35. La antesala de la lucha

7.4K 849 735
                                    

-¿Dónde estamos?

-¡La Sala de Menesteres, por supuesto! -dijo Neville-. Se superó a si misma, ¿verdad? Los Carrow me estaban persiguiendo, y sabía que tenía solo una oportunidad de encontrar un refugio: ¡Me las ingenié para encontrar la puerta y esto fue lo que encontré! Bueno, no era exactamente así cuando yo llegué, era mucho más chica, había solo una hamaca y los tapices eran todos de Gryffindor. Pero se fue expandiendo a medida que iban llegando más integrantes del ED.

-¿Y los Carrow no pueden entrar? -preguntó Harry, mirando alrededor buscando la puerta.

-No, -dijo Seamus Finnigan, a quien Annie no había reconocido hasta que habló: El rostro de Seamus estaba amoratado e hinchado-. Es un refugio apropiado, siempre y cuando uno de nosotros permanezca dentro, no pueden llegar a nosotros, la puerta no se abre. Todo gracias a Neville. Realmente entiende esta habitación. Tienes que pedir exactamente lo que necesitas... como por ejemplo, "No quiero que ningún partidario de los Carrow sea capaz de entrar"... ¡y lo hace para ti! Solo tienes que asegurarte de ser preciso y prestar atención a los detalles. ¡Neville es genial!

-En realidad es bastante sencillo, -dijo Neville modestamente-. Había estado aquí alrededor de un día y medio, estaba realmente hambriento, y deseando conseguir algo de comer, y ahí fue cuando el pasadizo hacia Cabeza de Puerco se abrió. Lo atravesé y conocí a Aberforth. Nos ha estado abasteciendo de comida, porque por alguna razón, esa es realmente la única cosa que la habitación no fabrica.

-Si, bueno, la comida es una de las cinco excepciones a la Ley de Gamp sobre Transfiguración Elemental, -dijo Ron para asombro de todo el mundo.

-Así que nos hemos estado escondiendo aquí durante casi dos semanas, -dijo Seamus-, y simplemente fabrica más hamacas cada vez que necesitamos espacio, y hasta hizo brotar un baño bastante decente cuando empezaron a venir chicas...

-... ya que a ellas les gusta asearse, verdad, -añadió Lavender Brown.

-No obstante, cuéntanos qué has estado haciendo, -dijo Ernie-. Ha habido tantos rumores, hemos tratado de seguirte el rastro con Potterwatch. -Dijo apuntando
hacia la radio inalámbrica-. ¿No irrumpiste en Gringotts?

-¡Lo hicieron! -dijo Neville-. ¡Y lo del dragón también era cierto!

Hubo unos pocos aplausos e incluso algunos gritos; Ron hizo una reverencia.

-¿Qué estaban buscando? -preguntó Seamus ávidamente.

Annie vio por el rabillo del ojo la mueca de dolor que hizo Harry, girándose de espaldas a los demás. Se acercó a él y lo abrazó, juntando sus frentes.

-¿Todo bien? -preguntó Annie después de unos minutos.

-Él lo sabe -murmuró Harry separándose y dándole una mirada. Annie sintió un nudo en su garganta-. Es necesario que nos pongamos en marcha, -dijo, y sus
expresiones le dieron a entender que habían comprendido.

-¿Entonces, que vamos a hacer, Harry? -preguntó Seamus-. ¿Cuál es el plan?

-¿Plan? -repitió Harry. Estaba empleando toda su fuerza
de voluntad para evitar ser arrastrado nuevamente por
la furia de Voldemort: Su cicatriz aún ardía-. Bueno, hay algo que Ron, Hermione, Annie y yo debemos hacer, y luego nos largaremos.

Ya nadie se reía ni alentaba. Neville se veía confundido.

-¿Qué quieres decir con "nos largaremos"?

-No hemos venido a quedarnos, -dijo Harry, frotándose la cicatriz, tratando de aliviar el dolor-. Hay algo importante que debemos hacer...

-¿Qué?

Annie y las Reliquias de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora