Vladimir.
Hoy es San Valentine, día del amor y la amistad, el sol empezaba a salir. Eloise estaba cerrando todas las cortinas de la mansión por seguridad.
Mientras todos los vampiros se preparaban para ir a dormir, la chica entró a su habitación, se colocó sus zapatos, un abrigo y de su escritorio tomó unas cuantas cartas.
Rápidamente bajó las escaleras y tropezó con Vladimir cayendose en el proceso, pero el rubio fue más rápido y tomó la muñeca de Eloise antes de que pasara a peores.
–Señorita no corra o posiblemente vuele escaleras abajo– Pronunció el vampiro ayudando a estabilizarse a la castaña.
–Lo siento, llevo algo de prisa– Comentó con las mejillas sonrojadas.
–¿Que hace aun despierta? El sol está saliendo y es hora de dormir.
–Lo sé, pero debo ir rápidamente al pueblo a entregar algo en la oficina de correos.
–¿Y se puede saber que es algo para que vaya al pueblo de día y sola?– Levantó una ceja.
–Son cartas para el día de San valentine, para mis amigos del orfanato.
–San valentine...– Repitió el vampiro en un murmuro viendo a su cáliz.
–También él día del amor y la amistad, bueno, tengo que irme, prometo volver lo más pronto que pueda– Se despidió la chica corriendo a la puerta principal para salir y cerrarla rápidamente.
El vampiro se encogió de hombros y caminó hasta su habitación, donde en la cama encontró una carta, la cual tomó y leyó.
Mientras la leía una sonrisa se coló por sus labios, era una carta de Eloise para él por el día de San valentine, diciéndole que aunque ese encuentro por primera vez no terminó como se esperaba, no se arrepentía de conocerlo, a pesar de su actitud un poco malhumorada lo quería tal y como era.
El vampiro, aun con esa sonrisa y la carta en manos, miró desde la ventana de su habitación el jardín antes de cerrar las cortinas.
Eloise volvió del pueblo al medio día, cerró la puerta y notó la mansión en silencio, como siempre, subió a su habitación, y lo primero que llamó su atención, fue un florero en su escritorio con ciclanes, rosas, violetas y una pequeña nota a su lado.
La tomó con curiosidad y la leyó.
"Jamás pensé que terminaría haciendo esto en este día, pero es para usted, espero que le gusten –Vladimir."
Una sonrisa de oreja a oreja apareció en el rostro de la castaña, con el cansancio apoderándose de ella, se cambió y se acostó en su cama, el lindo florero fue lo último que vio antes de caer en los brazos de morfeo.
Beliath.
Beliath empezó a abrir los ojos poco a poco, rodó en la cama hasta mirar su calendario.
13 de febrero, rodó los ojos, ese día y el siguiente son despreciados para él, no podía ir al pueblo a disfrutar, ya que le llovían las mujeres con regalos, cartas y flores.
Hasta que Eloise pasó por su cabeza y una sonrisa apareció en sus labios junto que mordía su labio inferior pensando en que podría regalarle a su cáliz.
Rápidamente se visitó y fue directo a la puerta principal de la mansión.
–¿Vas a ir a ver a tus admiradoras?– Preguntó la chica de repente sobresaltado a Beliath.
–Eso no es lo importante, lo importante es que yo te admiro a ti– Comentó burlonamente junto que le presionaba la nariz de la chica y la soltaba, y con eso salió de la mansión.
Llegó al pueblo, no había tanta gente, pero la que veía o iba a su casa o se dirigía al bar.
Pasó por las tiendas a ver que vendían, los aparadores están con temática de San valentine, vestidos, chocolates, rosas, arreglos, dulces. Pero nada le llamaba la atención, todo sonaba tan cliché como si lo hubiese echo miles de veces, y claro que si lo hizo.
–¿Tienes una enamorada?– Preguntó una voz conocida a sus espaldas, al darse la vuelta encontró a Ethan con una sonrisa en su rostro.
