41. No puedes dejarme

9.7K 1K 2.1K
                                    

-Harry, no -exclamó Annie horrorizada.

-No lo escuches -dijo Ron.

-Todo irá bien -recalcó Hermione, con firmeza- Sólo... volvamos al castillo, si ha ido al bosque necesitamos otro plan...

La chica miró el cuerpo de Snape, y luego se apresuró en ir hacia la entrada del túnel. Ron fue detrás de ella. Harry recogió la capa de invisibilidad, y luego miró a Snape. Annie tragó el nudo en su garganta y junto a Harry, salieron de ahí. Se juntaron en su regreso por el túnel, sin que ninguno de los cuatro hablara.

Pequeños trozos de algo parecían estar esparcidos en el frente del castillo. Faltaba una hora más o menos para el amanecer, y aún así todo estaba en completa oscuridad. Los cuatro se apresuraron a ir hacia los escalones de piedra. Un perro solitario, del tamaño de un bote pequeño, yacía frente a ellos. No había ninguna señal de Grawp o de su atacante.

El castillo estaba inusualmente silencioso. No había destellos luminosos, ni explosiones, gritos o
exclamaciones. Las gárgolas de la desierta entrada estaban salpicadas de sangre. Aún había esmeraldas
esparcidas por el suelo, junto con trozos de mármol y madera astillada. Parte de las barandillas había sido destrozada.

- ¿Dónde estarán todos? - susurró Hermione. Ron iba el primero en su camino hacia el Gran Comedor. Annie se detuvo en el umbral.
Las mesas de las Casas ya no estaban, y la habitación estaba repleta. Los sobrevivientes se mantenían abrazados en grupos. Los heridos estaban siendo tratados por Madam Pomfrey y algunos ayudantes en una plataforma.

Firenze se encontraba entre los
heridos, emanaba sangre de su costado, y se sacudía desde donde estaba tendido, incapaz de ponerse de pie.

Los muertos se encontraban en una fila en el medio del salón. Annie sentía un enorme nudo en su garganta. No podía ver el cuerpo de Percy, ya que su familia lo rodeaba.

La señora Weasley; tendida sobre el pecho de Percy, temblando incontrolablemente. El señor Weasley le acariciaba el cabello, mientras las lágrimas caían de sus ojos.

Annie sintió sus propias lágrimas caer. Amortiguó un sollozo contra su manga. Se acercó con pasos vacilantes y observó como una cabellera rubia se abrazaba de Ron. Daphne. Annie no sabía en qué momento había llegado.

Blaise, Theo y Draco se aproximaban con pasos vacilantes. Estaban llenos de moretones, tierra y cortes. Annie soltó un sollozo y se abalanzó sobre ellos, sumamente aliviada de que estuvieran bien.

Los tres la abrazaron con fuerza.

-Me alegro que estén bien -susurró.

-Yo también -susurraron de vuelta. Unos pasos se escucharon ir hacia ahí y Annie se giró.

El cuerpo de Annie pareció volver a respirar cuando su padre entró al Gran Comedor cojeando un poco.

-¡Papá!

Sirius levantó la vista y apenas tuvo tiempo de decir algo cuando Annie se abalanzó sobre él. Se permitió llorar todo lo que se había guardado desde que todo había empezado. Sirius no parecía estar mejor, pero aún así acariciaba su cabello.

-Tonks murió.

Annie ahogó una exclamación y sus sollozos volvieron con más intensidad. No supo cuánto tiempo estuvo llorando, sólo que ahora su padre se había sentado junto a ella en un banco mientras la abrazaba.

Cuando sintió sus ojos hinchados, conjuró un Tempus. Quedaban veinte minutos para que la hora se cumpliera. Hacía rato que tenía una extraña sensación de dolor en el pecho, y la estaba ahogando.

Annie y las Reliquias de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora