Capítulo diez: "N u e v a P r o m e s a ".
─Saldremos cuando oscurezca un poco más ¿si? ─comenta Anthony tomando un par de vástagos del suelo─. No podemos dejar que los humanos nos pillen.
A los Criartarks o Criarzus, se les enseña a cubrirse de los humanos casi desde pequeños con un encantamiento especial, de esto se encargan los instructores de cada reino; por ende los Raimbarks no saben usarlo.
─Bien ─Danielle se apoya a uno de los árboles.
Quizás tendría que estar feliz, jubilosa y aliviada por el hecho de haber dado el primer paso... Sin embargo, en su manera de observar hay algo disparejo, como si algo le eclipsara. Su rostro arma una mueca de disgusto, en sus mejillas la piel se vuelve una capa pálida casi translúcida para sus venas grises y la cortada titilante.
─¿Te sientes bien? ─cuestiona desasosegado, soltando las ramas en la tierra con velocidad.
─Sí... Sí ─sitúa su mano en la frente─, solo algo mareada, es todo. Mis ideas están muy desordenadas.
─¿A qué te refieres?
─¿Alguna vez has tenido... visiones despierto, Anthony?
La pregunta le hace trepidar.
─N-no... Solo los Raimbarks con parte Aptamisen pueden tenerlas ya que ellos pueden predecir el futuro ─garantiza con un ademán inquieto.
Danielle respira profundo, baja la mano a su corazón que en el silencio se escucha acelerado, inhala y exhala como puede, tratando de pensar.
─Soy parte Coude y también parte Illasionits, lo sé por esto ─señala sus orejas─. Se supone que únicamente soy una mezcla de esos dos... no Aptamisen.
─¿Qué ves esas visiones?
─N-no sabría describirlo ─miente, temiendo quedar mal.
─¿Tienen que ver con Mikael?
El silencio se hace abrumador.
─¿Q-qué? ¿C-cómo..?
─Cuando desperté del golpe... te vi, oí un par de palabras, entre ellas el mismo nombre por el que me llamaste en la frontera "Mikael" ─la mira─. ¿Quién es?
Esas palabras parecen desatar una bomba.
Él por instinto abre la boca para retirar la cuestión, arrepintiéndose y regañándose mentalmente por ello, sin poder echarse atrás.
─Mikael fue... ─se enmudece.
─No deb ─
─Mike fue mi último compañero ─parte de modo lúgubre─, lo conocí al ser atacada por Shades..., después de que el último refugio fuera masacrado, me encontró, él era... él era cómo tú ─sonríe por lo bajo.
La bomba se detona.
─¿Te hicieron daño, preciosura? ─cuestionó un albino de ojos amarillentos con una sonrisa torcida.
─N-no, gracias ─respondió con timidez una Danielle de 14 años.
─¿A dónde ibas? Amexter no es lugar para una niña.
─B-buscaba refugio... En el que estaba y-ya... ─el nudo le regresó a la garganta y sin poder contenerse comenzó a llorar─. Y-ya no lo sé.
─Hey, hey, no llores.
─Tengo miedo, estoy asustada ¡y...!
─Tranquila, déjame acompañarte.
─¡No! Si lo haces también van a matarte ─gimoteó─, como lo hicieron con todos los que...
Mikael se agachó hasta estar a su estatura, mostraba unos hoyuelos hermosos en una sonrisa de labios cerrados sin quitarle la vista.
─Voy a acompañarte.
─Y así fue... ─suspira─. Me contó que él siempre había soñado con tener una familia pero en un mundo como el que estamos destinados sabía que no era lo mejor. Se aseguró a sí y a su pareja que huirían a algún lugar donde los guardias no los hallaran.
>>Pero la asesinaron antes de cumplir ese plan. Así supe sobre la promesa que le hizo...
─Encontrar al hijo de los reyes para detener la masacre ─deduce el oji-azul, tomando la tristeza de su pasado.
Para la chica es tal como desenterrar una tumba con las desgracias que preferiría borrar de su sistema.
Acierta abatida─. Era para ser libre. Me pareció una promesa digna, un propósito por el que valía luchar. Él era fuerte y decidido, a diferencia de mí, que solo era una ablandabrevas; decidí aportarle aunque tenía en claro que no serviría y de todos modos él parecía tan feliz, Anthony.
─¡Te tengo! ─exclamó contento, tomándola en sus brazos─. ¡Perdiste!