–Ay amigo– el pelimorado posó su mano sobre el del peliblanco, la sonrisa que tenía desapareció y se transformó en una de preocupación –Ayudame, no sé qué hacer.
–¿En que quieres que te ayude?
–Mañana es San valentine...
–Y quieres que te esconda de las mujeres mientras te vas a tomar unos tragos tranquilo ¿Verdad?
–No, no cómo las otras veces, quiero que me ayudes a ver que le regalo a Eloise.
La sonrisa burlona de Ethan desapareció, rápidamente se quitó uno de sus guantes y pasó su mano desnuda por la frente del vampiro.
–¡Beliath! Creo que estás delirando.
–Ja ja ja, que gracioso– dijo sarcásticamente –En serio– apartó la mano del contrario de su frente. –Necesito tu ayuda, además me la debes.
–¿Qué te debo?... Ah... Eso... Bueno, me gusta la tensión, así que... ni loco pienso ayudarte.
–Oh, vamos...
–De acuerdo, ¿Qué es lo que Eloise más ama?
–¿A mi?
–¡Sus padres cabeza hueca! ¿Recuerdas las cosas que sacamos de su habitación? Estoy seguro de que pertenecían a sus padres, dale eso– terminó de decir para para darse la vuelta e irse.
El 14 de febrero llegó, todos los vampiros empezaron a despertar. Eloise entró a su habitación después de darse una ducha y cambiarse.
Peinó su cabello y notó una caja de madera en forma de libro y decorado con una linda rosa con unos lazos encima de su escritorio.
Abrió la caja como un libro y de su interior cayó una pequeña nota.
"Esto le perteneció a tu madre, eres bien parecida a ella– Beliath"
En el interior de la caja habían pendientes, collares y una foto de la mujer.
–¿Que te parece?– preguntó una voz a sus espaldas, Eloise estaba tan concentrada en la foto que no notó que Beliath había entrado.
–Es muy lindo de tu parte... ¿Donde encontraste todo esto?
–Todo estaba aquí, pero cuando llegaste lo movimos casi todo a la bodega, y como hoy es San valentine... Creí que sería un lindo regalo.
–Es muy lindo– Comentó la chica con una sonrisa y las mejilla sonrojadas.
En eso la puerta de la habitación fue abierta de repente llamado la atención de los dos chicos.
–Hola Vladimir, ¿Qué sucede?
–Alguien cortó una rosa de mi jardín y el único vampiro capaz de hacerlo sin mí autorización es Beliath– El rubio se acercó al escritorio de la castaña y encontró la rosa, la tomó y miró con el ceño fruncido al pelimorado, que estaba aguantando la risa.
–Feliz día de San valentine– pronunció Beliath saliendo corriendo de la habitación bajo la mirada asesina de Vladimir.
Aaron.
Aaron terminó de envolver una pequeña caja con papel rosado y rojo con una cinta dorada, un lazo del mismo color que la cinta y una flor rosa en el centro.
Con las mejillas sonrojadas fue directo a la biblioteca, donde su cáliz se encontraba leyendo un libro en total paz y quietud.
Al entrar llamó la atención de la castaña quien lo miró con una pequeña sonrisa. –Hola Aaron, ¿Que pasa?– Dijo.
El pelirrojo se quedó congelado viendo a la chica, el regalo estaba escondido detrás de él, en un rápido movimiento se dio la vuelta sin dejar ver el regalo y salió de la biblioteca dejando a Eloise confundida.
Más tarde, con el corazón más calmado intentó acercarse a la chica de nuevo.
Ella estaba ahí en la cocina, haciendo un batido, estaba decidido a hacerlo, la castaña se volteó al sentir una presencia detrás suya, por lo que se volteó.
–Hola Aaron– La valentía del vampiro desapareció tan rápido como llegó y se dio la vuelta para irse de la cocina.
Justo ahora el moreno se encontraba con Ivan en la habitación de este último.
