Diario de una aprendiz

By paulina-ignacia

37.4K 1.1K 76

nuevo capitulo More

sinopsis
capitulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 7
Capítulo 8
Capitulo 9
DICCIONARIO DE BDSM
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21

Capítulo 6

1.5K 49 1
By paulina-ignacia

Llevaba mis auriculares puestos, la canción de Katy Perry sonaba con “Part of My”, en este momento adoro el coro de esta canción…

“I just wanna throw my phone away
Find out who is really there for me
You ripped me off, your love was cheap
Was always tearing at the seams
I fell deep
You let me down
But that was then and this is now
Now look at me…

This is the part of me
That you're never going to ever take away from me, no
This is the part of me 
That you're never going to ever take away from me, no
Throw your sticks and stones
Throw your bombs and your blows
But you're not going to break my soul
This is the part of me 
That you're never going to ever take away from me, no…”

Por supuesto, es la parte de mí que nunca te llevarás de mí.

Debo mencionar que no he dormido ni una mierda en el avión, seguro que tengo los ojos hinchados, muero de sueño. 

Lamentablemente el avión demoro cuatro horas en hacernos llegar a Londres. En Bali despegamos recién cuatro horas después del medio día. Obviamente se lo dije a Ji, me llamo apenas cuando pasaron treinta minutos después del vuelo de las once de la mañana, sabe que no podemos recibir ni hacer llamadas una vez que se haya realizado el vuelo. 

El causante de mi desgaste físico en el avión es Dante… viajó con nosotras desde Bali y se dio el descaro de sentarse junto a nosotras. Estoy segura que Ji va a matarlo cuando lo vea junto a mí, y justamente de eso tengo miedo… no quiero que ensucie sus manos.

Habíamos embarcado justo hace quince minutos. Tome mis cosas y salí disparada, justo antes me despedí de Maggy, pero la gente en la entrada del avión no me dejo avanzar, así que ambos me alcanzaron. Obviamente no me saqué los audífonos. No quería escuchar a Dante en nada. 

Cuando salimos, veo la figura de Ji esperándome. Me emociono de tan solo verlo y pensar que espero cuatro horas por mí, ¿Qué hombre hace eso? 

Al verme sonríe como un niño, pero sé que su sonrisa se distorsionará en cinco segundos. Aquellos segundos que aparece Dante tras de mí. Y así lo hace. Veo que su mandíbula se aprieta, sus ojos cambian a unos más terroríficos, él en sí esta enojado… tengo que hacer algo para que no salte como una bestia sobre Dante, y tengo la idea perfecta… 

A medida que nos acercamos Ji tiene los puños cerrados. Relamo mis labios y lo saludo.

-Hola cariño. –sé que no me ve porque esta observando como felino a Dante, así que me lanzo a sus labios para besarlo. No me responde como quisiera, pero lo rodeo con mis brazos y siento su mano en mi cintura. Rozo mi lengua en sus labios cerrados y de inmediato los abre, el choque con su lengua es exquisita y… demonios, quiero que me tome aquí mismo. 

Finaliza el beso y suspira, pega su frente a la mía y yo abro los ojos. –Hola… -me dice. Sus ojos están felices ahora.

-Vaya… -escuchamos a Dante decir. –No sabía que así se saludaban. 

-Dante. –dice Ji sin despegarme de su lado. –Tanto tiempo. 

-Dos años fueron suficientes. ¿La has disfrutando Ji Yong? –sé que Ji es capaz de golpearlo. Pero también sé que es capaz de ser civilizado y derribarlo con alguna palabra inteligente. Si hace lo primero, le agradecería, pero si hace lo segundo, quedaría defraudada. 

-¿Suficientes en qué? –responde. –Annie y yo siempre estuvimos juntos Dante, no sé como no te has dado cuenta. –eso hace que él me vea directamente a los ojos. Los ojos verdes de Dante a veces son intimidantes, pero como ahora tengo a Ji de mi lado puedo sonreír gloriosamente.

