Annie y las Reliquias de la M...

De -luxtomlinson

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La caza de horrocruxes comenzó. Annie tiene en claro que todo aquí es vivir o morir, correr por tu vida y ser... Mais

C A S T
1. El comienzo del final
3. La llegada a la Madriguera
4. Un día ajetreado
5. La visita del Ministro
6. El ministerio ha caído
7. El ataque en el café
8. Grimmauld Place
9. La visita de Sirius
10. Mundungus
11. Entrando al Ministerio
12. Comenzando el campamento
13. Las cosas se complican
14. Recolectando información
15. La pelea
16. El Valle de Godric
17. La tenebrosa serpiente
18. Uno más
19. La vida de Dumbledore
20. Reunidos de nuevo
21. Visitando a los Lovegood
22. Las Reliquias de la Muerte
23. Atrapados
24. Malfoy Manor
25. La tortura
26. Shell Cottage
27. Ollivander
28. Trazando los planes
29. El plan en marcha
30. Gringotts
31. La bóveda Lestrange
32. La llegada a Hogsmeade
33. La historia de Ariana
34. Devuelta en Hogwarts
35. La antesala de la lucha
36. ¡¿Que él hizo qué?!
37. La Sala de Menesteres
38. Estaba muerto
39. ¿Eres un mago o qué?
40. La muerte de Snape
41. No puedes dejarme
42. La guerra aún no termina
43. Muerto
44. Podían ser una familia ahora
Epílogo

2. Tu Harry

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De -luxtomlinson

-Aquí es -dijo Annie al ver el número cuatro de Privet Drive. Aún recordaba cuando la visitó en quinto año.

Los tres avanzaron por el pequeño jardín que había. Annie alzó la mano y tocó la puerta.

-¿Por qué todas las casas son iguales? -preguntó Blaise.

-Cosas de muggles, supongo -respondió Annie. Esperaron unos segundos más hasta que la puerta fue abierta.

Harry estaba frente a ellos. Había cambiado desde la última vez que se vieron. Se veía más alto, y según Annie más guapo.

-Qué hay, Harry. Has pasar a tu novia antes de que comience a babear -se burló Blaise. Annie le dio un golpe mientras Harry sonreía. El azabache se hizo a un lado para dejarlos pasar. Cuando todos estuvieron dentro y la puerta se hubo cerrado, Harry tomó a Annie de la cintura y la besó. Ella sonrió divertida pero rodeó su cuello con sus brazos. Lo había extrañado.

Se separaron y juntaron sus frentes, sonriendo.

-Te extrañé -susurró Harry. Annie acarició su cabello.

-Yo también -respondió. Soprendida, se puso de puntas y dejó un beso en sus labios- creciste, Potter.

Harry bufó.

-¿Qué creías que no lo haría?

-¿Quieres que responda? -preguntó divertida. Harry rodó los ojos.

-Mejor vayamos con Theo y Blaise, mala novia -dijo Harry. Annie abrió la boca ofendida. El azabache sonrió y besó su mejilla para después guiarla hacia la cocina.

Theo y Blaise estaban sentados sobre los mesones, hablando.

-Creí que su saludo tardaría más -dijo Theo.

-Esta fue la primera parte -dijo Harry guiñándole un ojo. Annie puso los ojos en blanco. El azabache pareció recordar algo- ¿dónde está Issa?

-En la Madriguera. La llevaron por traslador hace unas horas -le respondió. El azabache asintió.

Hubo un rugido repentino y ensordecedor en algún lugar
cercano. Annie se enderezó y junto a los chicos sacó su varita. Los cuatro se aproximaron a la ventana para poder ver lo que sucedía.

La oscuridad pareció ondear, el aire mismo tembló. Entonces, una por una, empezaron a aparecer figuras a la vista cuando los Encantamientos Desilusionadores se iban alzando. Dominando la escena estaba Hagrid, llevando un casco y guantes y sentado a horcajadas en una enorme motocicleta con un sidecar negro adjunto. A su alrededor los demás estaban desmontando de escobas y, en dos casos, de esqueléticos y negros caballos.

Annie sonrió y salió rápidamente para encontrarse con sus amigos.

-¡Hermione! -exclamó emocionada y se lanzó a abrazar a su mejor amiga. Ambas rieron intentando no caer al suelo. Se separaron y a continuación abrazó a Ron.

-¡No esperaba a tantos! -exclamó Harry detrás de Annie.

-Cambio de planes, -gruñó Ojoloco, que sujetaba dos enormes sacos, y cuyo ojo mágico estaba girando del cielo oscurecido a la casa y el jardín con mareante rapidez-. Pongámonos a cubierto antes de hablar de ello.

Harry les condujo de vuelta a la cocina donde, riendo y charlando, se sentaron en sillas, sobre los brillantes mostradores. Annie pudo divisar a Sirius cuando la multitud se dispersó un poco y sonriendo se acercó a él.

-¡Papá! -exclamó sonriente abrazándolo. Sirius rió y la estrechó fuertemente.

-Cualquiera diría que me extrañaste -dijo divertido. Se separó de él y repasó a todos los que se encontraban ahí.

Estaba Ron, Hermione, Theo, Blaise, Ojo loco, Fred, George, Bill, el señor Weasley, Tonks, Fleur, Kingsley, Hagrid, Sirius y para sorpresa de la castaña, Mundungus Fletcher. Se acercó de nuevo a Harry para mantenerse a su lado y calmarlo una vez que le contaran los planes.

-Kingsley, creía que estabas ocupándote del Primer Ministro Muggle. -gritó Harry a través de la habitación.

-Puede pasar sin mí una noche, -dijo Kingsley-. Tú eres más importante.

-Muy bien, muy bien, tendremos tiempo para una cariñosa bienvenida después, -rugió Moody sobre el tumulto, y se hizo el silencio en la cocina. Moody dejó caer sus sacos a sus pies y se volvió hacia Harry-. Como Dedalus probablemente te ha dicho, hemos abandonado el Plan A. Pius Thicknesse ha caído, lo que nos presenta un gran problema. Ha convertido en asunto penado con cárcel el conectar esta casa con la Red Flu, colocar aquí un Traslador, o Aparecer dentro o fuera. Todo hecho por bien de tu protección, para evitar que Ya-sabes-quien llegue hasta ti. Una absoluta estupidez, dado que el encantamiento de tu madre ya hace eso. Lo que ha hecho en realidad es evitar que salgas de aquí a salvo. Segundo problema: Eres menor de edad, lo que significa que todavía pueden Rastrearte.

-No sé…

-¡El Rastro, el Rastro! -dijo Ojoloco impacientemente-. El encantamiento que detecta la actividad mágica alrededor de un menor de diecisiete años, ¡así es como el Ministerio está al corriente de la magia menor de
edad! Si tú, o cualqueira a tu alrededor, lanza un hechizo para conseguir que salgas de aquí, Thicknesse lo sabrá, y también los mortifagos.

-No podemos esperar a que el Rastro se rompa, porque en el momento en que cumplas diecisiete perderás toda la protección que tu madre te dio. Para abreviar, Pius Thicknesse cree que ha conseguido acorralarte buena y apropiadamente.

-¿Entonces qué vamos a hacer?

-Vamos a utilizar los únicos métodos de transporte que nos quedan, los únicos que el Rastro no puede detectar, porque no necesitamos lanzar hechizos para utilizarlos: escobas, thertrals, y la motocicleta de Hagrid.

Annie estaba en desacuerdo con ese plan, pero no encontraron otra manera de transportar a Harry.

-Ahora bien, el encantamiento de tu madre se romperá  solo con dos condiciones: cuando seas mayor de edad, o -Moody gesticuó hacia la inmaculada cocina- cuando ya no llames a esta casa tu hogar. Tú, tu tía y tu tío están separándose esta noche, se entiende plenamente que nunca más van a vivir juntos, ¿correcto?

Harry asintió.

