltó una pequeña risa al momento de colocar un brazo en el hombro de su pequeño hermano.

--Ve con ella, pequeño D.-- Utilizando un tono más fraternal, se despide dando unas palmadas en la espalda del menor

--Grayson- Damian lo llamó y este volteó -Gracias--

Dick no entendió muy bien a que se refería. Aún así le dedicó una sonrisa y le dio un asentimiento de cabeza leve en señal de que entendía. Finalmente, dio otra media vuelta y terminó marchándose de ese largo pasillo. 

Damian se gira para encaminarse a dónde quería ir en primer lugar. Iba pensando en lo que debería hacer una vez tuviera enfrente a la de ojos amatista. Después de haberlo meditado unos segundos, decidió que improvisaría en el mejor  de los casos. Si bien entiende al motivo de su pensar, no había muchas cosas por hacer. Algo se le ocurriría.

La puerta automática se abrió a un lado, dejando pasar al azabache que dejó salir un suspiro de irritación apenas estuvo dentro. Miró hacia una de las camas, observando como Raven se había terminado el té que le trajo y la taza descansaba sobre la mesa al costado.  Probablemente siguió durmiendo después de eso.

"Debes estar exhausta"

Se sentó en la silla que estaba al frente de ella. Postró su codo en su pierna y posteriormente coloco su barbilla en la palma que servía como apoyo. Lo único que le tocaba (y por mas acoso que pareciera) era ver el rostro adormilado de la hechicera. Se quedaba analizando cada detalle como antes había hecho, y por más que viera no dejaba de sorprenderse de los parecidos que eran. Ambas infancias fueron controladas desde un inicio, y en un punto de inflexión, lo perdieron casi todo, pero cada uno fue "encontrado" y sacado de ese pozo en el que estaban a punto de tocar fondo. Siendo tan jóvenes lo que uno pensaría es todas las maneras en las que necesitan ayuda, y francamente, tienen razón. La ayuda vino en forma de personas, en este caso fueron los titanes y su padre. Aunque le costaba el alma admitirlo, hubiera tomado un camino muy distinto si su padre no le hubiese abierto los ojos a lo que en verdad era el mundo.

"Lo que más agradezco, es haberte conocido"

Con su mano libre, acarició los cabellos sueltos hasta llegar a la cabeza, pasaba los dedos por estos y volvía en un ciclo que lo estaba haciendo sonreír como un idiota. De igual forma está dormida.

Al pasar el rato, decidió que era suficiente y se levantó para irse. Cuando estaba ya girando el cuerpo para caminar, uno de sus brazos fue agarrado desde la cama por la de ojos amatistas que lo jaló sin previo aviso a la cama con ella. Cayendo encima de ella y como si fuese una conveniencia super-marcada, en vez de chocarse, sus labios se unieron como si fuese miel a un postre. El beso no duró demasiado por la misma espontaneidad. La cara del cuarto Robin estaba en una incomodidad total, sumando a que tenía un notorio sonrojo adornando sus mejillas. Raven le dio una mirada divertida mientras tenía pequeñas risitas.

"Así que así jugaras, ¿Rae?"

"Quizá..."

Y ahora otro juego empezó, sin que se dijeran nada, cada uno se lanzó a los labios del otro, uniéndose en unos besos que empezaron a subir la intensidad como también el zumbido constante que sus cuerpos hacían en reacción al otro.

Raven se sorprendió cuando sintió la punta de la lengua del árabe entrando a su boca.

"Pequeño pervertido"

"Tu iniciaste esto, ahora átate a las consecuencias"

Comenzaron a intercambiar cada vez más caricias mientras sus lenguas danzaban en ver quien dominaba a la otra. Finalmente el aire llegó a hacer falta en los pulmones y se apartaron un poco para tomar aire, y apenas tuvieron una pequeña cantidad de aire respirada, volvieron a unirse. Muchísimas palabras se estaban diciendo con solo el acto. Tantas emociones y deseos reprimidos salían a flor del corazón de cada uno. Sus dedos que recorrían inexpertos el cuerpo del otro disfrutaban la sensación.

Raven en una de esas, metió su mano por debajo de la chamarra rojiza del árabe, el cual se separó ligeramente para soltar un suspiro involuntario. A la hechicera se le encendieron los ojos con malicia al escuchar ese sonido tan tierno. Subió aún más la mano, sintiendo las cicatrices que tenía en el abdomen, las acarició cuidadosamente con la yema de los dedos. 

Ambos se separaron de nuevo, pero esta vez no continuaron su anterior tarea. Solo se quedaron viendo a los ojos mientras un hilo casi imperceptible de saliva todavía los mantenía anclados. Damian colocó su mano en la mejilla y parte de la cabeza de Raven, la sostenía con delicadeza. Este pequeño pero sorpresivo acto tomó desprevenida a la chica demonio que no se esperaba tanta demostración de un tacto tierno. Sabía que sus intenciones eran reales y verdaderas, pero no tenía en cuenta en como las demostraría.

--No sabía que eras así de romántico, chico-- Soltó irónica la pelinegra en una risa.

El de ojos esmeralda, por otro lado. Sólo miró a un lado con vergüenza disimulada. Entonces, queriendo contra-atacar, aprovechando el hilo de saliva, tomó de nuevo los labios sin previo aviso, pero está vez lo hizo con más pasión todavía. Raven, abrió un poco la boca para soltar un jadeo de sorpresa, que no pasó por alto el chico de encima y retomó su lengua en un baile ardiente del dominio.