–Y no puedo acercarme a ella, cada vez que la veo me congelo– Explicó su situación el vampiro viendo el regalo completamente intacto a su lado. –Tengo miedo de que piense mal, que la estoy evitando.
Eloise estaba en la banca del jardín junto a Rafael, pequeñas lágrimas cristalinas se asomaban por sus orbes claros y resbalaban por sus mejillas.
–No lo entiendo Rafael, siento que me está evitando ¿Acaso he hecho algo mal? ¿He dicho algo que lo ha ofendido?– preguntó la chica volteando a ver al vampiro que acariciaba su espalda para intentar calmarla.
–Eloise, tranquila, seguramente no es nada, ya conoces a Aaron, es algo tímido, pero no creo que hayas hecho algo malo.
Iván tomó por los hombros a Aaron –Sientate, calmate, respirar– pronunció el más joven viendo cómo el moreno se sentaba en su cama.
–No puedo calmarme cuándo pienso que Eloise podría estar en alguna parte de la mansión llorando por mi culpa.
Rafael secó las lágrimas de la castaña y se levantó hasta estar en frente de ella.
–Si de verdad te sientes así habla con él/habla con ella– dijeron los vampiros al unísono estando en diferentes lugares.
–Tienes razón– Respondieron Eloise y Aaron al mismo tiempo caminando al pequeño salón de la mansión donde se encontraron al mismo tiempo.
–Aaron quiero hablarte y no voy a permitir que esta vez te escapes– Habló primero Eloise.
–Yo también quiero hablarte de algo y esta vez no voy a huir.
–¡Perdón!– soltaron al mismo tiempo –¡¿Que?!– volvieron a decir.
–Amm... Tu primero– Dijo Aaron.
–Pues... Quiero disculparme contigo por si he hecho algo malo o sí dije algo que te pudo haber ofendido, no era mi intención.
–Maldita sea– Suspiró el moreno revolviendo sus caballo –De eso estaba por hablarte– miró hacia otro lado apenado –No hiciste nada malo, fui yo que... Yo quería...– De su bolsillo sacó la caja adornada y la sostuvo mientras intentaba hablar.
–¡Maldita sea Aaron! ¡¿En serio?!– Desde el umbral la puerta de la sala estaba Iván viendo molesto a Aaron al ver cuánto le costaba al vampiro decir unas simples palabras, tras gritar eso se fue dejando a esos dos en la sala.
El pelirrojo suspiró y le extendió el presente a Eloise, esta confundida lo abrió, sus ojos se abrieron de par en par al ver la diadema plateada y a lo bordes estaba escrito su nombre en dorado.
–Está... Hermoso... Aaron...
–Eso es lo que... Quería darte pero no podía.
Felíz y agradecida lo abrazó muy fuerte. Después de unos minutos la voz inconfundible de Rafael llegó a la escena.
–¿No tenías algo que darle tu también Eloise?
Eloise saltó de emoción y corrió a su habitación, pero volvió y miró a Aaron.
–¿Que haces ahí parado? ¡Sigueme!
Después de unos minutos el moreno reaccionó para seguirla hacia su habitación. Pasó algo de tiempo donde Eloise estaba tan concentrada buscando aquel regalo tan importante, hasta que al fin ella salió de su habitación con las manos detrás de ella.
–Espero que te guste– Pronuncio timidamente mostrando un anillo dorado con una rubí en el centro, a los costados estaba escrito su nombre y el de la castaña.
–De eso no habrá duda– Comentó con un sonrisa colocándose el anillo.
–Que bonito~– entró a escena Iván desde un costado.
–Jeje... Gracias por ayudarme– Aaron pasó su mano por su nuca avergonzado.
Eloise tomó la mano de Aarón haciendo que él volteara hacia ella y con un tono penozo dijo.
–Felíz San Valentín.
Rafael.
Era de mañana y Eloise paseaba por el pueblo dispuesta a volver a la mansión al ver cómo el sol empiezaba a esconderse.
Justo pasó por una tienda de libros. Y en el aparador vio uno que le llamó la atención y la hizo voltear casi de inmediato.