-Así que en ese momento, cuando salgas, no habrá vuelta atrás, y el encantamiento se romperá en el momento en que abandones sus límites. Estamos escogiendo romper el encantamiento antes, porque la alternativa es esperar a que Quien-tú-ya-sabes venga y te agarre en el momento en que cumplas diecisiete.

-La única cosa que tenemos a nuestro favor es que Quien-tú-ya-sabes no sabe que te trasladamos esta noche. Hemos filtrado un rastro en el Ministerio. Creen que no te marcharás hasta el treinta. Sin embargo, es con Quien-tú-ya-sabes con quien estamos tratando, así que no podemos confiar en que se contende con la fecha equivocada; debe tener un par de mortifagos patrullando los cielos en el área en general, solo por si acaso. Así que hemos proporcionado a una docena de casas diferentes todas las protecciones que hemos
podido lanzarles. Todas tienen el aspecto de poder ser el lugar donde vas a ocultarte, todas tienen alguna conexión con la Orden: mi casa, la de Kingsley, La de Muriel la tía de Molly… te haces una idea.

-Si -dijo Harry.

-Te llevaremos con los padres de Tonks. Una vez estés dentro de los límites de los hechizos protectores que hemos puesto en su casa podrás utilizar un Traslador hasta la Madriguera, ¿Alguna pregunta?

-Eh… si, -dijo Harry-. Quizás no sepan a cual de las doce casas seguras me dirijo al principio, ¿pero no será obvio una vez -realizó un contoneo de cabeza rápido- catorce de nosotros volemos hacia la casa de los padres de Tonks?

-Ah, -dijo Moody-. Olvidé mencionar la clave del plan.
Catorce de nosotros no volarán hacia la casa de los padres de Tonks. Habrá siete Harry Potters atravesando los cielos esta noche, cada uno de ellos con un compañero, cada pareja se dirigirá a una casa segura
diferente.

De dentro de su capa Moody sacó ahora un frasco de lo que parecía barro. Sintió como Harry se tensaba a su lado.

-¡No! -dijo ruidosamente, su voz reverberó en la cocina-. ¡De ningún modo!

-Les dije -canturreó Annie.

-¡Si creen que voy a dejar que seis personas arriesgen sus vidas…!

-…porque es la primera vez para todos nosotros, -dijo Ron.

-Esto es distinto, fingir ser yo…

-Bueno, a ninguno de nosotros le apetece mucho, Harry, -dijo Fred seriamente-. Imagina que algo sale mal y nos quedamos flacos y huesudos para siempre.

-Hey, respeto a mi novio -bromeó Annie.

-No podrán hacerlo si no coopero, necesitan que les dé algo de pelo.

-Bueno, ese es el fallo del plan, -dijo George-. Porque no hay ninguna manera en que podamos conseguir un poco, y más con la ayuda de Annie.

Harry la miró de reojo y ella le sonrió inocente.

-Que gracia, -dijo Harry-, realmente gracioso.

-Si tiene que ser a la fuerza, entonces así será, -gruñó Moody, su ojo mágico estaba ahora temblando en su cuenca mientras miraba fijamente a Harry-. Todo el mundo aquí es mayor de edad, Poter, y están preparados para afrontar los riesgos.

Mundungus se encogió de hombros e hizo una mueca, el ojo mágico viró lateralmente y le observó a través de la cabeza de Moody.

-No tenemos tiempo para discusiones. Se agota el tiempo. Quiero unos cuantos de tus cabellos, chico, ahora.

-Pero esto es una locura, no hay necesidad…

-¡No hay necesidad! -ladró Moody-. ¿Con Quien-tu-ya-sabes ahí fuera y la mitad del Ministerio de su parte? Potter, tendremos suerte si se ha tragado el cebo y está planeando emboscarte el treinta, pero tendría que estar loco para no tener a un mortifago o dos vigilándote, es lo que haría yo. Puede que no sea capaz de sacarte de esta casa mientras el encantamiento de tu madre aguante, pero este se romperá y saben la posición aproximada del lugar. Nuestra única oportunidad es utilizar señuelos. Ni siquiera Quien-tú-ya-sabes puedes dividirse a sí mismo en siete.

