En este episodio Eloise es una adolescente que llegó como la Eloise mayor y pasó todo igual a la introducción.
Está en su etapa de rebeldía y le responde a todo el mundo, sobre todo a su vampiro, y cómo la mayoría no sabe cómo tratar a un adolescente rebelde del siglo XXI pues se les complica la cosa, pero meno con Ethan y con Iván, ya que ellos tienen casi la misma edad de Eloise y por eso se llevan un poco mejor.
Vladimir.
La noche abrazaba todo el cielo y lo decoraba con miles de estrellas junto a la luna llena.
Eloise, que estaba vestida con unos jeans ajustados, un top deportivo y una chaqueta grande deportiva (Más o menos como la de Ethan), caminó hasta la habitación de Vladimir y tocó la puerta, esta fue abierta casi de inmediato.
–¿Si?– Preguntó el vampiro acomodando las mangas de su camisa y levantando las cejas al ver la vestimenta de la castaña.
–Lamento si lo molesto, pero quiero decirle que voy a salir con unas amigas mañana en la mañana– Respondió para darse la vuelta e irse, pero una mano se posó en su hombro deteniendola.
–¿Va a venir a hablarme de esa manera? Yo quiero saber por que no me lo informó antes y por que está vestida de esa manera– Cuestionó enojado el vampiro.
–¿Informarle? Yo no tengo que estar informándole nada de mi vida privada, suerte tiene de que le esté diciendo ahora, y bajele dos, porque ese rango se le está subiendo a la cabeza, es más, está demasiado alto– Terminó de decir para quitarse la mano del contrario de encima para irse del pasillo.
–Niña insolente ¡Vuelva acá!– Gritó alzando su mano al frente y formando un puño con este al mismo tiempo que Eloise se detuvo y luchaba por moverse.
–¿Qué es esto? ¡No puedo moverme!– Gritó la chica asustada.
Vladimir a paso lento se acercó a esta y la hizo girar hasta quedar enfrente de él.
–Hay reglas en esta casa, mis reglas...
–Querrá decir mis reglas, ¡Esta es mi casa!– Gritó la castaña aún sin poder moverse.
–Aun no es mayor de edad para poder heredarla, por lo tanto aquí se hace lo que yo digo.
–Aquí hacen lo que usted dice, pero yo no tengo que entrar en ese juego– Pronunció burlonamente.
–A ver jovencita, creo que ya le he dado suficiente confianza como para dejarle salir al jardín, dejarle pensar cómo quiera y decir lo que se le pase por la cabeza de nosotros, pero un cáliz para un vampiro es solo un saco de sangre simplemente, y no voy a permitir que usted venga a arruinar la paz por la cual trabajamos, hasta que no cumpla la mayoría de edad aquí se hace lo que yo diga.
–Como dice el dicho "El que se fue a sevilla perdió su silla y el que va y viene siempre la tiene"– Respondió con una sonrisa burlona.
Vladimir negó con la cabeza molesto, soltó a la chica y se fue a su habitación, se sentó en el pequeño sofá y sobó su cien en forma circular junto que esperaba un bufido de rabia.
La puerta de su habitación fue abierta dejando ver a Beliath, quien tenia una sonrisa burlona.
–¿Qué, ya volviste a perder?– Preguntó el pelinegro cerrando la puerta de la habitación.
–Callate Beliath– Pronunció el rubio.
El contrario suspiró y negó con la cabeza viendo cómo el rubio tomaba un cepillo de cabello y cepillaba su melena.
–Adolescentes... – Murmuró Beliath.
–Ni siquiera Ivan es tan rebelde.
Beliath.
Eloise caminó hasta la puerta principal, era de día y ningún vampiro estaba despierto, o eso es lo que ella creía.
Antes de abrir la puerta una mano la agarró firmemente por el brazo –¿A donde crees que vas?– Se escuchó una voz a sus espaldas. –¿Piensas escapar como la otra vez?
–>>¿Como la otra vez?<< No, "Aprendí la lección" solo saldré con unas amigas a la disco.
–¿A plena luz del día y sin mi? No lo creo, de aquí no vas a salir.
–>>¿A plena luz del día y sin mi?<<– Repitió imitando la voz de Beliath –Si, a plena luz del día y sin ti– Respondió molesta zafandose del agarre del pelinegro.
–Pues lo siento, pero las cosas no van a ser así.
–Mira hijo de puta...– Murmuró bajándose los lentes de sol –¡Yo te mantengo!– Gritó antes de salir de la mansión corriendo dejando a Beliath en esta sin poder salir.
Beliath no pudo más y se echó a reír a carcajadas, en eso la puerta se abrió de golpe dejando ver a Eloise enojada.
–¡¿Te estás riendo?!– Preguntó volviendo a entrar y cerrando la puerta, el pelinegro en cambio tomó las mejillas de la chica y la miró con dulzura.
–Te ves tan linda cuando estás enojada.
Aaron.
Eloise caminaba por la mansión con sus audífonos puestos a todo volumen y dirigiéndose a la cocina.
Cuando llegó, se encontró con Aaron entrando desde la puerta del jardín.
