Capítulo 7

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Intente abrir los ojos, pero los tenía muy pesados. Sentí que estaba en el aire, o que volaba, ¿Me habré salido de mi cuerpo? 

Ladee mi cabeza en medio de la oscuridad y vi a Ji, sonreí y el me sonrió de vuelta. Volví a cerrar los ojos oliendo su perfume. 

Sentía mi cuerpo muy liviano en verdad y a la vez muy cansado, como si hubiese tenido tres orgasmos seguidos. ¿Me abre acostado con Ji? Eso no podría ser… ¿Tan cansada estaba? Lo habría sentido follándome. 

En ese momento me desperté de golpe y me senté en la cama mientras me cubría con el edredón, ¿Dónde mierda estoy? Esta no es mi casa, no es mi pared y mucho menos las cosas están como las mías. Me asuste y mire a todos lados reconociendo –entre sueño- el lugar. Mire a los pies de la cama y había alguien moviendo los pies. Subí más y vi por sobre las sábanas la curva de un trasero… subí más quien fuera que este a mi lado esta sin polera y con tatuaje. ¡Es Ji! Suspire aliviada, estoy en su casa y… en su cama. Estaba boca abajo abrazando la almohada y mirando al otro lado. 

Volví acostarme y cerré los ojos. Me destape y me voltee mirando el cabello oscuro de Ji, siempre ha sido hermoso. Estoy en el lado de él, siempre me ha gustado el lado izquierdo de la cama… ¿Se durmió en el lado derecho solo para darme en el gusto? 

Sonreí pensando en un sí a mi pregunta. Me puse de lado y lo abrace rodeándolo con mi pierna izquierda y abrazándolo con mi brazo izquierdo. Se removió incomodo, pero no lo solté y cerré los ojos nuevamente.

Desperté solo porque mi cuerpo lo necesitaba… moría de ganas de hacer pipí. Pero cuando abrí los ojos lo primero que me encontré fue con el rostro de Ji. Estábamos de frente, respirando el mismo aire. Mi cuerpo estaba recto, mi pie derecho con su pie izquierdo se tocaban al final de la cama. Mi mano derecha con su mano izquierda se rozaba debajo las sábanas. Y su brazo derecho me rodeaba. Sonreí al verlo dormir. 

Sonreí también al saber que no se despertó antes que yo y agradecí por haberlo visto dormir. Su rostro siempre ha sido de facciones suaves y delicadas, pero en estos momentos se ve como todo un hombre. Pero lo mejor de todo es que su rostro luce relajado, su boca entreabierta hace que sus labios se vean hermosos. 

Me moví un poco y su mano derecha reacciono y apretó la mía, también su brazo. Me apretó más a su cuerpo. 

-¿Dónde vas? –pregunto soñoliento y tratando de batallar con su sueño. 

-Al baño. –abrió un ojo y me inspeccionó. 

-Bien. –me sentí ligera y con sensación de abandono cuando quito su brazo de mi cuerpo, sobretodo mi cuerpo cálido por su abrazo de un momento a otro se sintió frío.

-Ya regreso. –susurre y me levante de la cama. Lo vi acomodarse nuevamente boca abajo mientras ocupaba la mitad de mi lado –su lado- de la cama. Por un instante creí ver que respiro la almohada en donde puse mi cabeza.

Anoche cuando llegamos me duche y de inmediato me puse el pijama, suerte que tenía mis accesorios, sino olería a él. ¿Por qué dije suerte? Sería emocionante oler a hombre. No, no a hombre, sino que a él… A Ji. 

Cuando salí del baño mire el reloj en la mesa de noche, eran las 09:37. ¡Temprano para mí! Joder, dormir en casa ajena hace que te despiertes temprano. Eche un vistazo al cuerpo de Ji y estaba casi moribundo sobre la cama. Así que me salí de la habitación sin hacer ruido y tomando un chaleco de Ji que tenía cerca de la puerta.

Baje las escaleras y fui a la cocina, afuera, Gaho hacía ruido mientras ladraba, seguramente tendrá hambre o se extraña que haya movimiento tan temprano. Ji Yong no suele levantarse temprano los fines de semana. Así que baje al patio con la comida de Gaho.

Diario de una aprendizWhere stories live. Discover now