-No fuiste el único que jugó a dos bandos campeón. –digo y enlazo mi mano con la de Ji. –Las mujeres también hacemos dos cosas a la vez, incluso tres. –el plan que se me ocurrió esta saliendo a la perfección. Doy media vuelta y arrastro a Ji conmigo, él no quiere moverse pero le digo que muero de sueño, incluso le digo que quiero que me invite a su casa. Si, soy descarada. Pero solo quiero sacarlo de aquí. 

Cuando llegamos al estacionamiento no me suelta la mano, de hecho, la ha apretado todo el trayecto hasta acá.

-Vas a amputarme la mano. –le digo en modo divertido, pero siquiera voltea a verme. –Ji Yong, ¿Puedes soltarme?

-¿Cariño? –me pregunta y ahora me ve a los ojos. Esta enojado. -¿Me utilizaste Ann?

-No, yo… bueno. 

-Me utilizaste. –dice asintiendo y a la misma vez que me suelta la mano. –Eres increíble. –rodea el auto y se sube, yo me quedo abajo junto a mi maleta, la cual arrastre hasta aquí sin que Ji me ayudara. ¿Dejará que me suba? Sé que esta molesto. 

Esta absolutamente concentrado en otra cosa, sus ojos están mirando hacía abajo, yo aprovecho ese momento para escabullirme e irme de ahí. Sé que no me vio, pero también sé que tan solo se de cuenta de que no estoy en donde me vio la última vez vendrá aquí y me arrastrara con él. 

Simplemente lo sé.

Siempre lo ha hecho así. 

Nunca se ha enojado conmigo y si lo ha hecho, jamás me ha dejado de hablar. Joder conmigo. Se enojara mucho más y yo seré una tonta… volteo para devolverme y quedar donde estaba antes, pero él ya esta detrás de mí. 

Me da mucha pena y siento que voy a partirme llorando si me queda viendo de esa manera.

-¿Dónde crees que vas? –me dice con voz autoritaria. 

-Había olvidado que venías en tu Dogde. –miento. 

-Sube Annie. Dame tú maleta, yo me encargo. –siento el pecho apretado, quiero llorar. -¿Annie?

-¿Por qué me dijiste que era increíble? –sus ojos me ven, ahora me ven a mí. En mi interior.

-Oh no, por favor no llores. –se acerca y me abraza. –No lo dije de manera reprobatoria. Solo lo dije porque en verdad eres increíble. Hacerle creer que lo engañabas conmigo durante dos años. Eso es realmente increíble. 

-No hablemos de esto por favor. No más.

-Si, nena. –susurra lo último y cierro los ojos. -¿Tienes hambre? –asiento. –Y también tienes sueño. Tus ojos te delatan. Vamos. 

-Ji. –me separo de él con los ojos llenos de lágrimas. –Tú eres el increíble. –sonríe y besa mi nariz.

-Vamos moquienta. –toma mi mano y con la otra arrastra mi maleta. -¿Qué llevas aquí… piedras? 

-Si. Las traje de recuerdo desde Bali.

-No sé porque te creo. 

-Con qué aquí estaba mi polera gris.

-¿Tú polera? Querrás decir MI polera. –dije tumbándome en el sillón, aquel sillón que me encanta. -¿Dónde compraste este sillón?

-En algún lugar, no te diré el nombre.

-¿Por qué?

-Porque te gusta mi sillón. –quede viéndolo mientras fruncía mis ojos. –Si te digo el nombre del local donde lo compre no será este tu favorito. 

-Si comprara uno igual este seguirá siendo mi favorito. –sus ojos quedan viendo mis piernas… a medida que sube, mira mis muslos… sube más, mira mis pechos. Sigue subiendo mira mis labios… y mis ojos.

-Promételo. –alzo mi mano como niña exploradora.

-Lo prometo, palabra de exploradora.

-Nunca fuiste exploradora, mucho menos scaut.

-¿A si, como sabes?

-Ni tu madre, ni tu abuela tienen nada tuyo que sea scaut. Mucho menos tú. –arqueo mis cejas. –Soy bastante curioso y observador. 

-Si, como ahora. –me mira a los ojos impresionado. –Deja de ver mis tetas Ji Yong. Pareces adolescente. –dije de manera sarcástica. –Esta rico esto, ¿Qué es?

-Le llamo, comida de sobra y reciclada para Gaho. –abrí mis ojos y deje de masticar. –Es broma. –sonrió. 