No se miraron, sin embargo Eloise abrió el refrigerador y al no encontrar nada cerró la puerta con fuerza llamando la atención del moreno.
–Eloise, ¿Qué necesidad hay de cerrar la puerta así?– Preguntó el pelirrojo con las manos en la cintura viendo a la castaña enojada, esta solo se volteó y levantó una ceja y con una sonrisa irónica señaló sus audífonos.
Aaron bufó y se acercó a Eloise y le quitó sus audífonos. –No me gusta repetir las cosas dos veces, dije, ¿Qué necesidad hay de tirar la puerta así?
–¿No se supone que no ibas a volver a repetir?– Preguntó arqueando una ceja quitándole los audífonos a Aaron y saliendo de la cocina.
Rafael.
El peliazul caminó por el pasillo hasta toparse con la habitación de Eloise, donde escuchó cómo alguien arrojaba cosas en una maleta, con cuidado entró en la habitación sorprendiendo a la chica, pero esta rodó los ojos al recordar que es ciego.
–Hola Eloise– Saludó con una sonrisa el vampiro.
–Hola– respondió de mala gana la chica abriendo unos cajones de su armario, sacando ropa y metiéndola en la maleta.
–¿Sucede algo? Por tu tono de voz pareces no tener buena cara.
–Es la única que tengo, ¿Qué le puedo hacer?– Respondió cerrando la maleta y bajandola de la cama.
–¿A donde piensas ir con esa maleta?– Preguntó apoyándose en el marco de la puerta ladeando la cabeza, la castaña lo miró con los ojos abiertos como platos.
–¿Como sabes que esto es una maleta?
–Intuición...
– Igual, estoy arta de todos ustedes ya no los soporto, ¡Ahora me verás pasar por esa puerta y...
–...– Hubo un silencio en donde Eloise analizó sus palabras y su expresión de enojada cambió completamente a sorpresa y vergüenza.
–¡Rafael lo siento yo...!
–Puedo estar muerto, puedo estar ciego, pero al menos yo sí tengo madurez– Pronunció para irse de la habitación y cerrar la puerta detrás de él.
–¿Qué puedo hacer para compensarte?– Preguntó la chica saliendo de su habitación y vídeo como Rafael se detenía a mitad del pasillo.
–Lo que quiero en estos momentos es ser sordo...
–Rafael...
–Al menos ten conciencia de lo que haces– Antes de empezar a alejarse sintió cómo unos brazos lo rodeaban por la cintura.
–Lo siento... – Escuchó susurrar a Eloise y colocó sus manos delicadamente sobre las de la chica.
–Solo... Ten cuidado con lo que dices, quien te escucha y a quien se lo dices.– Terminó de decir para alejarse y escuchar un grito agudo por parte de Eloise y como esta pateaba la pared y después se quejaba.
Ethan.
Eloise se asomó por la gran ventana del segundo piso, la misma por la cual Iván se abalanzó sobre ella y la tiró por accidente.
Suspiró sintiendo cómo un escalofrío invadía su cuerpo, lo recordaba a la perfección, la ventana ya estaba reparada, estaba como nueva, como si nada hubiese pasado.
En eso sintió cómo unas manos hacían el intento de empujarla y al ver el ventanal en frente de ella soltó un grito junto que se alejaba lo más que pudo del ventanal.
A sus espaldas logró ver a Ethan muriendose de la risa.
–¡Eso no tiene gracia! ¡Casi me da un infarto!– Gritó notando como sus manos y todo su cuerpo temblaban.
–Te encanta hacer bromas, así que pensé que una cucharada de tu propia medicina no te haría mal– Comentó cruzándose de brazos con una sonrisa burlona.
–¡¿Tirarme por una ventana es una lección?!– Preguntó con los nervios a flor de piel y las mejillas sonrojadas.
–Tal vez, si caes no vas a hacerte daño.
–¡¿Y que tal si sí?!
–No lo sé, me libraría de una plaga como tu– Dijo despreocupadamente el albino yéndose del pasillo y dejando a Eloise sola.
Más tarde esa misma noche Ethan y Eloise caminaban al bosque, por petición de Ethan ambos estaban yendo a la disco del pueblo, y justo estaban pasando por un puente alto sobre un río.
–Esta si que es una larga caída, ¿No crees?– Preguntó Ethan deteniéndose y asomándose por los barandales, lo que no sabía era que cierta chica se le había ocurrido una idea maquiavélica a modo de venganza.
–Si, sobre todo para ti– Dijo empujando al albino quien quedó sujetándose de la baranda y rápidamente Eloise se agachó, tomó los pies del chico y los alzó para que este cayera.
–¡Pulga malcriada!– Gritó quedando guisado del puente –¡Subeme ahora mismo si sabes lo que te conviene!– Volvió a decir de la misma manera, estaba furioso.
–Tu eres fuerte, deberías poder subir solo– Contestó Eloise apoyando sus codos en el barandal y jugando con los dedos del vampiro intentando que este se soltara.
–Eres una malcriada– Murmuró para intentar subir, pero Eloise empujó hacia abajo al chico para que este no pudiera subir.