Annie compartió una mirada algo divertida con Harry y ella ladeó la cabeza, riendo por lo bajo.

-Así que, Potter… algunos de tus cabellos, si te place.

Harry hizo una mueca pero no se movió.

Annie bufó y se acercó a él.

-Si cooperas... tal vez haya recompensa -le susurró al oído. Harry la miró de reojo interesado y alzando una ceja.

Con todos los ojos fijos en él, Harry subió la mano hasta
su coronilla, agarró un manojo de cabellos, y tiró.

-Bien, -dijo Moody, avanzando cojeando mientras sacaba el tapón al frasco de poción-. Directamente dentro, si te place.

Harry dejó caer el cabello en el líquido lodoso. En el momento en que este hizo contacto con su superficie, la poción empezó a echar espuma y vapor, al momento se volvió clara y de un dorado brillante.

-Es bonita -comentó Annie.

-Bien entonces, falsos Potter alineaos aquí, por favor, -dijo Moody. Ron, Hermione, Fred, George, y Fleur se alienaron delante del brillante fregadero de Tía Petunia. Harry sintió un enorme alivio cuando Annie no se movió de su lado.

-Nos falta uno, -dijo Sirius.

-Aqui, -dijo Hagrid roncamente, y alzó a Mundungus por el cogote y lo dejó caer junto a Fleur, que arrugó la nariz y se movió a la largo de la fila para quedar entre
Fred y George.

-Soy un soldado, yo más bien sería un protector, -dijo Mundungus.

-Cállate, -gruñó Moody-. Como ya te he dicho, gusano invertebrado, cualquier mortifago del que huyamos apuntará para capturar a Potter, no para matarle. Dumbledore siempre dijo que Quien-tu-ya-sabes querría acabar con Potter en persona. Serán los protectores los que más tengan que preocuparse, los mortifagos querrán matarlos.

Mundungus no parecía particularmente tranquilizado, pero Moody ya estaba sacando media docena de vasos del tamaño de hueveras de su abrigo, que repartió, antes de verter un poco de Poción Multijugos en cada uno de ellos.

-Juntos, ya…

Ron, Hermoine, Fred, George, Fleur y Mundungos bebieron. Todos ellos jadearon e hicieron muecas cuando la poción golpeó sus gargantas; al instante, sus
rasgos empezaron a burbujear y deformarse como cera caliente. A Annie le pareció escalofriante y de las cosas más raras que había visto.

Moody, bastante despreocupado, estaba ahora soltando los lazos del mayor de los sacos que había traído con él.

Cuando se volvió a enderezar, había seis Harry Potters jadeando y resoplando frente a él. Annie nunca creyó ver eso.Fred y George se giraron el uno hacia el otro y dijeron juntos.

-Guau… ¡somos idénticos!

-Sin embargo creo que aún así yo sigo siendo más guapo, -dijo Fred, examinando su reflejo en un hervidor.

-Bah, -dijo Fleur, comprobándose a sí misma en la puerta del microhondas-. Bill, no me miges… estoy hogenda.

-Aquellos cuya ropa le venga un poco holgada, tengo alguna más pequeña aquí, -dijo Moody, señalando al primer saco-. y viceversa. No olviden las gafas, hay seis pares en el bolsillo interior. Y cuando se vistan, hay
equipaje en el otro saco.

Annie no sabía cómo sentirse al respecto. Había siete Harrys ahí frente a todos que se cambiaban sin importarles mucho que los miraran.

-Annie ha de estar disfrutándolo -comentó Theo desde atrás. La chica se giró y le guiñó un ojo.

-Harry, tu vista es realmente fatal, -dijo Hermione, mientras se ponía las gafas.

Una vez vestidos, los falsos Harry tomaron equipaje y jaulas de lechuzas, cada una contenía una esponjosa lechuza nevada, del segundo saco.

-Bueno, -dijo Moody, cuando al fin siete Harrys vestidos, con gafas, y cargados de equipaje le miraron-. Las parejas serán las siguientes: Mundungus viajará conmigo, en escoba…

-¿Por qué yo contigo? -gruño el Harry más cercano a la puerta trasera.