-Que bien come Gaho, ¿Dónde esta?

-Afuera.

-¿Por qué esta afuera? –chillé y me levanté para ir a buscarlo. -¡Que mal dueño eres! –grite a medida que me alejaba. –Gaho… ¿Gaho? Cachorrito, pequeño… ¿Dónde estas bebé? Soy Annie, ¿Recuerdas quién soy? Gaaaaaaho… ¡Perro! –grité. -¿Dónde te escondes hijo de perra?

-Annie… -me dijo Ji mientras se acomodaba en una de las sillas. 

-Ni se te ocurra encender ese cigarro. –dije. –Además Gaho es hijo de perra. ¿No lo pario una? –pregunté levantando una ceja. 

-Tu forma de decirlo es exquisito. Estas de suerte cuando le hablas así a mi perro. 

-¿Suerte porqué? –se encogió de hombros e inhalo el cigarrillo. –No te dije que no encendieras esa cosa.

-Prepárate. –me dice.

-¿Para qué?

-Para sentarte en mis piernas Annie, estas descalzas y estas afuera.

-¿Y qué? –frunció sus labios e hizo un ruido raro. 

De la nada Gaho aparece y me asusta, doy pasos hacía atrás y tropiezo… pienso que mi aterrizaje será de culo al suelo pero no. Ji Yong me sujeta y caigo en sus piernas.

¡Estoy sentada en sus piernas!

-¿Lo ves? Estas de suerte.

-Que gracioso. –digo e intento reincorporarme pero… ¡Pero qué! 

¡Me deja boca abajo! Me siento como una niña pequeña, aquella niña que se portó mal y que su papá o mamá la acuesta en sus piernas y le dará palmadas en el culo por ser mala.

-¿Has sido mala? –me pregunta.

-¿Qué rayos te pasa Ji?

-Solo responde… 

-No.

-¿No? –acaricia mi muslo y me da una palmada.

-¡Ah! ¿Pero que mierda?

-¡No has sido buena! –tira el cigarrillo y veo a Gaho que se acerca a Ji. –Vete. –ordena y Gaho se retira a su escondite. Intento reincorporarme nuevamente apoyándome con mis manos en sus piernas pero tira de mis muñecas sujetándome con una de sus manos. -¿Quieres escaparte? –me siento… ¿Excitada? 

-Ji Yong. –me quejo, pero mi queja suena a jadeo… ¡Rayos!

-¿Quieres que te folle por ser mala Annie… O quieres frustrarte por no llegar a tu orgasmo?

-Quiero que me digas que rayos te pasa… ¿Cuál es tu problema?

-Tú eres mi problema Ann. –gruñe.

-Suéltame Ji. –ordeno, pero me escucho a mi misma y no quiero que lo haga. Mi voz dice que me suelte pero también dice que no. 

-Olvídalo nena… -su voz es ronca, más baja. –Voy hacer ambas. –termina. –Pero primero… -con su mano libre acaricia mi muslo. –Voy a prepararte y dejarte el culo rojo.

-No. –me muevo y siento una palmada. -¡Au! ¡Duele estúpido! –siento una segunda y sigo quejándome. Tres, cuatro, cinco. -¡Basta! –seis. -¡Oh por dios! Me duele… -siento impotencia porque no me hace caso, e incluso quiero llorar. –Por favor Ji Yong. –sollozo. –No me hagas daño. –mi voz se quiebra y lloro. Me ha dolido el culo y siento ardor.

-Annie. –escucho y me suelta las muñecas. Me levanto como puedo y tira de mí. 

-¡Déjame! –caigo sentada nuevamente y me abraza. No sé porque pero me acurruco como niña en su pecho. 

-Lo siento.

-¡Idiota! Eso me ha dolido. –me abraza más fuerte y creo que ahora sé que me gusta sentir su aroma, amo oler su perfume. Dios, ¿Qué me esta pasando? No me gusta el humo del cigarro y él hace que huela perfecto. –Apestas. –digo y me alejo de su pecho. –Quiero irme a casa. 

-Es tarde. –me levanto y no suelta mi mano. –Quédate. –me limpio la nariz con la palma de la mano libre y no sé ve ni se escucha nada femenino. –Por favor, quédate.