Con una sonrisa en sus ojos entró a la tienda y compró el libro, ella sabía de cierto vampiro que le interesaría.
Al volver a la mansión encontró a Aaron bajando las escaleras.
–Buenas noches Eloise– Saludó el moreno con una sonrisa, la cual fue devuelta.
–Buenas noches Aaron, de casualidad ¿Sabes dónde está Rafael?
El vampiro asintió –Está en la sala leyendo, ha estado preguntando por ti desde que despertó, lo más recomendable es que vayas a verlo.
–Y eso haré, tengo un pequeño regalo para él por el día de San valentine– Dijo para empezar a caminar a la sala.
Al llega a dicho lugar encontró a Rafael leyenda un libro con la yema de sus dedos, sentado en un sofa, con la cabeza clavada en el fuego de la chimenea.
–Ya me estaba preguntando cuando llegarías– Pronunció Rafael volteando la cabeza hacia donde sentía la presencia de su cáliz.
–Lo importante es que estoy aquí– Respondió acercándose al vampiro y sacando de su bolso en libro. –Le he traído un pequeño regalo... Se lo mucho que ha querido tenerlo...
El peliazul se levantó del sofá, extendió sus manos y en estas recibió el obsequio, pasó sus manos por este contorneandolo
–Es un libro– Aseguró el vampiro buscando el título.
–Se titula"orgullo y prejuicio", No está apto para usted, pero era el único que quedaba en todas las tiendas del pueblo más cercano, por lo tanto me gustaría leerselo... Si me lo permite.
–Poder escuchar su voz ya es un honor para mi, se lo agradecería mucho– Respondió con una sonrisa y las mejillas sonrojadas.
–También quiero darle algo... Puede que le interese.– Rafael sacó del bolsillo de su pantalón una foto vieja y un poco perdida por el tiempo.
La chica vio la foto y una lágrima traicionera salió de sus orbes claros.
La foto era de sus padres sosteniéndola a ella cuando tan solo era una bebé, enfrente de esa mansión un poco mejor cuidada por fuera.
–Son ellos...
–La encontramos cuando usted llegó a la mansión, la guardamos junto a más cosas en la bodega, si está dispuesta puedo mostrarle donde está lo de...– sus palabras fueron interrumpidas por unos brazos que lo rodearon.
–Por ahora no hace falta, con esto está bien, gracias– terminó de decir para ser abrazada por el contrario.
A pesar de los sonrojos que Eloise tenía en sus mejillas susurró levemente tartamudeando –Ra-Rafa... Yo...
–¿Qué sucede?– Preguntó posando su mano en la mejilla de su cáliz acercándose poco a poco a su rostro.
Eloise cerró sus ojos poco a poco dejándose llevar por el momento; Anhelaba ese momento, a pesar de que las circunstancias no fueran las correctas. Concentrada rodeó el cuello de aquel vampiro con sus brazos acariciando levemente el cabello de este.
Rafael rodeó a Eloise por la cintura y la atrajo más a él hasta que sus cuerpos quedaron completamente pegados.
–Rafael... Yo...
–Quiero que sepas que...
–¡Oye Rafa! ¿No sabes do...– Ethan entró en la sala y sus ojos se abrieron como platos al ver el momento intimo que acaba de interrumpir.
Eloise desvío la mirada a otro lado con las mejillas rojas y separándose del vampiro avergonzada, Rafael suspiró molesto.
–Ethan ¡¿En serio?! Yo lo deje en tu habitación, ¡A plena vista!– Dijo enojado Rafael antes de que Ethan dijera una de las parlaterias de las suyas.
Aquel chico de ojos claros de fue casi corriendo de la sala con una sonrisa picara y burlona.
–Lo escuché venir, pero no pensé que iba a entrar– Pronunció Rafael con las mejillas sonrojadas que se notaban debajo de su venda.
–Que raro que Ethan interrumpiera un momento así– Respondió sarcásticamente la chica.
