Capítulo 5

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Me amanecí con un dolor horrible en el estomago.

Primero, al llegar al aeropuerto demore mucho en encontrarme con Maggy, eso me hizo sentir calambres y mucho nervio.

Segundo, cuando iba a subir al avión Ji me llama y para variar –y como fuera de película- alcanzo a responder pero la batería se va.

Tercero, la azafata nos ofreció whisky y demás alcohol. Bebí cuatro sin parpadear y eso me produjo revoltijo. 

Vomité en el avión. 

Después, cuando llegamos al hotel de Bari, nuestras habitaciones aun no estaban listas, y juro que me urgía ir al baño. 

Pude dormir cerca de tres horas y a saltos, evacuaba por ambos lados. Luego Maggy fue a despertarme con un desayuno para enfermo, un té para el estomago, quesillo y galletas, además del jugo. 

-Nada de café.

-Necesito cafeína.

-Olvídalo, el doctor así lo dijo. 

-¿Qué más te dijo? –mire a Maggy. Ella es mi amiga, mi guardadora, mi protectora, niñera… y todo lo que se puede decir. Cuando salimos juntas siempre me cuida. Me gusta mucho como es ella. Es italiana, ojos enormes y de color miel. Su piel es mucho más oscura que la mía. Diría que yo soy pálida, ella es trigueña. Cuerpo italiano, con senos no muy chicos ni grandes, cintura media, y gigantes y largas piernas. Es mucho más alta que yo. Su pelo es hasta los hombros y en ondas. El mío también es así pero soy baja y mi pelo un poco más arriba de la cintura. Mis ojos son café, pechos normales, caderas –por parte de mamá- gruesas, piernas gruesas. Pero soy baja. Cuando uso tacones mis piernas se ven largas. 

-Dijo que sufriste un ataque de colón. –abrí mis ojos. Mi abuela materna sufre de eso. –Comes muchas cosas Annie, deberías descansar tu estomago por la estadía aquí.

-De acuerdo. Pero te advierto que estaré de mal humor. 

-Lo sé. Recuerda que esta noche es la cena y mañana la ceremonia. Podremos irnos el jueves en la tarde y estar el viernes a medio día en Londres. 

-Casi cuatro días fuera.

-Si. ¿Por qué?

-¿Cargaste mi teléfono?

-Eso fue lo que te escuche decir, esta en la bandeja. 

-Sei un tesoro. –me exprese en italiano. –Ahora, ¿Podrá esta cosa llamar hasta Londres?

-¿Tienes que llamar a tu madre?

-No, a mi amigo. No alcance a hablar con él en el aeropuerto. –marque su número y pegue el auricular a mi oído mientras bebía jugo… “No tiene saldo disponible” –Oh, perfecto. No tengo saldo.

-Si quieres te presto el… se descargo. 

-Lo llamaré cuando bajemos, quizá me presten el teléfono en recepción. Solo es una hora de diferencia. –comí las galletas con el queso. Bebí lentamente el té. -Bien. Iré a ducharme. 

-Descansa cinco minutos. Solo cinco.

-Bien. –Maggy se presentó en mi apartamento cuando puse un aviso de que necesitaba una traductora. Hace más o menos un año me inscribí para ser asistente en los seminarios y dar mi opinión. Me refiero a ser audiencia, ni yo misma puedo asistirme. Así que deje un aviso, Maggy había llegado hace tres meses a Londres y necesitaba el trabajo. De allí que somos amigas y buenas confidentes. 

-¿Cómo esta Ji Yong?

-Gruñón como siempre. –en esa misma fecha los presenté a ambos, a ella le encanto de inmediato, pero Ji… fue directo y le dijo que no estaba interesado en ninguna mujer por ahora. 

Diario de una aprendizWhere stories live. Discover now