–¡Déjate de juegos! ¡Esto no tiene gracia!– Gritó y una sonrisa burlona se dibujó en los labios de la castaña.
–Que raro, creo que eso es lo mismo que dije hace unas horas y cierto vampiro no me hizo caso, en fin se la vi, debo irme– terminó de decir para quitar los dedos del albino del barandal y hacer que este cayera al río para después emprender rumbo a la mansión.
Horas más tarde Ethan llegó a estando completamente empapado y furioso.
–¿Otra de sus bromas?– Preguntó Rafael que pasaba por ahí y logró oler lo húmedo que estaba Ethan.
–¿Tu que crees?– Preguntó con ironía.
–Está en tu habitación– Informó Rafael escuchando como Ethan subía las escaleras a toda prisa, pero una chica castaña salió por debajo de las escaleras y se acercó al peliazul.
–Gracias por no delatarme.
–Un día de estos vas a meterte en muchos problemas.
–Lo sé, y ese día voy a estar preparada.
Una vez el albino llegó a su habitación no encontró a Eloise, pero sí una nota de esta encima de su cama.
¿Estaba refrescante el agua?
El vampiro destrozó el pedazo de papel –¡Mocosa!– Gritó y Eloise salió corriendo directo a su habitación a encerrarse.
Ivan.
–Eloise, tu habitación huele a que un animal se murió dentro y entró en etapa de descomposición– Regañó Vladimir a Eloise, quienes estaban en la sala, la castaña solo se le quedaba viendo y miraba su celular una que otra vez.
El vampiro más joven estaba a punto de entrar en la sala, pero la voz del aristócrata lo detuvo y lo hizo esconderse detrás del muro.
–Que exagerado, solo no lo limpio desde el mes pasado.– Respondió la castaña despreocupada y con una sonrisa burlona.
–Peor aun, necesito que limpies tu habitación, puede llegar una visita y está tu habitación echa un desastre.
–¿Y las visitas van a entrar a mi habitación?– Preguntó arqueando una ceja –Te recuerdo que no tengo amigos que vengan y puedan entrar a mi habitación, deja de ser tan inspector de salubridad.
–Solo quiero que puedas expresarte en una estancia limpia.
–Así yo me expreso, es más, yo no soy desordenada, solo le doy libertad a mis cosas de estar donde quieran, no como alguien que ni al jardín me deja salir– Murmuró esto último posando sus manos en su cintura.
–Iván– Llamó el mayor volteando a ver a la puerta de la sala donde el rubio se asomó lentamente. –¿Podrías ayudarme?
–¡¿Iván?!– Dijo sorprendida Eloise antes de echarse a reír –¿Con que moral Iván va a decirme que sea ordenada cuando ni el limpia a voluntad propia su habitación?– preguntó Eloise desbloqueando su celular.
–Es verdad– Comentó esta vez Iván avergonzado –pero por favor Eloise, no encontrarías nada con tu habitación desordenada.
–¿Quieres apostar?– Retó la castaña y los tres se fueron a la habitación de esta.
–Muy bien ¿Donde están los juguetes de Kiki?– Preguntó Vladimir.
–Están debajo de la cama– Señaló la menor con una sonrisa, Iván se agachó y efectivamente, los juguetes del perro estaban debajo de la cama junto a una caja.
–¿Donde están tus zapatos?– Preguntó Iván levantándose.
–Encima del armario– El vampiro más joven se asomó y ahí estaban los zapatos de la castaña.
–¿De acuerdo?, eso es un lugar inusual para los zapatos– Comentó Vladimir rodando los ojos. –¿Donde están los aparatos con los cuales escuchas música?
–¿Cuáles? ¿Los que se dañaron hace poco, los grandes, los pequeños o los que funcionan más o menos?
–Todos– Dijo esta vez Iván.
–Todos están en esa caja debajo de mi cama, menos los dañados, están encima de mi tocador– Ambos revisaron los lugares que había dicho Eloise y encontraron las cosas.
–De acuerdo Eloise, tú ganas– Suspiró Vladimir –Pero por favor Eloise, no estaría mal que al menos recogieras un poco tu habitación y... ¿Ese es mi cepillo de cabello?– preguntó tomando el cepillo de una caja casi a desbordar de la chica. –¿Que haces con mi cepillo?
–Lo encontré en una de las mesas de la sala cuando debería estar en su habitación, ¿Quien fue el desordenado tu o yo?– Preguntó con una sonrisa burlona logrando sacarle una carcajada a Iván la cual calló inmediatamente al ver la mirada asesina del rubio.
–Solo limpia un poco– Regañó saliendo de la habitación dejando a ambos jóvenes solos.
–¿Sabes cuál es el colmo?– Preguntó Iván con un sonrisa.
–¿Qué?
–Que yo tengo mi habitación igual o peor que la tuya... Y no encuentro nada– Tras esas palabras ambos chicos rieron a carcajadas.
--------------------------
¡Hola! Esperamos que les haya gustado, no olviden comentar, dejar su estrellita y seguirnos.
Ni olviden seguirnos en nuestra página de Instagram donde publicamos muchas cosas y avisamos cuando subiremos el siguiente episodio.
@Markyuna