-Porque tú eres el que necesita vigilancia, -gruñó Moody, y estaba claro, su ojo mágico no se despegaba de Mundungus mientras hablaba-. Arthur y Fred…

-Soy George, -dijo el gemelo al que Moody estaba señalando-. ¿Ni siquieras puedes diferenciarnos cuando somos Harry?

-Lo siento, George…

-Como me quedaba con tu varita, en realidad soy Fred…

-¡Ya basta de liarla! -ladró Moody-. El otro… George o Fred o quienquiera que seas… tú con Sirius. La Señorita Delacour…

-Yo llevo a Fleur en un thestral, -dijo Bill-. No le gustan mucho las escobas.

Fleur se acercó para ponerse a su lado, lanzándole una mirada sentimentaloide y servil. Annie no supo como sentirse al respecto.

-La Señorita Granger con Kingsley, de nuevo en thestral…

¡Lo que nos deja a tí y a mí, Ron!, -dijo Tonks alegremente, golpeando un soporte de papel de cocina mientras saludaba hacia él. Ron no parecía tan complacido como Hermione.

-Y tú conmigo, Harry. ¿Te parece bien? -dijo Hagrid, que parecía un poco ansioso-. Iremos en la moto, las escobas y los thestrals no pueden con mi peso, ya ves. No hay mucho espacio en el asiento conmigo, así que tendrás que ir en el sidecar.

-Genial, -dijo Harry, no muy sinceramente.

-Creemos que los mortifagos esperará que vayas en escoba, -dijo Moody, que pareció suponer lo que Harry estaba sintiendo-. Snape ha tenido tiempo suficiente para contarles de ti lo que nunca antes ha mencionado, así que si topamos con algún mortifago, apostamos a que escogerá al Potter que parecezca a gusto en la escoba. Todo bien entonces, -siguió, atando el saco con la ropa de los falsos Potters y abriendo camino hacia la puerta-. Faltan tres minutos hasta la hora en la que se supone que debemos salir. No servirá de nada cerrar la
puerta trasera, no mantendrá fuera a los mortifagos cuando vengan. Vamos…

Salieron al patio delantero. Todos montaban en escobas o se subían a Thestrals en el caso de Fleur y Hermione.

Un Harry se acercó a ella, y la chica lo miró con una ceja alzada.

-¿Eres mi Harry o uno de sus escalofriantes copias? -bromeó. El azabache rodó los ojos divertido.

-Tú Harry, Ann -respondió con una risa que borró casi instantaneamente- ¿cómo te irás tú?

-Blaise, Theo y yo tenemos un traslador que Moody acaba de hacer. Nos llevará cerca de la Madriguera.

-¿Estas segura?

-Completamente.

Harry miró al suelo y suspiró, asintiendo. Annie tomó su rostro y lo levantó dándole un beso.

-Te esperaré allá, ¿de acuerdo? No me dejaron ir en la misión porque bueno.. soy tu novia y dijeron que podrían reconocerme. ¡Hasta Sirius se mostró de acuerdo en que no participara!

-Debo agradecerle después -murmuró. Annie bufó.

-Cuídate, ¿si? Te amo -susurró la castaña. Harry la besó una vez más.

-También te amo.

Se separaron y Harry fue hasta Hagrid, sentándose dentro del Side car. Annie suspiró y todos salieron de ahí a la misma señal, a la vez que los tres sentían como el traslador los transportaba.





holaaas

sí, ya sé, ¿qué hace Lux actualizando a estas horas?

bueno, es que de babosa yo, actualicé wattpad, y desde que lo hice, no me aparece ningún comentario en la sección de noticias, ni actualizaciones de historias ni nada y estoy como i want to kill me

así que dije, bueno a lo mejor es el baboso de wattpad, pero si ya no me aparecen sus comentarios, me fregué y es mi wttp :((

so, si no respondo a algo, culpen a wattpad que la caga en todo:)

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