─¡No es justo! ─se quejó─. ¡Eres un tramposo, tú puedes volar!
─Eres muy lenta, hermosa ─le sacudió las mejillas─, tendrás que aprender a correr mejor si quieres vencerme.
─Seré más rápida y te ganaré ─afirmó sacando la lengua─, solo deja que aprenda a trepar árboles.
─Sí, seguro, enana ─rió.
Danielle se cubre el torso con los brazos, abrazándose a sí misma mientras toma la fuerza de voluntad de terminar el relato.
─Lo quise mucho, lo quise y él a mí, tanto que estimé que lo conseguiríamos. Pero llegó esa noche ─se pausa─, nos habíamos quedado sin comestibles, era muy tarde como para ir a buscar y yo estaba cansada...
─Mejor duerme, Dan ─aconsejó con candidez al ver el agotamiento de la joven─. Ha sido una larga semana, tú descansa y yo iré por alimento.
─Mikael, mejor quédate ¿si?
─No va a pasarme nada, sabes que soy─
─Por favor, prométeme que cuando despierte vas a seguir aquí.
Él resolló, prestándole una mirada comprensiva y alzando su mano en son de juramento.
─No me iré a ningún lado entonces, tranquila.
~Le mintió...~
─Era tan impulsivo... ─la oji-rosada para con un hilo de voz─. Al despertar no estaba, lo busqué por todo el prado ¿Y sabes dónde lo encontré?
Anthony baja la vista, sabiendo el final.
─Estaba muerto. Con su dulce sonrisa congelada ─se detiene y el dolor de cabeza aumenta─, no respondía, su cuerpo estaba frío, quieto... Fue mi culpa. ¡De haberme ido con él tal vez estaría vivo o...!
~No lo digas...~
La oración queda en el aire.
─Anthony, tú terminaste herido hoy, a él le quitaron la vida ¡por mi culpa!
─Danielle...
─¡Dije que yo cumpliría su promesa por él! Nunca pensé llegar tan lejos y yo... estaba tan aterrorizada cuando llegamos aquí ─se muerde la lengua, esforzándose para no caer ante el llanto─, creí que la historia se repetía como tantas veces ha pasado... ¡Tantos murieron por mi culpa! ¡No quiero tener que ver más! ¡No quiero verte así solo por lanzarte a mi ayuda cuando no debías! Llegamos al mundo humano ¡genial! Sin embargo, ¿y si no conseguimos la biblioteca? El portal es inestable y no sabemos dónde aparecerá para regresar a Lelia ¡Y ni siquie...!
Unos brazos además de los suyos la cubren, el oji-azul la rodea en un gesto apacible confortable, la cabeza de la Raimbark recae algo más abajo de su hombro de forma involuntaria y sus manos quedan tensas por asombro.
─No debí hacerte hablar del tema... Lo siento mucho ─su voz se detalla afligida.
~Anthony... Anty... ~
─Solo querías respuestas ─perdona─, te he permitido venir hasta acá por nada. Yo soy quien debe disculparse, todo esto es mi─
─Nada de eso fue tu culpa, ni Mikael, ni mi herida, ni la gente que perdiste.
─Incluso mientes como él ─ríe entre lágrimas.
─Danielle nuestros mundos fueron corrompidos por reyes, ellos crearon la masacre, no tú ─ sus palabras lentas esperan serle de ayuda─, las cosas malas que han sucedido en tu entorno no fueron por ti.
─Hablas como si me conocieras.
─¿Y...? ─se separa del abrazo sin abandonar sus manos de ella─, ¿y si fuera así?
El sol se ha ocultado entre las nubes, abriendo sendero al paisaje nocturno de la sordina en la que residen.
─Dani, juntos vamos a encontrar el hijo de los reyes y cerraremos el portal. Juntos vamos a cumplir la promesa y te juro que no descansaré hasta lograrlo, pero quiero pedirte algo.
─D-de acuerdo.
─Confía en mí al saber la verdad.
─¿Qué quieres d─?
─Solo confía en mí ¿Si?
Ambos cruzan sus miradas, la noche ha llegado en totalidad a la colina y entre la oscuridad; sus enormes zafiros iluminan la simpleza sublime con la que le conversa. Tan solo por un segundo, la imagen del peliblanco logra apaciguarla.
─Lo prometo, Anthony.