-Acabas de dejarme el culo rojo y quieres que me quede. 

-Quédate. –me insiste y ve mis ojos. –No llores. –se pone de pie y quedamos viéndonos. Aprieto mis labios y por un momento mi amigo me da miedo. 

-¿Qué te ha ocurrido?

-Nada. –responde bajando la vista. –Solo que he estado leyendo un poco. 

-¿Leyendo cosas sádicas? –me mira nuevamente, pero vuelve a bajar la vista. -¿Qué pasa contigo? –arrugo mi entrecejo y me voy adentro. 

Camino y camino, a veces la casa de Ji Yong parece laberinto. Tiene un amplio patio con piscina, y ante jardín con estacionamiento de subterráneo gigante en lo cual caben casi cuatro autos, y digo casi para quienes si saben estacionar. Para entrar a la casa debes subir una escalera la cual te lleva al living y comedor, incluido cocina, tiene escaleras que llevan a las habitaciones y a la sala de estar –mi favorito- donde tiene chimenea y un ventanal enorme que hace que veas la ciudad, allí hay sillones cómodos donde puedes dormir una siesta si quisieras. Y el sub-techo, el espacio favorito de Ji. La casa cuenta con balcón, tres habitaciones, un despacho que queda cerca del balcón, una biblioteca y una sala de juegos donde hay una mesa de pool y video juegos. 

La casa en sí esta decorada con madera y mármol. Hay unos libros de aventuras, biografías y fantasía dispersos por la casa. 

Afuera, como dije antes, una piscina larga que va desde los metros cincuenta hasta dos metros. Hay terraza con mesa y sillas, incluso un sillón mecedor. Es una casa muy acogedora si tuvieras una familia. Hay decoraciones de cuadros pintados por él mismo y unos otros hechos por mí –son nada más y nada menos que garabatos que hice con mis dedos- a él le gusto y se lo quedo. Fotografías de su familia, padres y hermana. Una fotografía de nuestro curso de la universidad, algunos otros de paisajes, fotos con Gaho y mías. Tiene mucho de nuestras fotos.

-¿Te irás? –me dice una vez que me encuentra observando las fotografías. 

-No. 

-Lo siento de verdad.

-Cállate. –lo dije para que no se sintiera más mal de lo que ya se siente. Conozco sus sentimientos y no es capaz de hacerme daño. Pero lo hizo, y me gusto lo que sentí. 

-¿Aun sigue en pie lo de experimentar sobre BDSM? –volteo viéndolo y tiene sus manos en los bolsillos. –Solo pregunto. –se defiende antes de que lo ataque. No digo nada y sigo mirando las fotografías. 

-Te traje un obsequio desde Bali. –respondo cuando veo nuestra foto en el mismo hotel hace dos años. 

-¿A mí? –lo miro nuevamente y tiene expresión de niño sorprendido. 

-Si, no hay nadie más aquí o si. –baja la mirada como si lo hubiese reprochado. Desde que entré me cruce de brazos y no he cambiado de pose. Camino así hasta la habitación y él me sigue. 

-¿Estas enojada Ann?

-No quiero hablar de lo que pasó, por un momento te desconocí Ji Yong. No preguntes más y ya no te sientas mal. 

-Te hice daño. –responde. 

-Si. Pero ya no quiero hablar de ello. Me asuste. –susurro.

-No fue mi intención… solo que… -lo miro mientras tomo el obsequio, no sabe como expresarse, es primera vez que lo veo así. Primera vez de hace dos años más o menos. –No me controlé. Me dejaste sin avisar. No sabía nada de ti. Aparte llegas con Dante.

-Te dije que lo dejarás. –arrugo mi entrecejo. –Toma. –estiro las manos ya que son dos obsequios. 

Los recibe y queda sorprendido. -¿Dos? –alza la vista y tomo una foto. Parpadea por el flash. 

-Día uno. –digo. –Ábrelos. –queda viéndome como si tratara de leer mi mente. Se sienta en la cama y abre el más grande. Parece un niño. 

-¿Una Nikon? 