Cuando Raven comenzaba a dejarse llevar de nuevo, Damian se separó de la nada y se quedó viéndola con una sonrisa de idiota y una ceja levantada. Como diciendo "te lo mereces"

--Bien, bien. Me retractó.-- Mencionó divertida y derrotada la demonio mientras acercaba de nuevo el rostro del azabache para volver a conquistar esos adictivos labios.

"Eres igual a una droga, ¿lo sabes no?"

"Oh... ¿Enserio, Rae?

Ambos se miraron por milésima vez, pareciendo que cada uno buscaba algo en las joyas que tenían por ojos, parecían que trataban de apaciguar  todas las inseguridades, inquietudes y miedos que tanto habían experimentado. Y al encontrar sus reflejos en los espejos de amatistas y esmeraldas. No pudieron evitar sonreírse, sabiendo el pasado de cada quien. Solo aumentaba el sentimiento de alivio al meterse dentro de aquellos orbes que ahuyentaban sólo con la mirada a todos sus pesares. Y todo en un segundo.   

--Oigan chicos, quería preguntar si tienen... Hambre...-- Apunto de volver a ese intercambio de fluidos y emociones. Starfire entró con dos cajas de pizza.

El par que estaba acostado, la vieron con el sentimiento de asesinarla y morir de la vergüenza al mismo tiempo. DEBIÓ haber tocado la puerta, y no ayudaba nada el hecho de la posición tan comprometedora en la que se encontraban, sus piernas y brazos enredados con los del otro, y sin contar los labios ligeramente hinchados y rojizos.

Starfire, como si no hubiera pasado nada, dejó en la mesa las dos pizzas y se fue.

--Ok, eso fue...-- Mencionó por la penosa situación la joven hechicera

--Vergonzoso...-- Le siguió el azabache

Los dos chicos se separaron y se sentaron para comer lo que les trajeron. (Aveces he querido saber si estás personas comen algo aparte de eso en la torre) El ambiente no era pesado o incomodo, todo lo contrario, la dupla se sentía bastante tranquila con el otro.  Damian no quería arruinar todo eso, de verdad que no quería, pero necesitaba saber si lo que está pensando es cierto o no.

--Rae...--

Esta lo miró girando la cabeza en señal de que hablara mientras daba un mordisco a su rebanada.

--Tu... ¿Hiciste un trato con... él?-- Cuestionó en un tono demasiado amargo, en sus deseos más profundos quería que le dijera que no era cierto, no, quería que lo negara rotundamente. Pero cuando ella de la nada paró de masticar y bajó el brazo lentamente hacia la caja con una mirada vaga, sintió como su pecho se estrujó.

--Raven, ¿por qu--

--Lo hice por ti-- Respondió con el mismo tono.

Ahora el aire que se respiraba, era uno de angustia e incertidumbre. Pero más que nada, de miedo. Damian intentaría salvarla, tiene la certeza de que lo hará. 

"A cualquier precio..."

Raven lo miró con expresión de horror al escuchar su pensamiento. Y Damian se dio cuenta por esa mirada el desliz que acaba de cometer.

--Damian, ¿a qué te--

--Lo hago por ti--

Aseguró con mirada determinada en su expresión mientras una de sus manos atrapó a la de la chica con una lagrima solitaria deslizándose por su mejilla. Damian al verlo, con su otra mano, le limpió la gota y le obsequió una sonrisa genuina a Raven. Una de calma, de serenidad y amor. Calmando así el corazón nublado de la demonio.

Ambos se miraron pensando en que harían, cómo lo harían y cuando. Tantas cosas que tenían planeadas o simplemente unos libros por compartir leyendo una tarde tranquila.

Damian parecía que iba a decir algo, pero selló sus labios antes de que cometiera una estupidez.

--Damian, puedes decírmelo-- Tranquilizó la oji amatista con la misma sonrisa con la que fue obsequiada.

El de ojos esmeralda, giró la cabeza para dirigirle la mirada. Y sin dudar ni un segundo, habló con confianza seca.

--Te amo--

Raven abrió la boca en sorpresa por la forma en que lo dijo. Rápidamente más de una lagrima empezaron a correr desde sus orbes púrpura hasta la barbilla. 

--Yo... También te amo, Damian Wayne--  Con sentimientos mezclados en su corazón, y tras saber lo que sea que haría por ella fue demasiado. Compartieron un beso entre lagrimas. No lloraba por la "confesión", lloraba por no saber que pasará en los siguientes días. Y si sería capaz de oír a su hermoso azabache decirle esas dos palabras nuevamente.  

Juntaron sus frentes guardando este momento en lo más preciado de sus memorias. Deseando que el momento fuera eterno con toda su voluntad. Solo tocaba esperar.

"Haré lo que sea, por ti"

Raven abrió un poco los ojos para clavarse en el otro par de gemas. Asegurándose de lo que pensó el otro.

"Aveces eres demasiado dramático..."

"Callate..."


º

º

º

º

(Nota, cuando se ven estas: "" significan que es el pensamiento de x personaje, y en este caso, Damian y Raven comparten un vínculo espiritual, por ende pueden comunicarse telepáticamente. Sorry por la demora :3)





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