Una mano se posó en su mejilla y la hizo voltear a ver al vampiro, el peliazul se acercó y plantó un beso en la frente de Eloise.
–Bueno... me tengo que ir– Dijo la castaña sonrojada empezando a caminar a la puerta de la cocina pero se detuvo en el umbral y volteó a ver al vampiro que buscaba el libro que estaba leyendo.
–Rafael...– Llamó la chica, el vampiro volteó la cabeza a donde provenía la voz.
–¿Si?
Eloise suspiró y corrió en dirección al vampiro y se abalanzó sobre este abrazándolo y ambos cayeron en la alfombra, uno arriba de otro.
–Lo siento... Feliz San valentine– Susurró para dejar un beso en la punta de la nariz de este.
Con una sonrisa Rafael tomó delicasamente a Eloise por la nuca y la atrajo hasta él para darle un dulce besó en los labios el cual fue correspondido casi al instante.
Ethan.
Ethan y Eloise caminaban al Moondance, la castaña no comprendía como ni cuándo el vampiro logró convencerla para ir un día en el que se celebraba el amor y la amistad.
Al llegar la fuerte música retumbó en los oidos de la castaña, quien por acto de reflejo tapó sus oídos con fuerza con sus manos.
–¡Oh vamos! No me vengas a decir que es la primera vez que vienes a un lugar así– Reclamó Ethan tomando el hombro de eloise y llevándola a un de las mesas donde el ruido de la discoteca disminuía un poco.
–Por suerte si, no puedo creer que me hayas convencido, es decir, este lugar es horrible, solo bebidas alcohólicas, personas con un solo propósito...
–No es lo único que se hace aquí, se viene a disfrutar, no a ser la jueza cuando te da la gana.
Una chica que tenía una ropa muy provocativa llegó a tomar la orden de ambos, pero aún así esta se quedó coqueteando con Ethan. Y este último no parecía molestarle en lo absoluto.
–Voy al baño, si es que no le hiciste algo para cuando vuelva– Mencionó Eloise aunque fue ignorada por ambas personas en la mesa.
La chica rodó los ojos y fue directo al baño, se lavó las manos y se las secó, hasta en los sanitarios se escuchaba la música a todo volumen.
Al volver a la mesa donde estaba el vampiro la chica ya ni estaba, un poco incomoda recargó su cabeza y su brazo en la mesa dejando ver una pequeña pulsera con la inicial "M" en ella, Ethan al percatarse de ello frunce el ceño.
–¿De quien es eso?
–Obviamente es mío, ¿Por qué?
–Esa "M"... ¿Qué significa?
–Es el nombre de mi mejor amigo, me la dió en el orfanato antes de irse
–Que bueno... – Murmuró desviando la mirada, pero aun así no podía dejar de mirar a Eloise de vez en cuando, y más que todo la pulsera.
Al terminar la noche volvieron a la mansión, ambos no hablaron mucho de camino a casa, pero Ethan no podía dejar de pensar en aquella pulsera que tanto Eloise quería.
Una idea se pasó por su mente, era una locura, ya que ni sabía nada al respecto del tema, pero se puso manos a la obra.
Al día siguiente Eloise estaba apunto de salir de la mansión hasta que una mano le tocó el hombro asustandola.
–¡Aaahh! ¡Ethan me...– no pudo seguir con su oración al ver la cara de tonto y pena que tenía Ethan acompañado de un sonrojo que tocaba sus orejas.
–Y-Yo... – Tartamudeo el paliazul tratando de decir lo que ya había ensayado en su cuarto a solas.
Eloise cerró la puerta principal para evitar que los rayos del sol pasarán, después posó su mano en el hombro del chico para intentar calmarlo.
–Cálmate y dime.
–Tengo un regalo para tí...– Dice mirando hacia otro lado sonrojado, apenado y sacando una pequeña caja de colo azul.
–Ethan ¿Te sientes bien?– impactada, pregunta aquella chica de piel blanca.