-Si, venía con esta. –le muestro mi cámara. –Es profesional. Pensé en ti cuando la vi. Te gusta tomar fotografías. –sus ojos brillaron. –Además… -le quito la otra caja. –Este te gustara más. –abro la caja y se la muestro.

-¡Annie! –se sorprende al ver el reloj que él quería. –No debiste. –dice, pero sé que es la sorpresa.

-Venga, póntela. 

-Por dios. 

-Pareces nena. –me refería a niña. –No sabía que los hombres hacían las mismas caritas que nosotras. 

-Me has sorprendido, enserio.

-Yo te sorprendo y te doy obsequios… y tú… me das palmadas.

-Annie. –tiene voz de frustración. 

-Pero ya… se me quito el dolor. 

-Lo siento. 

-No importa. Iré a leer un rato.

Subo las escaleras con mi notebook y me ubico en la sala de estar, abro el ventanal y dejo que entre el viento. Son cerca de la media noche y el viento que llega es fenomenal. Por un momento quedo pensando en lo que paso y estoy lubricada. Me siento excitada, muy excitada. Pero ese comportamiento de Ji solo se debe a una cosa… he leído sobre ello. Cierro los ojos y el aroma a café me llega a las narices.

Ji ingresa con una bandeja de café y una torta de chocolate, además hay jugo de naranja. 

-Voy a engordar. –digo. 

-No es para ti, voy hacerte compañía.

-¿Bromeas? La admisión y el acceso aquí es con comida. –sonríe. –Dame la mitad al menos. 

-Vas a engordar.

-No. ¿Me darás?

-Todo lo que quieras. –se sienta a mi lado y me siento completa. -¿Te duele aun?

-La alfombra es blanda, pero tuve que ponerme un cojín.

-Toma. –me pasa una pastilla. –Es para la inflamación. 

-¿Quién me dice que no es una píldora de--- ¡Joder! –me levanto de golpe y corro hasta mi maleta. Mi píldora de las nueve. Si quieres sexo y no bebés, píldoras a la hora. Regreso en menos de un minuto y Ji se quedo como lo deje. –Mi píldora. –dije viendo su expresión. 

-¿Has pensado en las inyecciones?

-No me drogo.

-Ann… -suspira. –Anticonceptivos.

-Ah, no. He tomado píldoras toda mi vida.

-Hace cinco años, casi seis. –lo miro de reojo. Él suspira. -¿Vas a contarme lo de Dante?

-¿Tendría?

-Te conozco. Conozco tu expresión y lo del aeropuerto solo fue para sacártelo de encima Annie. ¿Qué te dijo en Bali?

-Nada… solo que quería recuperarme.

-¿Qué hace aquí? –quede viéndolo. 

-Será nuevo profesor de literatura en la universidad. 

-¿En cuál… ¡No me digas qué! –asiento. 

-Me enteré de que Robbie lo contacto, le dijo que ambos estábamos aquí en Londres y que trabajábamos en la universidad y… 

-Se vino a jodernos. Perfecto.

-Solo ignóralo.

-Entonces era él.

-¿Él que?

-El académico nos dijo que se unía un profesor nuevo. 

-Era profesor en Bali. –dije. Alargue la mano y me tome la píldora que me dio Ji. -¿Podrás ignorarlo? –ladeo mi cabeza y lo miro a los ojos.

-¿Podrás ignorarlo tú? –esa es una gran pregunta. ¿Podré hacerlo? –Joder. –dijo cuando no respondí. Se levanto y me dejo allí. No regreso más. 

Continue Reading

You'll Also Like

976K 86K 43
Emma Brown es una chica que desde niña supo que todos los hombres eran iguales. Cuando creció se permitió salir con ellos pero dejando los sentimient...
59.6M 1M 12
Sinopsis Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida, mucho, casi se puede decir que demasiado. Un alma libre, al menos así se definiría el...
343K 24K 35
Las mentiras envenenaron los corazones de aquellas dos personas malditas. Lu va en su 4to año en Hogwarts. Parecía que su vida iba normal, claro, su...
997K 44.9K 53
¿Como algo que era incorrecto, algo que estaba mal podía sentirse tan bien? sabíamos que era un error, pero no podíamos estar sin el otro, no podíamo...