Confundida toma el obsequio y al abrirlo se encuentra con una pulsera con la Inicial "E" con un corazón de color azul a su lado derecho.
–Aww Ethan... Es muy lindo me encanta~ gracias.
–D-De nada...– Respondió tocándose la nunca dejando ver en su cuello un collar.
–¿Te regalaron un collar?
–No... También lo hice yo... Tiene tu inicial... Que también es la E...
Ella sonrió levemente, y el sonrojo de Ethan aumentó.
–Calmate no te voy a comer – Bromeó Eloise colocando sus manos en su cintura.
–¡Oye! Esa es mi linea deja de copiarte...
–Jaja no es divertido ¿Verdad?– Rió para después tomar la mano de Ethan –Gracias de verdad... Me encanta....
El solo sonrió y abrió la boca par hablar.
–No es mi culpa que yo sea todo lo que odies y tú seas todo lo que ame.
Iván.
El vampiro más joven empezó a despertar poco a poco, rodó en la cama hasta lograr ver el calendario que colgaba en la pared de su habitación.
–14 de febrero– murmuró con una pequeña sonrisa al recordar muchos cosas de esa fecha, en la cual antes de su transformación, disfrutaba pasar ese día con sus amigos, caminar por el parque con la chica que solía gustarle, preparar galletas, globos y rosas para las vendimias de su escuela.
Se quedó en su cama mirando el techo tranquilamente, sus pensamientos fueron azotados por Eloise al recordar lo que pasó la otra noche, sus ojos claros cansados, su tono de piel más pálido de lo normal, y parte de su cuello y su hombro manchados de sangre.
En ese momento estaba muy hambriento y no fue muy delicado con ella, estaba consciente de que casi la mata si no fuese porque Aaron quien llegó en ese momento.
Las mejillas del vampiro tomaron un color carmesí, el remordimiento lo estaba consumiendo, sentía que debía de hacer algo para compensarle.
Miró el calendario una última vez y saltó de la cama, se vistió y salió caso corriendo de su habitación directo al jardin, donde encontró a Vladimir cuidando de este.
–Vladimir– Llamó el menor con una sonrisa captando la atención del vampiro mayor.
–¿Que sucede Iván?– Preguntó Vladimir volteando a ver al chico.
–¿Puede ayudarme a hacer un ramo de flores? Es un pequeño detalle.
–¿Para quien?
–Es... Para Eloise– Los ojos del contrario se abrieron de par en par, no le salían las palabras de la boca, pero asintió.
pasaron al rededor de media hora haciendo un lindo ramo de flores de rosas y tulipanes, le cortaron las espinas y lo amarraron con un lazo dorado.
–Gracias Vladimir.
–No hay problema– Pronunció el mayor volviendo a atender su jardín.
Eloise caminaba por los pasillos de la mansión directo a su habitación, nuevamente se sentía cansada, perdió mucha sangre y sentía que debía descansar.
De repente sintió como unos brazos la rodeaban y una capa la cubrió.
–Iván... por favor no– murmuró la chica –No tengo fuerzas suficientes para alimentarte...
La castaña sintió como algo fue colocando en sus manos y cuando el vampiro se apartó de ella logró ver el ramo de flores.
–No vengo a alimentarme, vengo a disculparme– Esas palabras sorprendieron a la castaña –Creo que me excedí y... Pude haberte matado.
–No tienes la culpa, todo está bien, me recuperaré...
El rubio no dijo nada, solo cargó a su cáliz al estilo Princesa y la llevó hasta la habitación de esta y la recostó en la cama.
–Lo siento– susurró cubriéndola con las sabanas, Eloise se quedó profundamente dormida cuando su cabeza tocó la suave almohada. –No quería hacerte daño– Iván tomó la mano de la chica y la besó delicadamente junto que le acariciaba la mejilla.
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¡Ay que lindos nuestros vampiros!, hasta Ethan fue lindo, me sorprende, pero bueno.
¡Esperemos que les haya gustado mucho! Y recuerden que mañana tienen un capítulo más.
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Chau!